Mitología celta
Sabemos muy poco de las tradiciones y mitos de los celtas continentales. Eran más de transmitir sus historias de forma oral, a través de bardos, quizás para evitar que sus conocimientos cayeran en malas manos a través de su escritura. Pero bueno, algo se sabe. Creían en la reencarnación, no en el cielo, pero si que tenían un inframundo donde estaban las almas esperando. Como una cola de espera de reencarnación. Para los celtas insulares a veces eran montículos y otras veces eran más bien islas paraíso, como Mag Mell o la artúrica Avalón de la tradición bretona.
Los celtas practicaban el animismo, es decir, que consideraban que todas las cosas de la naturaleza tenían su alma. Sus dioses variaban de una tribu a otra, y es casi imposible establecer un panteón único. Algunos dioses que han sobrevivido son Teutates, un dios guardián, Cernunos, dios ciervo de la fertilidad y a veces del inframundo, la diosa caballo Epona, cuyo culto sobrevivió hasta la época romana; Ogmios, dios de la elocuencia, Essus, un dios que requería de sacrificios humanos, Belenos, el dios resplandeciente del sol… Y uno importante fue Lug, un dios multitask, que hacía de todo.
Los celtas también tenían, al igual que algunas tradiciones germánicas, a unos seres llamados hadas, especialmente en Irlanda. Se dice que vivían en los sídhes, lugares especiales y mágicos con forma de montículos huecos. El más famoso es Knockma, donde se dice que reinaba el rey de las hadas Fínvara. Estas hadas eran muy majas de vez en cuando, pero otras veces robaban bebés y dejaban troncos en su lugar, o raptaban gente para sacrificarlos o para tenerles de amantes. Las malas eran llamadas Gwyllion. Luego hay más tipos, como los Leprechauns o los bromistas Far Darrig. Otros seres típicos son los brownies, los duendes pixies, los terribles spriggans, o espíritus vampíricos como la Dearg Due. Otros, como la malvada hada Banshee, los gnomos o los goblins surgieron durante la Edad Media, probablemente a través de diferentes mezclas de tradiciones celtas, germanas y nórdicas.
Del panteón celta irlandés se sabe que Danu era la diosa madre más antigua. Si la rezabas lo suficiente, haría florecer la tierra. De ella vendrían los Tuatha de Danann, los hijos de Danu. Una divinidad que se repite entre todos los celtas, aunque a veces con diferente nombre, es Dagda. Un dios que tenía un caldero mágico con el que podía resucitar a los muertos. Tuvo varios hijos, el dios del amor Angus, la diosa guerrera Badb, su hermana Morrigan, Donn, dios de los muertos y la diosa de la fertilidad Brigit, que como era tan popular, los cristianos decidieron sincretizarla con Santa Brígida.
Por otra parte, la diosa Eire o Eriú fue la protectora de la isla de Eire, nombre con el que se conoce a la isla de Irlanda desde los tiempos antiguos. De ahí viene su nombre actual, Ireland.
EL CICLO DE LAS INVASIONES
La historia de Irlanda comienza cuando a una nieta de Noé, Cessair, se le niega su entrada en el arca antes del diluvio. La chica se cabreó y reunió a 50 mujeres y 3 hombres para irse lejos y no morir por el diluvio. En un barco llegaron hasta Irlanda, pero el diluvio les pilló igual y el único superviviente fue uno de esos hombres: Fintán, que vivió un porrón de años adoptando formas animales. La segunda invasión fue la de Portholón, también pariente de Noé, que llegó con su gente. Todo iba bien pero el adulterio de Delgnat, su mujer, acabó jodiéndolo todos murieron por una peste. Como veis, todo se ha mezclado con leyendas cristianas, pero ahora pasamos a los mitos más célticos.
Nemed salió de Grecia junto a muchos barcos, buscando un nuevo hogar, y un día vieron a lo lejos una torre de oro. En aquel lugar, unos remolinos les hicieron zozobrar y murieron casi todos. Se alejaron de allí y acabaron encontrando Irlanda. Pero descubrieron que allí vivían desde tiempos inmemorables los fomorianos (o fomorés), una raza de terribles demonios o titanes. Nemed logró vencerles, matando a sus dos reyes. Sin embargo, al morir Nemed, los fomorianos se envalentonaron, y liderados por dos nuevos reyes, Connan y Morc, lograron esclavizar a los nemedianos.
