ISRAEL Y LA BIBLIA 5: EL APOCALIPSIS DE SAN JUAN EXPLICADO
El fin del mundo es una idea que ha puesto los pelos de punta a muchísimas culturas a lo largo de la historia. Los vikingos tenían su batalla Ragnarok, entre Odín y Loki que termina con la destrucción de la Tierra. Otra lucha entre el bien y el mal se repite en el zoroastrismo, con un combate entre Ahura Mazda y Angra Mainyu, o el advenimiento del mesías budista, Maitreya. También, en el hinduismo, el dios Kalki vendrá en un caballo y nos matará a todos.
Incluso los judíos creen en el Apocalipsis, pero no en el cristiano. Ellos hablan de la reconstrucción del Templo de Jerusalén y un gobierno divino dirigido por el Mesías, el Mashiaj, que desde luego no es Jesucristo. Esto se ve por ejemplo en la cábala judía (recibir en hebreo), una interpretación esotérica de la Torá que podría haber tenido origen en la España del siglo XII. Entre sus textos está el Zohar, que describe el Árbol de la Vida, un símbolo compuesto por 10 esferas llamadas sefirot, y cada una representa un estado de comprensión de dios y los aspectos de su personalidad. Se habla también del tzimtzum, una explosión cósmica origen del mundo, en plan Big Bang, y otra explosión, un pilar de fuego que pondrá fin a la vida en la tierra y originará un reino mesiánico. Pero ya hablaremos en el futuro de estas cosas, ahora centrémonos en qué dice el Nuevo Testamento en su último libro.
Apocalipsis significa revelación en griego. Este libro tan críptico está petado de simbolismos e idas de olla, y es muy difícil de interpretar. Su tema principal es el fin del mundo que conocemos, la victoria del bien sobre el mal y un Juicio Final tras el cual nuestras almas serán felices en el cielo. Si no has sido un gilipollas, claro está. Veamos qué dice exactamente.
LAS 7 IGLESIAS DE ASIA MENOR
El apóstol Juan, el más joven de los 12 apóstoles, era un viejales a finales del siglo I, cuando comenzó a escribir este relato. Estaba recluido en la Isla de Patmos cuando Dios decidió revelarle el futuro en una visión. Esta comenzaba con él ascendiendo a la casa de Dios. Allí una voz le dice que este es un mensaje para las siete iglesias de Asia Menor (Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea), las iglesias existentes en aquella época. El mensaje era claro: sed fieles a dios o habrá maldiciones para vosotras. Y es que para entender esto hay que conocer el contexto de la historia. Estas comunidades cristianas estaban siendo perseguidas por el emperador Domiciano, que se había autoproclamado dios. Los cristianos vivían en secreto y se comunicaban a través de símbolos y cartas entre las diferentes comunidades. Juan era un tipo respetadísimo, porque era el último superviviente de los apóstoles, era un tío que había conocido a Cristo, pero su persecución hacia que la gente dejase de creer. Parece ser que el objetivo de Revelaciones no era otro que el de dar esperanzas a estas iglesias primitivas con promesas de un mundo mejor.
Juan habla de una visión de Cristo, resplandeciente y rodeado por 7 candelabros y con 7 estrellas sobre su mano, las iglesias. Jesús llevaba un cinturón de oro y tenía los ojos como fuego y pies de cobre. Y de su boca salía una espada. Le dice a Juan que suba y que atraviese una puerta abierta al cielo, porque le va a mostrar las cosas que están por suceder.
LOS 7 SELLOS Y LA GRAN TRIBULACIÓN
Juan entra en el cielo y ve el trono de Dios con un rollo de pergamino cerrado por siete sellos. Alrededor hay 24 ángeles, y uno de ellos le dice que ese pergamino sólo puede leerlo el hijo de Dios, y que dentro contiene la historia del hombre y el secreto de todas las cosas. Además de esto Juan también ve cuatro animales: un león, un toro, un águila y un ser con rostro humano.
Y en un momento un cordero lleno de sangre ocupa el trono central, es Jesucristo, que coge el pergamino y comienza a romper los sellos uno a uno. Con esto comienza la Gran Tribulación. Con la destrucción de los cuatro primeros sellos aparecen los 4 Jinetes del Apocalipsis. Primero aparece un jinete blanco con un arco, que traerá una paz sin igual al mundo, pero mucho cuidao, porque es el Anticristo. Al igual que la Trinidad de Padre, hijo y espíritu santo, el mal también se va a manifestar en tres formas: Satanás, el Anticristo, el hijo, y el Falso Profeta. El caso es que este Anticristo parece que será una figura política importante, que tendrá un mensaje de paz pero falso. El segundo es un jinete rojo fuego, con una gran espada. Es la guerra, una gran guerra que asolará la tierra. El tercero es un jinete negro con una balanza, representando una gran hambruna mundial. Y el cuarto es la Muerte, subida en un caballo pálido. Muchos lo interpretan con una gran plaga que acabará con ¼ de la población.
