Para hablar de la Prehistoria en España es vital empezar por Atapuerca. Es ahí, en Atapuerca, concretamente en la Sima del Elefante, donde parece que están los restos más antiguos de homínidos en la península. Puede ser que de Homo Antecessor, aunque hay mucho debate al respecto.
En la Sima de los Huesos, también en Atapuerca, es donde se han encontrado muchísimos restos de Heidelbergensis. Y como ya digo, también de Neandertales. Tradicionalmente se pensaba que todas las pinturas rupestres eran cosa de los Homo Sapiens, pero no, los Neandertales también le daban al arte. Tenemos algunos ejemplos en cuevas como en La Pasiega, en Cantabria… en Maltravieso, en Cáceres… y en Ardales, en Málaga.
Otro yacimiento importante es el de Altamira, en Cantabria. Este yacimiento fue descubierto por un asturiano llamado Modesto Cubillas por pura casualidad, y algunos consideran a esta cueva como la capilla sixtina del arte prehistórico.
Otras pinturas rupestres de Sapiens son la de Tito Bustillo en Asturias… la de El Castillo, en Cantabria… y la de Maltravieso, en Cáceres.
También destaca el arte rupestre levantino o esquemático, con escenas de caza y también escenas domésticas. En este arte es famosa la Cueva de los Letreros, en Almería, donde destaca el símbolo del Indalo. Otros ejemplos son la Cueva de Cogul, en Lérida… la cueva de los caballos de Vallorta en Castellón, las cuevas de la araña en Bicorp, en Valencia, y la cueva de la vieja en alpera, Albacete.
Hacia el año 10.000 a.C. la Glaciación de Wurm acabó. Esto lo cambió todo. Llegó más calorcito y los Sapiens de toda Europa empezaron a salir de sus cuevas para vivir una vida más agreste.
Hubo como 4.000 años de transición llamado Epipaleolítico y Mesolítico. Aquí se pasó de una vida nómada en cuevas, y dedicada a la caza y recolección… a una vida más sedentaria, en poblados fijos, y más dedicada a la agricultura y a la ganadería y pastoreo. Era menos arriesgado, sin duda.
En este punto empezaría el Neolítico. Y aquí surgieron en la península ibérica las primeras culturas neolíticas; y ya os advierto de que esta parte puede ser un poco aburridilla, pero bueno, es lo que hay:
–La primera fue la Cultura de la Cerámica Cardial, que se dio por toda la costa mediterránea a partir del año 6000 a.C. El nombre viene por la cerámica que hacían, con impresiones de la concha cardium, lo que viene a ser un berberecho.
–Por el año 5000 a.C., en la zona del valle del Ebro y Cataluña tenemos la Cultura de los Sepulcros de fosa. Fue llamada así porque estas gentes enterraban a sus muertos en fosas cerca de los asentamientos.
A partir del año 3500 a.C. empezarían dos cosas importantes: el Megalitismo y la metalurgia. Con la aparición de esta metalurgia empezaríamos la Edad de los Metales: primero la etapa de cobre, el calcolítico; luego la etapa del bronce y finalmente la del hierro.
Bueno, pues entre el final del neolítico y el principio del calcolítico, por casi toda la península se fueron construyendo monumentos megalíticos. Quizás el más conocido es el Dolmen de Menga, en Málaga, porque es una estructura gigantesca. Se trata de un sepulcro de corredor de casi 30 metros de longitud.
Por el sur de España hay bastantes de estos megalitos. El Dolmen de Tella, en Huesca… el Dolmen del Mellizo, en Cáceres… Y luego en el mediterráneo destacaría La cueva de Daina, en Gerona.
Finalmente, en Euskadi también hay un montón, especialmente en la provincia de Álava. Destaca la Chabola de la Hechicera… el Dolmen de San Martín… y el Dolmen de Sorginetxe. Y en Guipúzcoa destacaría el Cromlech de Oianleku. En Navarra, concretamente en Viana, tenemos el llamado Hipogeo de Longar, un lugar de sepultura colectiva con una cámara de casi 5 m2. Parece que fue construido por el 2500 a.C.
