HISTORIA DE LOS OVNIS Y LOS EXTRATERRESTRES (2 de 3)

Hoy toca conocer la historia de los ovnis a partir de los años 40. Esta es la segunda parte de esta serie, si quieres ver la primera, el enlace saldrá aquí arriba.

HISTORIA DE LOS OVNIS (Parte 5) Los años 40 y el Caso Roswell

En 1939 comenzó la 2ª Guerra Mundial, y Europa se sumió en el caos más absoluto. A finales de 1941, tras el ataque japonés al puerto estadounidense de Pearl Harbour, Estados Unidos decidió entrar en la guerra.

Durante este conflicto, muchos pilotos militares, sobre todo británicos, reportaron haber visto esferas luminosas volando junto a ellos. Nunca atacaban, simplemente parecían acompañar al avión un rato y luego desaparecían.

Estos fenómenos fueron denominados “Foo Fighters”, o Cazas de Fuego. Los aliados pensaron que sería algún arma secreta nazi, mientras que los nazis creían que sería algún arma secreta británica.

La teoría más aceptaba es que los pilotos vieron rayos globulares, un fenómeno asociado a las tormentas eléctricas que todavía no se conoce del todo bien. O quizás era un efecto similar a los fuegos fatuos o fuegos de San Telmo, de los que ya hablé en el vídeo de Magallanes. O sondas espías alemanas. No se sabe.

En esta época también se contaba el cuento de los gremlins, unas criaturitas que se dedicaban a sabotear la maquinaria de los aviones. Esto fue muy popular entre los pilotos de la RAF, y luego un ex piloto británico llamado Roald Dahl lo adaptó a cuento. Y luego salieron en la peli de The Twilight Zone, y en la saga de películas de los Gremlins y demás.

Pero quedémonos con los nazis, porque también existen historias muy locas de esta gente relacionada con los ovnis y los extraterrestres. Como ya he contado en alguna ocasión, algunos nazis tenían una obsesión enfermiza con el esoterismo, creando sociedades secretas como la Sociedad Thule o la Sociedad Vril, que reivindicaban la raza aria y demás locuras.

Dentro de estas sociedades destaca la Ahnenerbe, una especie de entidad educativa/arqueológica que buscaba investigar todas estas cuestiones. Fue esta Ahnenerbe la que financió en 1938, a Heinrich Himmler y a Ernst Schafer, para realizar una expedición al Himalaya y al Tíbet en busca del origen de la raza germana y de lo que quedaba de la Atlántida o de Shambala. Porque sí, algunos pensaban que venían de otro planeta o de una raza superior que antiguamente gobernaba la Tierra.

Y también en 1938 exploraron la Antártida, concretamente la Tierra de la Reina Maud. ¿Con qué propósito? Los conspiracionistas dicen que intentaban crear una base secreta para sus ovnis, aunque lo más seguro es que fuera para crear una estación ballenera para aumentar la producción de aceite de ballena.

En 1947, dos años después de final de la guerra, los estadounidenses llevaron a cabo la Operación Highjump, un grupo de maniobras militares de entrenamiento cerca de la Antártida. La leyenda dice que en realidad fueron a destruir los últimos reductos nazis que quedaban en aquel continente helado.

Pero… ¿los nazis tenían la tecnología para crear ovnis? Realmente no, pero desde luego lograron grandes avances tecnológicos con sus aviones a reacción, como el Messerschmitt Me 262… y con sus misiles, como el mítico misil balístico V2. Incluso podríamos hablar del Horten Ho 229, un prototipo creado por los hermanos Horten, el primer ala volante con motor de turbina a reacción del mundo.

Pero quizás el mayor mito de todos sea La Campana, o la Die Glocke, un supuesto dispositivo tecnológico nazi de alto secreto que tenía un motor de antigravedad y que volaba como si fuera un ovni. De todas formas, esto parece ser solo un invento de un autor polaco llamado Igor Witkowski.

Los estadounidenses también tenían sus aviones experimentales, como este en forma de disco llamado Vought V-173, o Flying Pancake, o su secuela, el Vought XF5U, o Flying Flap-jack. Aunque el uso de estos fue muy limitado, mucha gente pensó que sus vuelos de pruebas podrían haber dado origen a muchos testimonios de ovnis.