Con la ruptura del quinto sello Juan ve aparecer a los mártires del cristianismo, asesinados por su fidelidad a Dios, reclamando venganza a sus asesinos. Tendrán que esperar muy poquito. Con el sexto sello comienzan los disturbios cósmicos: primero un gran terremoto, luego el sol se vuelve negro y la luna color sangre. Las estrellas caen a la tierra y no quedan montañas ni islas. El mundo comienza a irse a tomar por culo. Y entonces tiene lugar el Día del Arrebatamiento, en el que 144.000 personas, creyentes de todas las naciones, son raptadas de la Tierra y enviadas directamente al cielo.
La ruptura del séptimo sello es seguida de silencio, y después 7 ángeles cogen sendas trompetas. Comienza el segundo juicio, que va a ser aún más destructivo. Con cada una de las trompetas llegan más desastres. Primero 1/3 de la tierra arde en una lluvia de fuego; luego el mar se convierte en sangre. Con la tercera trompeta una estrella llamada Ajenjo cae del cielo. Tras eso, el sol, la luna y las estrellas pierden su brillo. Con la quinta se abre un hoyo en el abismo del que salen miles de langostas parecidos a caballos, con coronas de oro, dientes de león y aguijones. Su rey sería Abadón, un demonio del abismo. La gente querría morir, pero no podrían. Con la sexta trompeta se desatan los cuatro ángeles del Éufrates y con la séptima se abren las puertas del templo de Cristo, preparando la Parusía, la Segunda Venida de Jesucristo.
EL DRAGÓN Y LAS BESTIAS
Juan ve a una mujer encinta, con una corona con doce estrellas. Ella representa a Israel. Pero de pronto aparece Satanás, con forma de dragón rojo en plan King Ghidorah. Tiene 7 cabezas, 10 cuernos y una corona en cada cuerno. Intenta comerse al niño recién nacido, que representa a Cristo, y Dios lo salva in extremis. Y entonces hace su aparición el Arcángel Miguel y sus tropas, que luchan contra el dragón. A la lucha se le une una bestia salida del mar, que representa al Anticristo, y a una bestia en tierra, el Falso Profeta, cuya misión es promover la adoración del Anticristo. Parece que esta lucha es más propagandística que violenta, como intentando atraer a los humanos supervivientes a su causa.
Al Anticristo se le describe como una bestia también de 7 cabezas y 10 cuernos y coronas, pero con cuerpo de leopardo, pies de oso, boca de león y que el dragón rojo le dio toda su autoridad para gobernar sobre todas las naciones del mundo. Parece ser que el profeta Daniel también vio a estos animales en sus sueños, y los identificó como grandes imperios, como la estatua de Nabucodonosor. Quizás esta bestia sea una gran nación o conjunto de naciones opuesta a la religión cristiana. Muy probablemente Juan lo escribiese pensando en el Imperio Romano que tan mal se lo estaba haciendo pasar. El falso profeta, por otro lado, es representado como un carnero con dos cuernos y voz de dragón, que trata de hacer que la gente se una a su causa poniéndoles la Marca de la Bestia en la frente o en la mano derecha, el 666.
Jesucristo está junto con los 144.000 salvados mientras los ángeles luchan contra los demonios que tratan de conquistar todas las almas que pueden. Advierten a la humanidad que no adoren al Diablo ni adoren su estatua. En un momento dado anuncian que Babilonia la Grande, el escondrijo de perversión de los demonios, ha caído. Y tras eso 7 ángeles aparecen con una copa cada uno. En ellas está la ira de Dios, que está a punto de caer sobre la tierra. Es el tercer juicio, las últimas plagas que, esta vez sí, afectarán a todo el mundo.
La primera copa crea úlceras en los hombres con la marca de la bestia; luego ríos y mares se convierten en sangre. Más tarde el sol se pone a chamuscar a los no arrepentidos y la quinta copa es arrojada sobre el trono de la bestia y llena el mundo de oscuridad. Pero aún así parece que la gente no se arrepiente de sus pecados. La sexta seca el Éufrates para que las tropas del cielo pudiesen marchar sin obstáculos.
Tras esto, en Megido, tiene lugar la Batalla del Armagedón. El cielo se abre y Jesús, en plan triunfal, llega a lomos de un caballo blanco y con una espada. Es hora de darse de leches contra Satanás, el Anticristo, el Falso Profeta y sus demonios tocapelotas, aliados con gobernantes de las naciones de la Tierra. Al final Jesús gana y arroja a todos al abismo infernal, donde serían recluidos durante 1000 años. Y entonces se derrama la última copa, que trae el mayor terremoto jamás conocido. Esto hace caer a las naciones de todo el mundo.
