SIMÓN BOLÍVAR Y LA GRAN COLOMBIA

La siguiente historia tiene lugar entre el año 1783 y el 1831 d.C.

Hablemos de Simón Bolívar, quizás el personaje más importante de las independencias de América del Sur. Lideró la independencia de Venezuela y Colombia, contribuyó a la de Ecuador, concluyó la del Perú, influyó en la de Panamá, y fue clave en la de Bolivia.

Para unos es un héroe que luchó por la libertad de los oprimidos, pero para otros era un narcisista con complejo de Mesías que, más que libertad, solo buscaba convertirse en el emperador de toda Hispanoamérica unida.

En este episodio repasaremos toda su vida, tanto sus luces como sus sombras.

Simón Bolívar nació en Caracas en 1783, en el seno de una familia rica criolla, de las más ricas de Venezuela, que poseía plantaciones de cacao. A este grupo criollo se le conocía como “mantuano”, o “grandes cacaos”. Parece ser que su padre reclamaba un marquesado desde hacía tiempo a los Borbones, pero nunca se lo dieron, lo que causó cierto resquemor.

Los padres de Bolívar murieron cuando él era un niño, pero tuvo una infancia relativamente feliz. Estudió en lo que hoy es la Casa de las Primeras Letras, con profesores como Andrés Bello o Simón Rodríguez. Y luego, a los 16 años, Simón fue enviado a estudiar a España, viviendo con su tío Esteban Palacios. Allí, en Madrid, se casó con María Teresa del Toro, proveniente de la familia de los marqueses del Toro, que eran bastante ricos.

Parece ser que Bolívar conoció al infante Fernando, el futuro rey Fernando VII. Se cuenta que ambos jugaron un partido de volante y Bolívar le pegó un pelotazo a Fernando, y tuvieron una pequeña bronca, pero luego hicieron las paces.

Por esa época ocurrió el primer intento de independencia en Venezuela, la Conspiración de Gual y España, en la que el capitán de infantería Manuel Gual y José María España, conspiraron contra el gobierno virreinal en 1797. El golpe fracasó y el primero escapó y el segundo acabó ejecutado.

Tras pasar unos 3 años en España, en junio de 1802, Simón decidió volverse a Venezuela y llevarse a su esposa con él. Los dos vivieron primero en la Casa del Vínculo y del Retorno, en Caracas, y después en el Ingenio Bolívar, en San Mateo, su hacienda familiar y factoría de azúcar.

Sin embargo, en 1803, poco después de llegar, la pobre muchacha murió de fiebre amarilla. El tipo se deprimió bastante y juró no volver a casarse, y para mitigar su dolor decidió irse de viaje.

Volvió a España y luego acabó en Francia, donde fue testigo de la coronación de Napoleón Bonaparte en 1804.

Durante su época en Francia se reencontró con Simón Rodríguez, un antiguo profesor de su escuela en Caracas. Este fue quien le dio a conocer ideas liberales, sobre todo relacionadas con la Revolución Francesa. Aquí fue cuando Bolívar empezó a tener la idea de liberar a América del dominio español.

Los dos Simones viajaron por Italia, y se cuenta que, en Roma, Bolívar hizo su Juramento del Monte Sacro, en el que se comprometió a liberar Venezuela. Así, Bolívar regresó a su hogar en 1806.

Como ya conté, justo unos meses antes, un ilustrado caraqueño llamado Francisco de Miranda, antiguo oficial del ejército español en Cuba, había intentado invadir en dos ocasiones la ciudad de Caracas con tropas inglesas. Ambas intentonas fracasaron.

Este tipo había fundado logias de rollo masónico en Londres y en Cádiz para lograr la independencia de América, idea que le obsesionaba. De hecho, él soñaba con unir toda Hispanoamérica en una sola república llamada Colombeia, que luego derivaría en la Gran Colombia, de la que luego hablaré.

Todo este cabreo con España vendría porque su padre era canario, y en Canarias hubo una importante comunidad judía, y se sospechó un tiempo que él era judío y no le dejaban ascender socialmente.

El caso es que pronto, Miranda y Bolívar acabarían conociéndose y haciéndose colegas.

En 1808, Napo invadió España, obligó al rey Carlos IV y a su hijo Fernando VII a abdicar, y puso en el trono español a su hermano José Bonaparte. España se convirtió en un caos y comenzó una guerra para echar a los franceses mientras se formaban juntas de gobierno por todo el territorio.

De ese año, 1808, destaca la Conjuración de los Mantuanos, en Caracas, en la cual, los mantuanos, el grupo más poderoso de Venezuela, la élite criolla, intentó constituir una junta de gobierno autónoma, que gobernase el lugar a raíz de la invasión napoleónica de España. No se hablaba de independencia, sino de autonomía, pero igual daba.

El capitán general de Venezuela, Juan de Casas, les arrestó a todos, aunque fue depuesto poco después por haberse ganado el odio de las élites criollas.  

Bolívar aprovechó la situación de descontrol para comenzar con su actividad en pro de la independencia.

En resumen: esta conjura fracasó, pero el triunfo de los autonomistas llegó con la Revolución del 19 de abril de 1810.

Aquí, el nuevo capitán general Vicente Emparan fue obligado a renunciar a su cargo por considerarle afrancesado, pues supuestamente había reconocido a José Bonaparte como rey.

Estos rebeldes lograron hacerse con el poder venezolano y constituyeron la Junta Suprema de Caracas. Esta Junta presidida por Francisco Rodríguez del Toro, mejor conocido como el marqués del Toro, siguió siendo fiel al rey Fernando VII. Este, por cierto, era tío de la difunta esposa de Bolívar, y entre ellos hubo bastante amistad.

Las primeras medidas de Del Toro fueron libertad de comercio y bajada del impuesto de la alcabala, que eran las grandes reclamaciones de los criollos de la zona, así como el acceso a puestos de poder.

Ahora, la tarea de la junta fue convocar el 1º Congreso Constituyente de Venezuela, o Congreso Nacional, que fue creado en marzo de 1811. Aquí se eligieron 43 diputados que decidirían el futuro del territorio. En estas elecciones solo podrían votar varones y ser elegidos solo propietarios ricos.