Fergus, uno de los hijos de Nemed, pidió ayuda a gente del continente, celtas, con sus druidas y tal, y lucharon y mataron a Connan y a Morc gracias a su magia. Pero la guerra continuó y los fomorianos lograron derrotarles a todos y echarles. Con esto, la isla quedó deshabitada durante 200 años.
Los descendientes de Nemed, los llamados Fir Bolgs, volvieron a la isla y se quedaron a vivir allí, parece que con el beneplácito de los fomorianos. Fueron los primeros en montarse una monarquía, ciudades y leyes. Hubo muchos años de paz hasta que llegó la quinta invasión, la de los Tuatha de Danann. Según se cuenta, el origen de esta gente fue un hijo de Nemed huido hacía muchos años, que se instaló en Escocia tras la guerra contra los fomorianos. Los Tuatha eran una especie de semidioses, con poderes mágicos y expertos en el arte druídico. Su rey era Nuada, que tenía una espada infalible, que te mataba cagando leches. Estos se enfrentaron a los Fir Bolgs y uno de ellos logró cortarle la mano a Nuada, y perdió el trono porque había una ley que decía que el rey tenía que estar completo. A pesar de este pequeño bache, los Tuatha vencieron a los Fir Bolgs en la 1ª Batalla de Mag Tuired y les convirtieron a todos en hadas. Luego intentaron las paces con los fomorianos, casando a Brigit con un Bres, hijo de fomorianos. La piedra Lia Fail rugió cuando Bres puso su pie sobre ella, lo que indicaba que era legítimo, y reinó sobre ambos bandos, pero favoreció a los femoré y estos esclavizaron a los Tuatha.
Nuada quería recuperar el trono para salvar a los Tuatha, y para ello recurrió a su mejor curandero: Miach, que creó una nueva mano de plata para el exmonarca. Con esto, Nuada pudo recuperar su trono y comenzó de nuevo la guerra. Eso sí, Miach fue asesinado por su padre, Diancecht, por envidia. Los Tuatha iban perdiendo, pero llegaría un personaje que cambió la balanza a su favor. Hablo de Lug Brazo Largo, mitad fomoriano, mitad Tuatha. Les dijo que se pasaba a su bando y Nuada le puso a prueba. Lo superó todo y el rey le puso a comandar su ejército.
Flashback: ¿De dónde sale este Lug? Resulta que su abuelo era un fomoriano llamado Balor, que tenía un ojo que mataba con la mirada. Ya le habían avisado de que su nieto le mataría, por lo que encerró a su hija Ethné en una torre junto a otras 12 mujeres guardianas. Y entonces apareció MacKineely, un tipo que quería vengarse de Balor por haber robado su vaca mágica. Acompañado por un druida y un hada se coló en la torre y preñó a la hija. Esta tuvo 3 hijos y Balor los tiró por un abismo. El único superviviente fue Lug, que fue rescatado por la hada.
Ahora Lug estaba dando batalla a los temibles fomorianos. Mientras él guerreaba con su lanza mágica y otros Tuatha como Morrigan y Ogma, el herrero Goiniu reparaba mágicamente sus armas rotas, mientras que Diancecht resucitaba a los guerreros muertos en un pozo mágico. Pero los espías enemigos lo taparon y Balor logró matar al rey Nuada y a su mujer Macha. Tras eso, Lugh dio muerte a su abuelo lanzándole con su honda una piedra mágica que le dio en el ojo y le salió por el cogote. Tras la 2ª Batalla de Mag Tuired los Tuatha ganaron, Lug fue nombrado rey, y los fomoré tuvieron que largarse.
Tras esto paz durante un siglo, pero hubo una sexta y última invasión en Irlanda. Para ello tenemos que viajar a una Galicia mitológica, donde vivía Breogán, un gaélico a quien se le atribuye la fundación de Brigantium, actual A Coruña, y la Torre de Hércules. El nieto de Breogán, Golam, que luchó por medio mundo y cuando volvió a Brigantium vio que las tribus autóctonas habían vencido a los gaélicos, y tuvo que poner orden. Gracias a sus victorias le apodaron Mil Espaine, y la última invasión sería a de los Milesinos, los hijos de Mil.
