IMPERIO BIZANTINO: Basilio II, el Cisma de Oriente y la irrupción de los Selyúcidas

La siguiente historia tiene lugar entre el año 867 y el 1081

Imperio Bizantino 3: Basilio II, el Cisma de Oriente y la irrupción de los Selyúcidas (867-1081)

DINASTÍA MACEDÓNICA (867-1056)

Basilio I, un simple mozo de cuadra, había logrado ser coronado emperador. El tío era analfabeto, un matón a sueldo… pero joder, comenzó la Dinastía Macedónica, que duraría casi 200 años, y logró que el Imperio Bizantino viviera un nuevo periodo de apogeo. Una de las primeras decisiones de Basilio fue hacer las paces con Roma, desterrar al patriarca Focio y restituir en su puesto a Ignacio I, aunque Focio volvería más tarde. Y también tuvo guerra con los herejes paulicianos. En la Batalla de Bathys Ryax (878) los desarticuló por completo.

Tras la muerte de Basilio I en el 886, le sucedió su hijo León VI el Sabio. A él le debemos la compleción de las Basílicas, 60 libros sobre derecho justiniano traducido al griego, que ya el latín estaba prácticamente olvidado. Los ataques de búlgaros, piratas árabes y varegos rusos se convirtieron en el pan de cada día. Destaca el asedio de Oleg de Kiev en el año 908, quien se presentó frente a las murallas de Constantinopla con 80.000 guerreros y 2000 barcos con ruedas. Al final León VI logró la paz con un acuerdo comercial bastante favorable para los rusos, y hasta tendrían su propio barrio en la ciudad.

El tipo necesitaba dinero, y para conseguir más ingresos fiscales decidió quitar la prohibición que impedía a los funcionarios de los themata adquirir tierras allí. Los más ricachones empezaron a acaparar latifundios, en detrimento de los campesinos más pobres. Este fue el germen de un pseudofeudalismo que, según algunos historiadores, acabaría destruyendo el imperio.  

Pero de momento, el peligro inminente era el zar búlgaro Simeón I. Cristiano ortodoxo y fan de la cultura helénica, el búlgaro pretendía hacerse con el cargo de basileus. El hijo de León, Constantino VII Porfirogéneta, accedió al trono bizantino con apenas 10 añitos. Era buen chaval; le gustaba leer y culturizarse, y llenó la biblioteca imperial de libros tanto nuevos como copias de antiguos. Como ya digo, el problema principal eran los búlgaros, que liderados por Simeón, penetraron en las fronteras bizantinas en la Batalla de Anquialo/Aqueloo (917), convirtiéndose el búlgaro en dueño de casi todos los Balcanes. Mirad todo lo que conquistó el hombre, llegó hasta las murallas de Constantinopla. Hasta que el zar no murió en el 927 de un infarto, el asunto no se relajó.

Romano Lecapeno, el general del thema de Armenia, era el hombre más importante del imperio en aquel momento gracias a sus victorias contra los búlgaros y por otra cosa muy importante. Durante su campaña sobre Edesa, en Siria, su general Juan Curcuas, o Tzimiscés, recuperó una reliquia sagrada llamada Mandylion, un lienzo sagrado en el que supuestamente está Jesucristo pintao. Aprovechando el tirón que tenía, Romano I obligó al joven emperador a casarse con su hija Elena para después autonombrarse “emperador asociado”. Al menos hasta que sus hijos le encerraron en un monasterio y Constantino pudo gobernar en solitario.

Aparte de esto, también se sucedieron infinidad de intrigas palaciegas para ver quién se convertía en el nuevo emperador asociado. Bajo su reinado, muchos pueblos del norte fueron convertidos al cristianismo, como los magiares, o húngaros, de origen ugro-finés. Se cuenta que cuando el Príncipe Álmos unió las 7 tribus magiares por el año 850 y les llevó de Asia a Europa, donde creó el llamado Gran Principado de Hungría. Su sucesor, Arpad el conquistador, llevó a toda su gente, unas 300.000 personas, al actual territorio de Hungría.