Pronto estos congresistas lograron una alianza con los ingleses, y se envió una delegación a Londres. Uno de estos delegados fue Simón Bolívar. Allí Simón conoció a Francisco de Miranda, quien estaba exiliado de Venezuela por su anterior intento de invasión. Como ya conté, a Miranda se le atribuye haber creado la Logia Gran Reunión Americana en Londres, hacia 1798, también conocida como Logia de los Caballeros Racionales, que estaba inspirada en las logias masonas británicas.

Por ello existen teorías de que Simón Bolívar se metió en la masonería respaldado por Miranda con el objetivo de conspirar contra la Monarquía Hispánica con apoyo inglés. Y es que, como recordaréis, el Imperio Británico quería vengarse de España por haber ayudado a los colonos a independizar los Estados Unidos.

Aunque otros dicen que el primer contacto de Bolívar con la masonería fue en París, hacia 1804. La masonería francesa también parece que buscaba desalojar a los Borbones de América para extender sus dogmas liberales.

Aparte, el abogado y periodista venezolano Juan Germán Roscio fundó la Sociedad Patriótica, una asociación para promover la independencia de Venezuela de España. Esto lo hacían fundamentalmente gracias a un periódico, el Patriota Revolucionario. A su vuelta a Caracas, un joven Simón Bolívar se unió a este grupo, así como Miranda, que tuvo permiso de la junta de Venezuela para poder regresar a Caracas.

En el Congreso, la idea de la independencia fue ganando partidarios, y el 5 de julio de 1811 se votó y se declaró oficialmente la independencia de Venezuela. Así nació la 1ª República de Venezuela, o Provincias Unidas de Venezuela, y se redactó una constitución ese mismo año, así como una bandera, diseño de Francisco de Miranda.

Esta 1ª república tendría un sistema federal, se abolían los privilegios hereditarios y se prohibía el tráfico de esclavos, pero no la esclavitud. También habría igualdad legal para todos los ciudadanos, pero al gobierno solo podrían acceder criollos con propiedades y solo podían votar aquellas personas con un determinado nivel de renta. En resumen, se creó un régimen a favor de la élite.

El problema es que no toda Venezuela se unió a esta independencia. Coro, Maracaibo, Guayana y Valencia se resistieron. Y en Caracas destacó la Asonada de la Sabana del Teque, donde los canarios de Caracas se sublevaron a favor del rey Fernando VII. Esta rebelión fue rápidamente aplastada.

Pardos, mulatos y negros conservaban un fuerte apoyo a la monarquía, ya que ésta, con el tiempo, había ido mejorando su situación, como abriéndoles camino en la carrera militar o en profesiones y educación superior. En cambio, veían que esta república les quería tener bastante controlados por miedo a una revolución al estilo haitiano, pues eran la mayoría de la población. Los patriotas intuían que podrían ser un peligro potencial para el nuevo régimen.

Por otro lado, Francisco de Miranda fue nombrado comandante en jefe del ejército de la república, y entró a saco a Valencia para tomar la ciudad y someter a los rebeldes realistas, apoyados por pardos, y la represión fue muy sangrienta.  

Bolívar también participó dirigiendo un ataque contra un puesto fortificado, su primer combate como militar, y pronto alcanzó el rango de coronel y jefe militar de Puerto Cabello. Allí está el Castillo de San Felipe, un bastión compuesto por un puerto, un arsenal y la prisión, donde encerraron a los realistas presos.

Eso sí, los presos sobornaron a un oficial y escaparon todos y retomaron la ciudad. Bolívar escapó por los pelos.

En mitad de esta guerra civil, en marzo de 1812, ocurrió un fortísimo terremoto que destruyó Caracas, lo que debilitó la posición patriota, ya que algunos pensaron que había sido un castigo divino.

Los más radicales de la república nombraron a Miranda dictador con plenos poderes, y rápidamente ordenó la ley marcial y el arresto de todos los peninsulares. Y también ofreció a los esclavos la libertad a cambio de que se unieran a su ejército.

De todas formas, pronto Francisco de Miranda acabó derrotado ante las tropas realistas de Domingo Monteverde, al que se le habían unido tropas de mestizos, negros y mulatos, los auténticos enemigos de los criollos. Destaca Reyes Vargas, apodado el Indio, aunque era mestizo, quien se sublevó contra la república y unió su contingente campesino a Monteverde.  

A cambio de entregar las armas, las vidas de los patriotas fueron respetadas, y muchos optaron por rendirse.

Entre la caída de Puerto Cabello, la rebelión de esclavos de Barlovento y el avance realista, el Congreso ordenó a Miranda firmar la rendición. Esa fue la Capitulación de San Mateo, de julio de 1812.

Con esto acabó la 1ª República de Venezuela y Monteverde restituyó la Capitanía General.

Miranda iba a volver a huir con los ingleses, pero fue traicionado por Bolívar. Mientras dormía en un sitio seguro, el libertador se metió en su cuarto y le quitó las armas. Luego le despertó con violencia y lo engrilletó, y se lo entregó a Monteverde a cambio de un salvoconducto para exiliarse al extranjero. Miranda pasó preso el resto de sus días, y Bolivar tuvo permiso para huir de país.

Bolívar se fue a vivir a la isla de Curazao, ocupada en aquel entonces por los ingleses, y luego acabó en Cartagena de Indias.

En este lugar, Bolívar escribió su Manifiesto de Cartagena, donde trazó su plan para la independencia.

Allí, en lo que hoy es Colombia, había varias juntas independentistas peleándose entre sí en una guerra civil entre federalistas y centralistas, algo que ya conté en un capítulo anterior. Camilo Torres controlaba el norte con su Confederación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, y Antonio Nariño el sur, la zona de Cundinamarca. Mientras que el bando realista luchaba contra estos dos controlando algunas zonas desperdigadas.

El caso es que Bolívar conoció a Camilo Torres, y éste se convirtió en su mayor valedor.

Bolívar se unió al ejército patriota y luchó contra los realistas en las orillas del río Magdalena. Logró liberar varias poblaciones y comenzó a ganar bastante fama.

Destaca la Batalla de Cúcuta, de 1813, donde derrotó a los españoles en la frontera con Venezuela.