Finalmente un ángel enseña a Juan a una mujer enjoyada sobre una bestia escarlata con 7 cabezas y 10 cuernos en el desierto. Era la Gran Ramera, Babilonia la Grande, que había sido derrotada. Las 7 cabezas representaban las 7 colinas donde la mujer gobernaba, y también 7 reyes, 5 caídos, el 6º que reina y el séptimo que vendrá. La bestia es el 8º rey. Y los cuernos son otros 10 reyes que reinarán junto a la bestia, a quien darán todo su poder e irán a la guerra contra el Cordero. Otra forma de contar que todas las naciones malvadas y paganas se unirán contra Cristo.
LA NUEVA JERUSALÉN Y EL JUICIO FINAL
Con la derrota del mal llega el milenarismo. El milenarismo es la creencia de que en el futuro habrá un gobierno de Jesucristo que durará mil años. Pero eso sí, tras esos 1.000 años Satanás consigue liberarse y Jesús tiene que desenfundar de nuevo su espada para vencerle para siempre en una batalla definitiva que acabará con Satanás siendo arrojado al lago de fuego y destruido para siempre. Y finalmente llegamos al Juicio Final, donde todos los muertos resucitan para comparecer ante Dios. Aquí las acciones de todas las personas son juzgadas, como en el Juicio de Osiris del que hablé en su día, y como no podía ser de otra manera, si te has portado mal eres arrojado el infierno, pero si has portado bien tu nombre sale en el Libro de la Vida, y puedes entrar en el reino celestial.
Y ya en el final de la visión Juan puede ver a una ciudad descendiendo de los cielos. Es la Nueva Jerusalén. Los salvados y los mártires vivirán felices en la Nueva Jerusalén, en un mundo ahora sin mal, sin dolor, sin spoilers. En la ciudad hay un trono para Dios, y de su trono sale un río de agua pura, flanqueado por árboles de la vida. Y todos fueron felices y comieron perdices. Menos los que se pudren en el infierno, esos no.
Esto es el libro del Apocalipsis. Una puta locura, ¿verdad? ¿Quién es realmente la bestia del mal? ¿El Imperio Romano? Muchos han visto esto en las 7 cabezas y 10 coronas y cuernos. Diez emperadores que persiguieron con gran ansia a los cristianos, desde Calígula en el año 37 hasta Domiciano, que gobernó en la época en la que fue escrito el libro. 10 emperadores pero 7 de ellos muy importantes. El Preterismo dice que esta profecía del Apocalipsis ya ha sido cumplida cuando cayó el Imperio Romano, pero los Futuristas creen que aún está por llegar. Se creía que el Falso Profeta era Hitler, Stalin, que la 2º Guerra Mundial era el segundo jinete del Apocalipsis. Ahora hay gente que ve a la bestia de siete cabezas en la Unión Europea.
Pero como ya digo, creo que la clave está en la época en la que fue escrito. Juan quería animar a los suyos, que estaban viviendo un auténtico apocalipsis para su creencia. Necesitaba la promesa de una recompensa final que diera sentido a esta religión, y parece que funcionó, porque en el año 313 el emperador Constantino I dio a los cristianos su añorada libertad de culto con el Edicto de Milán. Tiempo después el cristianismo sería la religión oficial de esa gran bestia satánica.
Aquí surge la interpretación del cristianismo protestante, crítico con la Iglesia Católica, que para atacarles dicen que la prostituta sobre la bestia escarlata no es otra que la Iglesia, ya que la mujer suele simbolizar a la Iglesia. Las 7 cabezas son las 7 colinas de Roma, y una iglesia sobre Roma es obvio que es la Católica. Y habla de 7 reyes, y los papas son reyes, del Vaticano, desde 1929, los pactos de Letrán. Casualmente ahora tendríamos al octavo papa, aunque de momento no se ha aliado con 10 naciones para destruir el mundo. Eso es bueno.
Lo más probable es que Juan señalase al Imperio Romano como la bestia, el paganismo personalizado en el emperador. Que en aquella zona, Patmos, hubiese muchos terremotos también pudo influir para hablar de desastres naturales. Ese final feliz abría la puerta a una gran redención final que alentase a la gente a no dejar la religión a Yahvé. Juan moriría poco después, y no sabría que varios siglos después el cristianismo se convertiría en la religión oficial de esa gran bestia satánica. Quizás su apocalipsis ya ha pasado y ahora vivimos en un mundo mejor, en ese paraíso milenarista que se nos prometió. (Imágenes de guerra). Mmmm… no, definitivamente no.