El Gran Ducado de Toscana y el fin de los Medici

La siguiente historia tiene lugar entre el año 1569 y el 1737 d.C.

ITALIA MODERNA 7: EL GRAN DUCADO DE TOSCANA Y EL FIN DE LOS MEDICI

EL GRAN DUCADO DE TOSCANA (Los Medici) (1569-1737)

Cosme I de Medici fue el duque de Florencia desde el año 1537. Su vida la conté en el último capítulo dedicado a los Medici. Durante su gobierno compró la isla de Elba a Génova, conquistó Siena y potenció una poderosa flota naval que participó en la Batalla de Lepanto contra los turcos.

En 1569, Cosme I fue nombrado por el papa Pío V como Gran Duque de Toscana, dando comienzo a la historia de un nuevo estado conocido como el Gran Ducado de Toscana, que duraría hasta 1859. El duque gobernaría este estado como un monarca absoluto, muy alejado del sistema republicano anterior. Sin embargo, también se fomentó el feudalismo, y muchas familias florentinas se aristocratizaron. Se fomentó que esta gente abandonase sus actividades comerciales, industriales y bancarias para pasar a formar parte de la administración… o para ocupar feudos, tierras y propiedades que eran como premios para las familias fieles. ¿Por qué se fomentó esto? Porque si todo el capital de estas familias eran tierras y estaban dentro de los límites del Estado, eran más fáciles de controlar; y lo mismo pasaba con los puestos administrativos, que dependían directamente del favor del duque. No como ocurría con los comerciantes y demás, que podían actuar con su dinero desde el extranjero y de forma independiente.

Cosme I murió poco después de la creación de este nuevo ducado, en 1574, y su hijo mayor Francisco I fue quien tomó las riendas de la Toscana. El ducado era políticamente estable y económicamente próspero.

Francisco I vivía una vida cómoda y eso de gobernar le parecía un rollazo tremendo, por lo que delegó todo en consejos de burócratas. ¿Y qué hacía Francisco I mientras tanto? Pues aparte de vivir la buena vida (yéndose a pescar y a cazar), también tuvo un gran interés en las ciencias.

El duque y su arquitecto personal, Bernardo Buontalenti, convirtieron el Palacio de los Uffizi en la sede de las colecciones artísticas mediceas. Allí se expusieron esculturas y pinturas antiguas y modernas, y objetos raros y preciosos. Vamos, que se montaron un museíto to wapo.  

Lo más interesante de la vida de Francisco I fue su vida amorosa. Francisco I se había casado con Juana de Austria, hija de Fernando I, emperador del Sacro Imperio. La chavala no era especialmente atractiva, de hecho, era un poco deforme, y además no le daba hijos varones. Pronto el duque acabó enrollado con una noble veneciana llamada Bianca Cappello. Esta muchacha comenzó a urdir una trama que beneficiara sus intereses. Se cuenta que compró un recién nacido varón y lo hizo pasar por hijo de ambos.

El engaño no coló y tuvo que confesarlo todo, pero fue perdonada porque el duque estaba demasiado enamorado.  

Para complicar más las cosas, en 1577, la duquesa Juana tuvo un hijo varón, al que llamaron Felipe. Sin embargo, Juana murió al año siguiente y el niño este cuatro años después. Ante esto, Francisco I se casó con Bianca, aunque parece ser que la chavala era estéril y no hubo descendencia.

Por cierto, el hermano del gran duque, Pedro de Medici, se había casado con Leonor de Toledo, hija del virrey de Sicilia y marqués de Villafranca del Bierzo,

pero la chavala fue estrangulada en 1576 por haberle puesto los cuernos. Tras estos hechos, Pedro acabaría en la España de Felipe II luchando en la conquista de Portugal.

Algo similar ocurrió con Isabel de Medici, hermana de Francisco y Pedro. Isabel se casó con Paolo Giordano Orsini, duque de Bracciano. Sin embargo, su primo Troilo se hizo su amante. Cuando todo esto se descubrió, Isabel fue estrangulada en la villa de Cerreto Guidi. El duque Francisco I pasó del tema y dijo que había sido sufrido un accidente mientras se lavaba la cabeza.

En octubre de 1587, Francisco I cayó enfermo, y días después también Bianca. Ambos murieron con unas pocas horas de diferencia. Todo apunta a un complot por envenenamiento. Unos dicen que el asesino pudo ser su hermano menor Fernando, que le odiaba cosa mala, aunque en los últimos tiempos habían hecho las paces.  