Por el año 3000 a.C., en Portugal, apareció la Cultura de Vila Nova. Se trataba de una cultura que construía poblados fortificados y que tenía una sociedad estratificada, y que enterraba a sus muertos en necrópolis megalíticas.
Luego destaca la Cultura de los Millares, que se trata de un gran poblado amurallado situado en un cerro de Almería. También parece que su sociedad estaba estratificada, era agroganadera y enterraban a sus muertos en tumbas de cámara circular, los tolos.
De esta surgió más tarde, hacia el año 2200 a.C. la Cultura del Argar. Parece que estos fueron los primeros en la península en usar el bronce para construir sus cosicas, como ajuares funerarios con los que enterraban a sus muertos. Parece que estos enterramientos se hacían bajo las viviendas, y se piensan que eran bastante belicosos debido a que amurallaban todos sus poblados.
En Valencia también hubo una Cultura del bronce levantino… en La Mancha la Cultura de Motillas, también con algunos poblados amurallados y estructuras defensivas… y en la costa Atlántica se desarrolló La Cultura del Bronce Atlántico. Parece que de aquí salió la Cultura Cogotas, ubicada en el centro-norte peninsular y que construía castros amurallados. También heredera del bronce atlántico es la Cultura Montelavar, en lo que hoy es Galicia y parte de norte portugués.
De origen centroeuropeo, destaca la Cultura del vaso campaniforme, cultura que se extendió por toda Europa Occidental. Se llama así por su cerámica en forma de campana.
Mientras tanto, en las islas Baleares, hacia el año 1500 a.C., se empezó a desarrollar la Cultura Talayótica. A esta gente se le daba muy bien crear figuras de bronce, pero si algo les hizo famosos fueron la construcción de una serie de estructuras megalíticas de nombre Talayots, cuya función todavía está bastante en debate. Todo apunta a que eran estructuras defensivas, como castillitos o torres de vigilancia. Y es que los talayots eran eso, como torres troncocónicas de piedra construidas a partir de varios anillos concéntricos. Otros dicen que son espacios funerarios en los que se llevaban a cabo rituales funerarios. Pero no se tiene ni idea.
Aparte, luego esta cultura construyó una especie de santuarios llamados Taulas, formada por dos grandes bloques de piedra. Quizás la más famosa es la Taula de Torralba den Salort, en la isla de Menorca.
TARTESSOS
Por último, toca hablar de los famosos Tartessos. Parece ser que aparecieron por el año 1200 a.C. en torno al golfo tartésico, conocido por los romanos como Lacus Ligustinus, y se expandieron por las actuales provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva. Se dice que su sociedad estaba jerarquizada y gobernaban una serie de reyezuelos o jefes militares. Y parece que eran unos cracks con el tema de la metalurgia.
Sus yacimientos más conocidos son El Carambolo, con su famoso tesoro… la Aliseda… Tejada la Vieja y Carmona. Se cree que su economía se basaba en el intercambio de metales con fenicios, y estos les daban telas, cerámica, orfebrería varia, perfumes, vino, aceite… y parece que también les enseñaron el torno alfarero. Su religión se basaba en el culto al sol y la luna.
A ver, realmente hay muchas lagunas sobre quién era esta gente. Hay teorías que dicen que estos tartessos podrían ser simplemente fenicios que llegaron desde Oriente Próximo y se fusionaron con una cultura menos avanzada que había en esa zona. Pero como ya digo, no hay nada seguro. Desde luego, parece que tenían un alfabeto, el cual podemos ver en la Estela de Bensafrim, y que tendría similitudes con el fenicio.
También, como ya conté en otros vídeos de mitología griega, algunos asocian Tartessos con la mítica Atlántida y que, en el yacimiento de Cancho Roano, en Badajoz, existe un grabado con un objeto circular que sería una representación de la Atlántida. O posiblemente sea un escudo, también tendría sentido.
