Mitología Azteca y Maya

MITOLOGÍA AZTECA – MITOS AZTECAS

Antes de la llegada de los nahuas al territorio que ahora es México, pueblos como Olmecas, Teotihucanos o toltecas adoraban a muchos dioses. Algunos ejemplos son la famosa serpiente emplumada dios del viento, del conocimiento y fertilidad, Quetzalcóatl; Mixcoatl, dios de la caza puede que otomí; Huehuetéotl, el dios viejo del fuego; y el dios de la lluvia y el rayo Tlaloc, aunque puede que con otro nombre.

Coincidiendo con el colapso clásico, alrededor del año 900, comenzaron a llegar nuevas tribus del norte, los pueblos nahuas, e invadieron gran parte del territorio. Implantaron sus dioses, como el solar Huitzilopochtli, el colibrí zurdo, dios de la guerra y el fuego, y Tezcatlipoca, señor del conflicto, la noche y los gobernantes, y a veces representado con forma de jaguar. Solía llevar un espejo-escudo donde veía lo que hacían los humanos. Por ello los aztecas le solían conjurar para evitar las mentiras en juicios.

Pero también adaptaron los dioses preexistentes a su panteón. Un ejemplo podría ser Ehécatl, el dios azteca del viento, que tuvo mucho sincretismo con Quetzalcóatl.

Según el Códice de Boturini, todos los pueblos nahuas venían de un lugar desconocido al norte al que llamaban Aztlan, aunque otras fuentes se refieren a este lugar como Chicomóztoc, las 7 cavernas, y de cada una salió una de las tribus nahuas. Como ya conté, los últimos migrantes en llegar a la zona de México central fueron los aztecas, quienes fundaron Tenochtitlan en 1340.

Según sus mitos de origen, ellos vivían en el quinto sol, es decir, en el quinto mundo. Los 4 mundos anteriores habían sido destruidos, uno tras otro, por diferentes cataclismos. En el origen de los tiempos habían una pareja primigenia creadora, los Ometéotl, quienes crearon a los demás dioses. (Ometecutli-Omeciuatl/Tonacatecutli-Tonacaciuatl). Estos hijos, sobre un océano primigenio, fueron creando el primero de los mundos.

El primer sol fue Tezcatlipoca, y alumbró un mundo de gigantes durante 700 años, posiblemente imaginados por los restos de huesos de mamuts y otros bichos de gran tamaño. Sin embargo, unos jaguares se comieron a todos y Quetzalcóatl le quitó el poder de un garrotazo. El pobre dios cayó al agua y se convirtió en un jaguar y en la Osa Mayor, hubo temblores y todo se fue a la mierda.

La serpiente emplumada había creado a una especie de proto-hombres que se convirtieron en monos durante los siguientes 700 años, pero Tezcatlipoca se quiso vengar y le echó con unos vientos huracanados de la hostia. El tercer sol fue Tlaloc/Tlalocatecutli durante solo 364 años, y gobernó sobre hombres-mono. Hasta que Quetzalcóatl hizo llover fuego del cielo, ceniza volcánica, y le cambió por su esposa o hermana Chalchiuhtlicue, diosa de los lagos. Durante este cuarto sol aparecieron los hombres-pez, pero una lluvia torrencial les arrastró hasta los mares y se convirtieron en los actuales peces.

Después de la destrucción del 4º sol, todos los dioses se reunieron en Teotihuacán para decidir a quien poner de sol. Dos se dieron de leches por ello, el cretino de Tecuciztecatl y el humilde y leproso Nanahuatzin. Ambos ardieron y murieron. Supuestamente Nanahuatzin se sacrificó voluntariamente, pero entonces ambos resucitaron como soles, pero los dioses dijeron que aquello era sacrilegio y a Tecuciztecatl le tiraron un conejo y lo convirtieron en Luna.

En ese momento, el mundo era todo agua, pero Quetzalcóatl y Tezcatlipoca decidieron reconstruir la tierra. Sin embargo, antes tuvieron que partir en dos a un monstruo personificación del caos llamado Tlaltecuhtli, o Cipactli, que tenía tanta hambre que le salían mandíbulas por todas partes al cabrón. Su cadáver dio forma al mundo, y solo los sacrificios humanos hacían que de su cuerpo brotasen las plantas necesarias para la vida de la gente.

Para crear a la humanidad Quetzalcóatl tuvo que viajar al inframundo de 9 niveles, el Mictlan, gobernado por Mictlantecuhtli. ¿Por qué? Porque para crear humanos tenía que buscar los ingredientes secretos, es decir, los huesos de los anteriores humanos-pez. Para darles la vida usó su sangre. El problema fue que Mictlantecuhtli se arrepintió y le tendió una trampa al dios, que murió y los huesos se rompieron. Pero luego Quetzalcóatl revivió como si nada, no os preocupéis, pero estos huesos rotos explicaban que la gente tuviese diferente altura.