El trono del ducado fue a parar a este Fernando I, quien había sido desde los 14 años cardenal en Roma. El tipo se tomó muy en serio esto de gobernar, e hizo de todo. Construyó carreteras, fundó el hospital público de San Paolo, drenó las marismas toscanas para crear nuevos campos de cultivo, creó jardines botánicos, promovió el comercio y la minería, la industria de seda toscana, combatió el bandolerismo… Un montón de cosas.

Fernando I continuó con la obra de su padre y convirtió un pequeño pueblo de pescadores llamado Livorno en un gran puerto comercial de más de 10.000 habitantes. Este puerto sería muy potente, y muchas mercancías inglesas, españolas o alemanas empezarían a recalar allí. Esto supondría una nueva competencia para Génova. Especialmente importante fue la importación de grano de trigo venido desde Polonia, debido a una época de malas cosechas en la Toscana.

Fernando I fue el primer Medici en alejarse de la influencia de los Habsburgo, y se casó en 1589 con Cristina de Lorena, nieta de Catalina de Medici, quien como ya dije, fue reina de Francia. Y también casó a su sobrina María con el rey de Francia Enrique IV, el primero de la casa Borbón, rey con quien se llevaba bastante bien y a quien concedió diversos préstamos bancarios.

Esto no molaba nada al rey de España Felipe II, y hubo mandanga diplomática entre familias que acabó con Fernando I teniendo que recular. Abandonó a los Borbones franceses y volvió a la senda proespañola, y casó a su heredero, Cosme II, con la archiduquesa María Magdalena de Habsburgo, hija del Archiduque de Austria Carlos II de Estiria, y cuñada del nuevo rey español Felipe III.

Durante el gobierno de Fernando I fueron habituales los ataques de la flota toscana a diversos puntos estratégicos de los turcos otomanos. Es famoso el intento de tomar Chipre en 1607, que fue un fracaso. Sí que tuvo éxito en Bona, Argelia, y en la captura de tres navíos que iban a La Meca llenos de peregrinos musulmanes. El rescate de toda esta gente llenó las arcas toscanas.

La construcción más importante de este periodo fue el Mausoleo de los Grandes Duques de Toscana, o Capilla de los Medici, levantada en la iglesia de San Lorenzo y diseñada por Matteo Nigetti. En este panteón fue enterrado Fernando I y allí serían enterrados otros miembros de esta familia.

Otra construcción importante fue el Fuerte Belvedere, en lo alto de una colonia junto a los Jardines Bóboli y el Palacio Pitti, que como ya expliqué, fue la residencia de los duques de Toscana.

Cosme II comenzó a gobernar la Toscana en 1609. A él le pasaba lo mismo que a su tío, que gobernar le daba pereza, y dejó los asuntos de gobierno a sus secretarios.

En estos años se cerró la Banca Medici, pues ya no era una actividad tan rentable. El maldito Felipe II no solía devolver los préstamos y claro, así uno se arruina. A partir de este punto, todo el patrimonio Medici sería empleado en los gastos de la corte, obras de arte e inversiones agrarias.

A Cosme II le interesaba mucho la ciencia y la astronomía, y patrocinó al astrónomo Galileo Galilei, su antiguo profesor de matemáticas y que en aquella época daba clases en la Universidad de Pisa. Galileo es famoso por seguir teorizando con las ideas de Copérnico, el modelo heliocéntrico, es decir, que era la tierra la que giraba en torno al sol y no que todo giraba en torno a la tierra, como se creía hasta entonces.

En 1615 fue a Roma a defender sus teorías frente a la Santa Sede, liderada por el papa Paulo V, pero le recomendaron que no siguiera con esas tonterías.

Galileo no hizo ni caso y siguió estudiando y divulgando el copernicanismo, hasta que en 1633 fue condenado por el irascible papa Urbano VIII a arresto domiciliario en su villa de Arcetri, a las afueras de Florencia, donde vivió sus últimos años de vida. Los Medici, sus grandes protectores, no pudieron evitar la condena. 

Otro personaje importante bajo la protección de Cosme II fue la pintora barroca Artemisia Gentileschi, cuya obra estuvo muy influenciada por Caravaggio. Fue la primera mujer en formar parte de Galería de la Academia de Florencia.

Finalmente habría que hablar de Benedetta Carlini, una monja del convento de las teatinas de Pescia, que un buen día comenzó a tener visiones de Dios. Más tarde comenzaron los dolores, las parálisis, grotescas pesadillas donde era apalizada, estigmas en la piel, trances… Sus compis, debido a su fervor místico, la eligieron abadesa. Un día Benedetta dijo que Cristo le había dicho que se quería casar con ella, así que todas organizaron una boda, aunque Cristo no apareció. Solo vieron a Benedetta en trance. Se estarían casando en el metaverso, no se sabe.

