La siguiente historia tiene lugar entre el año 1085 y el 1300
LA INVASIÓN ALMORÁVIDE
La toma de Toledo por Alfonso VI en 1085 fue vitoreado por toda Europa. Era como cuando en Independence Day lograban acertar el primer misil contra la nave. Pero todo se iba a complicar con la llegada de los Almorávides. Estos tíos surgieron setenta años antes en una fortaleza, o ribat, en algún lugar del Sáhara. Eran morabitos, es decir, ermitaños ascetas, y uno de ellos, Abd Allah ibn Yasin quería reformar el islamismo bereber y creó un grupo de fanáticos saharawis que arrasaban todo por donde pasaban. Llegaron hasta la actual Marruecos su sobrino Yusuf ibn Tasufin fundó Marrakech (1070) como capital, y finalmente dieron el salto a España y dieron una paliza a Alfonsito en Sagrajas (1086), cerca de Badajoz.
Estos tipos, a golpe de tambor, empezaron a conquistarlo todo: Málaga, Granada, Almería, Córdoba, Sevilla, Badajoz… Alfonso VI estaba acojonao con esta oleada de nueva peñita, así que se reconcilió con el Cid y juntos fueron a cargase almorávides al sur. Los reyes taifas supervivientes (Zaragoza, Albarracín, Alpuente y Mallorca) más de lo mismo. Los almorávides se estaban haciendo con el control de sus instituciones y les estaban echando a todos, así que se aliaron con el leonés.
Por otra parte, el conde barcelonés Berenguer Ramón II el Fraticida ayudaba a reyes musulmanes a tomar la taifa de Valencia, pero llegó el Cid y les obligó a parar. Ahora las parias valencianas irían a su cuenta de ahorros. Su amigo Alfonso VI todavía controlaba la Fortaleza de Aledo en Murcia. Sin embargo, el emir almorávide Yusuf ibn Tasufin empezó a sitiarla. Alfonso pidió ayuda al Cid, pero este se entretuvo montando sus chiringuitos en Valencia y no llegó a tiempo.
El rey leonés le echó una bronca de la hostia y no solo volvió a desterrarle, también le embargó sus posesiones. El Cid le dijo “me la pela, tío”, y volvió a Valencia donde tenía montada su propia Mother Base. En este protectorado levantino que se montó le daban tributos Valencia, Lérida, Tortosa, Denia, Albarracín, Alpuente, Sagunto, Jérica, Segorbe y Almenara. Casi nada. Ahora su objetivo era tomar la ciudad de Valencia, la capital, y logró conquistarla en 1094 tras la Batalla de Cuarte, y así Rodrigo Díaz de Vivar se convirtió en un poderoso señor feudal en Levante.
Para que le ayudaran contra los almorávides, que eran molestos de cojones, el Cid casó a sus hijas con el infante navarro Ramiro Sánchez y con el conde Ramón Berenguer III, y juntos se enfrentaron a la amenaza. El catalán dedicó la mayor parte de su vida a colonizar Urgel y Tarragona, restaurando la diócesis de lugar. La muerte del Cid en 1099 hizo que su esposa Jimena, su yerno el conde barcelonés, e incluso Alfonso VI tuvieran que defender Valencia. Sin embargo, nada pudieron hacer contra los almorávides, quienes en 1102 lograron conquistarla y echar a todos.
Cuenta el mito que el rey de navarro-aragonés Pedro I derrotó a los musulmanes de Zaragoza con la ayuda de San Jorge montado a lomos de un caballo blanco en la Batalla de Alcoraz (1096), en Huesca. Se ve que también querían una leyenda como la de Santiago Matamoros.
PELEA DE ALFONSOS
Un gran disgusto para el rey leonés fue la Batalla de Uclés (1108), donde el hijo del emir almorávide, recientemente fallecido, Alí ibn Yusuf, decidió atacar Castilla. Durante las hostias, murió el hijo y heredero del rey Alfonso, Sancho Alfónsez, tenido con su concubina musulmana Zaida. Entre perder al hijo y las parias, a Alfonso le dio un chungazo y la palmó al año siguiente. Estaba casado con la francesa Constanza de Borgoña, y la hija de ambos, Urraca I, heredó el trono. Su padre le había casado con Raimundo de Borgoña, con quien tuvo un hijo, Alfonso Raimúndez, pero todavía no será importante. Resulta que el tal Raimundo la palmó y acabó enterrado en la aún en construcción catedral de Santiago de Compostela. Sí, aquí la gente está todo el rato muriendo, es la Edad Media… era toser y… buf, acojone. Fue entonces cuando Urraca fue casada con el rey de Aragón Alfonso I el Batallador.