Otra leyenda es que fue un navegante fenicio llamado Melkart quien llegó al estrecho de Gibraltar y se instaló por la zona. Fundó la ciudad de Gadir, un pequeño emporio comercial en una isla junto a la costa. Luego remontó el río Guadalquivir, donde fundó Hispalis, ciudad que más tarde sería Sevilla. Los tartesos adoraban a este Melkart como a un semidios, y más tarde se le asoció con Heracles y más tarde con Hércules, y fue allí donde este personaje se enfrentó contra Gerión para robarle su ganado y donde se levantarían las Columnas de Hércules.
También se habla que, en esa Gadir, en honor a este personaje, se levantó una enorme torre con su figura, el Templo de Hércules Gaditano. Además de un enorme faro.
FENICIOS
Dejando las leyendas a un lado, hacia el año 1200 a.C. empezaron a llegar gentes en barco procedentes del este. Eran los ya mencionados fenicios. Llegaron a las costas, montaron sus característicos top manta y empezaron a hacer buenas migas con los tartessos y con otras culturas que vivía por la costa mediterránea.
Pronto, estos fenicios empezaron a fundar sus propias ciudades en la costa. La colonia más antigua parece que fue Gadir, la actual Cádiz. Parece que su fundación ocurrió en algún momento hacia el año 800 a.C. Otras ciudades que fundaron fueron Malaka, la actual Málaga, y también Abdera, actual Adra, en Almería… y Sexi, actual Almuñécar, en la costa de Granada.
Los siguientes visitantes en llegar y fundar colonias por la costa mediterránea de la península ibérica fueron los griegos. En lo que hoy es Cataluña fundaron dos colonias importantes: Emporion, lo que hoy es Ampurias… y Rhode, lo que hoy es Rosas. Luego en lo que hoy es la Comunidad Valenciana tenemos Hemeroskopeion, que parece que era la actual Denia… y Akra Leuke, quizás la actual Alicante. También se hablaba de una ciudad llamada Mainake, pero no se sabe dónde pudo haber estado.
IBEROS
También existe cierto misterio en torno al origen de los íberos. Unos dicen que fueron gentes que vinieron del norte de África. Otros dicen que fueron autóctonos. El caso es que estos íberos se extendieron por toda la costa levantina, por el valle del Ebro, por el valle del río Guadalquivir y zonas del interior de Andalucía y también por la costa mediterránea andaluza.
Los íberos se organizaban en ciudades elevadas en cerros que estaban amuralladas. Estos fueron llamados por los romanos oppidum. Parece que la sociedad ibera estaba regida en general por una aristocracia guerrera. Pero también por el sur parece que existían pequeñas monarquías de jefes locales y también alguna clase de asambleas y consejos de aristócratas.
Se dedicaban sobre todo a la agricultura de cereal, vid y olivo; y también de garbanzos, guisantes y lentejas. Ganado no tenían mucho. Vacas y bueyes y poco más. Y caballos, que eran bastante necesarios para guerrear y para cazar, pues seguía siendo una actividad importante. También se dedicaron mucho a la minería, a la orfebrería, la artesanía y a la textilería.
Parece que en el ámbito religioso adoraban a figuras animales, como toros, linces o buitres. Muchas de ellas se han encontrado en grutas que servían como santuario o en templos dentro de las ciudades.
Su principal rito funerario era la cremación. Las cenizas luego se depositaban en urnas y se enterraban junto con un ajuar. Encima de la tumba podían construir túmulos de piedra, que eran más grandes dependiendo de la importancia del muerto. Es famosa la Cámara Sepulcral de Toya, en Jaen.
Es precisamente en esta provincia donde encontramos una de las ciudades más potentes de los íberos de la Oretania: Cástulo. De allí era Himilce de Cástulo, una princesa que sería la esposa de Aníbal Barca.
De todas formas, estos íberos no formaban un ente unido, sino que cada tribu iba a su bola. Tenemos a los oretanos, a los bastetanos, los contestanos, los edetanos, los ilercavones, los ilergetes, los indigetes… etc.
