La siguiente historia tiene lugar entre el año 710 y el 1185
PERIODO NARA (710-794)
Nara se convirtió en una ciudad llena de cultura, construida muy al rollo de la China de los Tang, y la corte imperial asimiló muchas de sus costumbres, como la acuñación de las primeras monedas, aunque todavía no eran de uso corriente. El sintoísmo, el confucionismo y el budismo convivieron y se construyeron templos por todo Japón. El problema era que no todos veían bien a Buda, como venía siendo habitual en la familia Fujiwara.
Fujiwara no Fuhito era un funcionario importante durante el gobierno del emperador Shomu, y se metió en problemas al contradecir al príncipe Nagaya por la cuestión religiosa. Hubo movidas y los 4 hijos del primero lograron condenar a Nagaya a la pena de suicidio por un crimen que supuestamente no había cometido (729). Pero los hijos de Fuhito parece que murieron todos de viruela, y lo vieron como una maldición. Fue un periodo de inestabilidad, con algunos traslados, pero al final el poder volvió a Nara.
El emperador Shomu inició la construcción del Todai-ji, la Gran Puerta de Oriente, donde estaba el Gran Buda Sol (Vairocana), con casi 20 metros de altura. También se construyeron por todas las provincias muchos Kokubunji, templos budistas con los que el emperador esperaba convertir a todo Japón.
Este tipo abdicó por el 750 para convertirse en monje budista y su hija, la emperatriz Koken, subió al trono con el apoyo del clero budista, que coparon los mejores puestos de la administración. Entre el 58 y el 64 estuvo retirada y gobernaba su primo, pero era más un títere que otra cosa.
Durante su retiro, esta mujer comenzó a trabar amistad con un monje budista muy célebre, Dokyo, quien le curó de una enfermedad muy grave. No se sabe si tenían un rollete, pero cuando volvió al trono con el nombre de emperatriz Shotoku le dio títulos y un puestazo buenísimo en la corte. Pero este Dokyo quería ser emperador, y manipuló a la mujer cosa mala.
Obviamente los Fujiwara se pusieron a conspirar para echar al budista, y Fujiwara no Nakamaro, primo de la emperatriz y Daijo Daijin, intentó dar un golpe de estado (764), pero falló y le mataron.
Pasó el tiempo y Dokyo dijo que tuvo una visión en la cual Shotoku le hacía emperador. Parece que la mujer iba a hacerlo, pero el problema fue que la emperatriz murió y en el testamento parece que nombró sucesor a Konin, su cuñado. Dokyo fue entonces exiliado. Se expulsó a los monjes budistas de poder y ahora el gobierno japonés, en manos de los Fujiwara, no tenía tanto interés en patrocinar a esta gente. Y por lo fácil que fue manipular a la emperatriz se prohibió a las mujeres gobernar durante casi 1000 años.
Año 774. Comienza la Guerra de los 38 años (774-796). ¿Quiénes fueron los enemigos? Los Emishi/Ezo, los bárbaros del norte. Sakanoue no Tamuramaro fue el gran héroe de la contienda. Por esta época también apareció el Waka, la primera manifestación de poesía japonesa.
Hacia finales de este siglo VIII se empezó a ver que el sistema tenía fallos y se estaba yendo a la mierda. Tener un ejército imperial permanente era carísimo, y para el 792 se dejó de reclutar a gente, para permitir las milicias locales regidas por los jefes de distrito. Con el tiempo, las familias cortesanas y lo monjes se fueron haciendo con el control de latifundios, los shoen, y con ello llegaría a tierras japonesas un sistema feudal que duraría casi mil años, como en Europa. Este fue el Periodo Heian, porque el emperador Kanmu trasladó la capital a Heian-kyo, actual Kioto.
PERIODO HEIAN (794-1185)
Heian, la bella y lujosa nueva capital japonesa durante el siguiente milenio, vio el florecimiento de la cultura japonesa típica y el refinamiento de la corte. El Estado Imperial era quien cortaba el bacalao, sin embargo, a finales de esta época eso cambiaría completamente. Pero no nos adelantemos.
