La siguiente historia tiene lugar entre el año 945 y el 1517
Califatos Medievales 4: Búyidas, Fatimíes, Selyúcidas y Mamelucos
En el vídeo anterior conocimos la edad del oro del islam, con los califatos omeya y abasí. Fue una época de gran difusión de la religión de Alá, y se levantó un enorme imperio. Sin embargo, cientos de conflictos entre diferentes facciones irían fraccionándolo.
Hacia el 930, un tipo llamado Ahmad ibn Buya, vivía en la zona del Daylam. Era pescador, pero decidió enrolarse junto a sus hermanos en el ejército de la nobleza local. Aprendieron mucho y decidieron hacerse guerrilleros autónomos; reclutaron a unos cuantos mataos y, como la anarquía entre abasíes y samaníes era tan brutal, éstos pudieron cruzar todo Irán hasta llegar a la región de Fars y establecer allí el pequeño Emirato Búyida. Tras años de luchas, en el 945 lograron tomar Bagdad y derribar al califato abasí.
Aunque estos buyíes eran chiitas, mantuvieron la figura del califa, que siguió en manos de la familia abasí, que era sunita, pero pasó a ser un cargo meramente simbólico. Mientras tanto, los chiitas fatimíes se habían apoderado del Magreb, y los samánidas, persas sunitas, controlaban lo que ahora es el este de Persia, Afganistán y Pakistán. En este contexto, vamos a conocer que ocurrió en el mundo islámico desde el año 950 hasta más o menos el 1500 y el final de la Edad Media.
Búyidas, Fatimíes y la llegada de los Turcos Selyúcidas (945-1256)
El Emirato Búyida duraría en torno a un siglo. Ahmad ibn Buya recibió el título de Muizz al-Dawla, o Glorificador del Estado, y organizó su nuevo reino como una confederación familiar hereditaria. Sus hermanos se repartieron el basto territorio como emires, y Ahmad ibn Buya se entituló como Amir Al-Umara, o Emir de Emires, pero no fueron tiempos tranquilos. Chiitas y sunitas se daban de leches por todos lados, y los buyíes trataron de poner orden haciendo de árbitros. De hecho, para no cabrear a ninguno de los dos bandos, los búyidas solían poner en altos cargos a cristianos o judíos antes que a musulmanes.
Entre sus enemigos, aparte de los Samánidas, encontramos a los Emiratos de Alepo y Mosul, fundados por los Hamdánidas, antiguos oficiales abasíes de tendencia chiita. Y luego también estaban los soldados turcos asentados por todo el territorio.
Al igual que los samánidas, estos búyidas eran amantes de la cultura antigua persa, y durante su gobierno revivieron muchos símbolos y prácticas de la dinastía sasánida. E incluso volvieron a usar el título de shahanshah (sajansá), literalmente rey de reyes.
En el 969 el Emirato Ijsida que gobernaba Egipto y partes de Arabia y Siria… fue conquistado por el Califato Fatimí. Estos eran musulmanes chiitas de la rama ismailí, y esperaban la llegada del mesías mahdi, descendiente directo de Alí y su esposa Fátima, quien traería una era de igualdad y justicia. Habían estado a punto de extinguirse por un revolucionario llamado Abu Yazid, que iba a lomos de un mulo blanco y comandaba a tribus enormes de bereberes. En el 947 acabaron con él y le apodaron el anticristo.
En fin, con la conquista de Egipto, los fatimíes pusieron como capital a Fustat, que pasó a llamarse El Cairo, una ciudad situada en el delta del río Nilo y al ladito de las Pirámides de Guiza. Las vistas desde luego eran la leche. La ciudad se convirtió en un punto de encuentro para el arte y el conocimiento. Floreció la falsafa, o filosofía islámica, y se fundó la madrasa, o escuela islámica, de Al-Azhar, que por el nombre parece que va a ser de trucos de magia, pero no. También se construyó una mezquita con el mismo nombre que es de las más importantes de los fatimíes.
El problema aquí es que la mayoría de población egipcia era sunita, y hubo también bastantes revueltas contra los chiitas que ahora gobernaban, a lo que habría que unir el contraste social entre la clase dirigente, que vivía en la opulencia, y las clases bajas, que solían padecer hambrunas y epidemias. Aún con todos sus problemas, el Egipto fatimí se convirtió en un gran centro del comercio mediterráneo, con puertos como Alejandría y Damieta, y hubo mucho contacto con comerciantes italianos y tolerancia hacia al cristianismo y judaísmo.