Parece ser que estas tribus íberas luchaban mucho entre sí, y destaca su clase guerrera, que practicaba la devotio, la total lealtad a su líder o caudillo y por el que estaban dispuestos a dar su vida. Su arma por excelencia era la falcata.
Los íberos desarrollaron la escritura. En concreto, se conocen 3 escrituras diferentes para representar su lengua.
El más común parece que fue el signario íbero nororiental, el cual está descifrado y podemos verlo en el Plomo de Ullastret.
Luego estarían el signario íbero suroriental, que parece estar relacionado con el alfabeto tartésico… y finalmente estaría el alfabeto greco-ibérico, que sería a grandes rasgos la adaptación de la lengua íbera al alfabeto griego.
Para acabar esta parte de los íberos, os voy a enseñar más de su arte. Tenemos el grupo escultórico de Porcuna, en Jaén… el conjunto del Pajarillo, en Huelma, Jaen… el sepulcro del Pozo Moro, en Albacete… el guerrero de Mogente de Valencia… la Dama Oferente del cerro de los santos, en Albacete… el león de Bujalance… la leona de Nueva Carteya… y así podríamos estar toda la tarde.
Ya hemos visto a los íberos y también hemos visto que los celtas (es decir, grupos indoeuropeos) se expandieron por todo el norte de la península dando origen a los galaicos, astures y cántabros. Estos vivieron en poblados de tipo castrense, es decir, en castros, por toda la cornisa cantábrica. Más al sur estarían los vacceos (asentados en el centro del valle del río Duero) y los carpetanos (por la zona de Madrid y Toledo).
También destacan los vetones. De esta gente son famosos los verracos. Eran estatuas de piedra representando diferentes animales: cerdos, toros, jabalíes, vacas… y se piensa que o bien fueron levantados por alguna movida religiosa, o que simplemente servían para delimitar terrenos de pastoreo. Se pueden encontrar desde por Ávila, pasando por Salamanca y Zamora hasta Cáceres y Portugal.
Sobre los lusitanos, que habitaban parte del centro portugués y partes del oeste de España, hay algunas dudas. Unos dicen que eran celtas y otros que eran autóctonos preindoeuropeos pero que absorbieron algunas costumbres celtas.
Por la zona de Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel y Cuenca encontraríamos a los celtíberos, un conjunto de tribus íberas pero muy influenciadas por la cultura celta del norte. Las más importantes serían los arévacos, los várdulos, los belos, los titos, los berones y los lusos. Sus principales ciudades fueron Numancia, que ya veréis lo importante que sería… y también Segeda.
También destaca La Hoya, en Laguardia, Álava, población fundada por 1200 a.C. por la tribu de los berones. Tuvo una época de bastante auge y se hizo relativamente grande, y se construyó una empalizada de unos 3 metros de altura.
Se dice que estas ciudades eran gobernadas por una asamblea o consejo de ancianos. Parece que estos celtíberos desarrollaron una escritura, la cual podemos ver en los Bronces de Botorrita, hallados en Zaragoza.
En el sur es importante saber que cuando los tartessos se fueron a la porra, sus territorios fueron heredados por los turdetanos, de los cuales tampoco se sabe mucha cosa. Dos de sus últimos líderes fueron los caudillos guerreros Istolacio y su hermano Indortes, quienes se enfrentaron al cartaginés Amílcar Barca y acabaron palmando.
Y finalmente tenemos que hablar de los vascones, tribus que hablaban proto-euskera, una lengua preindoeuropea, o precelta, que parece ser que sobrevivió durante siglos y dio origen a lo que hoy llamamos euskera. De todas formas, de este proto-euskera muy poquito se sabe pues no ha quedado nada. Podría estar emparentado con el idioma aquitano del sur francés o incluso ser un dialecto íbero.