En este punto de la historia, Bolívar adoptó el modelo haitiano de revolución, la guerra a muerte, es decir, el exterminio de toda oposición, sin hacer prisioneros. Eso se ve en su decreto de guerra a muerte, donde declaraba que todos los peninsulares y canarios que encontraran a su paso serían ejecutados sin excepción, ya fueran militares o civiles, o incluso niños, por mucho que dijesen que eran neutrales. La idea era que Venezuela no volviera a ser recuperada por el bando realista y también causar temor a cualquiera que fuera en contra de la revolución.  

Esto lo justificaba porque Monteverde cometió abusos durante la guerra civil, como ejecuciones y confiscaciones de propiedades, algo que dijo que no iba a hacer en las capitulaciones de San Mateo. Y lo que más jodió a Bolívar: que le expropiaron sus haciendas.

Pero vamos, Monteverde no hizo nada comparado con esta guerra a muerte, que fue mil veces más salvaje. Fue una guerra de exterminio total.

En febrero de 1813, comenzó la Campaña Admirable, liderada por Bolívar con la ayuda de las Provincias Unidas de Nueva Granada. Desde Cúcuta avanzó por los Andes venezolanos con la intención de liberar Venezuela otra vez de los realistas, liderados por Monteverde.

Poco a poco cayeron Mérida, Trujillo, San Carlos… La Batalla de los Taguanes significó la rendición de sus enemigos, y Bolívar logró tomar Valencia y luego entró triunfalmente en Caracas.

Gracias a esta campaña se le concedió el título de El Libertador.

Eso sí, en su línea de guerra total, Simón Bolívar ordenó fusilar a casi 900 prisioneros realistas que tenían en las cárceles, y también, en el hospital de la Guaira ordenó que remataran a tiros o decapitaran a machetazos a cerca de 1000 enfermos que estaban impedidos en sus camas.

Con la toma de Caracas por parte de Bolívar, el 7 de agosto de 1813 nació la 2ª República de Venezuela, la cual solo duraría un año. Bolívar quería crear una república centralista y autoritaria. Nada de federalismos, ni nada de ser demasiado tolerante con las opiniones disidentes, aunque también fueran republicanas e independentistas. Básicamente esta república fue una dictadura militar encubierta.

Ahora tocaba ir a conquistar las regiones que todavía estaban en manos de los realistas, como Maracaibo, Guayana, Coro, partes de la provincia de Caracas y Puerto Cabello. Y también los Llanos.

Las tropas patriotas encadenaron varias victorias: las Batallas de Bárbula, las Trincheras, Vigirima (vijirima), la Batalla de Araure…

Bolívar y otro jefe revolucionario llamado Santiago Mariño unieron sus tropas para luchar contra un nuevo enemigo: José Tomás Boves. Este era un asturiano que en principio apoyó a la primera república, pero estos patriotas le despreciaron por ser español, le condenaron a muerte, le quemaron su pulpería, y mataron a su mujer delante de su hijo. A Boves nunca le pudieron ejecutar porque los realistas le rescataron y le liberaron de prisión.

Ahora el tipo se levantó contra los republicanos en la zona de Los Llanos. Boves se convirtió en un caudillo popular y logró reunir un pequeño ejército compuesto por españoles, ganaderos, antiguos esclavos negros, mestizos, pardos, e indígenas del territorio, aprovechando el odio de estos hacia los mantuanos y a la aristocracia criolla, y lanzó una campaña de reconquista también con la guerra a muerte por bandera.

Bolívar sufrió una derrota tremenda contra Boves en la 2ª Batalla de La Puerta, de junio de 1814, y tuvo que retirarse a Cumaná. Es famosa la Emigración a Oriente, donde la población de Caracas emigró al mando de Bolívar hasta Barcelona, y por el camino murió muchísima gente.

Por su parte, Boves asedió Valencia y la conquistó, y poco después entró en Caracas prácticamente sin resistencia con las llamadas “hordas negras”, un ejército compuesto por negros y mulatos.

Con el control de Caracas, Boves comenzó un breve gobierno donde se cargó a todo el que se le puso por delante. Venezuela quedó sumida en una sangrienta guerra civil.

De todas formas, Boves fue derrotado en Bocachica y murió en la Batalla de Urica, aunque sus llaneros siguieron luchando durante los siguientes años al mando de Francisco Tomás Morales.

Con esta situación de caos y destrucción, para finales de 1814, los realistas volvieron a hacerse con el control del país. Tras la Quinta Batalla de Maturín, el bando realista hizo caer la 2ª República de Venezuela el 11 de diciembre de 1814.

Tras esta caída de la república, se dio la Emigración a Occidente, en la que el general patriota Rafael de Urdaneta se refugió en las Provincias Unidas de Nueva Granada junto con gran parte de los rebeldes.

En 1813, un criollo nacido en la Habana, Francisco José Montalvo y Ambulodi, acabó como virrey del Virreinato de Nueva Granada. Bueno, primero fue Jefe Político Superior y luego ya virrey, pero es parecido.

Durante el primer año de su gobierno defendió a los realistas de Santa Marta de los rebeldes de Cartagena, quienes querían apoderarse de la ciudad, y estaban liderados por el mercenario francés Pierre Labatut.

Mientras tanto, tras su fracaso en Venezuela, Bolívar volvió a Cartagena de Indias y se puso otra vez bajo las órdenes de Camilo Torres, presidente de las Provincias Unidas de Nueva Granada. La gente desconfiaba bastante de él porque no paraba de huir en cuanto la cosa se complicaba, pero Torres le tenía aprecio y le puso al mando de varias tropas.

Por su parte, Antonio Nariño estaba luchando contra los realistas y acabó capturado en la Batalla de los Ejidos de Pasto, de mayo de 1814, y fue llevado preso a la península.

Aprovechando este hecho, a finales de 1814, Bolívar tomó Santa Fe de Bogotá y la región de Cundinamarca, y este territorio acabó dentro de la Unión. Parecía que Bolívar había conseguido reunificar las diferentes repúblicas de la actual Colombia, pero no.

El virrey Montalvo envió un gran ejército a la costa venezolana dirigido por el expedicionario zamorano Pablo Morillo, quien llegó desde España a la costa colombiana con 18 barcos de guerra, 42 de transporte, y 10.000 soldados. Desde allí se dirigió a Cartagena de Indias con el objetivo de pacificar toda Nueva Granada, de ahí que le llamaran “el pacificador”.

Tras unas cuantas batallas, a finales de 1815, Morillo logró recuperar Cartagena tras un potente asedio, y luego ejecutó a los cabecillas.

