Hablemos del budismo. ¿Es una religión o una filosofía? Al no haber un dios como tal he decidido meterlo en la sección de Filosofía, ya que el budismo es más como una forma de vida, pero todo es matizable.
El Pensamiento Oriental – Budismo, Taoísmo y Confucianismo
Lo que es seguro es que el Budismo empieza con Buda, el iluminado. ¿Y quién fue Buda? Pues un príncipe del Reino de Sakia, situado en el actual Nepal. Había nacido en Kapilavastu por el año 560 a.C. aproximadamente, con el nombre de Sidarta Gautama. Con 16 años se casó y tuvo un hijo, pero aquella vida no le molaba en absoluto, sufría, y no sabía por qué. Huyó de su cómoda vida en el palacio y empezó a deambular por la India buscando la luz. Se convirtió en asceta, privándose de todo menos lo justo y necesario para vivir… Y se dio cuenta de que aquello también era una mierda, seguía sufriendo y pasando hambre.
Dejó el ascetismo extremo y se puso a meditar ahí en plan tranqui, y bajo el árbol de Bodhi logró ver la luz. No la del sol, sino la luz en plan de que se dio cuenta de la realidad de las cosas. A diferencia de otras religiones, no llegó a ella a través de un ser místico, sino gracias a su propia introspección. Su conclusión fue el llamado camino medio. Buscaba un equilibrio entre la indulgencia y mortificarse, entre el lujo y la austeridad.
En aquella época los brahmanes hindúes védicos decían que para romper el samsara, el ciclo eterno de reencarnaciones, había que obrar acorde a la ley de los dioses y del cosmos. Era obligatorio realizar sacrificios y rituales a través de estos sacerdotes, pero Buda se dio cuenta de que aquello sólo mantenía los privilegios de los poderosos a través del sistema de castas. Buda quería hacer las cosas de un modo diferente. Los dioses le importaban un huevo, él lo que quería era meditar. Llegó a la conclusión de que el sufrimiento es causado por la ignorancia.
Esa ignorancia estaría causada por el ego, el cual no tiene sentido. ¿Y por qué? Porque todo está en constante cambio, no hay nada perpetuo ni esencial, ni siquiera uno mismo. Todo es mutable y depende de otras cosas mutables, lo que llamó interdependencia. Rompe con los Upanishads hinduistas con su idea de que el yo no es ni eterno ni inmutable. Somos transitorios, insustanciales y por ello el ego es un error.
De esto hablaba el monje Nagasena con el rey indogriego Menandro I, mejor conocido como Milinda, y le explicaba que el yo, la persona, solo es un montón de elementos cambiantes juntos. Es un cuerpo, unas ideas, una conciencia, unas sensaciones… Pero todo eso está sujeto a cambio.
Para Buda, la única forma de romper el samsara era eliminar el deseo y el apego, que lleva a la codicia, al odio, al egoísmo y al anhelo, y por ende al sufrimiento humano. Desear no desear nada era el camino para alcanzar el Nirvana, un estado espiritual de felicidad absoluta y unión con el cosmos al que se puede llegar en vida, al contrario que otras religiones que prometen la felicidad una vez muertos. Todas sus enseñanzas forman parte del Dharma, y habla de un sendero óctuple, 8 principios para alcanzar la felicidad, que tienen que ver con la búsqueda de sabiduría, con el entrenamiento mental y con el fomento de la virtud y la ética. Al final todo se resume en el pensamiento positivo.
Buda murió hacía el año 500 a.C. sin poner nada por escrito, y poco después sus seguidores organizaron el Primer Concilio Budista. Aquí ya se puede hablar del Budismo Theravada, el más ortodoxo y conservador. Estos budistas seguían al pie de la letra las enseñanzas de Buda. Uno de sus libros más importantes fue el Canon Pali, escrito hacia el año 100 a.C. en Sri Lanka, y que recopilaba sus enseñanzas más importantes. Donde más lo petaría sería en la India, por supuesto, pero también en Tailandia, Laos y Camboya.
Como conté en los episodios históricos, hacia el año 300 a.C. llegó al poder de la India el emperador Ashoka el Grande bajo la dinastía de los Maurya. Después de desencadenar una masacre contra sus enemigos decidió cambiar de vida, hacerse budista y dedicarse a mejorar la vida de las personas, y no a matarlas. Trató de difundir un mensaje de no violencia y buen rollito por todo el imperio a través de sus construcciones, como la estupa de Sanchi y sus decenas de pilares con mensaje.