Para reformar este poder central total se crearon dos nuevas oficinas. La Oficina Privada del Emperador, para crear edictos más rápido, y el Consejo de Policía Metropolitana, los Kebiishi, que reemplazaron a la guardia imperial. Estos impartirían justicia, combatirían los abusos de poder de gobernadores y hasta hacían labores de inspección fiscal.
Entre el año 800 y 810 llegaron del continente nuevas sectas budistas, que se fueron instalando en las montañas alrededor de la capital. Una fue la Tendai, introducida por el monje Saicho. Crearon el templo Enryaku-ji, en el monte Hiei. Los Tendai pasarían a formar años después a puestos estatales bastante buenos, ya que el emperador pensaba que aquel santuario detenía a los espíritus malignos. Otro monje, Kukai, fundó el Monasterio del Monte Koya e introdujo el budismo tántrico Shingon y otras movidas esotéricas. Uno de sus mayores fans fue el emperador Saga.
En la época Heian las influencias chinas y budistas alcanzaron su punto máximo. La escritura japonesa se potencia y se crean grandes obras literarias y artísticas. Algunos ejemplos fueron el Libro de la Almohada (Makura no shohi), de Sei Shonagon; e Historia de Genji (Genji Monogatari), de Murasaki Shikibu, donde esta escritora habla sobre la vida en la corte imperial a través de los ojos del príncipe Genji y su hijo.
Simplificando la escritura china se crearon silabarios fonéticos como el Hiragana y el Katakana, mientras que el kanji tradicional se reservó para la escritura más formal. En pintura destacaba el estilo Yamatoe. Los emakimono eran rollos narrativos que ilustraban historias a veces con textos, por eso algunos los consideran como predecesores del manga.
Durante estos años pasaron muchos emperadores por el trono de crisantemo. La corte imperial era manejada desde las sombras por el clan más poderoso, el de los Fujiwara, y a través de matrimonios habían acumulado mucho poder. Antes en la corte solía haber 100 representantes de los clanes, pero con el paso de este periodo casi todos los puestos fueron tomados por los Fujiwara. Pero nunca intentaron sentarse en el trono, ya que lo más cómodo era usar su poder desde la regencia y otros puestos.
Por ejemplo en el año 858 comenzó a reinar el emperador Seiwa a la edad de 8 años, y su abuelo Fujiwara no Yoshifusa asumió su regencia, algo que se haría costumbre. Este construiría el Santuario Iwashimizu, dedicado al dios shinto de la guerra Hachiman.
Su hijo, el emperador Yozei, subió al trono en el año 876 a los 7 años. Este tipo es lo más parecido a Jeffrey de Juego de Tronos. Le encantaba hacer pelear animales y hasta ejecutar él mismo a criminales con su espada. Parece que mató a uno de sus vasallos y sus Cortesanos dijeron: “Hasta aquí”. Y le echaron. El chaval vivió retirado del mundo mientras otros familiares suyos reinaban. Se dice que acabó estrangulando varias mujeres. En fin, un chalado.
En el año 900 el emperador era Daigo, que aunque tenía sangre Fujiwara no quería que estos le manejaran. Tuvo algún mal rollo con un político y poeta llamado Sugawara no Michizane, y éste murió en extrañas circunstancias. Tiempo después los hijos del emperador Daigo comenzaron a morir, un rayo incendió el palacio, Daigo cayó enfermo… Pensaron que podría haber sido la maldición de Michizane. Le construyeron un santuario y ahora es como un santo para aprobar los exámenes.
Pero aquí llegan los problemas. Este siglo X fue un poco jodido, pues hubo plagas y hambruna, lo que causó rebeliones varias. Recordemos que ya no había reclutamiento forzoso, era muy caro. ¿Quién iba a poner orden? Pues al gobierno se le ocurrió la idea de dejar a los gobernadores locales reclutar tropas para que fueran ellas las que hicieran frente a las rebeliones. Esto, lógicamente, dio a las provincias un poder de la leche.
Estas aristocracias militares provinciales, los antiguos uji, se fueron trasformando en los míticos samuráis, “aquellos que sirven”. ¿A quién? En este caso al Shogun, al gobernador. Y no al emperador. Estos jefes provinciales preferían unirse entre ellos para solucionar sus problemas antes que pedir sopitas al emperador, muy alejado de su estilo de vida. El emperador no podía extraer rentas de sus territorios, y cuando enviaron a los inspectores estas provincias decidieron cortarles el paso.