Uno de sus líderes, Gyula de Transilvania, abrazó el cristianismo bizantino pero con el tiempo preferirían el de Roma. También en el 957 Constantino tuvo la visita de la princesa Olga de la Rus de Kiev, quien fue bautizada con el nombre de Elena y con ello el cristianismo empezó a calar entre los rusos.

Al final al hombre le asesinó su hijo Romano II y su esposa Teófano Anastaso, haciéndose con las riendas del poder. Pero Romano murió rápido, y la mujer se arrejuntó a un fuerte militar, Nicéforo Focas, dueño de muchos latifundios en la zona de Capadocia. El tipo logró grandes victorias contra los musulmanes en Creta en el 965, y Antioquía y Alepo por el 969, conquistando parte de su reino independiente, aunque su control apenas duró una mierda. Ni su vida, pues la emperatriz Teófano se lió con otro militar, Juan Tzimiscés, y le convenció para que se cargarse a Nicéforo y se convirtiera en emperador.

Los hijos de esta mujer con Romano II, Basilio II y Constantino VIII, eran los emperadores legítimos, pero tenían 5 y 3 años respectivamente, por lo que Juan I tuvo manga ancha para llevar a cabo sus campañas militares. Hacia el año 970 derrotó a los rusos de Sviatoslav de Kiev en la Batalla de Dorostolón (971), y también a los búlgaros, recuperando gran parte del territorio robado. También combatiría en territorio sirio, logrando incluso llegar a Damasco, en poder del Califato Fatimí, y por el 975 consiguió entrar en Acre y Nazaret.

Eso sí, para ganarse el favor de la Iglesia Bizantina, Juan tuvo que desterrar a la adúltera de Teófano y casarse con otra de la familia, que fue una de las hijas de Constantino VIII, Teodora. Una de las princesas bizantinas de su linaje se casó con Otón II, monarca del recién creado Sacro Imperio Romano Germánico, lo que supuso buenas relaciones con Occidente, porque ambos se lanzaban pullitas por ver quienes eran los verdaderos herederos del Imperio Romano.

Durante estos años, la nobleza latifundista, los Dynatoi, comenzaron a gozar de cierta independencia y de ejércitos propios, mientras el poder del emperador se empequeñecía más y más. Los themata pequeñitos estaban bien como sistema defensivo, pero para atacar dejaban que desear, y en las zonas fronterizas de conflicto había que mejorar esa parte. Se decidió unir algunos de ellos y aquí surgieron provincias militares como el Catapanato de Italia, dirigido por un catapán; y los ducados de Mesopotamia, Antioquía, Baspracania y Caldia, dirigidos por sendos duques, llamados Dukas, como el pato Dukas.

Ambos cargos estaban por encima de los estrategos, cargo que fue perdiendo atribuciones. Fue en estas provincias donde se usaron mercenarios más que estratiotes con el fin de conquistar territorio a los reinos vecinos. En esa época el Califato Abasí había caído en manos de los persas Búyidas y algunos oficiales abasíes habían fundado los pequeños reinos de Alepo y Mosul.

Y llegó el año 976 y con él Basilio II. El chaval se tomó muy en serio eso de gobernar, y acabó siendo recordado como uno de los mejores emperadores que tuvo el Imperio Bizantino. Y es que gobernar fue su única ocupación, y no estuvo con una mujer en los 62 años que reinó. Su hermano todo lo contrario; juergas todo el día.

Los inicios de su reinado no serían fáciles, pues los militares y aristócratas que querían apoderarse del trono se lanzarían a su yugular en una sangrienta guerra civil. En el 979 se impuso un tal Bardas Focas. Seis años después Basilio II le venció en Crisópolis y más tarde logró cargárselo en la Batalla de Abidos (989), con ayuda del príncipe Vladimir de Kiev, quien se casó con su hermana Ana y promovió mucho la cristianización de la Rus.

Muchos Varegos pasarían a formar parte de la guardia personal de Basilio con la Guardia Varega. Hay que destacar la llegada de los Pechenegos, guerreros semi-nómadas túrquicos provenientes de Asia Central.