Tras el fin de la guerra, muchos científicos nazis fueron capturados tanto por los soviéticos como por los estadounidenses. Esto fue lo que se llamó Operación Paperclip. Destaca Werner von Braun, ingeniero alemán encargado de los V2 y que colaboró en el proyecto Apolo para enviar al hombre a la Luna.

Por cierto, esta combinación entre nazis y ovnis, y mitos urbanos de la Guerra Fría, siempre me ha molado muchísimo. De hecho, ya conté en otro vídeo que hace años escribí una novela muy loca que mezclaba la Atlántida, ovnis nazis, el Proyecto Filadelfia, Highjump, el Área 51… Bueno, y la última novela que estoy haciendo es un tecno-thriller medieval de aventuras ambientado en un mundo lleno de dinosaurios. No sé si alguna vez lograré publicar mis idas de olla, pero si a alguna editorial le interesa, aquí le dejo mi correo. Son putas locuras, pero al menos no tienen agujeros de guion.

Por cierto, también en futuros videos de historia voy a necesitar contratar a alguien que controle de animaciones 2D; after effects fundamentalmente. Todavía no sé qué estilo es el que busco, pero si os animáis, mandadme al email cosas que hayáis hecho y yo me lo miro.

En fin, volvamos a los Estados Unidos. En los años 40 la ciencia ficción estaba de moda, pero no tanto en el cine sino en radio, literatura y revistas, como puede ser Amazing Stories. Esta revista, cuyo editor era Raymond Palmer en aquellos años, publicó en 1945 un cuento a un tal Richard Shaver. Esta historia, titulada “I remember Lemuria”, hablaba de una poderosa civilización prehistórica que construyó ciudades avanzadísimas en cavernas terrestres, y que tenían un idioma protohumano llamado Mantong.

El problema es que se fueron de la Tierra por la radiación solar, y dejaron a sus descendientes, los Teros, que degeneraron en seres sádicos a los que llamaron Deros, que se dedicaban a secuestrar humanos para torturarles o comérselos y que usaban rayos para provocar pesadillas y esquizofrenia. Y según Shaver, estos Deros todavía secuestraban a gente en el metro o en las alcantarillas.

Este cuentito tuvo tanto éxito que impulsó sobremanera esta revista.

Otra revista importante fue Weird Tales, más centrada en la fantasía y el terror, y que es famosa por haber publicado los primeros relatos de H.P. Lovecraft. Este escritor de Providence murió en 1937 sin ser prácticamente conocido, pero sus amigos, también escritores, dieron a conocer su obra en los años 40 a través de una editorial creada por ellos: Arkham House.

Así la gente comenzó a conocer el subgénero de Horror Cósmico, un nuevo tipo de terror que se alejaba de historias de fantasmas o del satanismo para incluir elementos relacionados con razas alienígenas antiguas y monstruosas o la existencia de otras dimensiones. Gran parte de sus historias se enmarcaban dentro de los Mitos de Cthulhu, siendo Cthulhu su monstruo alienígena más famoso.

Ese mismo año, 1945, ocurrió el incidente del Vuelo 19. Cinco aviones militares estadounidenses desaparecieron frente a la costa de Florida de forma misteriosa. Hubo interferencias por la radio, la brújula se había vuelto loca… y buf, se desvanecieron y nunca les encontraron. Y encima, un hidroavión Mariner que fue a su rescate, acabó estallando en el aire y no hubo supervivientes.

Aquí comenzó a popularizarse el mito del Triángulo de las Bermudas. Unos decían que bajo aquel triángulo marítimo existía una base alienígena que derribaba aviones y hundía barcos que osaban pasar por allí. En realidad, el lugar es una de las zonas más transitadas del mundo, y no hay ningún misterio.

El incidente del Vuelo 19 se explica por un error del teniente Charles Taylor, que perdió el rumbo y se dio cuenta de su error demasiado tarde, cuando él y sus compañeros se quedaron sin combustible sobre el Atlántico. Accidentes de aviación de este tipo eran muy habituales, ya que no existía la tecnología de radares que tenemos ahora.