Con lo que más comerciaban era con esclavos negros y con el oro extraído de las minas sudanesas, y también con lino, algodón, aceite, jabón, cera, tintes, pimienta o cinamonio que conseguían gracias al comercio Transahariano. También hubo mucho comercio con la India vía el mar Rojo, y muchos misioneros fatimíes empezaron a predicar en Yemen, y allí se creó la dinastía del Sultanato de los Sulayhíes.
Volvemos a Oriente Medio. En el Emirato Samánida destaca un personaje singular: el filósofo y médico ibn Siná, conocido en Occidente como Avicena. Si habéis visto la película de El Médico, la trama va un poco sobre su vida. No es una biografía suya pero sale y cura a gente, así que guay. Fue muy fan de la filosofía de Aristóteles, y se cuenta que a los 17 años salvó la vida del emir Nuh II en Bujará, y se convirtió en médico de la corte y consejero en temas científicos de gran importancia para el reino.
Pero el Emirato Samánida pasaba por malos momentos. Al igual que abasíes y búyidas, ellos también usaban turcos como soldados, los mamelucos. Hacia el año 1004 uno de estos, Mahmud de Gazni, tomó el control del emirato y creó el Sultanato Gaznávida. Mahmud puso la capital en Gazni, en Afganistán, se volvió un sunita devoto y hasta pidió ser reconocido por el califa abásida. De esta época destaca el poeta persa Ferdousí, universalmente conocido por su epopeya Shah-nama, que narra la historia persa desde sus orígenes hasta la conquista musulmana.
Durante el intercambio de hostias, Avicena se trasladó a Hamadán, en la Persia de los búyidas, y allí fue nombrado ministro por el emir búyida de ese territorio, Shams ad-Dawla. El hijo de éste le odiaba, así que lo encarceló y Avicena huyó disfrazado a una ciudad al sur, Isfahán… y acabó sirviendo en el palacio del emir de allí, Ala ad-Dawla Muhammed, que es el que aparece en la peli. Avicena tenía incluso una madrasa para él solo, donde daba clases de medicina. Fue allí donde escribió su gran obra, el Canon de Medicina, una recopilación de todos los conocimientos médicos y farmacéuticos de la época. Paradójicamente, en 1037 tuvo una cagalera de la hostia, se automedicó y se fue pal otro barrio.
Hacia el año 1000, en el Califato Fatimí gobernaba Al-Hakim. De este señor es famosa la Mezquita de Al-Hakim, en El Cairo, uno de los mejores ejemplos de arquitectura fatimí. Aún así, Al-Hakim estaba algo de la olla, y ordenó masacrar a cristianos y judíos, y también a musulmanes sunitas. Incluso ordenó la destrucción de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. También hizo matanzas de perros, supuestamente para evitar más epidemias, y prohibió cerrar los mercados por la noche para poder salir de juerga.
Un buen día el califa salió a dar un paseo y desapareció. Seguramente lo asesinaran, pero hubo gente que se pensó que Al-Hakim era la encarnación de dios y que estaba en estado oculto, como cuando te agachas junto a una sombra en Splinter Cell. Y a estos grupos se los llamó drusos.
También al estar tan centrados en Egipto, los fatimíes perdieron el ojo a lo que pasaba en el Magreb, y los Hamaditas se independizaron en el Emirato Hamadita en el año 1014. Otros que hicieron lo mismo fueron los Ziríes hacia el 1048, una familia poderosa de bereberes que se rebeló contra los fatimíes al hacerse sunitas. Y luego estaban los Almorávides, tribus bereberes del Sahara que fueron islamizadas por predicadores. Acabaron convirtiéndose en suníes muy puritanos, y conquistaron Marruecos y después lograrían ocupar Al-Ándalus y sus 1ºs reinos de Taifas, que surgieron en 1031 tras la caída del Califato de Córdoba.
Hacia el 1030 los Gaznávidas empezaron a presionar a los Búyidas. Parecía que se los iban a comer, pero de pronto aparecieron unos turcos nuevos conocidos como Selyúcidas. Ya dije que, en la zona del Turquestán, lo que ahora es Kazajistán y demás, una zona de estepas, vivían los pueblos túrquicos, pastores nómadas con estructuras tribales y que practicaban el chamanismo. Son famosos los Qarajánidas, una dinastía de estos túrquicos que habitó esta zona durante 400 años.