Los vascones vivieron en el norte, en el oeste pirenaico, especialmente en lo que hoy es Navarra, y también en parte de sur francés. Es decir, lo que hoy es Euskadi o País Vasco, todavía no estaba habitada por vascones, sino por tribus celtas o protoceltas. Parece ser que por lo que hoy es Vizcaya vivían los autrigones. Por Guipúzcoa vivían los Caristios y los Várdulos. Estos 3 pueblos serían de cultura celta indoeuropea.
La historia de los Várdulos será importante siglos más tarde. Parece ser que hacia el año 500 d.C. los vascones fueron migrando a lo que hoy es Euskadi, desplazando con ello a los Várdulos, caristios y autrigones, a quienes llamaron a todos de forma genérica como várdulos. Su nuevo territorio, entre Cantabria y Vizcaya sería llamado Bardulia, y sería el origen de Castilla. Y del castellano, pero ya lo iremos viendo más adelante.
Luego están los Jacetanos, que vivían por Jaca, que no se sabe bien si hablaban íbero o proto-euskera.
ROMANIZACIÓN
Tras la conquista romana, España se dividió en dos provincias romanas: HISPANIA CITERIOR Y ULTERIOR, gobernadas por un pretor o proconsul. Por este cargo pasó mucha gente, pero uno de los pretores más importantes fue Tiberio Sempronio Graco, quien fue pretor de la Hispania Citerior en el año 181 a.C.
Justo ese año había empezado la 1ª Guerra Celtíbera (181-133 a.C.), la 1ª de tres. Sempronio Graco llevó a cabo varias campañas contra los celtíberos y sometió algunas poblaciones como Munda, Cértima o Alce. En esta ultima población se cuenta que el cabecilla celtíbero, Turro, se rindió e ingresó al ejército romano. Tras la toma de la ciudad de Ercávica, por el 178 a.C., los celtíberos se rindieron a Graco, que parece ser que tenía fama de justo y honesto. Se portó bien con los derrotados y hubo una paz que duró casi 30 años, la llamada Pax Sempronia. Y también fundó la ciudad de Gracurris, la actual Alfaro, en La Rioja.
Como curiosidad, acabó de vuelta en Roma, se casó con la hija del general Escipión el Africano y fue padre de los hermanos Graco. Que si no sabéis quienes son deberíais ver los vídeos sobre la Antigua Roma.
Ahora hay que pasar a las Guerras Lusitanas (155-139 a.C.). En Hispania Ulterior los romanos se tuvieron que enfrentar a la resistencia de los lusitanos. La primera rebelión ocurrió en el año 155 a.C. Los lusitanos se alzaron liderados por Púnico, quien se alió también con los vetones. Púnico venció en varias ocasiones a los romanos, así como su sucesor en la rebelión, un tal Césaro. Este último instigó a los celtíberos que se volvieran a rebelar contra Roma, y así, en el 153 a.C., comenzó la 2ª Guerra Celtíbera. Esta rebelión comenzó en Segeda, porque los celtíberos empezaron a crear una muralla alrededor de su territorio y los romanos lo consideraron una infracción de los acuerdos de Graco. Esta rebelión duró bastante poco.
Las derrotas se sucedían para los romanos, y el pretor Servio Sulpicio Galba decidió entablar negociaciones de paz. En el 150 a.C. invitó a los líderes lusitanos a charlar un poco y tal, pero sin armas, de buen rollo. Pues resulta que era una trampa. Unos 8000 lusitanos cayeron muertos por las flechas de los romanos y otros 20.000 acabaron como esclavos.
Un guerrero que escapó de la encerrona de Galba fue el famoso Viriato, quien, en el año 146 a.C., comenzó a liderar la resistencia lusitana. Destaca su emboscada a las tropas de Cayo Vetilio en el desfiladero de la Serranía de Ronda, en Málaga, donde se cargó como a 3000 soldados romanos. Gracias a su éxito, Viriato y los suyos arrasaron el valle del río Betis, el Guadalquivir.