¡León, Castilla, Navarra y Aragón unidas! No, va a ser que no. El matrimonio no fue demasiado bien que digamos. Se cuenta de Urraca le ponía los cuernos al aragonés, y claro, el otro tenía un cabreo de la hostia. Parece que mató a un conde sospechoso de acostarse con su mujer a cornadas. Cabreados con el aragonés, los nobles gallegos, liderados por el conde Pedro Froilaz y el obispo de Santiago Diego Gelmírez, alzaron como rey a Alfonso VII Raimúndez, el hijo que ya tenía la Urraca. Hubo hostias y Urraca acabó huyendo para contraatacar a su marido.
La hermana de Urraca, Teresa, y su marido, Enrique de Borgoña, los condes de Portugal, se aliaron con el rey de Aragón, y en la Batalla de Candespina (1110) lograron vencer a los rebeldes gallegos. Justo ese mismo año, el 1110, los almorávides lograron conquistar el último reino taifa que quedaba en la península, el de Zaragoza. Pero tranquis porque 8 años después Alfonso I el Batallador se pondría en marcha para batallar a saco. Recuperó Zaragoza, Tudela, Soria y Calatayud.
Mientras todo esto pasaba, a Urraca se le complicaba el tema, pues en su territorio empezaron a surgir revueltas de burgueses. Es famosa la 1ª revuelta de Sahagún (1111-1116), en la que los burgueses querían echar al abad del monasterio, pero los campesinos no, así que se dieron de leches. Básicamente fue un enfrentamiento entre autoridades: el concejo contra la nobleza local. Los burgueses recurrieron a Alfonso el Batallador, quien echó al abad para poner a su hermano Ramiro II el Monje, pero ahora los burgueses querían quedarse con las propiedades del monasterio y se volvió a liar. Hasta que Urraca consiguió poner orden.
Su hijo Alfonso VII el Emperador fue el primer rey de León miembro de la Casa de Borgoña. Fue coronado en la Catedral de León en 1135 como Imperator Totius Hispaniae, igual que su abuelo, siendo reconocido incluso por su cuñado el nuevo conde de Barcelona Ramón Berenguer IV el Santo, ya que se casó con su hermana Berenguela. Este Ramón levantó el Monasterio de Santa María de Poblet, en Tarragona,que sería el panteón real de la corona aragonesa. Alfonso también construiría monasterios, como el de Meira, muy cerquita de Lugo.
La cosa estaba jodida en el condado de Portugal. Su tía Teresa, ahora viuda de Enrique de Borgoña, le era fiel, pero el hijo de esta, su primo Alfonso Enríquez, echó a su madre del condado tras la Batalla de San Mamede (1128). Sin embargo, no sería hasta la victoria contra los almorávides en la Batalla de Ourique en 1139 cuando Alfonso Enríquez fue proclamado rey de Portugal, naciendo éste como reino independiente. Además conquistó Lisboa en 1147, y la convirtió en capital, y aún lo es. Hubo tantos reyes llamados Alfonso en esta época que los musulmanes empezaron a llamar a los españoles “los alfonsos”. Afortunadamente fueron muriendo y poniendo otros nombres.
LA CORONA DE ARAGÓN
Alfonso I el Batallador murió batalleando en Huesca en 1134, y al no tener hijos legó todo a órdenes militares que había entrado en la península a cuenta de la lucha contra los almorávides: templarios, hospitalarios, los caballeros del Santo Sepulcro… Esto era inaceptable y Pamplona y Aragón acabaron separándose en mitad del desconcierto. García Ramírez IV, quien era nieto del Cid, se quedó con Pamplona, recuperando Tudela; y Ramiro II el Monje con Aragón, pero ninguno duraría mucho.
Pero ojo, porque los almorávides ya no eran tan amenazantes como al principio. Resulta que descubrieron que la forma de vida andalusí era la polla. La gente se tomaban todo con calma, paseando por bellos jardines, camas comodísimas, la siesta, perfumes agradables… para aquellos nómadas del desierto aquel refinamiento y lujo les flipó. Su fanatismo fue desapareciendo, se dejaron a la buena vida, sin estrés, y vamos, en 1145 los cristianos les petaron el ojete. Volvió la desunión en los segundos reinos taifas. Los más importantes fueron Sevilla, Badajoz, Córdoba, Granada, Valencia y las islas Baleares.