Un linaje tribal dentro de estos Qarajánidas se hizo bastante famoso, uno dirigido por un tal Selyuq, que se había convertido al islam en torno al año 1000. En el 1040, dirigidos por Togrul Beg y su hermano Chagri Beg, los selyúcidas se expandieron por el territorio gaznávida gracias a su victoria en la Batalla de Dandanaqán… y en el 1055 conquistaron a los Búyidas y les hicieron desaparecer. Al igual que los anteriores, tras tomar Bagdad también dejaron a los abásidas como califas títeres. Así comenzó el Sultanato Selyúcida.
El segundo sultán selyúcida, Alp-Arslan, se dedicó a conquistar más territorio a partir de 1070, como el Emirato de Mosul. Y tras la Batalla de Manzikert de 1071, los selyúcidas lograron arrebatar un pedazo gordo de Anatolia al Imperio Bizantino, y hasta lograron capturar al emperador Romano IV. Un duro golpe para los bizantinos.
Más tarde, este territorio anatolino se haría independiente en el 1092 con el nombre de Sultanato de Rum, de Roma, llamado así porque los muy flipados pretendían imitar al Imperio Romano de Oriente. Y luego estaría el pequeño Reino de Cilicia, creado por armenios cristianos que huían de las conquistas turcas.
Durante el reinado del sultán selyúcida Malik Shah I arrebataron Siria y el Hiyaz a los Fatimíes. Su gobierno estuvo dominado por el visir persa Nizam al-Mulk, autor del Libro del Gobierno. Este tipo favoreció la creación de madrasas para el estudio del islam, siendo la más famosa de Bagdad la Madrasa de Nizamiya. Los ulema se dedicaban a viajar por las diferentes madrasas para estudiar y enseñar la ley sharia, y eso generó bastante unidad en el mundo musulmán a pesar de la fragmentación del territorio.
Pero como siempre pasa, empezaron a surgir rivalidades familiares, y el hermano de Malik Shah, Tutush, se apoderó de Damasco, y fue él quien terminó de construir la ciudadela de esta ciudad. A su muerte en 1095 dividió el reino entre sus dos hijos: Damasco para uno, Alepo para otro. Y para complicar aún más las cosas, toda la parte del Jorasán se independizó en el Sultanato Jorezmita o Imperio Corasmio. Estos jorezmitas eran turcos mamelucos de orientación suní.
En esos años habría que hablar de un ulema de Bagdad llamado Muhammad al-Ghazzali, que tuvo una crisis de fe bastante gorda y tuvo que irse a Jerusalén a meditar con maestros sufíes, que eran como musulmanes místicos. Y años después volvió con la fe renovada y escribió “El renacer de la Ciencia Religiosa”, una de las obras más famosas del islam. En él decía que la filosofía y teología no servían a la gente para conocer a dios, pero la oración y los rituales sí. La forma de comer, de lavarse, de dormir, de orar… todo eso servía para alcanzar el islam interior. Los ulema nunca habían visto bien el sufismo hasta que este tipo le dio fama, y ciertos aspectos se incorporaron a la vida musulmana.
Volvemos con los Fatimíes. Durante el reinado del califa Al-Mustansir, concretamente hacia el año 1062, la cosa se puso jodida. El ejército fatimí estaba compuesto por esclavos bereberes, negros sudaneses y turcos traídos de Asia Central, los Mamelucos. Mucha de esta gente fue ganando bastante poder. El caso es que ese año diferentes facciones militares comenzaron a darse de leches entre ellas, y los sudaneses lograron controlar el norte del delta, los bereberes la zona media y los turcos El Cairo.
Debido a malas cosechas, el califa no les pagó, y saquearon la ciudad y asaltaron el palacio califal en 1067. La situación acabó en una anarquía que duró varios años, hecho que aprovecharon los selyúcidas para robarles mucho territorio, y la situación no volvió a calmarse hasta que el gobernador de Acre, un armenio llamado Badir al-Yamali, controló la situación y fue nombrado visir con poderes casi absolutos. En 1094 murió el califa y tenía que sucederlo su hijo Nizar, pero al-Afdal, el hijo del visir ultrapoderoso, hizo que nombraran a otro hijo del califa, al-Mustali, que estaba casado con la hija de Afdal.