Entonces Morillo dejó Cartagena al mando del virrey Montalvo mientras él continuaba con la conquista de la actual Colombia. Los realistas rápidamente tomaron Cundinamarca y avanzaron hacia Bogotá, que también reconquistaron.

Los generales realistas Juan de Sámano y Toribio Montes obtuvieron una decisiva victoria sobre los rebeldes Liborio Mejía y Carlos de Montúfar en la Batalla de la Cuchilla del Tambo, que supuso la desaparición definitiva de las Provincias Unidas de Nueva Granada en junio de 1816. El bando realista volvía a controlar Nueva Granada.

A Sámano se le entregó el control de la ciudad de Bogotá, y se crearon tribunales para juzgar a varios rebeldes, algunos de los cuales fueron ejecutados, como Camilo Torres, Jorge Tadeo, Francisco José de Caldas, etc.

Uno que logró escapar a los Llanos fue Francisco de Paula Santander, quien más tarde sería presidente de la república.

¿Y qué pasó con Simón Bolívar os preguntaréis? Pues Bolívar hizo lo que mejor se le daba: salir de allí cagando leches para pedir ayuda a los ingleses.

Así pues, en 1815, el fugado Simón Bolívar acabó refugiado en Jamaica, acompañado por sus amigos ingleses. Uno de ellos era Gregor MacGregor, un timador con una historia muy loca.

En Jamaica, Bolívar mantuvo de nuevo negociaciones con los británicos. Fue durante esta estancia en la que ideó la conformación de un país llamado Colombia, que integraría toda América del Sur, cuyo nombre derivaría del descubridor de aquellas tierras: Cristóbal Colón. Como comenté, realmente esta idea fue cosa de Francisco de Miranda, y Bolívar simplemente decidió retomarla.

El caso es que un día, un criado negro intentó asesinarle mientras dormía. Parece que estaba comprado por españoles, pero no se sabe bien. Se confundió y apuñaló a un amigo de Bolívar.

Sintiéndose inseguro, Bolívar decidió mudarse a Haití, que en aquellos años era una república independiente de Francia. Allí, el presidente y general Alexandre Petion, le ayudó a organizar una expedición militar para recuperar Venezuela, siempre y cuando liberase a los esclavos negros. Para ello, Bolívar contó con una flota propiedad del rico comerciante Luis Brión y con soldados venezolanos exiliados.

Esa fue la Expedición de los Cayos, compuesta por más de 1000 hombres. En marzo de 1816 desembarcó en la Isla de Margarita, donde resistían los patriotas Santiago Mariño y Manuel Piar, a los que se unió.

Todos juntos desembarcaron en Ocumare de la Costa. El problema es que Bolívar tuvo bastantes desencuentros con Mariño y Piar. De hecho, este Piar amenazó con fusilarlo si no le obedecía. Por ello, y también por su fracaso luchando contra el caudillo Morales, lugarteniente de Boves, Bolívar decidió huir a Haití dejando tirados a la mayor parte del ejército.

Este ejército que había sido abandonado a su suerte tuvo que recorrer cientos de kilómetros en territorio hostil hasta poder llegar hasta Barcelona. Estuvieron al mando de Gregor MacGregor, y su aventura fue llamada la retirada de los 600.

Bolívar volvió a Haití mientras los otros líderes venezolanos le acusaban de desertor y traidor.

Manuel Piar se quedó luchando en Venezuela y tuvo varios logros tomando la zona de Guayana. Y también se unió a los 600 soldados de MacGregor para vencer a Morales en la Batalla del Juncal.

Sin embargo, estos líderes fueron atascándose. Eran incapaces de crear un frente unido y cohesionado. Por ello, tiempo después, un consejo de guerra obligó a Piar a volver a llamar a Bolívar.

Así, a finales de 1816, Bolívar volvió a Venezuela con el mando supremo.

Lo primero que hizo fue unirse a Mariño, que controlaba el nordeste. En julio de 1817, Simón conquistó la ciudad de Angostura, a orillas del Orinoco, una ciudad que hoy se llama Ciudad Bolívar.

Los republicanos se asentaron allí con él y crearon la 3ª República de Venezuela, cuya capital estaría en esta Angostura. Esta república duró dos años, de 1817 a 1819. La bandera de esta república ya es bastante parecida a la actual.

Fue en Angostura donde Simón comprendió que para salir victorioso tendría que ganarse a las clases populares.

Para conseguir su favor, Bolívar liberó a muchos esclavos negros, pero a diferencia de los venezolanos, a estos les obligaba a formar parte del ejército bajo amenaza de volver a la servidumbre, no solo ellos, sino también sus hijos.

Bolívar andaba escaso de efectivos, y básicamente usó a estos esclavos como carne de cañón, porque Bolívar temía que en el futuro se revelasen contra él como había pasado en Haití. Para él, lo más inteligente era prometerles cositas, que le ayudasen a ganar la guerra, y que poco a poco fueran palmando en las batallas, reduciendo considerablemente su número.

También parece que la abolición de la esclavitud era algo fomentado por el Imperio Británico, porque decían que liberar la mano de obra, el proletariado, era mucho más económico que la esclavitud, ya que eran más baratos de mantener. No había que darles alojamiento, ni darles de comer, ni mantenerles de por vida etc. Uno de los objetivos de los británicos era expandir el capitalismo industrial y financiero, y en este aspecto, Simón Bolívar iba a tope.

Eso sí, Mariño no estaba del todo de acuerdo con esta república, y se fue a la población de Cariaco a crear su propia asamblea con un aire más federalista.

Esto Bolívar no lo podía permitir, así que primero decidió someter a su gran aliado-enemigo: Piar. Lo acusó de traidor y ordenó que lo fusilaran en octubre de 1817. Realmente, como Piar era mulato, tenía miedo de que fomentara una revolución de negros. Tras esto, Mariño se doblegó ante Bolívar.

Ahora sin obstáculos internos, Simón se hizo con el máximo poder de las fuerzas independentistas de Venezuela.

Simón buscó nuevos aliados más fieles a su idea de gobierno centralista, destacando José Antonio Páez, que controlaba a un grupo de jinetes llaneros. Este será importante más adelante.