Esto del refinamiento almorávide fue muy mal visto en Marrakech, la capital. Un tal Muhammad ibn Tumart reunió unos cuantos guerreros pobres de los Montes Atlas, les comió el coco con el fundamentalismo… y todos se rebelaron contra los pasivos almorávides. Estos fueron conocidos como los Almohades, los “unitarios”. En el año 1147 lograron tomar Marrakech tras cortar las cabezas de los fans del emir almorávide, y de ahí saltaron a Al-Ándalus dirigidos por Al-Mumín. El único taifa que puso algo de resistencia fue el llamado Rey Lobo de Murcia, quien contó incluso con mercenarios cristianos. Llegó a controlar un territorio enorme. El resto se hicieron caquitas y se rindieron rápido. A este rey debemos obras como el Palacio del Castillejo de Monteagudo, que utilizó como residencia veraniega.
Ramiro II el Monje quería ser eso, un puto monje, pero le obligaron a ser rey y a casarse con Inés de Poitiers, con quien engendró a Petronila y luego se volvió al monasterio. La niña, con solo dos años de edad, fue dada en matrimonio con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV el Santo, vaya panda de asaltacunas. Los condes ahora pasaron a ser princeps, y los condados catalanes se convirtieron en el Principado de Cataluña. De hecho, la palabra “Cataluña” aparece por primera vez en esta época, como ente que unía los condados de la zona. En fin, este casamiento asaltacunesco unió Aragón y Cataluña en la Corona de Aragón (1138), que se haría efectivo con el ascenso del hijo de la parejita, Alfonso II el Casto, en 1164. ¿Y qué es una corona? Pues varios reinos y territorios gobernados por el mismo monarca pero con bastante autonomía entre sí.
Permanecerían juntos durante toda esta Edad Media, pero las relaciones no siempre fueron fáciles. Los aragoneses eran terratenientes agropecuarios, amantes de los cereales y las hortalizas y caballeros feudales. Los catalanes eran artesanos y comerciantes navegantes fans del libre comercio. Con lo que más comerciaban era con sus cojonudas telas, con los metales sacados de la zona del Ripollés, e incluso con esclavos. Ramón tenía unas ganas de conquistar locas, y empezó hacia el sur, logrando tomar en 1149 Lérida, o Lleida y también Tortosa, en la desembocadura del Ebro. Además Alfonso II heredó las zonas francesas del Languedoc y la Provenza.
Alfonso VII de León firmó con Ramón Berenguer IV el Tratado de Tudilén (1151), donde acordaron ocupar Navarra a espadazos, algo que nunca ocurrió. También se habló del reparto de Al-Ándalus una vez lo hubieran conquistado todo. Fue en esta época cuando el aterrorizado rey taifa de Sevilla entregó a los cristianos los restos de San Isidoro a cambio de que les protegieran de los locos almohades. Luego habría otro tratado, el de Cazola (1179), en el que Castilla se quedaba con Murcia.
Alfonso VII de León murió en el año 1157 en Sierra Morena, supongo que del disgusto al ver llegar a los almohades. El proyecto de Imperio hispánico que deseaba se fue al traste y todo quedó en una España de 5 Reinos. En su testamento lo dejaba todo a los Templarios y Hospitalarios, y al final el reino quedó divido otra vez. Fernando II heredó León y Sancho III el Deseado heredó Castilla. En vez de deseado deberían haberle apodado el breve, porque en un año ya estaba muerto. Le sucedió en 1158 su hijo Alfonso VIII el Noble, quien al contrario que su padre reinó durante más de 50 años. Puto amo. Lo cierto es que todavía era un crío y dos familias nobles se dieron de leches por controlarle: los Castro y los Lara.
Fue una época donde se fueron desarrollando las ciudades, especialmente de la cornisa cantábrica, en parte ligado al auge artesano y comercial que la ruta de Santiago unía con el resto de Europa. En Toledo se empezaron a acuñar los primeros maravedís de oro. También se usó el dinero jaqués de vellón, una aleación de plata y cobre. Con tantas monedas, un empleo que fue adquiriendo importancia fue el de cambista y prestamista, especialmente entre los judíos.