Hubo una investigación por parte de las autoridades florentinas, y parece que concluyeron que todo era una farsa. Y también, su compañera de habitación empezó a decir que ella y Benedetta habían tenido relaciones carnales, por lo que la monja acabó 30 años en prisión.

Cosme II murió de tuberculosis en 1621, con 31 años de edad. Le sucedió su hijo Fernando II, pero sólo tenía 11 años, por los que se estableció un Consejo de Regencia integrado por su abuela Cristina de Lorena, su madre María Magdalena de Austria, y 4 personas más. Esta regencia duró hasta 1628, cuando Fernando II alcanzó los 18 años.

En 1618 había comenzado en Europa la Guerra de los 30 años, que enfrentó a los católicos contra los protestantes. Fernando II de Toscana apoyó al emperador del Sacro Imperio Fernando II de Habsburgo y al bando católico. Durante el conflicto, el duque toscano perdió a uno de sus hermanos.

Y hablando de muertes, en 1630 hubo un brote de peste muy chungo el Florencia. La familia Medici se refugió en el Fuerte Belvedere, pero se cuenta que el duque Fernando II visitaba todas las mañanas las zonas más afectadas para adoptar medidas eficaces contra la epidemia. 

Fernando II fue casado en 1634 con su prima Vittoria della Rovere, nieta del duque de Urbino Francesco Maria della Rovere, quien murió en 1631 sin heredero varón, por lo que el papa Urbano VIII integró este territorio a los Estados Pontificios. Fernando II no hizo nada para impedirlo, no se sabe muy bien por qué.

Este Fernando II también era un obseso de la ciencia. Eso le venía de familia. Algo que le molaba mucho eran los nuevos descubrimientos en tecnología, y llenó el Palacio Pitti de telescopios, higrómetros (para medir la humedad), barómetros (para medir la presión atmosférica, inventado por su amigo Evangelista Torricelli) y termoscopios, el antecesor del termómetro.

También su hermano pequeño, Leopoldo de Medici, estableció la Academia del Cimento, o Academia del Experimento, creada para atraer científicos de toda la Toscana a Florencia.

A su esposa Vittoria, esta afición de su marido le parecía una mierda. Su matrimonio tampoco le interesaba demasiado. Se cuenta que pasaron la mayor parte de sus vidas separados. Ella era una vanidosa de mucho cuidao y el otro estaba todo el día poniéndole los cuernos.

Fernando II de Toscana era un tío pacífico y no quería guerras en Italia. De hecho, soñaba con crear una liga de estados italianos para mantener la paz, pero no fue posible.

Y es que ahora toca hablar de las Guerras de Castro, dos guerras ocurridas en la década de 1640. Fue un conflicto entre el papa Urbano VIII, de la familia Barberini, y el duque Odoardo de Parma, de la familia Farnesio, que controlaba la ciudad de Castro, en el Lazio. Este era cuñado de Fernando II.

Resulta que el ambicioso papa quería que aquel feudo pasara a sus sobrinos, y así comenzó la primera guerra. Las tropas pontificias invadieron el Ducado de Castro, y Fernando II apoyó a su cuñado junto con Venecia y Módena. El papa recibió una buena tunda en la Batalla de Lagoscuro, de 1644, y tuvo que rendirse. Así acabó la primera guerra, y el papa Urbano VIII quedó tan jodido que murió pocos meses después.

El nuevo papa fue Inocencio X, de la familia Pamphili, volvió a invadir Castro, esta vez por el asesinato del nuevo obispo local que él había impuesto a la ciudad. El nuevo duque, Ranuccio II Farnesio defendió la ciudad, pero las tropas papales ganaron y redujeron Castro a cenizas. Se cuenta que el papa erigió una columna que decía “aquí estaba Castro”. La ciudad nunca fue reconstruida.

En 1670, Fernando II murió tras 41 años de reinado, y fue sucedido por su hijo Cosme III. Este Cosme III gobernó el ducado durante 53 años, y lo hizo de forma desastrosa.

Cosme III era muy puritano, y prohibió carnavales y fiestas paganas, obligó a las prostitutas a pagar licencias, prohibió a los jóvenes visitar casas donde hubiera mujeres solteras o casadas sin la presencia de un pariente varón… y cosas así.

También se puso a legislar contra los judíos de la Toscana.

Como la economía estaba en la mierda y las arcas estatales vacías, Cosme III subió mucho los impuestos, pero lo único que consiguió fue que la población de Florencia huyera en desbandada. Para el año 1700, la población del ducado se había reducido a la mitad. Por las calles había cientos de mendigos… y el ejército no tenía ni 3000 efectivos, muchos de ellos ya muy viejitos como para luchar. Hubo años de gran hambruna, y el trigo ya no llegaba de Polonia debido a diferentes guerras.