En los años siguientes se enfrentó al general Quinto Fabio Máximo Emiliano, quien contaba con un ejército de 30.000 hombres. En el año 140 a.C. Viriato logró derrotarle. Parecía que no había manera de acabar con él, pero al año siguiente, tres compañeros de Viriato le asesinaron a traición mientras dormía. Parece ser que habían sido sobornados por los romanos. Con la muerte de Viriato, Roma lo tuvo muy fácil para acabar con la resistencia lusitana.
En el año 143 a.C. comenzó la 3ª Guerra Celtíbera o guerra numantina, porque la ciudad de Numancia fue muy importante, porque los celtíberos rebeldes huidos de Segeda se refugiaron en este oppidum situado en lo que hoy es Soria. Durante 10 años los romanos estuvieron asediando Numancia sin éxito. Y es que, las tribus de alrededor estaban también venga a atacar a los romanos.
En el año 134 a.C. tuvo que llegar el flipao de Escipión Emiliano, famoso por haber destruido Cartago, para poner orden. Creó un ejército en el que se encontraban peña importante como Cayo Mario o Yugurta, un tipo que luego se rebelaría contra Roma. El caso es que Emiliano rodeó la ciudad de Numancia con 7 campamentos, fosos y torres de vigilancia. Cortó todas las rutas por las que se movían las tribus aliadas de los celtíberos y hasta cortó el Duero para evitar que llegase agua a la ciudad. Los numantinos pasaron hambre y sed y, según la leyenda, incendiaron la ciudad antes que rendirse a Roma. La destrucción de Numancia en el año 133 a.C. puso fin a las Guerras Celtíberas.
ISLAS CANARIAS
En aquella época, el archipiélago de las islas Canarias estaba habitado por diferentes tribus de origen bereber. Se cree que estas gentes llegaron a las islas entre los años 800 y 500 a.C.
La tribu más conocida fue la de los guanches, que vivían en Tenerife, y cuyos reyes eran llamados menceyes. Luego en Hierro estaban los bimbaches, en Palma los benahoaritas, en la Gomera los gomeritas, en Gran Canaria los canarios y en Fuerteventura y en Lanzarote los majos, llamados así porque parece que eran muy majos. Hasta el siglo XV Canarias no sería conquistada por los castellanos.
GUERRAS CÁNTABRAS
El líder más conocido de esta rebelión de los cántabros fue Corocota. Se cuenta que Augusto puso precio a su cabeza: 200.000 sestercios, y el Corocota este se presentó en el campamento romano para cobrar la recompensa. Parece ser que a Augusto le cayó tan bien que le dejó marchar libre con esa recompensa. No se sabe si esto ocurrió de verdad, pero la historia tiene su gracia.
LA ROMANIZACIÓN
Podemos dividir las provincias del imperio romano en dos tipos. Por un lado, estaban las provincias senatoriales. En la península ibérica era la Bética. Eran provincias muy muy romanizadas y estaban gobernadas por un pro-cónsul elegido por el senado romano.
Por otro lado, estaban las provincias imperiales. En la península eran la Tarraconense y Lusitania. Eran provincias poco romanizadas y gobernadas por un legado imperial.
Estos pro-cónsules estaban asistidos por una asamblea urbana llamada Concilium Provinciae, donde estaban representados miembros de cada municipio. En cada uno de estos municipios o subdivisiones de las provincias mandaban dos duoviros (que eran como dos alcaldes-jueces que se elegían cada año). Luego, a su cargo tenían varios ediles y cuestores, que eran como concejales y tenían diferentes tareas.
Las ciudades romanas más importantes de la península ibérica fueron las siguientes. En lo que hoy es Cataluña está Tarraco, actual Tarragona, uno de los puertos romanos en Hispania más importantes. Cerca estaba Barcino, lo que hoy es Barcelona. Parece que antes era un poblado íbero llamado Barkeno. Pronto los romanos comenzaron a amurallarla y a construir templos y demás.
En Aragón, a orillas de río iber, luego llamado Ebro, está Cesar Augusta, es decir, Zaragoza.