En este contexto, un joven persa empezó a estudiar en El Cairo. Ese era Hasan ibn Sabbah, pero aquel ambiente no le gustó y se volvió a su querida Persia. Hay mucha leyenda al respecto, pero se dice que el tío se volvió un asceta y se instaló en la fortaleza del Alamut con sus amigotes. Ellos apoyaban el nombramiento de Nizar, y al ser asesinado se rebelaron contra los fatimíes, de ahí que se les llamara Nizaríes. También fueron conocidos como los hashishim, porque se decía que tomaban hachís para colocarse un poco y marcarse asesinatos to wapos, aunque aquello significara su propia muerte. Puede ser que eso fuera un poco de leyenda negra creada por los ulema, no se sabe bien. Pero sí es cierto que la palabra asesino viene de este término y por supuesto, la saga Assassin’s Creed habla de esta gente, aunque se flipan demasiado.
Una vez llegados a este punto hay que hablar de las Cruzadas. Voy a ir muy rápido, pero si queréis conocer las cruzadas en detalle os dejo los vídeos correspondientes en un enlace arriba. La 1ª Cruzada comenzó en el 1096, y aprovechando la división de los selyúcidas, los cristianos lograron fundar 4 estados cruzados en Tierra Santa: el Condado de Edesa, el Principado de Antioquía, el Reino de Jerusalén y después el Condado de Trípoli.
Ante esto, los reyezuelos selyúcidas no se unieron, siguieron divididos y luchando entre ellos. Incluso en ocasiones se aliaron con tropas cristianas para combatir contra otros selyúcidas. Para el colmo, los asesinos nizaríes habían declarado la guerra a los sunitas… y asesinaban a personajes importantes. También mucha población local musulmana se oponía a los turcos, y se formaron milicias urbanas, los ahdat. Finalmente habría que hablar de los atabegs, un cargo creado por los turcos que era como un tutor militar, que protegía a un príncipe heredero menor de edad. Muchos de estos atabegs se hicieron con un poder tremendo, lo que generó aún más conflictos internos.
Hacia 1128 tenemos a varios de estos atabegs gobernando en Mosul, Alepo y Damasco. El de Mosul era Imad al-Din Zengi, y conquistó Alepo, y después, en 1144, conquistó el Condado de Edesa a los Cruzados, lo que desencadenó la 2ª Cruzada. Su hijo Nur al-Din se alió con Damasco contra los cruzados… y tras varias victorias, en 1154, hizo a los damasquinos vasallos.
Aquí cobran importancia los kurdos, una etnia nómada que vivía entre las actuales Turquía, Siria, Irak e Irán, y actualmente allí siguen. Los selyúcidas usaron a muchos como soldados, y uno de estos fue Salah al-Din ibn Ayyub, mejor conocido como Saladino. Su padre le cayó bien a Nur al-Din y le hizo gobernador de la ciudad de Tikrit, en Irak; y a su tío, Shírku, fue comandante del ejército de siria y atabeg de Damasco y Alepo.
Por el 1160 el Califato Fatimí tenía mogollón de luchas internas, y el califa de allí, Al-Adid, pidió sopitas a Nur al-Din para que pusiera orden. Éste envió a Shirku, y tras muchas batallas logró tomar el control de Egipto y acabó de visir. Pero murió, y el gobierno de aquel lugar pasó a su sobrino Saladino. Este sunita convencido decidió en 1171 destruir el Califato Fatimí chiita para imponer la obediencia nominal a los califas abasíes de Bagdad, aunque estuvieran to lejos. Se suponía que Saladino era ahora vasallo de Nur al-Din, señor de Mosul, pero Saladino le declaró la guerra y fue a enfrentarse a él. Inesperadamente, en 1174, Nur al-Din la palmó, no se sabe si lo envenenaron o qué, pero gracias a ello, Saladino se hizo con el control de todo con su Sultanato Ayubí, convirtiéndose en el gobernante más poderoso de Oriente Próximo.