También llegaron nuevas órdenes monásticas. Estos predicaban la pobreza absoluta y la sencillez, el trabajo manual y el cultivo de sus huertos. En tierras catalanas se instalaron los Cartujos, fundada por San Bruno. Otros fueron los Benedictinos, fundada en Italia por Benito de Nursia. Otros fueron órdenes mendicantes como los Dominicos, fundada por Domingo de Guzmán en Toulouse durante la cruzada contra los cátaros, y los Franciscanos, fundada por el italiano Francisco de Asís en 1209.
En los monasterios donde vivían se atesoraban libros, mucho conocimiento, y con el tiempo fueron ganando relevancia las escuelas catedralicias, sobre todo en Santiago, Toledo, Palencia y Segovia. Sería el germen de las primeras universidades españolas. La primera fue la de Palencia (1208), en el reino de Castilla, y una década después se fundó la de Salamanca (1218), en el reino leonés.
También nacieron nuevas órdenes militares que seguían el modelo de los templarios y hospitalarios. La primera fue la Orden de Calatrava en 1158, y después vino la Orden de Alcántara, ambas acogidas a las reglas del Císter. La Orden de Santiago, nacida en 1171, siguió la orden de san Agustín.
En 1150 empezó a mandar en el Reino de Pamplona Sancho VI el Sabio. Que sería muy sabio pero con él el reino empezó a perder mucho terreno. En 1179 se quedó sin sus posesiones riojanas al otro lado del Ebro. Eso sí, fundó la villa de San Sebastián por 1180, un buen puerto y sitio para el veraneo. Unos años antes, en 1162 cambió el nombre del reino. Ahora ya no se llamaría Reino de Pamplona sino Reino de Navarra.
LOS ALMOHADES
Con los almohades no todo fue islam en vena, espadazos y caos. Les encantaba el arte, y construyeron minaretes como la torre de la mezquita Kutubía en Marrakech, y la torre de Hassan en Rabat. A uno de estos califas almohades, a Abu Yusuf, le debemos el minarete de la mezquita de Sevilla, mejor conocido como La Giralda. Y también construyeron la Torre de Oro como torre de defensa en el puerto. También la Sinagoga de Santa María la Blanca de Toledo, con lo que contentaron al sector judío. Pero en general, para mozárabes y judíos el clima de intolerancia religiosa se hacía insoportable, y muchos migraron hacia el norte.
Destacan algunas personalidades como el médico y filósofo, además de cadí, Averroes, quien entre otras cosas se dedicó a comentar las obras de Aristóteles desde el punto de vista islámico; y también el judío Maimónides, quien en su ‘Guía de los Perplejos’ buscaba reconciliar fe y razón. Ambos acabaron desterrados por los califas almohades. De la obra y vida de esta gente ya hablaré en la sección de Filosofía.
Fue en el año 1188 cuando el rey leonés Alfonso IX llegó al poder. Una de las primeras cosas que hizo fue convocar una Curia Regia a la que asistieron nobleza, clero, y también delegados de los concejos de varias ciudades y villas del reino, representantes del tercer estado, el pueblo llano. Así nacieron las Cortes de León, que con el paso de los siglos se convertirían en los parlamentos de hoy en día. Estas Cortes de León fueron las primeras de su tipo y la cuna del parlamentarismo en el mundo.
Es por esta época cuando ya se empieza a tener evidencia de que el latín vulgar que se hablaba hasta entonces en la península, evolucionó a las llamadas lenguas romances. De forma paulatina, en cada región, ese latín fue mezclándose, cambiando, y aparecieron variedades como el gallego-portugués, el astur-leonés, el castellano, el navarro-aragonés, el catalán y el mozárabe. Luego estaba el vasco, o euskera, la única que no venía del latín. El primer texto en romance ibérico medieval dataría del S X, las Glosas Emilianenses, donde también encontramos frases en vasco antiguo. Y es que romances, como el castellano y aragonés fueron influenciados y también influenciaron al euskera durante siglos.
Alfonso VIII el Noble, en 1195, trató de contener a los almohades en Alarcos, en Ciudad Real, pero fue imposible y estos tipos empezaron a ganar terreno a saco. En el año 1200 Alfonso incorporó al Reino de Castilla una parte de Álava y el Señorío de Guipúzcoa, respetando sus Fueros, lo que cabreó bastante al navarro Sancho VII el Fuerte, ya que se quedaba sin salida al mar. Adiós playa de la Concha.