El 24 de junio 1947 ocurrió el considerado primer avistamiento moderno de un objeto volador no identificado. Este es el caso de Kenneth Arnold, un piloto privado que, mientras sobrevolaba el Monte Rainier, en el estado de Washington, afirmó haber visto 9 objetos inusuales surcando el cielo. Arnold estimó su velocidad en unos 2000 km/h, y los describió como platos de cocina. De esta descripción se acuñó el término “platillo volante” o “disco volador”. Pero esa forma como de boomerang… ¿no os recuerda un poco a los Horten? Yo ahí lo dejo.

Tras este hecho, Kenneth Arnold se hizo famoso colaboró en diferentes investigaciones para corroborar la veracidad de diferentes testimonios de gente que decía que también había tenido contacto con ovnis.

Raymond Palmer publicó su historia en Amazing Stories, y hasta envió a Arnold como reportero a la Isla de Maury, al sur de Seattle, donde dos trabajadores portuarios aseguraban que 6 ovnis con forma de donut les lanzaron como fragmentos de metal.

Arnold se entrevistó con dos militares de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la USAF, y estos examinaron los metales y dijeron que solo era aluminio, y que todo aquello parecía un timo. El caso es que pocos días después, esos dos militares, Frank Brown y William Davidson, se estrellaron con su avión de regreso a California y palmaron.

Aún así, el FBI concluyó que todo el tema había sido un montaje de una empresa de seguridad privada de Tacoma para acojonar a los propietarios que tuvieran casas de vacaciones en la zona y que los contrataran para vigilarlas en su ausencia.

Por su parte, uno de estos trabajadores del puerto, Harold Dahl, habló de que recibió la visita de un extraño tipo con un traje oscuro que le dijo que olvidara todo el asunto. A partir de este testimonio se popularizaría el tema de los Hombres de Negro, agentes secretos del gobierno cuyo objetivo era tapar cualquier incidente relacionado con ovnis y con aliens.

En las semanas siguientes comenzaron a reportarse cientos de nuevos avistamientos de ovnis por todo Estados Unidos, posiblemente debido a una histeria colectiva o a bromistas o a gente que quería hacer negocio con todo esto.

Destaca el engaño del platillo volador de Twin Falls, en Idaho. Allí, unos tipos dijeron que habían recuperado un platillo volador de 75 cm, y cuando el FBI fue a investigar, unos adolescentes confesaron que todo había sido una broma.

Y ahora tenemos que hablar del famosísimo Caso Roswell. Ocurrió el 2 de julio de 1947, apenas un mes después del avistamiento de Kenneth Arnold.

Parece ser que, en esa fecha, un ovni se estrelló en un rancho del estado de Nuevo México, y el granjero William Mac Brazel, testigo de la explosión, descubrió unos restos metálicos. Llamó al Sheriff, éste llamó al ejército, y pronto todo el lugar fue acordonado.

Los periódicos de la zona se hicieron eco del tema, sobre todo el Roswell Daily Record, que dijo que habían capturado un platillo volante, y la noticia corrió como la pólvora. Incluso se llegó a afirmar que se habían encontrado cuerpos de 3 seres humanoides.

Según la versión oficial, las descripciones de Brezel encajarían con los globos sonda que usaba Estados Unidos tanto para estudiar el clima como para espiar a la Unión Soviética, pues recordemos que estamos ya en plena Guerra Fría.  

En los años 90, cuando se fueron desclasificando archivos secretos, se investigó que aquel incidente tendría relación con el vuelo nº4 del Proyecto Mogul, un proyecto de alto secreto que pretendía utilizar globos a altas alturas para recabar información sobre la Unión Soviética y sus pruebas con bombas nucleares.

Esto es algo que tendría sentido, pues Roswell estaba en medio de varias zonas de pruebas. En White Sands se experimentó con misiles V2 alemanes… en los Laboratorios de Los Álamos se llevó a cabo el Proyecto Manhattan de Oppenheimer… y en el desierto de Alamogordo, en el Trinity Site, tuvo lugar la primera explosión nuclear de la historia, en julio de 1945.

También existen muchas teorías que dicen que la primera detonación nuclear de la historia fue la que “despertó” a los alienígenas, y a partir de entonces empezaron a espiarnos. Para seguir de cerca nuestros avances en armas.