Su siguiente objetivo fue ir a por los reinos cruzados, y obtuvo una gran victoria en la Batalla de los Cuernos de Hattin de 1187, en la que derrotó al ejército cruzado de Guy de Lusignan, el rey de Jerusalén. Este hecho, relatado en la película El Reino de los Cielos, precipitó la caída de Jerusalén de nuevo en manos musulmanas. Esto hizo que varios reyes europeos (Felipe Augusto de Francia, Ricardo Corazón de León de Inglaterra, y el pobre Federico Barbarroja del Sacro Imperio) enviaran una 3ª Cruzada que sólo consiguió la toma de Acre y la toma de Jaffa.
Luego en la zona de Marruecos, dominada por los Almorávides, empezó a surgir un movimiento tribal aún más fundamentalista dirigido por ibn Tumart, los Almohades. Prohibían los lujos, el vino, la música y la representación antropomórfica de Alá. Aprovechando la división de los almorávides con unos nuevos reinos de Taifas, estos almohades lograron hacerse con el control de Al-Ándalus. De esta época destaca Averroes, un filósofo y médico andalusí que fue desterrado por los almohades y sus obras fueron quemadas, aunque sobrevivieron copias en hebreo y latín.
Los almohades estuvieron un siglo a tope, pero en 1212 comenzó su declive gracias a la victoria cristiana de la Batalla de las Navas de Tolosa. Tras eso, sus dominios comenzaron a fragmentarse en diferentes reinos, siendo el más famoso el Reino Nazarí de Granada. Otros fueron los Benimerines, bereberes que formaron un sultanato en Marruecos que llegaría a controlar partes de Cádiz. Y luego también estarían los sultanatos de Tremecén y de los Háfsidas.
Por el 1150, desde la región de Gur, en Afganistán, surgió el Sultanato Gúrida. Eran unos budistas que se convirtieron al islam sunita, y formaron parte durante mucho tiempo del Sultanato Gaznávida. Fue un reino breve cuya máxima figura fue el rey Muhammad de Gur, quien acabó con los Gaznávidas en 1186… y conquistó un gran territorio que abarcaba también el norte de la India.
Tras su muerte, un esclavo turco suyo llamado Qutb ud-Din Aibak recibió el gobierno de las provincias indias del sultanato. Sin embargo, Aibak decidió independizarse de los gúridas y creó el Sultanato de Delhi en la India. Pero eso es otra historia y ya lo veremos cuando toque.
En esos años los califas abasíes lograron formar un ejército capaz de enfrentarse a los selyúcidas y fueron capaces de cargárselos hacia el año 1194. De aquí destaca el reinado del califa Al-Nasir, que pudo reorganizar el caótico estado, pero poco después llegaron los Corasmios y redujeron sus dominios al sur de Mesopotamia solamente.
Saladino fue un gran líder, y logró protegerse muy bien de los cruzados. Con ese objetivo construyó en el Cairo la Gran Ciudadela, un gran recinto amurallado al estilo de otras ciudades de oriente próximo. Posteriormente fue restaurada por los otomanos, y esa mezquita que podemos ver allí es la del sultán Muhammad Ali, y es del siglo XIX.
Saladino sobrevivió a muchos intentos de asesinato por parte de los nizaríes, pero en 1193 le llegó la muerte, y los siguientes sultanes ayubíes acabaron más preocupados en ampliar sus dominios que en fortalecer sus posiciones y en crear un reino estable.
Y los cristianos lo sabían y enviaron hasta 4 cruzadas más, cada cual más desastre que la anterior. Bueno, la 6ª Cruzada no fue mal, ya que el emperador Federico II llegó a un acuerdo con el ayubí al-Kamil para que le devolviera Jerusalén de forma pacífica en 1229.
Sin embargo, en 1244, musulmanes corasmios que venían del este se aliaron con los ayubíes de al-Salih, y juntos lograron reconquistar Jerusalén. Además, este sultán creó un poderoso ejército de esclavos turcos que, tras la 7ª Cruzada, en la que el rey San Luis de Francia conquistó Damieta, aprovecharon para tomar el control del sultanato. El sultán ayubí Turan Shah fue asesinado durante un banquete por el oficial mameluco Baibars, y la madrastra del sultán, Shayar al-Durr, ocupó el trono, pero llegaron estos soldados mamelucos y se la cargaron. Tras eso, expulsaron a los cruzados de Damieta, y el mameluco Aybak constituyó el Sultanato Mameluco de Egipto en el año 1250.