En el Reino de Aragón comenzó a reinar Pedro II, llamado el católico porque fue el propio Papa Inocencio III quien le coronó en el 1204. Éste empezó a rallar a los reinos hispanos con que había que unirse, que esto era una puta cruzada, que estaba en juego el Reino Celestial y toda esa mierda. Y entonces todos los reyes hicieron piña por una vez en su vida. Los luchadores de la parte norte del ring fueron Alfonso VIII El Noble de Castilla, Sancho VII El Fuerte de Navarra y Pedro II El Católico de Aragón.
La batalla que sucedió a continuación fue una de las más épicas de la Historia de España, la Batalla de las Navas de Tolosa, que tuvo lugar el 16 de julio de 1212 en Jaén. Tuvo aire de cruzada, y el que muriera valientemente en ella iría directamente al cielo. Estas cosas son las que funcionan: la victoria cristiana fue total. Contaron con cruzados a sueldo enviados directamente por el Papa, aunque muchos desertaron cuando les dijeron que no saquearan a judíos ni musulmanes. Claro, si les quitaban todo, se quedarían sin parias, obvio.
Pero bueno, los cristianos ganaron y los almohades salieran en desbandada. Los territorios musulmanes acabaron conformando un tercer periodo de Reinos de Taifas. Aprovechando esto, a partir del año 1228 comenzó en Murcia la sublevación anti-almohade de ibn Hud, quien logró conquistar la mayor parte de Al-Ándalus. Estableció la capital de su nuevo reino taifa en Murcia, y construyó cosas como el Alcázar Seguir, justo donde ahora está el Monasterio de Santa Clara.
LA CORONA DE CASTILLA
Poco después de la Batalla de las Navas de Tolosa murió Alfonso VIII y empezó a gobernar su hijo Enrique I, pero le cayó una teja y el chaval murió, así que reinó su hermana: Berenguela, quien estaba casada con Alfonso IX de León (1188-1230). El hijo de ambos, Fernando III el Santo (1217-1252) unificó ya pa’ siempre Castilla con León en 1230. Así nació la Corona de Castilla.
Pedro II el Católico y María de Montpellier tuvieron un hijo: Jaime I. Se dice que la pareja no se podía ni ver y para que follaran les encerraron en un cuarto oscuro diciendo que cada uno era un amante random. Pedro murió en una batalla en Muret contra cruzados franceses un año después de las Navas de Tolosa, y a Jaime le tocaba gobernar. Pero era un crío, así que estuvo en el Castillo de Monzón siendo entrenado por los Templarios de Simón de Monfort mientras la regencia era suplida por el Conde de Rosellón, Sancho.
Lo cierto es que Jaime I El Conquistador (1213-1276) fue un rey cojonudo, y como dice su sobrenombre… conquistó un huevo de sitios, los mejores para el veraneo. Se hizo con la isla de Mallorca en 1229 gracias a la poderosa flota que había construido. Años después cayeron Ibiza y Formentera, echaron a los musulmanes y las islas fueron repartidas entre condes catalanes y templarios. El siguiente objetivo de Jaime I fue el Reino de Valencia, así que aragoneses y catalanes bajaron allí a darse de leches contra los almohades. Fue en 1238 cuando cayó la capital valenciana tras un largo asedio.
Al mismo tiempo, Sancho II Capelo, rey de Portugal, avanzaba hacia el sur, y lo mismo el rey de Castilla Fernando III, quien conquistaba Cáceres, Badajoz y Mérida. Se vino muy arriba y logró tomar Córdoba hacia 1236. Esto fue muy bueno, pues al controlar el Guadalquivir, el reino de Castilla pudo abrir por mar una ruta más sencilla por el Mediterráneo. Gracias al comercio marítimo llegaron las ovejas merinas, que se unieron a las ovejas churras, y con ellas el Reino de Castilla se convirtió en el productor nº1 de lana en Europa.