Pero volviendo a Roswell, lógicamente, el gobierno de USA tenía motivos de sobra para lanzar una cortina de humo, y primero intentó impedir cualquier publicación relacionada con el asunto, pero cuando vieron que la gente decía que aquello fijo que era un ovni, se decidió dejarlo o incluso fomentarlo a escondidas. Y es que era mejor que todo el mundo se distrajera pensando que era un platillo volante que lo que en realidad era: una máquina para espiar a Rusia.

Así, el incidente Roswell se convirtió en una leyenda de la ufología. Todos los arquetipos y tópicos de este tema surgieron a partir de aquí. Que si los hombres de negro, que si el gobierno oculta tecnología extraterrestre, que si están desarrollando armas ultra-avanzadas con ella, que la verdad está ahí fuera… etc… Y Roswell pasó a convertirse en la capital espiritual de los ovnis. Con museos, bares temáticos, merchandising y demás.

Ah, y en 1995 salió una grabación de la supuesta autopsia de uno de los alienígenas que murieron en Roswell. Yo era muy pequeño, pero recuerdo haber visto esto en el telediario y dejarme de piedra. Pero claro, era un timo llevado a cabo por un londinense llamado Ray Santilli. Fue un cortometraje que hizo y que vendió a diferentes televisiones por muchísima pasta. No reconoció el fraude hasta 2006.

Ante todo el revuelo con el tema ovni, el gobierno de los Estados Unidos tenía que poner orden, y entonces, en la Base Aérea de Wright-Patterson, en Ohio, se crearon varios proyectos para investigar estos casos ovni a nivel nacional según un protocolo bien establecido.

El primero fue el Proyecto Signo, de 1947. Aquello era un poco como en Expediente X. Un grupo conjunto de militares y científicos investigaron un total de 273 casos ovni para buscar si había algo extraterrestre en ellos, y concluyeron que todos tenían explicación científica. Sin embargo, un pequeño grupo de esta comisión sí que creía que los ovnis podían ser naves de otro mundo.

Los casos de mayor trascendencia, ocurridos en el 48, fueron tres. El primero fue el incidente ovni de Mantell, donde el joven capitán Thomas Mantell persiguió un ovni con su avión y acabó estrellándose y muriendo.

El segundo fue el Gorman Dogfight, donde el piloto George Gorman vio un Foo Fighter sobrevolando Fargo… y el tercero fue el Encuentro de Chiles-Whitted, donde dos pilotos comerciales vieron un objeto luminoso sobre Alabama.

Según las investigaciones de este grupo, los dos primeros casos fueron debidos al avistamiento de un globo Skyhook, y el tercero a un meteorito.

Por cierto, el supuesto comité que investigó todo esto fue el llamado Majestic 12, pues estaba compuesto por 12 altos cargos. Había sospechas de que los ovnis eran en realidad aviones espías similares a los que ya habían desarrollado los hermanos Horten, pero fabricados por la Unión Soviética.

En 1948, el Proyecto Signo se convirtió en el Proyecto Grudge, o Proyecto Rencor. Su propósito era investigar el fenómeno ovni, pero con la premisa de que no existían los platillos volantes extraterrestres.

Finalmente, el más famoso es el Proyecto Libro Azul, de 1952, creado por Charles P. Cabell y dirigido por el capitán de la USAF Edward Ruppelt. La idea era determinar si los ovnis eran un peligro para la seguridad nacional o no. El astrónomo Josef Allen Hynek fue consultor del proyecto y uno de sus miembros más importantes, de hecho, hasta tiene una serie propia con Aidan Gillen haciendo de él.

Tras recoger más de 12.000 informes, en 1969, este proyecto concluyó que la gran mayoría de incidentes ovnis eran malinterpretaciones de fenómenos naturales o avistamientos de aviones. Otros muchos fueron calificados como fraudes, y solo un 6% quedaron como “inexplicables”.

Por cierto, este Ruppelt decidió llamar a estos platillos volantes como UFOS, es decir, Unidentified Flying Objects, siendo su equivalente español OVNIS, u objetos voladores no identificados. Es famoso este libro suyo de 1956, donde básicamente contaba su experiencia estudiando ovnis, y que no existían.

Como curiosidad también existen los OSNIS, objetos submarinos no identificados. Pero eso es otra historia.