En Bulgaria gobernaba el zar Samuel. Viendo el caos, aprovechó para darse de leches contra Basilio, y la guerra entre ambos reinos comenzó de nuevo. La mayor derrota de los búlgaros tuvo lugar en la Batalla de Clidion/Kleidion (1014). Se cuenta que unos 14.000 búlgaros fueron capturados. Basilio tenía que castigarles duramente para que no volviesen a molestarle, y decidió sacarles los ojos a todos. Bueno, menos a 150, a los que sólo sacó un ojo, que hicieron de lazarillos al resto para que volviesen a casa. Imagínate ser oftalmólogo búlgaro, te acaban de joder el negocio. A Samuel desde luego le dio tal chungazo que se fue pal el otro barrio. Para el 1018 toda Bulgaria fue ocupada por los bizantinos y dividido en themas. La capital administrativa sería Skopje (skopie), en lo que ahora es Macedonia, pero Basilio dejaría a la Iglesia Búlgara total autonomía, con sede en la ciudad de Ohrid/Ochrida.

Otra cosa a la que se dedicó Basilio fue a la de fomentar la construcción de monasterios en el Monte Athos, la montaña sagrada bizantina. El más famoso es quizás el Monasterio de la Gran Laura, fundado por Anastasio Athonita. Con el tiempo se construirían otros como el de Iviron, el Monasterio de Dionisio o el de Simonos Petra. Qué vértigo, joder. Basilio fomentó mucho la literatura, el arte y la educación, y legisló duramente contra las grandes familias propietarias y a favor de devolver las tierras a sus campesinos. Su última campaña tuvo lugar en Georgia, contra las fuerzas del georgiano Jorge I. En 1025 estaba preparando el asalto a Sicilia, tomada por los musulmanes, pero justo murió ese año.

Basilio II dejó un imperio más grande que el que se encontró, y unas arcas hasta arriba de oro. Al no tener hijos, su puesto fue a parar al loquísimo de su hermano, Constantino VIII, de 65 años. Dedicó sus años de emperador a follar, a comer, a jugar a juegos de mesa y a ver carreras de carros. Debido a las intrigas de sus dos hijas, Teodora y Zoe, su reinado acabó en 1028.

Zoe era la hermana mayor, y este último periodo de la dinastía sería básicamente ella como emperatriz poniendo a sus maridos como emperadores. Primero tuvo que casarse con el incompetente senador Romano III. Fueron años de hambrunas, pestes y un terremoto bastante tocho jodió la capital.

Zoe decidió organizar un complot para cargarse a su marido y puso en el trono a su amante epiléptico, Miguel IV el Paflagonio. Sus 8 años de reinado no estuvieron mal, pero se murió y Zoe nombró coemperador a su sobrino Miguel V en el año 1042. Para poder gobernar en paz, desterró a Zoe y al poderoso eunuco Juan el Orfanótrofos. Pero es que la dinastía macedonia era muy popular, y una sublevación popular asaltó el palacio y Miguel V acabó sin ojos. Zoe recuperó el trono y gobernó junto a su hermana Teodora.

Luego la mujer se casó con Constantino IX, quien fue el nuevo emperador. Con él llegó un nuevo renacimiento literario, especialmente gracias a su secretario Miguel Psellos, autor de Chronografia, un libro de memorias muy importante. Con él resurgió un poco el platonismo cristiano y el mundo clásico pagano. Además en Constantinopla se crearon escuelas superiores de filosofía y derecho.

Hay que destacar un hecho importantísimo ocurrido durante su reinado: el Gran Cisma (1054). Ya lo adelanté un poco en el vídeo anterior. La Iglesia de Roma y la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla llevaban siglos de rivalidad por ver quien tenía la primacía sobre todos los cristianos. Una de las causas, entre otras muchas, fue la Cláusula Filioque (Filiócue), que en el anterior vídeo pronuncié mal. Es latín y significa “y del hijo”, y que decía que el Espíritu Santo emana tanto del Padre como del Hijo, algo no aceptado por el Patriarca Ortodoxo.