Fernando III reinó unos 30 años, una buena época para Castilla y León. Fue un monarca bastante inteligente, y siempre actuó con prudencia y demostrando humanidad. Su mayor hito, como digo, fue conquistar Andalucía. Le quedaba poco, la zona de Jaén, Granada, Sevilla, el centro del poder almohade, Almería y Murcia. Fueron a por ello pero la operación se fue al traste. Era el año 1238, y es entonces, aprovechando el fracaso cristiano, cuando el arjonés Muhammad ibn Alhamar fundó la Dinastía Nazarí de Granada. Este sería el último gran reino musulmán de la península ibérica, que duraría hasta 1492. Hasta esa fecha ya las fronteras prácticamente ni se van a mover.
En el Reino de Navarra, Sancho VII había muerto sin hijos, así que su sobrino Teobaldo I, hijo del conde francés de Champaña, se hizo con el poder. Participó en una cruzada y también se le atribuye el Fuero General de Navarra (1238), para regular los derechos entre el rey y la nobleza. Con este rey comenzó Navarra a estar más en la órbita francesa, especialmente después de que la Reina Juana I (1274-1305) se casara con futuro rey francés Felipe IV. En Navarra la base de la población eran los villanos o pecheros, y por encima estaba la nobleza: infanzones e hidalgos y luego los ricoshombres, los más poderosos, quienes coronaban al rey alzándolo sobre un escudo. Nobles, prelados y monarca se reunían en juntas, ya que todavía no había Cortes.
El sucesor de Fernando III fue Alfonso X el Sabio (1252-1284), unrey súper importante. Terminó de conquistar Andalucía y Murcia menos Granada, fijando las fronteras entre cristianos y nazaríes. Estas serán las últimas zonas repobladas. Primero se cedieron donadíos, o grandes latifundios, a órdenes militares; y después tuvieron lugar los repartimientos, cuyos máximos beneficiados serían las grandes familias aristocráticas del momento.
Durante su reinado tuvo lugar un extraordinario apogeo en todo lo relacionado con las artes y las ciencias. En esta época se escribió muchísimo, como Historia General, Crónica General, las Cantigas de Santa María y hasta dirigió la redacción de Las Siete Partidas, un código legal influenciado por el derecho romano. También metió muchas subvenciones en la Escuela de Traductores de Toledo, donde cristianos, judíos y musulmanes trabajaron conjuntamente en la tarea de recopilar información de otros países y culturas, estudiarlas y pasarla a limpio, traduciendo muchas de ellas al latín. Desde obras de Avicena y Algazel hasta Euclides y Aristóteles.
También hubo mucho comercio con Europa, y acabaron exportando la lana merina en ferias como las de Flandes, Inglaterra o Francia. Este rey crearía el Concejo de la Mesta (1273) sería una poderosa organización de ganaderos y pastores castellanos, un lobby, vamos. Otro producto que relanzó la economía castellana fue el comercio con hierro del Señorío de Vizcaya, regido por la familia López y Díaz de Haro. ¿Qué hicieron con toda esta pasta? ¿Ahorrar? No. Se lo gastaban todo según entraban, por ejemplo en catedrales. Pero no catedrales cualquiera, sino góticas, como mandaba la moda francesa. La Catedral de Burgos es muy famosa, aunque tuvo sus modificaciones posteriores. También destaca la Catedral de la Asunción de el Burgo de Osma, en Soria; la Catedral de León, donde destacaban grandes vidrieras de colores; y la Catedral de Santa María de Toledo.
Sin embargo, a este rey en política digamos que no le fue demasiado bien. En vez de centrarse en conquistar Granada, el último reducto musulmán, comenzó a dejarse mucha pasta en Europa para promocionarse y ser nombrado rey de romanos del Sacro Imperio Romano Germánico, ya que era hijo de Beatriz de Suabia. Aquello era como ir a Eurovisión, una movida de la hostia que ya explicaré cuando hable del Sacro Imperio. El llamado “fecho del imperio” fue la disputa entre Alfonso y los otros aspirantes al trono alemán. Al final Alfonso X el Sabio se quedó sin su trono.
REPOBLACIÓN Y EXPANSIÓN MEDITERRÁNEA
La repoblación cristiana tuvo sus complicaciones, ya que todo el campo de Andalucía estaba lleno de mudéjares, que se revolvían contra los cristianos (1264), y acabaron huyendo a África. Las grandes propiedades fueron, como no podía ser de otra manera, para nobleza, clero y órdenes militares. Los Donadíos se llamaron. Pero también se repartieron muchas propiedades, la mayoría, a pequeños y medianos productores.