Por su parte, Hynek creó el concepto de “Encuentros Cercanos”. Dijo que había 3 tipos de encuentros con seres de otro mundo.

–Los encuentros de 1º tipo era un avistamiento de cualquier cosa en el cielo.

–Los encuentros de 2º tipo implican una evidencia física del aterrizaje de un ovni, como interferencias, marcas en los cultivos y esas cosas.

–El 3º tipo ya sería encontrarte con un ovni y con entidades biológicas humanoides.

Más tarde se añadieron más tipos. El 4º sería una abducción; el 5º sería el contacto telepático; el 6º sería la muerte de un humano o animal por un alien; el 7º sería la creación de un híbrido alien; el 8º cuando hay un contacto permanente con una entidad alienígena; y el 9º sería una abducción con tortura, sufrimiento y muerte.

A finales de 1949, la revista True publicó un artículo que decía que los platillos volantes eran reales, y su autor era Donald Keyhoe, un ex comandante de la Marina estadounidense. Esto causó un revuelto tremendo, y para echar más leña al fuego, al año siguiente, Keyhoe escribió “The Flying Saucers are real”, que vendió más de medio millón de copias.

En julio de 1952 se produjeron varios avistamientos ovnis cerca del aeropuerto de Washington D.C., en dos fines de semanas consecutivos. Aunque se contó que había sido un fenómeno de inversión térmica, esto no convenció a casi nadie, y cundió bastante el pánico.

Entonces la CIA creó el Comité Robertson. Este fue un comité de científicos, con físicos, meteorólogos, ingenieros y astrónomos, cuyo líder sería el doctor H.P. Robertson, un físico del Instituto Tecnológico de California.

Este comité revisó en 12 horas todos los documentos del Proyecto Libro Azul, y dijo que lo de los ovnis eran todo patrañas y se recomendó a las Fuerzas Aéreas restar importancia a todo este asunto y emprender campañas de desacreditación y ridiculización a través de los medios de comunicación para hacer que disminuyera el interés del público. Y también recomendaron vigilar a grupos de conspiranoicos, ya que influían sobre mucha gente.

Muchos casos extraños se explicaron con rupturas de fallas, prospecciones, y liberación de etileno y otros gases, ya que los movimientos tectónicos suelen provocar fenómenos lumínicos en el cielo y estos gases generan alucinaciones. Este etileno, por cierto, es el mismo gas con el que las pitonisas del Oráculo de Delfos se drogaban para tener sus visiones del futuro.

El caso es que, tras este comité, el liderazgo del Proyecto Libro Azul pasó de la investigación ufológica seria para convertirse en una especie de equipo de relaciones públicas con el objetivo de desacreditarlo todo.

Ruppelt, frustrado por esta nueva dirección, abandonó en 1953, aunque Hynek se quedó hasta el final.

En los primeros años de investigación, Hynek fue muy escéptico. Decía que la mayoría de informes sobre ovnis tenían una explicación racional. Sin embargo, aunque nunca vio ninguno de estos objetos voladores, fue abriendo un poco más la mente. Tras muchos años de investigación, llegó a la conclusión de que había algunos casos genuinamente inexplicables.

Hynek siempre abogó por un enfoque científico riguroso para investigar estos fenómenos, pero aún así nunca descartó la hipótesis extraterrestre; pero tampoco la promovió abiertamente. Decía que se necesitaba un enfoque más riguroso, pero claro, con esta nueva dirección, Hynek acabó bastante en desacuerdo con los métodos y las conclusiones de los militares del proyecto, ya que obstaculizaban todas sus propuestas y solo les interesaba encontrar una respuesta rapidita y creíble para quitarse de encima a la prensa.

Hynek contó su experiencia en el proyecto y algunas de sus investigaciones en el Libro Azul las contó en The UFO Experience, de 1972, y en 1977 hizo un cameo en la película de Steven Spielberg Encuentros en la Tercera Fase. Es este tipo de aquí.

Los británicos también reportaron casos ovnis, y por ello crearon la Comisión de Estudio de Ovnis en 1950, que constaba de 5 miembros. Este comité concluyó que, de los cientos de casos investigados, solo 3 eran difíciles de explicar, ya que estaban implicados militares de bastante confianza. Sin embargo, finalmente concluyeron que podrían haber sido efectos ópticos y dijeron que los ovnis era mentira todo. A partir de entonces, todos los casos de este tipo serían investigados por “La Sección Ovni”.