Pero el 5º sol no era inmortal. Era sólo uno más. Todos pensaban que ese mundo acabaría en un gran cataclismo si no veneraban al sol y sacrificaban gente en su honor. Gracias a los dioses existían las guerras floridas, para nutrir a los aztecas de carnaza para el astro rey.

El origen del calendario maya y azteca fue común, pero mientras que los mayas no creían que tras el final de su cuenta larga fuese a haber un apocalipsis, los aztecas sí que creían en ello. Pensaban que cada 52 años se acababa el contrato para vivir en el 5º sol, y la única forma de renovarlo era a través de la ceremonia del Fuego Nuevo. Se rompía todas las ropas y objetos de las casas, se apagaban todas las luces y todos aguardaban en las azoteas cagaos de miedo mientras los sacerdotes hacían sacrificios rituales en una gran hoguera.

Un mito interesante es el origen de Huitzilopochtli. Su madre era la diosa de la tierra fértil Coatlícue. La mujer solo se dedicaba a barrer, pero un día cayó una pluma del cielo y gracias a ella se quedó embarazada de un dios, Huitzilopochtli. Cuando se enteraron sus 400 hijos, los surianos, y su hija Coyolxauhqui, se lió parda y fueron a matar a la mujer. Sin embargo, cual Atenea, Huitzilopochtli nació armado y con licencia para matar, y se cargó a todo el mundo, incluida a su hermana, a quien decapitó y su cabeza se convirtió en la Luna (otra más). Después tiró su cuerpo por la colina de aquella montaña, la de Coatépec, y los aztecas conmemoraban esto en el Templo Mayor de Tenochtitlan.

Tiempo después Quetzalcóatl enseñó a los humanos toltecas que vivían en la mítica ciudad de Tollan a cultivar maíz, mientras otros dioses como Opochtli les enseñaban el arte de la pesca. Los Toltecas se lo agradecieron mucho, pero Tezcatlipoca estaba enfadado. Resulta que aquel dios antiguo no nahua era poco fan de los sacrificios humanos, y eso no podía ser. Se disfrazó de anciano o mago junto a sus amigos y emborrachó a la serpiente a base de embrujos.

Este se pilló una cogorza de tres pares de cojones, hizo movidas chungas y cuando las gentes se lo echaron en cara decidió autoexiliarse. Se agenció un barco y se fue por el este, prometiendo regresar algún día. Fantasiosamente se cuenta que llegó al Yucatán mayense y allí acabó siendo adorado como Kukulcán. Años después se dice que los aztecas confundieron a Hernán Cortés con la reencarnación del dios, pero realmente existen muchas dudas de que ocurriese.

Desde luego los aztecas vivieron con miedo, pues este Tezcatlipoca era bastante cabronaquer, y demandaba muchos sacrificios humanos para que el mundo en el que vivían no se fuese a la mierda. Otros amantes del sacrificio eran Xólotl y Xipe Tótec, el desollador. Se llamaba así porque, aunque también era un dios renovador del maíz y otras mierdas, durante los rituales se despellejaba un hombre, y los devotos se vestían con la piel durante 20 días. Como tendría que oler aquello. (que cochinada).

Cihuacóatl, la que había sido la primera diosa en dar a luz, ahora vagabundeaba por el mundo diciendo que el fin estaba cerca. Que vendrían nuevos dioses a reemplazar a los antiguos. Después de que los españoles conquistaran México, la leyenda sigue hablando de esta diosa, pero con un toque fantasmal, ya que algunos dicen que solo se pueden escuchar sus lamentos y lloros, de ahí que muchos la llamen La Llorona.

MITOLOGÍA MAYA – MITOS MAYAS

La mitología maya y nahua es bastante parecida. Se cree pudieron haber tenido el mismo origen, pero fueron cambiando para después influenciarse mutuamente tras muchos años separadas. La historia del origen del mundo maya está contenido en un manuscrito llamado Popol Vuh, escrito por un fraile español en el siglo XVII. Se supone que el hombre tradujo parte de una gran saga mitológica que remonta sus orígenes al periodo Clásico, ya que fragmentos de estas historias también se encuentran en monumentos por todo el área maya.