Pero entonces, en este escenario irrumpieron unos guerreros loquísimos e imparables que iban a cambiar todo el panorama político: los mongoles.
El Ilkanato Mongol y los Mamelucos de Egipto (1256-1517)
Esta parte de los mongoles la voy a pasar rápido, porque en los próximos meses hablaré bastante en detalle sobre ellos. Lo que tenemos que saber es que estaban mu locos y les gustaba destruirlo todo. Gengis Khan empezó tomando el norte de China en 1218. En los siguientes años fueron a por los Corasmios y sus poblaciones fueron masacradas y hechas esclavas. En 1227 murió Gengis, pero la fiesta continuó con su hijo Ogodei.
En 1237 Rusia fue invadida por Batú Kan, nieto de Gengis, y allí se conformó la Horda de Oro. En 1243 los mongoles avanzaron hasta Asia Menor y conquistaron el último bastión de los Selyúcidas, el Sultanato de Rum, que pasó a ser vasallo. En 1256 asaltaron la fortaleza de Alamut de los Asesinos nizaríes y acabaron con ellos. El Califato Abasí pudo resistir hasta el año 1258, cuando Bagdad fue tomada y arrasada por los mongoles dirigidos por Hulagu, otro nieto de Gengis. Todo fue incendiado, incluyendo su increíble biblioteca, destruyendo con ello valiosísimas obras. Mataron como a 100.000 personas, incluyendo al propio califa Al-Mustasim, aunque su tío pudo huir al Egipto Mameluco y allí sería nombrado califa de forma nominal. Es decir, que tenemos abasíes para rato.
Muchos historiadores dicen que las pérdidas materiales y humanas que causaron Gengis y sus colegas fueron irreparables y que aún hoy día Oriente Medio todavía no ha levantado cabeza por ello. Desde luego la gente de la época pensaba que estaban viviendo un auténtico apocalipsis.
Los únicos que pudieron detener el avance mongol fueron los Mamelucos del sultán Qutuz, quienes obtuvieron una gran victoria en la Batalla de Ain Yalut de 1260, cuyas tropas eran dirigidas por el mameluco Baibars.
Tras este hecho, el imperio mongol se dividió, y en Mesopotamia y Persia se constituyó el Ilkanato, independiente pero sometido a la autoridad nominal del gran khan. El ilkan Hulagu se dedicó a la matanza de musulmanes, aunque parece que respetó un poco más a cristianos nestorianos y a los budistas, e incluso se dio más autonomía a la mujer. Hulagu también patrocinó la construcción de cosas, como el Observatorio Astronómico de Maraghé, en Persia. Pero eso cambió hacia el 1290, cuando su bisnieto, Ghazan, se convirtió a la religión de Alá.
Baibars, el poderoso oficial mameluco, se cargó a Qutuz y se autoproclamó nuevo sultán. Fue un personaje muy célebre, pues logró llevarse bien con los bizantinos y con la Horda de Oro, en contra, por supuesto, del Ilkanato.
Otro sultán importante fue An-Nasir Muhammad, quien tomó los últimos reductos de los cruzados, Trípoli y Acre. Para el año 1291 ya no quedaba nada de presencia cruzada en la zona.
Su padre Qalawun construyó el famoso complejo de Qalawun, y su hijo no se quiso quedar atrás, y gracias a su mecenazgo levantó una gran mezquita que lleva su nombre, situada dentro de la Ciudadela de Saladino. Destacan sus minaretes y los mosaicos de su interior.
También se construyó el bazar o mercado de Jan el Jalili, conformado por pequeñas callejuelas. Y finalmente está la Mezquita de Amir al-Maridani, con su famoso minarete octogonal y con un domo en el piso superior.
Fuera del Cairo habría que añadir la Gran Mezquita de Mansouri, en Trípoli, en el Líbano, y que tiene algunos elementos cristianos; y la Gran Mezquita Omari de Gaza, que antiguamente fue una iglesia cristiana.
Y lo mismo pasó con el sultán an-Nasir Hasan, a quien le debemos la construcción de la Mezquita-Madrasa de Hasan. En esta foto es la de la derecha, la de la cúpula que parece un huevo. A la izquierda está la mezquita de Al-Rifai, pero es otomana, de 1900 o porai. La construcción iba a tener 4 minaretes, pero sólo construyeron 3 y encima uno de ellos, según se cuenta, se desplomó y mató a 300 personas.