Y en este punto de la historia, en el 1054, el Papa León IX, amenazado por las invasiones de normandos, buscaba una alianza con Bizancio, cuyo patriarca era el ambicioso Miguel Cerulario. Por ello envió una embajada encabezada por el cardenal Humberto de Silva, pero aquí empezó la lluvia de mierda. Se negaron a referirse a Cerulario como “Patriarca Ecuménico”, que era como llamarle “autoridad suprema”, y el tío dijo: “Ah, ¿sí? Pues ahora ya no os recibo, que os den”. El cardenal contraatacó con burlas y después excomulgó al patriarca mediante una bula papal. Cerulario la cogió y la quemó. Así empezó el Cisma de Oriente, que dividió estas dos iglesias cristianas para siempre. Bueno, quizás un día de estos lo arreglan. No, lo dudo mucho.

Durante los siguientes años efectivamente llegaron los Normandos, y tomaron parte de Sicilia y todo el sur de Italia menos Nápoles. Sin embargo, estos bárbaros no eran la mayor amenaza. Los bizantinos estaban acojonados con el avance de los Turcos Selyúcidas. Eran originarios del Turquestán y estaban liderados por su caudillo Selyuk. Hacia el 1040 empezaron a ganar territorio a los Turcos Gaznávidas y después a los Persas Búyidas. Al entrar en contacto con el mundo musulmán se convirtieron todos al islam.

Constantino murió, Zoe también, y en el año 1056 murió la anciana Teodora, y con ella la Dinastía Macedónica. Los políticos civiles pusieron a un vegestorio llamado Miguel VI Bringas, pero una familia de adinerados terratenientes se hizo con el trono de Bizancio: la Dinastía Comnena.

DINASTÍAS COMNENA I y DUCAS I (1057-1081)

El comandante en jefe Isaac I fue coronado emperador del Imperio Bizantino en el año 1057. Estos años fueron bastante caóticos. El orden político de Bizancio se empezó a irse a la porra debido a los continuos enfrentamientos entre la aristocracia militar terrateniente, los Comnenos y otros… contra la nobleza constantinopolitana, la de la capital.

Enfermito, Isaac I nombró sucesor a un funcionario de la Tesorería Imperial, Constantino X, perteneciente a otra familia de terratenientes, los Ducas. A su muerte fue nombrada regente su esposa Eudoxia, quien dejó el gobierno a un militar, Romano IV. Este tipo, hasta la polla de todo, dejó caer Bari. Con ello, Bizancio, en 1071, perdió todas las posesiones italianas a favor de los normandos, ya que Romano IV había decidido centrar todos sus esfuerzos en luchar contra los Turcos Selyúcidas, dirigidos por el sultán Alp Arslan, el león heroico.

Ese mismo año, los tipos lograron una gran victoria en la Batalla de Manzikert (1071) contra los bizantinos, logrando penetrar en Asia Menor a bloque. El mismo emperador acabaría preso, pero luego le soltaron. Los turcos se pegarían al actual territorio de Turquía como una lapa… y ahí siguen en la actualidad. En 1077, allí se crearía el Sultanato de Rum, dirigida también por la familia Selyúcida.

Además, los bizantinos también tuvieron que enfrentarse a una nueva tribu proveniente Asia Central: los Cumanos. Estos eran de origen túrquico también y provenían de China o porai. De ellos destacan sus decorados campamentos de yurtas y las estatuas que construían para nobles difuntos.

El Imperio Bizantino estaba en plena decadencia. Le estaban dando palos por todos lados. Turcos por el este, normandos por el oeste, y los cristianos occidentales que pasaban del tema porque les caían mal por el Cisma. El comercio, antes su gran fuente de ingresos, había sucumbido ante la competencia italiana. El caos en el gobierno de Constantinopla continuó. Ni Miguel VII ni Nicéforo III estuvieron a la altura de las circunstancias. El general Alejo Comneno, sobrino de Isaac, dio un golpe de estado en el año 1081. Los Comnenos volvían al poder, y se quedarían todo un siglo entero.