Ah, y también llegó el colombiano Francisco de Paula Santander con unos 1000 hombres. Aparte, Bolívar se hizo amigo de un militar de Cumaná llamado Antonio José de Sucre, que iría ganando cada vez más importancia.

Finalmente, a la zona llegaron tropas inglesas, la llamada Legión Británica, que estuvo bajo el mando de James Rooke. Aparte de tropas británicas, Simón pidió créditos a los ingleses, dineritos frescos, que luego serán parte de lo que se llama la Deuda Externa, que luego comentaré.

A lo largo de 1817, este ejército popular se entrenó en Angostura, esperando dar un golpe devastador a los realistas en la llamada Campaña del Centro.

Sin embargo, no fue tan devastador. Bolívar tuvo una victoria en la Batalla de Calabozo, pero pronto, tratando de tomar Caracas, empezó a encadenar derrota tras derrota. En la 3ª Batalla de La Puerta, de 1818, el general Pablo Morillo logró una gran victoria sobre Bolívar y Páez. Bolívar se tuvo que retirar y replantearse las cosas.

En febrero de 1819, Simón instaló en Angostura el Supremo Congreso de la República, o Congreso de Angostura. Aquí se fundó la República de la Gran Colombia, el proyecto republicano para unir gran parte de Sudamérica en un único estado. Bolívar sería el presidente, por supuesto, y el científico y periodista Francisco Antonio Zea fue nombrado vicepresidente.

Simón no quería una monarquía, pero su idea era crear un parlamento semejante al de Gran Bretaña, con una cámara de diputados electa y un senado hereditario. También quería un jefe del ejecutivo fuerte y con poder centralizado, y que el legislativo no le pusiera muchas trabas.

Con gran parte de Venezuela en su poder, pronto el libertador comenzó su Campaña Libertadora de Nueva Granada, lo que viene a ser Colombia, todavía bajo el control del último virrey de este virreinato: Juan de Sámano.

Este virrey es famoso por fundar la Academia de Medicina de Bogotá, pero no le dio tiempo a hacer mucho más, porque Simón Bolívar le iba a conquistar.

Simón Bolívar desde Venezuela y Francisco de Paula Santander desde Nueva Granada empezaron a lanzar ataques coordinados con la idea de dividir el ejército realista de Morillo y del virrey.

El primer paso del libertador fue realizar el Paso de los Andes, donde sus tropas atravesaron el páramo de Pisba en una época de lluvias torrenciales y de un paso complicado. Murieron muchos soldados, especialmente británicos, que no estaban acostumbrados a aquello, pero Bolívar lo consiguió.

En julio de 1819 alcanzó a las tropas realistas y las venció en la Batalla del Pantano de Vargas. Luego avanzó hacia Bogotá y volvió a vencer a los realistas en la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, y gracias a esta victoria, logró hacerse con el control de gran parte de Nueva Granada.

A su vez, el patriota venezolano José Antonio Páez lograba una gran victoria contra Morillo en la Batalla de Las Queseras del Medio, también de 1819.

El virrey Sámano, quien conocía lo del decreto de guerra a muerte, se acojonó y salió zumbando de la ciudad, pilló un barco en Cartagena de Indias y se fue a vivir a Panamá, renunciando al cargo de virrey.

La victoria en Boyacá dejó vía libre a Bolívar para entrar a fuego en Santa Fe de Bogotá a finales de 1819. Él y sus tropas saquearon la ciudad, especialmente se cebaron con el rico barrio de Santa Bárbara, y destruyeron el Observatorio Astronómico. También sus tropas masacraron a muchos hombres de origen español peninsular y canario, así como otros que se encontraban a su paso, y Bolívar permitió violar a mujeres durante 48 horas. Los sacerdotes le amenazaron con excomulgarle y Bolívar tuvo que recular en todo aquello de la guerra a muerte.

En 1820 ocurrió el golpe del general Riego en España, Fernando VII fue obligado a jurar la Constitución liberal de Cádiz, y en 1820 comenzó el Trienio Liberal, donde España tuvo un gobierno liberal que buscaba la paz con América.

Con esto, se ordenó que Morillo lograra la paz con Bolívar, y ambos firmaron un armisticio temporal y se dieron un abrazo.

Se cuenta un plan secreto de Bolívar para intentar salvar el culo si la cosa se ponía muy fea. Ese fue el Proyecto de un Imperio Democrático Español.

Resulta que tras lo de Riego, Simón envió a Londres a Francisco Antonio Zea para que le entregase una carta al embajador español en Inglaterra.

La idea era crear un proyecto de reconciliación hispánica. Si Fernando VII reconocía las repúblicas independizadas, se confederarían con la península de nuevo. Creando así, un Imperio Democrático Español. Sin embargo, el rey no aceptó esto.

En cuanto Morillo se volvió a España pensando que todo iba a solucionarse pronto, Bolívar rompió la tregua y se lanzó al ataque. La guerra se reanudaba.

Mientras tanto, en el Congreso Constituyente de 1821 se creó la Constitución de 1821, o Constitución de Cúcuta, y se oficializó la creación de la República de Colombia, mejor conocida como la Gran Colombia, que unió las actuales Venezuela y Colombia.

Simón Bolívar fue nombrado presidente de la República, mientras que Francisco de Paula Santander fue vicepresidente.

También podríamos destacar a Antonio Nariño, que en 1820 fue liberado de prisión y volvió a Colombia para reincorporarse a la política, siendo uno de los artífices de este congreso.

A su vez, la última resistencia realista caía en Venezuela, sobre todo tras la Batalla de Carabobo de 1821, y la Batalla naval del Lago de Maracaibo, de 1823, donde la flota española acabó destruida. Ambas batallas ocurrieron durante la Campaña de Occidente. Puerto Cabello, el último bastión realista en Venezuela, se rindió en noviembre de 1823. Con esto, Bolívar ya pasó a controlar toda Colombia y toda Venezuela.

Por cierto, Panamá comenzó su independencia el 10 de noviembre de 1821 con el Primer Grito de Independencia de la Villa de Los Santos, donde el político y comerciante Segundo de Villarreal levantó varias poblaciones. Hay quien dice que el grito fue cosa de una chavala llamada Rufina Alfaro, pero hay dudas de si existió o no. El caso es que muchas ciudades se unieron al movimiento y se formó un ejército dirigido por el general José de Fábrega, que, si bien era realista, se cambió de bando. Se estableció un cabildo, y poco después, el 28 de noviembre de 1821 Panamá declaró su independencia de España, y decidieron integrarse en la Gran Colombia.