Un poco más al norte estaría la capital de lo que hoy es Navarra, Pompaelo, o Pamplona, o Iruña en vasco. Ya sabéis, la que fundó Pompeyo. De un pequeño poblado se convirtió en una próspera urbe con su foro romano, sus termas, sus templos…
En Galicia tenemos Lucus Augusti, es decir, Lugo. Y en León estaría la ciudad de León, Legio, y Asturica Augusta, es decir, Astorga.
A orillas del río Tajo, en el centro de la península, encontramos Toletum, o Toledo, ciudad que tendría muchísima importancia tiempo después… y Salmantica, o Salamanca. En Levante destacarían tanto Saguntum, o Sagunto, como Valentia, la actual ciudad de Valencia. También estaba Cartago Nova, o Nueva Cartago, ahora llamada Cartagena.
En lo que hoy es Extremadura tenemos Emerita Augusta, conocida ahora como Mérida. Y finalmente, en el sur, en Andalucía, a orillas del rio Betis, al que ahora llamamos Guadalquivir, estaban Hispalis, hoy conocida como Sevilla… Itálica, actual Santiponce… y Corduba, hoy llamada Córdoba. Además de Gades, es decir, Cádiz; y Malaka, o Málaga.
A partir de este punto, todas las culturas de la península ibérica, en mayor o menor medida, se fueron poco a poco aculturizando y asimilando la cultura romana. En todos los aspectos, además: estilo de vida, política, religión, lengua, moneda… Las divinidades locales no fueron erradicadas, sino que se romanizaron, y fueron incluidas en el panteón romano o se mezclaron con el tiempo con otros dioses más influyentes. Esto es lo que se llama sincretismo religioso.
En Emerita Augusta también destaca un enorme Circo Romano dedicado a las carreras de carros. Fue uno de los más importantes de todo el imperio.
Otras construcciones importantes son el Anfiteatro de Itálica, en lo que hoy es Sevilla. También destaca el Anfiteatro de Tarragona. El Templo romano de Córdoba. Las murallas romanas de Lugo. El teatro romano de Málaga. El de Cartagena. La Villa romana de Olmeda. Etcétera.
Durante este siglo III, el cristianismo fue calando más y más entre la población de todo el imperio romano. Lo que pasa, es que había que llevar a cabo los rezos de forma discreta, en casas o en cuevas.
Una figura importante de la época fue Fermín de Amiens, mejor conocido como San Fermín. Parece que era hijo de un senador pamplonés que acabó convertido al cristianismo por un predicador llamado Saturnino de Tuluse, mejor conocido como San Cernín. Bautizó al pequeño Fermín y el chaval se interesó bastante por esta religión. Pronto se puso a predicar por Navarra y Francia hasta instalarse en Amiens. Fue allí, donde unos opositores al cristianismo le degollaron en el año 303.
No sabemos hasta qué punto esta historia es una leyenda, pero en su honor, en la ciudad de Pamplona, capital de Navarra, se celebran todos los años los típicos encierros de toros que hoy conocemos como Sanfermines.
En el año 313, el emperador Constantino I el grande promulgó el Edicto de Milán, por el cual, el cristianismo dejaba de ser perseguido por el Imperio Romano. Y en el 380, con el edicto de Tesalónica, el emperador Teodosio I convirtió al cristianismo en la religión oficial de todo el imperio.
Esto es muy importante porque en esos años Hispania comenzó a cristianizarse muy fuerte. Ya siglos antes, se contaba que el Apostol Santiago había recorrido lo que hoy es el famoso camino de Santiago hasta llegar hasta un poblado en la Galaecia llamado Aseconia, donde fue enterrado a su muerte en el año 44. Aseconia luego se llamaría Santiago de Compostela y allí se veneraría a este santo de la Iglesia Católica, aunque no hay ninguna prueba de que el apóstol hubiese llegado hasta allí. Algunos creen que el que está verdaderamente enterrado es un obispo del lugar llamado Prisciliano.
Y también se cuenta que Santiago estuvo una temporada en Córdoba, donde mandó a su discípulo San Pio la creación de una Iglesia, que albergaría a la Virgen de la Hiniesta.