El primero en llegar a Irlanda fue su sobrino, Ith, que vio que los Tuatha eran reyes divididos y que sólo buscaban poder y territorios. Acabaron matando al chaval y los hijos de Mil decidieron invadir la isla. Se enfrentaron a terribles tormentas invocadas por los Tuatha, pero el mago Amergin logró encantar la isla para reclamarla para los milesinos con la ayuda de la diosa Eriú. Tras esto, ambas partes tuvieron que pactar. Los hijos de Mil se quedaron con la superficie y los Tuatha tuvieron que vivir en el subsuelo y en islas, como la Isla de Man, donde reinó Manannán.
EL CICLO DE ULSTER
Este ciclo de historias de leyenda comienza en el año 100 a.C. aproximadamente, cuando el rey Conchobar Mac Nessa de Ulster (Ultonia), o Irlanda del Norte, tenía un reino que era la leche. Dechtire, una de sus hermanas, desapareció junto a un montón de doncellas durante tres años, parece que raptado por las hadas y seres del inframundo. Tras su vuelta la muchacha trajo un hijo: Setanta. ¿Con quien lo había tenido? Con Lugh. Pasaron los años y el chaval comenzó a dar muestras de que tenía una fuerza desproporcionada.
Un día, el herrero del reino, Culann, invitó al rey y a más gente a su casa. Afuera tenía un ganado y un fiero perro protector. El joven Setanta llegó tarde y el perro le atacó mientras todos estaban dentro de la casa, pero el chaval mató al perro con una pelota. Tras esto, Setanta se ofreció a criar un sustituto y de vigilar el ganado, y fue llamado Cu Chulainn, el perro de Culann.
El chico se convirtió en un poderoso guerrero, con superpoderes y todo, y decidió meter fichas a una moza llamada Emer, hija del rey Forgall. Ambos se rieron de él por ser un crío, y decidió labrarse un currículum de muertes, así que comenzó a matar enemigos de Ulster pero su furia se apoderó de él cual Hulk, y comenzó a matar todo lo que se le ponía por delante. Conchobar tuvo que detenerle haciendo que la gente del pueblo le tirara agua. Tras eso, para controlar sus poderes, le recomendaron ir a Escocia, a superar el entrenamiento de la diosa guerrera Scathach, que solía acabar en muerte segura. Chulain aceptó y llegó allí atravesando un puente mágico.
Cuchulain superó todas las pruebas y Scathach le envió a vencer a una enemiga que se había echado, Aoife, a la cual derrotó. El caso es que ambos se enamoraron y tuvieron un hijo: Connla, a quien regala un anillo. Tras eso recuerda que estaba enamorado de Emer y va al castillo de Forgall. Después de reflexionar un segundo decide que la mejor forma de conquistarla es asaltar el castillo y matar a los guardias. Al final logra llegar a donde la chica y ambos se casan mientras el rey se tira por una ventana. Muy épico todo.
Pasan los años y su matrimonio es feliz. Pero entonces llega a Irlanda un gran guerrero niño. Este era Colann, su hijo bastardo. Según le había dicho Aoife, no podía decir quién era en realidad. En una pelea entre ambos Cuchulain lo mata y entonces ve el anillo y comprende que es su hijo. Putada. El tipo se volvió otra vez como Hulk. Tras calmarse vivió muchas aventuras, como la invasión de la Reina Maeb a Ulster. Es esta reina la que conspira contra él y a través de invocaciones logra hacer que Lugaid, un hijo de un tipo muerto por Cu, le clave una de sus lanzas.
EL CICLO ARTÚRICO
El último de los ciclos celtas es el de Arturo, que transcurre durante la Plena Edad Media en Inglaterra, aunque la historia parece que fue escrita por los celtas britanos por el siglo sexto; y luego tuvo unas cuantas reescrituras con inspiraciones de otros libros e historias, especialmente cuando estos celtas emigraron a Armórica.
Todo comienza cuando el rey Uther Pendragon y el duque de Cornualles Gorlois defendían las fronteras británicas de los asaltos sajones. Tras una victoria, Gorlois dio un banquete, y allí, el rey Uther se enamoró de la mujer del duque, Igraine, que tenía una hija: Morgana, que luego será importante. Uther, deprimido por el amor imposible, recurre al Mago Merlín, que gracias a un hechizo consigue darle el rostro del duque, colarse en el castillo de Tintagel, donde estaba la chica, y concebir juntos a Arturo. Tras eso, Gorlois murió en combate y Uther se casó con Igraine. Merlín le pidió a cambio educar al chaval, y una vez nacido, se lo entregó al noble Sir Héctor para que lo educase en la realeza junto a su otro hijo Kay. Arturo acabó de escudero.