Al mismo tiempo, en 1820, Guayaquil, en lo que hoy es Ecuador, se proclamó provincia independiente y libre, y su presidente fue José Joaquín de Olmedo.

Poco después, el general venezolano Antonio José de Sucre logró liberar la zona de Quito y alrededores del bando realista tras la Batalla de Pichincha, en mayo de 1822. Aquí Sucre se alió con Andrés de Santa Cruz, que como ya vimos, era uno de los lugartenientes de José de San Martín, quien también estaba realizando operaciones en la zona ecuatoriana.

Por supuesto, tras esta victoria en Pichincha, Quito se integró dentro de la Gran Colombia, a pesar de que muchos quiteños no querían, y debido a esto se estableció la ley marcial.

Por otro lado, la independencia de Guayaquil duró poquito, pues en 1822, Bolívar fue allá con su ejército y les conquistó, se autonombró dictador e integró la provincia dentro de su Gran Colombia, a pesar de que su población prefería integrarse en el Perú o seguir siendo independiente.

A Olmedo no le quedó más remedio que huir a Lima y refugiarse allí. Esta ciudad de Guayaquil era muy importante, pues tenía una base naval y era un centro de construcción de buques. En resumen, era un puerto clave en el Pacífico.

Finalmente, entre 1822 y 1824, Bolívar y Sucre llevaron a cabo la Campaña de Pasto, entre Colombia y Ecuador, donde combatieron a pastusos y patianos, quienes apoyaban al bando realista. De aquí destaca el líder mestizo Juan Agustín Agualongo, que durante años combatió contra las fuerzas de Bolívar, destacando la Batalla de Ibarra, de 1823. En esta sangrienta batalla, Simón solo tuvo 13 muertos mientras que aniquiló a los vencidos, incluso después de haberse rendido, dejando unos 700 muertos.

También ocurrió el hecho de la Navidad Negra de 1822, donde Sucre tenía órdenes directas de Bolívar de arremeter contra la población civil de la zona pastusa sin consideración alguna, y fue una masacre total.

Con su victoria consolidada por todo el norte sudamericano, Simón Bolívar puso sus ojitos más al sur. Su siguiente objetivo iba a ser conquistar Perú, que en aquel tiempo ya era independiente, aunque seguía en guerra contra los realistas, que resistían en varias zonas.

En este contexto tuvo lugar la Entrevista de Guayaquil de 1822, donde San Martín y Bolívar hablaron sobre cómo finalizar las guerras de independencia hispanoamericanas. Parece que los dos líderes tuvieron ciertos desencuentros y San Martín acabó decidiendo retirarse. Estaba enfermo, cansado, había perdido muchísimo apoyo en el Perú, muchas de sus tropas habían desertado, y él ya solo quería volver con su familia y pirarse a Europa a vivir.

Ahora iba a dejar todo el protagonismo a Bolívar, para que completara la conquista del Perú y de Bolivia.

Por cierto, en un baile celebrado en Guayaquil, Bolívar conoció a Manuela Sáenz, una rica muchacha quiteña que se convirtió en su amante y en su compañera de batallitas durante el resto de su vida.

En resumen, en este puto de la historia comienza la última fase de la Guerra de Independencia del Perú, la de la Corriente Libertadora del Norte, protagonizada por Simón Bolívar. El 1 de septiembre de 1823, Bolívar llegó a El Callao con la misión de consolidar la independencia del Perú, y para ello, el Congreso, presidido por José Bernardo de Tagle, le otorgó la autoridad suprema sobre toda la República del Perú.

Tras eso, echó a los realistas de Lima, que huyeron hacia Cuzco.

Pero ojo, que la cosa se iba a complicar. Resulta que José de la Riva Agüero, el anterior presidente peruano, se había picado con los patriotas, y conquistó para él parte del norte peruano, con su centro de poder en Trujillo. Debido a sus desencuentros con el Congreso, empezó a negociar con el bando realista.

Bolívar decidió enfrentarse a él, y a punto estuvo de producirse una guerra civil. Por suerte, los propios oficiales de Agüero le apresaron y le entregaron, aunque parece que logró huir a Inglaterra.

Un nuevo problema ocurrió en el Callao. Allí, en febrero de 1824, las tropas rioplatenses de San Martín se amotinaron porque no les pagaron, y se pasaron en bloque al bando español, y liberaron a todos los presos de la Fortaleza del Real Felipe.

También Torre Tagle y otros peruanos de la élite se pasaron al bando realista.

Debido a esto, el Congreso peruano dio poderes absolutos a Simón Bolívar y fue nombrado dictador, comenzando la Dictadura Bolivariana del Perú. Así, Bolívar disolvió el congreso y se rodeó de generales grancolombianos. En este estado mayor no hubo ningún peruano, ya que parece ser que Simón no les tenía ningún aprecio. Esto escribió sobre ellos en una de sus cartas.

Bolívar decidió que la mejor estrategia era abandonar Lima y reagruparse en el norte, practicando una política de Tierra Quemada. Así, mientras se retiraban, él y los suyos destruyeron un montón de pueblos peruanos, talando sus campos, arrasando sus campos de cultivo, secuestrando su ganado etc.

Bolívar se instaló en Trujillo, y allí fue apoyado por 10.000 montoneros, tropas irregulares compuestas en su mayoría por indígenas, esclavos y campesinos. Además, también le llegaron refuerzos de la Gran Colombia y soldados reclutados en Quito y Guayaquil.

Mientras tanto, en España, el rey Fernando VII, quien había tenido que aceptar la Constitución de Cádiz tras el golpe de Riego, logró volver a hacerse con las riendas absolutas de España en 1823, con ayuda del ejército francés, los llamados Cien Mil Hijos de San Luis. Así acabó otra vez con la constitución y con ello volvió el Antiguo Régimen. Comenzaba en España la Década Ominosa.

Este hecho dividió al bando realista en el Perú, y el 22 de enero de 1824, en el Alto Perú, el general guipuzcoano Pedro Antonio Olañeta, se sublevó. Se enfrentó al virrey José de la Serna en defensa del absolutismo de Fernando VII. Parece ser que de la Serna cada vez veía que la independencia era un mal menor, y muchas tropas se levantaron contra él. Y esto fue clave en la victoria final de Bolívar.