Por el 100 d.C. surgió un nuevo tipo de budismo: el Budismo Mahayana. ¿Qué lo diferencia con el Theravada? Pues que en el Theravada el objetivo es convertirse en un Arhat, un iluminado. Ya está, te has liberado, enhorabuena. Fin. El Mahayana dice que esto es muy egoísta. Te has salvado, pero… ¿y el resto? ¡Ayúdales, cabrón! Pues el budismo Mahayana introduce la figura del Bodhisattva, una persona que ha alcanzado la iluminación pero se queda renaciendo en la Tierra para ayudar a los demás a alcanzarla también.
Aquí también se empiezan a crear estatuas de Buda y sus Bodhisattva, imágenes y mandalas, y también prácticas de adoración devocional como ponerle incienso, que no estaban en la tradición Theravada. No actúan exactamente como dioses que tengan que ser adorados, pero sí que se supone que esas imágenes ayudan de algún modo a la iluminación. Bodhisattva hubo muchos, aunque los Theravadas solo reconocen a Buda Gautama o Sakiamuni, que dicen que es la reencarnación del mismo Buda; y el Buda Maitreya, quien llegará en el futuro para predicar el dharma a saco y salvar nuestro alma.
Alrededor del año 200 surgió un filósofo budista muy importante llamado Nagarjuna. Decía que se podía llegar a la iluminación solo meditando, y fundó la escuela Madhyamaka. Su movida más célebre fue la Doctrina del Vacío. Dijo que todas las cosas del mundo no tienen naturaleza propia, están vacías, al igual que sus propias palabras sobre el vacío. Eso también está vacío.
Con toda esta gente, las enseñanzas fueron expandiéndose por el norte, especialmente por China, Corea, Japón y finalmente por el Tíbet. Fue aquí donde comenzó a desarrollarse un nuevo tipo de Budismo, el Budismo Vajrayana o tántrico, dentro del cual se encuentra el Budismo Tibetano o Lamaísta, surgidode la mano de Padmasambhava, por el año 700. Optaron por ceremonias muy coloridas llamadas Pujas en sus templos gompas, en las que se repiten frases y cánticos: los mantras; y también gestos: los mudras. Aquí adquiere mucha importancia el tantra, una práctica cogida del hinduismo, que buscaba involucrar emocionalmente al devoto para intentar alcanzar ese estado de iluminación.
Este tipo de budismo sí tiene un líder, el Dalai Lama, la supuesta reencarnación del Bodhisattva Avalokiteshvara, asociado a la compasión, con miles de brazos con los que achuchar a todo el mundo. Cuando muere, el Panchel Lama, su segundo, tiene que buscar un niño con características especiales para que le reemplace como nuevo Dalai Lama.
Surgieron otras ramas del budismo cuando este se fundió con el taoísmo, como el Budismo Chan en China de la mano de Bodhidharma por el año 520, que llegó a Japón con el nombre de Budismo Zen. Zen significa “meditación”, y busca la iluminación instantánea y natural, sin necesidad de ritos, escrituras o razonamientos. Solo hay que despejar la mente, liberarla, y sentir el flujo cósmico por tus venas, todo muy sencillo. Durante el Japón Feudal se desarrollaron dos tipos: Zen Soto es básicamente sentarse a meditar, mientras que en el Zen Rinzai el maestro te lanza koans, o preguntas chungas que te dejan to loco.
TAOÍSMO Y CONFUCIANISMO
En la misma época en la que nació Buda, en la antigua China se creaba un movimiento filosófico revolucionario para la época: el taoísmo. Su fundador fue un tipo llamado Lao Tsé, que no se sabe si existió realmente. Nació durante la dinastía Zhou (chou) en el estado de Chu, y parece que acabó trabajando en los archivos reales del rey. Llegó a hacerse muy conocido, pero cuando la dinastía Zhou decayó se piró cagando leches. Un guardia le reconoció durante la huida y le dijo “tío, no nos dejes así, danos sabiduría o algo”. Y Lao Tsé escribió entonces el Tao Te Ching. Y luego ya se piró para siempre.
Si habéis visto los vídeos sobre la Historia de China ya sabéis cómo era esta época. Un puto caos de guerras. Había muchísima burocracia y también estaba lo del Mandato Divino, una especie de autoridad moral proveniente del dios chino del cielo que servía de sostén para muchos reyes, y a veces hasta justificaban abusos y golpes de estado.