HISTORIA DE LOS OVNIS (Parte 6) Los años 50

Con todas estas movidas ocurriendo en los Estados Unidos, el cine de serie B sobre movidas marcianas también estaba a tope. En 1951 se estrenaron Ultimátum a la Tierra, el Hombre del Planeta X, o el Enigma de Otro Mundo, la primera versión de La Cosa, que luego remakearía John Carpenter. Una de mis películas favoritas, por cierto.

En el 53 destaca la adaptación de La Guerra de los Mundos al cine, algo que también haría Spielberg medio siglo después. Invasores de Marte también es de ese año.  

Y luego ya, en la segunda mitad de la década de los 50, destacaría la Invasión de los Ladrones de Cuerpos, la Tierra contra los Platillos Volantes, Planeta Prohibido, El Terror del Más Allá… The Blob, la masa devoradora; o Plan 9 del Espacio Exterior, una joyita del cutrerío.

Con esto, el imaginario estadounidense de la Guerra Fría se expansión por todo el mundo, incluyendo el mito extraterrestre y de los ovnis. Y de hecho, por todo el mundo hubo casos de avistamiento ovnis.

Aunque hubo muchos avistamientos reales, aunque no se sepa de qué, también mucha gente se empezó a inventar que había sido contactado por extraterrestres para ganar popularidad, ya que en aquella época todos estos testimonios salían en prensa y televisión… y siempre había fanáticos queriendo escuchar más casos de estos. Cuanto más rocambolescos mejor. Y a esto sumadle gente con gran necesidad de casito, de llamar la atención, de sus 5 minutos de fama o con problemas mentales. El cóctel perfecto, vamos.

Hay que hablar de George Adamski, un tipo de origen polaco propietario de un restaurante en California. Decía que a finales de los años 40 había visto varios ovnis con forma de cigarro. Pero lo gordo llegó en 1952, pues estado en un desierto californiano tuvo contacto con alienígenas de tipo nórdico, es decir, humanoides altos y rubios. A estos nórdicos también se les suele llamar Pleyadianos, por venir supuestamente de las Pléyades, o venusinos, y en general son pacifistas. Se habían preocupado por los humanos tras las primeras detonaciones atómicas, y por ello firmaron un acuerdo de paz con el presidente Eisenhower en 1955.

Siguiendo con Adamski, este se comunicó con aquel alien, llamado Orthon, gracias a la telepatía, y le invitó a subir a su nave para llevarle de turismo por diferentes planetas del sistema solar. Tras esta experiencia, Adamski publicó varios libros, como Flying Saucers Landed, que fueron best-sellers en la época.

En estos libros, Adamski publicó supuestas fotografías de ovni. Parece que muchas eran bulos, como la parte superior de una lámpara de queroseno tirada al aire y cosas así, pero el caso es que este prototipo de ovni se quedó grabado en la cultura popular.

En esos años, un mecánico de aviones llamado George Van Tassel creó un evento anual de temática ovni en su aeródromo de California. Ese fue la Convención de naves espaciales de Giant Rock, en pleno desierto de Mojave. En estas convenciones hubo mucho intercambio de ideas ufológicas y new age.

Resulta que Tassel era un fanático del mundo esotérico y vivía en aquella roca junto con un grupo de meditación. Según contaba, un día, un alien le despertó y le dijo cómo rejuvenecer, y para ello construyó el Integratron, una estructura para lograr la extensión de la vida humana. Lo que pasa es que nunca pudo acabarlo.

Mientras tanto, a lo largo de los años 50, el gobierno de los Estados Unidos puso en marcha diferentes proyectos para desarrollar aviones ultra-avanzados, muchos de los cuales tenían forma de platillos volantes.

El caso más conocido es el del Avrocar, creado en 1953, un avión a reacción de forma circular que no terminó de funcionar del todo bien. Se cuenta que los planos de este trasto fueron robados a unos ingenieros nazis en una granja en Praga. Aunque ojo, porque algunas fotos de estos aviones experimentales están trucadas, como esta que sale en todas partes.