Aprovechando la situación, Bolívar fue a atacar a los realistas en Jauja, liderados por José de Canterac. Ambos se enfrentaron en la Batalla de Junín, en agosto de 1824.

Todo apuntaba a una derrota de Bolívar, pero el escuadrón Húsares del Perú recibió la orden de atacar por la espalda a los realistas, y gracias a ello, lograron una gran victoria totalmente inesperada.

Una cosa graciosa de la batalla esta es que Bolívar ya estaba huyendo cuando fueron a informarle de la victoria. Le dijeron, “oye, no huyas, que hemos ganado”, y Simón se alegró mazo. Pero claro, el tipo tenía fama de huir de las batallas a la mínima y dejar tirados a sus soldados, de ahí que algunos le apodaran el Napoleón de las Retiradas.

La batalla final de esta guerra de independencia de Hispanoamérica fue la Batalla de Ayacucho, ocurrida el 9 de diciembre de 1824. Antonio José de Sucre, el británico William Miller y varios generales peruanos (como José de La Mar) y colombianos (como José María Córdova) se enfrentaron a las últimas fuerzas realistas dirigidas por José de la Serna y José de Canterac.

Estas últimas perdieron, y el Ejército Unido Libertador logró una gran victoria que puso fin a las guerras de independencia en América del Sur. Lima volvió a ser conquistada por los neogranadinos, lo que hizo que más del 10% de la población abandonara la capital.

Ante la derrota y captura del virrey en la batalla, la Real Audiencia de Cuzco nombró como virrey interino a Pío Tristán. Sin embargo, solo 6 días después de su juramento, decidió aceptar la Capitulación de Ayacucho, firmada por el virrey de la Serna, en la que se reconocía la independencia de la República Peruana y la rendición total del bando realista. Sucre entró en Cuzco y se acabó la historia.

Es famoso el abrazo entre Pío Tristán y Manuel Belgrano, que, aunque rivales por las circunstancias, eran muy amigos desde que hubiesen estudiado juntos en Salamanca.

A pesar de la rendición y de la paz, todavía quedaron algunos focos realistas, como en la Fortaleza de Real Felipe del Callao, defendida por José Ramón Rodil, y en la isla de Chiloé, defendida por Antonio Quintanilla. Ambas plazas aguantaron hasta 1826. Por cierto, en el asedio del Real Felipe, murió Torre Tagle, así como muchísima gente, civiles incluso, que se habían refugiado allí. A Rodil le perdonaron y pudo volverse a España junto con las últimas tropas realistas.

También es importante la Guerra de Iquicha, liderada por Antonio Huachaca, que duró entre 1825 y 1828, que fue una rebelión indígena y campesina que apoyaba al bando español, y que luchó contra la República del Perú.

Esto decía Bolívar en una carta a raíz de tantas sublevaciones que tuvo.

De todas formas, en 1826 se aprobó la Constitución Vitalicia, o Constitución para la República Peruana de 1826, elaborada por Simón Bolívar. Aquí se establece un presidente vitalicio, cargo reservado para Bolívar. Porque sí, su plan era unir este país a la Gran Colombia.

Sin embargo, pronto estalló en el Perú un montón de protestas contra él. Sobre todo, por ciertas medidas poco populares, como el reclutamiento forzoso de peruanos para enviarlos a la Gran Colombia, la restitución del tributo indígena, y que llenó su gobierno de neogranadinos. También se dedicó a expropiar tierras comunales indígenas para venderlas a manos privadas, y así poder financiar sus campañas. 

De todas formas, también creó el Colegio Nacional de Ciencias y el Colegio de Señoritas Educandas de Cuzco, y también fundó El Peruano, su gaceta oficial. Aprobó una ley de imprenta, aunque prohibió criticar a su gobierno. 

Tras solo 50 días de vigencia, y aprovechando la ausencia de Bolívar, el congreso peruano abolió esta constitución.  

Finalmente, el general realista Pedro Antonio Olañeta se atrincheró en Bolivia, y no aceptó ni la Constitución de Cádiz ni la Capitulación de Ayacucho. Por ello, Sucre fue a derrotarle en su Campaña en el Alto Perú, pero no le hizo falta una gran batalla. Olañeta fue traicionado por uno de los suyos, Carlos Medinaceli, y tras el Combate o Motín de Tumusla, de abril de 1825, acabó ejecutado. Y el bando realista decidió rendirse.

Gracias a esto, el Alto Perú, o Audiencia de Charcas, se independizó el 6 de agosto de 1825, y los criollos del lugar decidieron no pertenecer ni al Río de la Plata ni a Perú. Ahora se convertirían en un país independiente.

Así nació el Estado del Alto Perú, renombrado poco después República de Bolívar y luego República de Bolivia, llamada así en honor al libertador.

Parece que esto lo hicieron como gesto para ganarse su favor, ya que sabían que Bolívar no quería que aquel territorio fuera independiente. De hecho, se negó a ir allí a firmar el acta de independencia en varias ocasiones. Él quería que Bolivia se sometiera al Perú, lugar del que él era dictador en aquel momento, y que luego se integrara en la Gran Colombia, pero eso jamás se aprobó.

A pesar de todo, dejó al general Antonio José de Sucre como primer presidente de esta república.

Bolívar dejó en el Perú un consejo de gobierno que se encargase de aplicar su constitución vitalicia, mientras él cogía un barco en 1826 para volver a la Gran Colombia. El objetivo de unir Perú y Bolivia fracasó, y él no volvió jamás a aquellas tierras, pues se le estaba complicando la situación en el norte.  

Bolívar viajó a Panamá y allí convocó el Congreso Anfictiónico de Panamá. A este congreso asistieron representantes de la Gran Colombia, de México, de Centroamérica, y de Perú. Los delegados de Bolivia y Estados Unidos no llegaron a tiempo… y Chile, Brasil y el Río de la Plata pasaron del tema. Por otro lado, Paraguay no fue invitado debido a su política aislacionista.

Simón les había reunido a todos para presentar su plan de unificar toda Hispanoamérica en un solo país gobernado por él, pero nadie aceptó y fue un rotundo fracaso.