La revuelta mudéjar más pepina tuvo lugar en el Reino de Murcia, y Alfonso X tuvo tantas dificultades para sofocarla que tuvo que pedir sopitas a su suegro Jaime I el conquistador, ya que se había casado con su hija Violante. Juntos pacificaron el territorio en el 1266. Eso sí, muchos mudéjares emigraron al reino de Granada y eso aumentó sus efectivos una barbaridad.
Jaime I el Conquistador fue un buen estratega en lo militar, pero en política tuvo algunos bajones. Intentó organizar una cruzada, pero no le llegaba la pasta. Además, al parecer el rey francés Luis IX le convenció para firmar el Tratado de Corbeil (1258) con el que Aragón entregaba a los gabachos sus posesiones al norte de los Pirineos (el Languedoc y la Provenza), y a cambio él renunciaba al derecho de vasallaje de los condados catalanes, que nominalmente seguían siendo suyos.
Pero bah, ¡a la mierda el sur francés!, a partir de año 1280 el Reino de Aragón comenzó a expandirse por el Mediterráneo. Fue todo un poco de chiripa, pues hacia 1282 los sicilianos se sublevaron contra su rey, Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia, y le echaron en las llamadas Vísperas Sicilianas. Pidieron ayuda a Pedro III el Grande, rey de Aragón, y los sicilianos le nombraron rey, y se casó con Constanza de Sicilia. Esos sí, franceses, el papado, Génova y Venecia se pillaron un cabreo de narices, incluso su hermano Jaime II de Mallorca. Declararon una cruzada contra Aragón, y fueron a por el reino, pero otra chiripa. Apareció una peste y los franceses fracasaron la invasión.
Por esta época también nacieron las Cortes Aragonesas, influenciadas por las de León y por las catalanas, que existían desde 1213. También Valencia tuvo sus propias cortes años después. A veces se unían las tres, la aragonesa, la catalana y la valenciana, formando las Cortes Generales. Y es que la monarquía de Aragón va a ser bastante pactista, teniendo que negociar muchas veces con sus nobleza vasalla a través de las Cortes estas.
Muy pocas familias acabaron formando parte de la alta nobleza aragonesa. Los Luna, los Abarca, los Urrea, los Jordán de Urríes, los Castro… ellos tenían los grandes dominios territoriales. La baja nobleza, los cavallers, como los llamaban los catalanes, salieron casi todos de órdenes militares. Entre los campesinos había varios tipos. Los villanos eran los que cultivaban sus propias tierras, y los collazos los que cultivaban las tierras de señores. Los exaricos eran los campesinos mudéjares, los más apestados. En Cataluña había distinción entre la Vieja Cataluña, el núcleo fundador, y la Nueva Cataluña, la colonizada. En la vieja había menos libertades, y los campesinos, los payeses, tenían que pagar una cosa llamada remensa para poder ser liberados e irse a otra parte.
El territorio de Aragón se dividía en merindades, cada una al mando de un merino. Estas son las de Navarra y estas las de Castilla. En Cataluña se llamaban veguerías, al mando de un veguer. Ya pasó la época de los condados. Cada una se subdividía en pequeños municipios gobernados de forma local por consejos, siendo el líder el alcalde, zalmedina o jurat.
Los últimos años del reinado de Alfonso X el Sabio fueron puta mierda. El trono iba para su primogénito, Fernando de la Cerda, lo normal, pero murió, y los hijos de éste se pelearon con el otro hijo de Alfonso: Sancho IV el Bravo, quien comenzó una guerra civil con ayuda de la nobleza que acabó por sentarle en el trono. ¿Por qué esa manía de ansiar el poder? Casi podía haber estado quieto, porque le tocó una época jodida. Resulta que llegaron nuevos fundamentalistas islámicos, los Benimerines, o meriníes, y claro, más hostias. De esta época es la leyenda de Guzmán el Bueno, quien defendió Tarifa de los invasores, pero éstos acabaron degollando a su hijo.
Y acabo el vídeo en el año 1300, año en el que tuvo lugar un acontecimiento importantísimo en el mundo entero. Ese año Fernando IV el Emplazado firmó un decreto autorizando a un bisnieto de Alfonso IX llamado Don Diego López V de Haro, máxima autoridad en el Señorío de Vizcaya, a fundar una villa junto a la ría del Nervión. Ahí nació Bilbao.