Se dice que al principio del tiempo un extenso mar lo cubría todo. De alguna forma surgieron dioses, como Ixpiyacoc e Ixmucané, y Hurakán, relacionado con el nahua Tezcatlipoca, Tepeu, dios del cielo, y Gucumatz, la versión quiché de Quetzalcóatl y mejor conocido en Yucatán como Kukulcán. Estos crearon la tierra, y también plantas y animales que la poblasen. Todo apunta a que cuando los toltecas emigraron del valle de Anahuac a la zona maya llevaron sus tradiciones y dioses consigo y de alguna forma se fusionaron.

Los dioses intentaron crear a los humanos primero con barro y después con madera, pero todos sus esfuerzos fueron infructuosos. Huracán vio que estos humanos sin memoria no servían para nada y decidió hacer limpieza de enviando un Gran Diluvio, y los pocos que sobrevivieron se convirtieron en monos. Después de esto la diosa Ixmucané probó con el maíz y tachán. Nacieron los humanos actuales, cuatro chicos y cuatro chicas, a los que les quitó un poco de inteligencia para que no se fliparan demasiado.

Habitaron en Tulan-Zuiva, las 7 cuevas, algo parecido al Chicomoztoc nahua, y fue allí donde estos mayas-quiché comenzaron a hablar dialectos diferentes hasta no entenderse, algo parecido a la torre de babel bíblica. Guiados por el dios Tohil abandonaron el lugar y pudieron ver por primera vez el sol.

La vida de los dioses y hombres no iba a ser fácil. El dios guacamayo Vucub Caquix y sus dos hijos gigantes, Zipacná y Cabrakán empezaron a tocar los cojones provocando terremotos, y la diosa del maíz envió a sus dos hijos gemelos a matarlos. Estos eran Hun-Hunahpú y Vacub-Hunahpú. Los gemelos hirieron al dios guacamayo en la mandíbula con una cerbatana, pero éste pudo arrancar el brazo a uno de los hermanos y llevárselo a su casa. Para recuperarlo, los dioses se hicieron pasar por ancianos curanderos y convencieron a Caquix de curarle la quijada, pero le quitaron sus dientes de oro y reventaron sus ojos como soles, y el pajarraco murió.

Un día, ambos hermanos fueron a jugar al juego de la pelota pero desaparecieron misteriosamente. Pasó el tiempo y una princesa del inframundo llamada Ixquic vio un árbol frutal y comió de él. No lo sabía, pero esos frutos eran parte del asesinado Hun-Hunahpú, y quedó embarazada de gemelos.

Estos gemelos eran Hunahpú e Ixbalanqué. Ellos pasaban de todo un poco, disfrutaban de la vida convirtiendo a sus hermanastros cabrones en monos, pero un día cometieron un error: al igual que su padre, se pusieron a jugar al juego de la pelota justo debajo de donde estaban los señores de Xibalbá, el inframundo maya.

Los dioses del inframundo estos les enviaron un mensaje: “venid a jugar aquí abajo, que lo vamos a pasar muy bien”. Pues allá que fueron los gemelos y allí jugaron con los xibalbanos. Después tuvieron que pasar varias peligrosas pruebas como meterse a templos llenos de cuchillos, jaguares y murciélagos, pero sobrevivieron a todo.

Como los demonios no sabían cómo matarles, les llevaron frente a una hoguera y les quemaron en un sacrificio parecido al que habían hecho con su padre. Tiraron sus restos al mar pero los gemelos aparecieron reconvertidos en peces para después transformarse en hombres que hacían milagros y resurrecciones. Los señores de Xibalbá se enteraron del asunto y tuvieron curiosidad pero cuando se dieron cuenta de que eran los gemelos no pudieron escapar y todos fueron asesinados y no resucitados.

Los gemelos lograron recuperar las partes de su padre y devolverlo a la vida, convirtiéndose en el dios joven del maíz y resurgiendo por una grieta del suelo. Este mito simbolizaba eso, el maíz, que debe primero viajar al inframundo, es decir, enterrarse en la tierra, para generar nueva vida, y germinar y crecer como planta. Después de eso Hunahpú se convirtió en el Sol e Ixbalanqué en la Luna.

El sol y la luna eran muy importantes para los mayas, y todos sus ritos estaban controlados por su calendario, el calendario maya. Para esta gente la luz era el bien y la oscuridad el mal y la muerte. Temían mucho a la muerte, representada por Ah Puch, el dios gobernador del noveno inframundo, y también temían sobremanera al dios-murciélago Camazotz, de origen zapoteca y que luego pasó a los quichés.

Chaac era el narigudo dios de la lluvia y tormenta, como Tlaloc, y generalmente se le hacían sacrificios en los cenotes sagrados arrojando jovencitos. Itzamná era el dios de la escritura y se le relacionaba con el inframundo. Ixchel era la diosa de las aguas y de la medicina, de la luna y de las artes textiles, y adoraba destruir cosas.