Año 1300. Anatolia se fragmentó en diversos mini reinos. Uno de ellos sería el reino de los Otomanos. Estos tíos se volverían ultrapoderosos, pero ya hablaré de ellos más adelante, cuando empiece con la Edad Moderna. El Ilkanato también se desintegró hacia el año 1336 debido a las luchas faccionalistas entre esta gente. De ahí salieron reinillos como los Chupánidas, los Yalayéridas, los Muzafáridas o los Kártidas de Herat.
Hacia 1370, en la zona de la Transoxiana, dentro del territorio de los mongoles Chagatai, estaba Tamerlán, o Timur el cojo, o Timur el cruel, porque masacrar le ponía cachondo. Fue un jefe tribal de la Transoxiana que logró expandirse la hostia. Esto fue conocido como el Imperio Timúrida, y para 1394 se hicieron con el control de todo Oriente Medio, incluyendo el Sultanato de Delhi de la India, donde también asesinó a muchísima gente. Instaló su capital de Samarcanda, y en esos años se construyó la 1ª de las 3 madrasas que forman la famosa plaza del Registán. Pero quizás la construcción más famosa de aquel tiempo fuera la mezquita de Bibi-Khanym, con dos fachadas con varios iwanes monumentales y una enorme cúpula sobre uno de ellos.
Mientras tanto, los otomanos lograban cruzar a Europa, a la zona de los Balcanes, y tras muchas batallas redujeron al Imperio Bizantino a una mierdecita.
Hacia el año 1400 se instaló definitivamente en el poder del Sultanato Mameluco de Egipto la dinastía de los Buryí, que eran peña inculta y muy sanguinaria. Podríamos destacar al sultán Barsbay, que prohibió la importación de especias por el mediterráneo sólo para quedarse él con el monopolio y venderlas súper caras. De ahí que los europeos se lanzaran a buscar nuevas rutas comerciales que no pasaran por territorio mongol ni musulmán.
En 1405 murió Tamerlán. El tío sólo sabía conquistar y no había organizado ningún estado ni nada, así que todo su imperio cayó en la anarquía, y se fragmentó con Kara Koyunlu, o turcomanos de ovejas negras. Medio siglo después se convirtió en Ak Koyunlu, o turcomanos de ovejas blancas. En 1453 los otomanos conquistaron la ciudad de Constantinopla destruyendo el Imperio Bizantino, hecho que marca el final de la Edad Media y el comienzo de la Moderna.
El sultanato mameluco tuvo una nueva época de prosperidad durante el reinado de Qaitbey, y fue él quien levantó la Fortaleza de Qaitbey en Alejandría, donde antiguamente estaba el famoso faro. En el Cairo destaca un caravasar o wakala, que viene a ser un motel para comerciantes caravaneros. También financió una fuente en Jerusalén, así como la madrasa de Al-Ashrafiya. Finalmente destaca su complejo funerario en El Cairo. Sin embargo, a su muerte la peste mató a mazo de la población de Egipto y empezó el final de los mamelucos.
Tras el reinado más o menos decente del sultán Qansuh al-Ghawri, en el cual se construyó la Mezquita de Qani-Bay, el sultán otomano Selim I entró en Egipto en 1517 y lo conquistó todo tras la Batalla de Ridaniya. El sultán Tuman Bay II fue asesinado por los turcos y el califa abasí Al-Mutawakil III traspasó el título califal a Selim I. Aquí ya se acaban los abasíes.
Aprovechando las guerras intestinas de los mongoles, un persa llamado Ismail I se hizo con el control de la zona y fundó la Persia Safávida en el año 1500. En la batalla de Sharur (1501) tuvo una gran victoria contra Ak Koyunlu… y los mongoles se replegaron y acabaron volviendo a su vida nómada, y se convirtieron al budismo en masa.
En resumen, para 1527, el mundo musulmán se podría resumir en el Imperio Mogol de la India, que eran básicamente timúridas; la Persia Safávida en Oriente Medio; los Turcos Otomanos controlando Oriente Próximo, Egipto y los Balcanes; y luego otros estados random en el norte de África, como el Sultanato Wattásida de Marruecos, o Reino de Fez, sucesores de los benimerines. También estaban el Reino ziyánida de Tremecén; y el Emirato Háfsida de Túnez. Pero de todo esto hablaré en el futuro.