Desde luego, el primer gran problema con esta gente comenzó en el año 935, cuando Masakado, del clan Taira, mató al gobernador de Hitachi y se hizo con el control de su territorio y de otros muchos de la llanura de Kanto, proclamándose emperador. Su rebelión fue aplastada y su cabeza adornó el palacio de Heian.
El máximo control Fujiwara tuvo lugar entre el año 995 y el 1027, con Fujiwara no Michinaga al frente de la política de la corte imperial bajo el reinado del emperador Ichijo, quien estaba más interesado en la música y en la poesía que en mandar, y otros muchos.
En el año 1051 estalló la Guerra Zenkunen (1051-1063). Resulta que en la provincia de Mutsu mandaba el clan militar de los Abe, no un gobernador. El supuesto gobernador ni podía acercarse, y pidió ayuda a Kioto. Tras 12 años de luchas las tropas de Minamoto no Yoriyoshi vencieron a las de Abe no Sadato. Es aquí donde el clan Minamoto, o Genji, se marcó un buen tanto que le hizo popular. (Batalla de Kawasaki 1057/Kuriyagawa 1062).
Año 1068. Llega al poder Go-Sanjo, el primer emperador en 170 años que no nacía de una madre Fujiwara, y claro, el chaval intentó quitarse a todos estos de la corte todo lo que pudo. Fue su sucesor Shirakawa el artífice del Insei, la Oficina del Emperador Enclaustrado. ¿Qué mierda significa esto? Pues que ahora los emperadores se podían retirar a un monasterio, pero seguían teniendo su poder total aunque el emperador fuese otro. De hecho, este Shirakawa fue el primer emperador en abdicar bajo el Insei para convertirse en monje budista.
Y entonces, en el año 1156, llega al trono el emperador Go-Shirakawa, mientras que Sutoku quedaba como Insei, emperador enclaustrado. Este hecho hace que los clanes comiencen a darse de leches entre ellos, unos a favor de Sutoku y otros a favor de Go-Shirakawa, como fue el caso de los samurais. Fue la llamada Rebelión Hogen (1156). En esta guerra civil pelearon Fujiwaras, Minamotos y Tairas entre ellos pero también entre dentro de sus propias familias.
Al final venció en bando de Go-Shirakawa, y los Fujiwara y los Minamoto fueron expulsados y el sistema Insei abolido, mientras que los Taira ganaron mucho poder. El emperador se retiró sólo dos años después y puso al emperador Nijo, aunque el enclaustrado siguió mandado de facto hasta el 1192, el resto de la época. Todo parecía volver a la norma…
No. Hubo una nueva rebelión, la Rebelión Heiji (1159). En este conflicto, Minamoto no Yoshitomo y Fujiwara no Nobuyori intentaron dar un golpe de estado contra la corte imperial y los Taira. Sin embargo, las fuerzas de Taira no Kiyomori lograron derrotar al clan Minamoto y obtener el poder imperial completo durante los siguientes 20 años.
En el año 1177 Go-Shirakawa estaba un poco hasta los huevos de los Taira, que le habían invadido el palacio, así que intentó un golpe de estado contra este clan. Fue un fracaso y el emperador enclaustrado es enviado a otro palacio, al de Toba.
En ese tiempo, Minamoto no Yoritomo, con ganas de vengarse, fue reclutando a guerreros por las provincias, sobre todo de las llanuras de Kanto, y en el año 1180 estalló la Guerra Genpei (1180-1185), que enfrentó a estos Minamotos contra los Tairas aliados con el emperador niño Antoku. Estos últimos salieron escaldaos tras la batalla naval de Dan no Ura (1185), en la que murió Antoku.
El Emperador Enclaustrado Go-Shirakawa nombró emperador a Go-Toba, que tenía solo 3 años. Fue reconocido por los Minamoto y el cargo de emperador siguió existiendo, pero su poder era ya residual, y pasó a llamarse… Mikado.
Con la victoria de los Minamoto se consolida el régimen feudal y guerrero del Shogunato, en la ciudad de Kamakura, el gobierno de los samurái. El primer shogun sería Minamoto Yoritomo. Aquí podríamos decir que comienza la era Feudal en Japón.