En 1828, Bolívar convocó la Convención de Ocaña, en Colombia, donde intentó organizar este nuevo estado y reformar la constitución de 1821. Hubo tres posturas diferentes que se intentaron reconciliar. El general Santander quería un gobierno federalista, Bolívar quería uno centralista, y luego había un tercer grupo con ideas bastante dispares. Las negociaciones fracasaron.

Para imponer el orden y mantener la unión de la Gran Colombia, el 27 de agosto de 1828, Simón Bolívar se autoproclamó dictador. Muchos grancolombianos se opusieron a esto, pero fueron reprimidos con dureza.

Una de las leyes aprobadas por Bolívar prohibió a los ciudadanos españoles contraer matrimonio en su territorio. También prohibió las obras de Jeremy Bentham en las universidades colombianas por considerarlas nocivas, así como otros muchos autores.

Y ojo, Bolívar prohibió la masonería para todo el territorio de la Gran Colombia. ¿Por qué? ¿No se suponía que era masón? Parece ser que lo fue, pero solo usó el tema de las logias para conspirar y llevar a cabo las independencias. Pero mantener las logias, que básicamente eran lugares donde la gente podía conspirar, no le interesaba en absoluto ahora que él tenía el poder, así que había que chaparlo todo.

Hablando de conspiraciones contra él, en septiembre de 1828, ocurrió la Conspiración Septembrina, un intento de asesinato contra el dictador ocurrido en Bogotá por parte del sector santanderista. Unos 30 federalistas asaltaron en el Palacio de San Carlos de Bogotá para cargárselo. Sin embargo, Bolívar logró salir ileso gracias a su amante, Manuela Sáenz, que le avisó para que pudiera escapar por un balcón. Bolívar ordenó fusilar a todos los sospechosos de formar parte de la conspiración, aunque no hubiese pruebas. Menos a Santander, a quien, debido a la presión pública, le perdonó y solo le exilió.

Algunos dicen que detrás de esta conspiración hubo una mano inglesa, ya que los británicos querían evitar a toda costa que Hispanoamérica se uniera en un estado fuerte. Preferían un territorio balcanizado, es decir, dividido en pequeñas repúblicas con poder limitado y con luchas entre ellas, para que fuera fácil de controlar. Y esto lo sabía el propio Bolívar.

Fuera cual fuera el caso, la Gran Colombia se llenó de revueltas y la situación se volvió bastante caótica. Y a eso habría que añadir que ahora el Imperio Británico exigía a estos nuevos estados la famosa Deuda Externa, es decir, sus honorarios por la ayuda prestada. Debido a esto, Simón se puso a vender como loco a los británicos multitud de minas y terrenos por todo el continente americano.

Pronto Inglaterra, la cual estaba en plena Revolución Industrial, comenzó a extraer recursos de América. En las fábricas británicas se creaban productos con ellos y se revendían a las repúblicas americanas a un precio mucho más bajo que el de las industrias locales, lo que provocó el hundimiento de gran parte de esta industria local americana debido a que no podían competir con los ingleses.

Por su parte, Bolívar declaró la guerra al Perú en la Guerra Grancolombo-Peruana, que duró de 1828 a 1829. Estalló por la disputa territorial entre estos dos estados por Guayaquil, Tumbes y Maynas.

El presidente peruano José de la Mar invadió Guayaquil, pero fue vencido por las tropas de Sucre en la Batalla del Portete de Tarqui. Aparte, un golpe de estado echó del poder a José de la Mar en 1829.

En esta época también ocurrió la intervención peruana en Bolivia, de 1828. Básicamente Perú invadió gran parte de Bolivia para forzar la retirada de Sucre y de las tropas neogranadinas debido a la escalada de conflictividad con la Gran Colombia.

Sucre, al mando de Bolivia, se tuvo que enfrentar a una gran revuelta que le echó del poder ese mismo año.

Por otro lado, Panamá se separó de la Gran Colombia poco después.

El 20 de enero de 1830, Bolívar convocó el Congreso Admirable, y aquí, viendo que le era imposible resolver todos los problemas que se le venían encima, decidió presentar su renuncia a la presidencia. Parece ser que se encontraba bastante enfermo; todo apunta a que tenía tuberculosis.

El nuevo presidente de la Gran Colombia fue el jurista Joaquín Mosquera.

Unos días después, el Congreso de Valencia, en Venezuela, decidió romper relaciones con Colombia y separarse de la Gran Colombia. Esto parece que fue cosa de José Antonio Páez, quien acabó siendo el primer presidente de esta 4ª república de Venezuela, o Estado de Venezuela. Ocurrió el 24 de septiembre de 1830.

Por otra parte, Quito hizo lo mismo, y así se creó la República de Ecuador, o Estado del Ecuador, o Dominación Floreana, ya que su jefe de estado fue Juan José Flores.

Toda la zona de Cauca la perdería a manos de los neogranadinos tras la Guerra del Cauca de 1832.

Por otro lado, Sucre, el gran amigo de Bolívar, fue asesinado en junio de 1830, cuando regresaba a su residencia de Quito por las montañas de Berruecos. Dicen que la orden de su asesinato fue cosa de un político colombiano rival, pero no se sabe bien.

Todas estas malas noticias afectaron profundamente al libertador, y su salud recayó.

Se cuenta que Simón Bolívar, en sus últimos días de vida, se dio cuenta de que todo por lo que había luchado había sido para nada, y llegó a la conclusión de que América era ingobernable.

Solo, triste, arrepentido y desengañado, Bolívar decidió salir de América para irse a vivir a Europa, y puso rumbo hacia el puerto de Cartagena escoltado por estadounidenses.

Sin embargo, Simón jamás llegó embarcar, pues murió el 17 de diciembre de 1830, con 47 años. Sus restos fueron enterrados primero en la Basílica de Santa Marta y luego en la Catedral de Caracas, como él pidió en su testamento.

Con su muerte, la Gran Colombia se desintegró debido a las disputas internas. Así nacieron como tal, Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. El gran proyecto de Bolívar acabó destruido, y América del Sur terminó dividida en diferentes países autónomos que se pelearían entre sí en multitud de guerras a lo largo de todo el siglo XIX. Y también acabaron endeudadas con Inglaterra, una deuda que tuvieron que pagar durante el siguiente siglo y medio.

Como dijo el mismo Simón Bolívar, “la independencia es el único bien que hemos conseguido, a costa de todo lo demás”.