Tiempo después Uther murió y comenzó una guerra entre los nobles para hacerse con el trono de Inglaterra. Un buen día apareció por arte de magia un yunque con una espada incrustada, Excalibur. Una inscripción decía que quien lograse sacarla sería rey de Inglaterra. Muchos lo intentaron, como Kay, pero no lo lograron. Arturo, que no sabía nada de su pasado, logró sacar la espada, y gracias a ello fue nombrado rey y sir Hector le contó que su padre era Uther. Vamos, que era adoptao.
Arturo se encontró la oposición de algunos nobles del norte, así que luchó contra ellos, y los fue venciendo. Muchos acabaron pasándose a su lado. Pero había un guerrero mejor que él, Lanzarote del Lago, o sir Lanzelot, que le retó a un combate. Arturo, to chulito, aceptó, pero veía que le estaban dando una paliza, así que, rabioso, usó el poder de Excalibur, pero esta se rompió. Arturo reconoció ante Merlín que se había dejado llevar por el orgullo, y habiendo reconocido su error, el druida decidió llevarle a ver a la Dama del Lago, que le dio una espada nuevecita. Por supuesto, Lancelot y Arturo se hicieron grandes amigos. (En otras versiones es Sir Pellinor, padre de Percival)
Al final Arturo ganó la guerra civil y se proclamó rey de Inglaterra y construyó un gran castillo: Camelot. Allí se casó con Ginebra y creó la Orden de los Caballeros de la mesa redonda. Su objetivo sería mantener la paz en el reino y salvar a damas en apuros. Algunos de los guerreros y amigos de esta orden fueron Lancelot, su hijo Galahad, sir Hector, sir Kay, Perceval, Bors, Bedivere o Gawain. A la corte también llegó Morgana, la hermanastra, que acabó de alumna de Merlín. Hubo años muy buenos, pero Arturo comenzó a deprimirse cuando Ginebra y su amigo sir Lancelot se liaron, algo de lo que ya le había advertido Merlín mucho antes.
(*Elaine, la hija de un rey que la tenía encerrada en su castillo, le hechizaría para hacerle creer que era Ginebra y juntos tuvieron a Galahad, quien logró encontrar el Santo Grial. Llegó al castillo donde vivía el Rey Pescador, o Rey Tullido, un rey cojo que guardaba la reliquia)
Arturo acabó acostándose con Morgana por despecho, por lo que parece, sin saber que ambos eran hermanastros. O igual si y Morgana, convertida en poderosa hechicera le embrujó. Otras versiones dicen que esta sesión de sexo incestuoso ocurrió antes de la boda. El caso es que tuvieron un hijo, Mordred, y como Merlín le dijo que cuidadín con el chaval, el rey le metió en una barca a la deriva, pero Mordred sobrevivió, y años después formó parte de los caballeros de la mesa redonda. Fueron tiempos de paz, pero Morgana y Mordred malmetían y más no poder, y llegaron a acusar a Ginebra de adulterio, por lo que Arturo la condenó a la hoguera. Lancelot la salvó in extremis, matando a algunos caballeros por el camino, y los dos se fugaron juntos. Tras esto, Arturo comenzó a sitiar el castillo de su antiguo amigo. Además los caballeros estaban emperrados en encontrar el Grial, y todos fueron muriendo uno a uno enfrentándose a monstruos varios. Todo esto minó Camelot.
Con la orden en las últimas, Mordred aprovechó para tomar el trono de Camelot. Ambos se hirieron mortalmente durante la Batalla de Calman y Arturo acabó pidiendo a Sir Bedivere que arrojase Excálibur al lago de la Dama, donde pertenecía. Tras la muerte de Arturo, una Morgana arrepentida le llevó en una barca a la isla de Ávalon, una isla relacionada con el Más Allá celta y en la que se alzaba un manzano cuyos frutos daban la inmortalidad.
Aunque esta historia es un mito, se cree que podría tener parte de verdad. Unos dicen que el verdadero Arturo fue un caudillo britano que luchó contra los sajones, que estaban invadiendo las islas. Otros que el nombre de Arturo viene de un oficial romano llamado Lucius Artorius Castus, destinado en el Muro de Adriano y que logró convertirse en gobernador de toda la isla. Además se cuenta que instaló la capital en Camulodunum, actual Colchester, que significa en celta “la fortaleza del dios Camulos”, que quizás inspirara el nombre de Camelot.