También, siguiendo los diseños de los Hermanos Horten, se crearon diferentes aviones de Ala Volante. Los más antiguos fueron el Northrop YB-35 y el Northrop YB-49, que se usaron a finales de los años 40. Debido a problemas técnicos, la producción de estos aviones fue cancelada.

Los proyectos para desarrollar aviones supersónicos de ala volante no volverían a florecer hasta los años 80, cuando se dieron cuenta de que eran buenos para evitar los radares. Eso condujo al desarrollo del bombardero furtivo Northrop Grumman B-2 Spirit.

A su vez, uno de los hermanos Horten, que estaba refugiado en Argentina, desarrolló para el gobierno de este país algunos cazas a reacción, como el IAE 37 Ala Delta.

Como ya digo, en los años 50 hubo muchísimos casos ovnis y no voy a explicarlos todos. Las Luces de Lubbock, en Texas, se trató de una formación inusual de luces vista por mucha gente. Un hecho que se explicó diciendo que una bandada de chorlitos había reflejado a luz de unas nuevas farolas de vapor recién instaladas en el pueblo. Algo que no terminaba de cuadrar mucho, y se piensa que el gobierno encubrió un avión secreto de prueba.

Otro caso es el Incidente Mariana, de agosto de 1950, ocurrido en Great Falls, Montana. Nick Mariana, gerente de un equipo de baseball, vio una tarde aquellos objetos voladores y rápidamente agarró una cámara 16mm que tenía en el coche y grabó todo lo que pudo.

Luego el ejército le borró casi toda la grabación y explicó que en realidad lo que había grabado eran los reflejos de dos aviones de combate F-94.

Uno de los más curiosos es el caso del Monstruo de Flatwoods. Ocurrió en Virginia Occidental en 1952, y una noche, varias personas de la zona del Condado de Braxton vieron un objeto brillante cruzar el cielo y aterrizar en la propiedad de un granjero local.

Un grupo fue a ver qué había pasado, y cuando llegaron, la luz de una linterna rebeló una figura alta, monstruosa, con la cara roja y puntiaguda, y con manos en forma de garra. Todos huyeron y nunca más lo volvieron a ver.

Las investigaciones posteriores concluyeron que la luz había sido un meteoro entrando en la atmósfera, y el ser alienígena un búho o una lechuza encaramada a un árbol.

En el 53 destaca el Incidente Kinross. En él, un piloto de la USAF de nombre Felix Moncla, persiguió un ovni que avistó en su radar y desapareció misteriosamente sobre el Lago Superior. Dicen que ese ovni se trababa en realidad de un avión de la Fuerza Aérea Canadiense, pero estos lo negaron. A Moncla nunca le encontraron.   

Algo similar a lo de Flatwoods ocurrió en el Encuentro de Kelly-Hopkinsville, el 21 de agosto de 1955 en una granja en Kentucky. Esa noche, 7 adultos y 3 niños de una misma familia dijeron que se habían tenido que enfrentar a pequeñas criaturas alienígenas que estaban asediando su granja. Los adultos les habían disparado ya que aparecían de pronto mirando por las ventanas.

Las criaturas eran descritas como pequeñas, con orejas puntiagudas, manos con forma de garra y ojos muy brillantes y amarillos. Luego los medios dijeron que eran hombrecillos verdes, pero ese fue un añadido posterior. Aunque este término, el de “hombrecillos verdes” se popularizó muchísimo.

La explicación a todo esto sería una combinación de búhos cornudos y una histeria colectiva.  

Y vamos a acabar con la considerada primera abducción alien de la historia, o al menos la primera gran documentada. No ocurrió en Estados Unidos, sino en Brasil, y es el caso de Antonio Vilas-Boas. Este granjero de 23 años estaba, en la noche del 16 de octubre de 1957, tan tranquilo arando sus campos en Minas Gerais cuando, de pronto, una nave aterrizó por allí, y de ella bajaron unos aliens que llevaban escafandras, tenían los ojos azules y median 1,50.

Nada más verle, le agarraron y le metieron con violencia en el ovni. Luego le hicieron experimentos muy extraños, una alien completamente desnuda le violentó sexualmente, y finalmente le dejaron en su huerta.