En este contexto aparece este Tao Te Ching, o “El Camino y su Poder”, que buscaba un gobierno justo, basado en la virtud. ¿Cómo? Pues siguiendo el tao, el camino que proponía Lao Tsé. Para él, el mundo es un ente cíclico, armónico y equilibrado, y nosotros unos seres que debemos respetar sus normas para no desequilibrarlo.
El deseo y el libre albedrío a veces hacen que nos desviemos del camino de la rectitud, y por ello tenemos que seguir unos preceptos para no irnos a la puta. La clave es el wu wei, la no acción, que no significa que tengas que no hacer nada, vago de mierda, sino que hay que actuar conforme a la naturaleza. Es decir, sin deseos egoístas ni ambiciones personales; vivir una vida solitaria de meditación, vivir en paz y de forma sencilla y reflexionar cada acción sin actuar por impulso. Pero esto de la inacción gustó mucho en la corte Han, que preferían al pueblo sumiso, quietecito y tranquilito.
Año 551 a.C. En el estado chino de Lu nació un tipo llamado Kong Fuzi, mejor conocido como Confucio. Y no, no inventó la confusión. Pertenecía a una familia de clase humilde, y al igual que Lao Tsé, acabó trabajando en la corte de los Zhou, donde se dice que coincidió con el tipo y tuvieron muchas charlas súper elevadas. Pensaba que Lao era un soñador incomprensible, y que su taoísmo tenía cosas que bien, pero otras que eran caca. Y es que el taoísmo acabó degenerando en movidas alquímicas y de hechicería. A Confu le fue bien un tiempo, pero los reyes no tenían para nada en cuenta sus ideas, así que se largó de allí para dedicarse a la enseñanza.
Viajó por todos los rincones de imperio, y su pensamiento tuvo mucho éxito entre sus alumnos. No puso nada por escrito, pero sus fans se encargaron de eso, y recopilaron sus mejores frasacas en las Analectas y otros textos.
¿Qué propone Confuncio? Pues al igual que Lao Tsé, buscaba crear con código de buena conducta para los gobernantes, para que no fueran unos gilipollas. Pero no sólo servían para gobernantes, también para cualquier persona. Todo el mundo puede recibir el Mandato del Cielo, todos pueden ser especiales y llegar a lo más alto. La clave era crear una sociedad justa a través de la virtud y la benevolencia.
Pero Confucio no quería romper con el pasado. Le molaba lo tradicional. Los rituales y el culto a los antepasados. También respetaba la jerarquía social, y para él, el objetivo de los hombres era saber cuál era su sitio en la sociedad y asumirlo. No hacía falta ser un trepa. Había que ser leal al soberano, después a tu padre, después a tu esposa, después a tus hermanos y después a tus amigos. Para Confucio la mejor forma de transmitir estos ideales a los demás era a través del ejemplo. Dar ejemplo y ser sincero. Una de las reglas más conocidas era “no hagas a los demás lo que no desees para ti”.
Entre sus discípulos se encontraba Meng Zi, o Mencio, que ayudó a la compilación de obras confucianas y a sistematizarlas, pero la represión de Qin Shi Huang les dio bastante por culo. Fue en esta época cuando se puso muy de moda el Legalismo, una ley estricta para gobernarlos a todos; muy opuesta al confucianismo. Con esta filosofía tan pragmática se buscaba reforzar el poder de monarca a través de una férrea autoridad y las leyes, muy severas para sus infractores. No sería hasta la dinastía Han cuando resurgió este pensamiento confuciano, e influyó en muchos aspectos de la sociedad china, como la meritocracia y esos exámenes que había que hacer para ser funcionario.
Finalmente, para acabar el vídeo, hay que destacar un último filósofo chino: Mo Tsé. Nació por el 470 a.C. en una familia muy pobre. No terminaba de molarle eso del confucianismo, y él defendió una movida llamada Jian ai, o amor universal. Las jerarquías le daban repelús, y él quería que todo el mundo se amara por igual. ya fuera tu madre o un tío borracho al que acababas de conocer en el bar. Dice que si todos tratamos a los demás como nos gustaría que nos tratasen, así nos tratarán. Esto es básicamente el Moísmo.
Con el tiempo taoísmo, confucianismo y budismo se integrarían juntos hasta formar movimientos como el de la Tierra Pura, o Ching-tu, que adoraban a Amida o Amitabha, el Buda infinito y eterno, que convertía a Buda en una especie de Jesucristo. Hacia el año 600 nuevas sectas florecerían en Corea y Japón, como la Tendai, que pretendía unir a todos los budistas en un solo credo. Otra secta japonesa fue la Shingon, que mezclaba lo shinto con lo budista tántrico, y se metían en rituales algo turbios.