La Toscana estaba al borde del colapso, y no tenía pinta de que la cosa fuera a mejorar.

El matrimonio de Cosme III con la noble francesa Margarita Luisa de Orleans también fue también un puto desastre, pues Margarita no soportaba la excesiva beatería de su marido… y se iba a las villas campestres por su cuenta mientras decía que prefería el infierno a estar con Cosme. Tuvieron varios hijos, pero acabaron divorciándose en 1674.

El hijo mayor era Fernando, o Ferdinando, un fiestero interesado en la música y en el teatro. El tipo debió participar en una orgía y pilló una venérea que le llevó al hoyo en 1713, antes de haber heredado el trono.

El otro hijo, Gian Gastone, o Juan Gastón, se convirtió en el nuevo heredero, pero no estaba interesado ni en gobernar ni en casarse. Le molaba estar en su jardín botánico con plantitas todo el día.

Al final, su padre le obligó a casarse con la noble Ana María Francisca de Sajonia, hija del príncipe de Sajonia. El matrimonio fue horrible para Juan, ya que tenía que residir la mitad del tiempo en Bohemia, y allí se aburría como un hongo, así que comenzó a beber. En 1708 se divorció.

Parecía que nadie de su familia podía heredar el ducado, y las diferentes potencias europeas pusieron sus ambiciosos ojitos en él.

Entre 1701 y 1715 ocurrió la Guerra de Sucesión Española. No voy a explicarla ahora en detalle, solo tenéis saber que la Dinastía Borbón de Felipe V pasó a gobernar España tras expulsar a los Habsburgo. Y esto fue importante para Italia, porque los Habsburgo de Austria se quedaron con Milán y Nápoles. Su líder fue el emperador Carlos IV del Sacro Imperio y archiduque de Austria.

El rey Felipe V y su esposa Isabel Farnesio (una familiar de los Medici), querían recuperar para España las antiguas posesiones italianas, y entonces estalló la Guerra de la Cuádruple Alianza, de 1717-1720. España perdió, pero en el tratado de paz se dejó que el infante Carlos, hijo de Felipe V y futuro rey de España Carlos III, heredase la Toscana y Parma si se extinguiera la legítima sucesión, como parece que iba a ocurrir pronto.

Cosme III vio su estado reducido a una mera moneda de cambio entre grandes potencias. Con todos estos disgustos, el gran duque murió en 1723, con 81 años de edad.

El último gran duque de la Toscana de la dinastía Medici fue Juan Gastón, pero los florentinos apenas le vieron el pelo pues no salía mucho de sus aposentos del Palacio Pitti. Tanto fue así que muchos ciudadanos pensaban o que había muerto o que no existía.

A Juanito no le interesaba nada gobernar, pero algo bueno que hizo fue derogar las leyes puritanas de su padre. Prohibió la pena de muerte y liberalizó la economía.

El muchacho había estado una temporada en Francia, e impuso en su corte la moda francesa, como los peluquines horteras esos. Organizó muchas fiestas palaciegas privadas, orgías con jovencitos, y le dio mucho a la bebida. Pero mucho es mucho.  

En 1731, el duque Antonio de Parma murió sin heredero, por lo que el Ducado de Parma pasó a manos del infante Carlos de España, como estaba estipulado en los tratados entre las potencias europeas. El joven Borbón estuvo una temporada residiendo en el Palacio Pitti, aunque mantuvo una relación distante con Juan Gastón.

Sin embargo, la situación política europea iba a volver a cambiar. En 1733 comenzó la Guerra de Sucesión Polaca. España y Francia lucharon contra Austria para poner a su candidato en el trono polaco. Pero ya que estaban luchando, los españoles pensaron que sería una buena idea recuperar el Reino de Nápoles, en manos de los austriacos.

Dicho y hecho, el joven infante Carlos, de 18 años de edad, comandó un ejército y recuperó Nápoles en 1734, tras la Batalla de Bitonto. Este Carlos fue nombrado Carlos III, rey de Nápoles-Sicilia, reino que más tarde sería conocido como Reino de las Dos Sicilias.

En el Tratado de Viena Carlos III fue reconocido rey de Nápoles y Sicilia, pero tuvo que renunciar a Parma y a Toscana. Sin embargo, se decidió que una vez falleciese Juan Gastón, el gran ducado pasaría a Francesco Stefano, el duque de Lorena, y quien más tarde sería emperador del Sacro Imperio Romano.

En 1737, Juan Gastón murió de gota, y según lo estipulado, el nuevo Gran Duque de Toscana fue Francisco II de Lorena. Así Florencia dejó de estar regida por los Medici y comenzó a gobernar la Toscana la Dinastía Lorena.