HISTORIA DEL ARTE ROMÁNICO
A mediados del siglo IX, por el año 850, el gran imperio de Carlomagno empezó a resquebrajarse. La debilidad de estas monarquías que surgieron de sus ruinas hizo que fuera necesario pactar con los señores feudales, quienes controlaban muchas regiones. Esto fue lo que llama Feudalismo, y Europa se ruralizó, dependiendo más de la agricultura, mientras el comercio y la industria se estancaban.
Fue en esos años donde floreció el Arte Románico, y que duraría hasta el siglo XIII, cuando comenzó a ser desbancado por el arte de estilo Gótico. Se buscaba crear un arte homogéneo y unitario que ensalzara el arte romano, aunque ya veremos que cada lugar tenía su propio estilo. Es un arte que estaba, básicamente, al servicio de la Iglesia y de Dios, y que busca instruir en el conocimiento de las Sagradas Escrituras a través de la emoción.
ARQUITECTURA ROMÁNICA
La gran mayoría de la arquitectura románica fue religiosa, y destacan los templos y los monasterios. Los primeros templos románicos se inspiraron en las basílicas romanas. Lo típico, de 3 a 5 naves, un transepto corto y cabecera en forma de ábside.
Sin embargo, con el paso del tiempo eso fue evolucionando hasta el prototipo de iglesia de peregrinación con planta de cruz latina, con un transepto mucho más largo, dando la forma de la cruz a la iglesia, y luego pequeñas capillas llamadas absidiolos por toda la cabecera. Además, añadía el deambulatorio o girola, un pasillico que salía de las naves laterales y rodeaba el presbiterio.
La nave central solía ser más alta, y una de dos, o en los pisos superiores se colocaban ventanas, no demasiado grandes, o bien se crean galerías llamadas tribunas, abierta a la nave central a través de una serie de vanos o huecos llamados triforios. De todas formas, si se ponían ventanas, no estaban acristaladas y eran pequeñitas, por lo que no entraba mucha luz.
Sin duda, eran templos bastante pesados, y para sustentarlo todo se usaron las columnas y los pilares, que muchas veces aparecían pegados. Los capiteles de estas columnas eran los lugares favoritos para la decoración plástica. Las bóvedas favoritas fueron las de cañón y las de arista, que incluían arcos fajones que las dividían en tramos y que se correspondían en el exterior con los contrafuertes, pilastras adosadas al muro externo que contrarrestan el empuje ejercido por las bóvedas. Por otro lado, los arcos formeros son los paralelos al eje de la bóveda, y que abren la nave central con el resto, y eran arcos de medio punto casi siempre.
Algo también típico del románico fueron los monasterios. El monacato se originó en el Imperio Bizantino, y fue llevado a Francia a través del monje Benito de Nursia, quien fundó hacia el año 530 la Abadía benedictina de Montecassino.
El núcleo central de los monasterios era el claustro, o patio central, casi siempre de forma cuadrangular y rodeado por un pórtico, en torno al cual se articulaban las demás dependencias. Destaca una estancia llamada Scriptorium, donde estos monjes se dedicaban a copiar y traducir manuscritos de la Antigüedad, y gracias a esta labor miles de obras de Grecia, Roma y otros sitios han podido llegar a nuestros días.
En el año 910 se fundó la Abadía de Cluny en el condado de Macon, en Borgoña. Los monjes cluniacenses emprendieron una reforma que dejó de lado el trabajo manual e intelectual, que se dejó a manos de siervos, para centrarse sólo en la liturgia, la oración y la enseñanza. Y dos siglos después, otros monjes quisieron volver al rollo benedictino anterior y se creó la reforma cisterciense, que significaba austeridad absoluta.
También a finales del siglo X la gente estaba acojonada por la llegada del año 1000, que según el Apocalipsis de San Juan, iba a llegar el fin del mundo o, al menos, una época de calamidades chungas. Esto dio alas a un sentimiento religioso cada vez más acentuado, a un sentimiento piadoso para intentar librarse del castigo eterno. Mucha gente decidió peregrinar a diferentes lugares tantos buscando expiarse, como Jerusalén, donde la matanza de estos peregrinos por parte de los árabes acabaría dando lugar a las Cruzadas. Ya expliqué todas en estos vídeos que saldrán arriba, por si os interesa el tema.
Y otra ruta de peregrinación muy famosa fue, como no, el Camino de Santiago, que supuestamente hizo el apóstol Santiago hasta Santiago de Compostela, en Galicia.
Todas estas rutas de peregrinaje van a hacer que el arte románico se extienda por un montón de lugares de Europa. En Francia podemos encontrar un románico de estilo borgoñón, como el de la Abadía de Santa María Magdalena de Vézelay, o la Iglesia de Saint-Étienne, en Nevers.
En la Provenza, al estar más cerca de Italia, fueron más clasicorros, y destaca la Iglesia de San Trófimo, en Arlés. Y especial mención se lleva la Iglesia Abacial de Santa Fe de Conqués, una popular parada entre los peregrinos que hacían el camino de Santiago. Su nombre viene por Santa Fe, una joven que al parecer fue martirizada y cuyos restos acabaron como reliquia sagrada en esa iglesia. El interior es simple, pero espectacular, y aunque tiene poca decoración, habría que destacar el tímpano de la fachada, con un relieve sobre el Juicio Final.
En Alemania, la arquitectura románica se caracterizó por doble ábside y arquerías ciegas en la fachada y bandas lombardas. Son importantes la Catedral de Espira, la Catedral de Worms, o la Catedral de Maguncia.
El románico en Inglaterra se empezó a sentir con fuerza a partir del siglo XI, a partir de la invasión de los normandos dirigidos por Guillermo el Conquistador en 1066. De esos años destaca la Catedral de Durham, en el norte de Inglaterra, que introduce novedades tales como la bóveda de ojivas. Y una obra de arte que habla de esta conquista es el famoso Tapiz de Bayeux.
En Italia también se dio el románico, que aunque no fue muy influyente, sí encontramos una obra importante: la Catedral de Pisa, con su baptisterio y su torre inclinada separadas. Por cierto, no la construyeron así, sino que se fue inclinando por la mierda de pilares que hicieron y el terreno, que era endeble. La Basílica de San Ambriosio de Milán es el mejor ejemplo de románico lombardo. Su entrada es un largo cuadripórtico abierto, tiene dos campanarios a los lados y no tiene transepto.
Finalmente tenemos que hablar del románico en la península ibérica, ese que os va a entrar en el examen. El románico empieza a entrar en la península gracias a la peregrinación de religiosos a Santiago de Compostela y también por la apertura política de Sancho III, rey de Navarra, quien necesitaba ayuda para luchar contra los musulmanes. Gran parte de los ejemplos de arquitectura románica datan de los siglos XI y XII.
En Cataluña, por ejemplo, destacan templos influenciados por el estilo lombardo, con arquerías ciegas y esbeltos campanarios. Destacan el Monasterio de Sant Pere de Roda, del año 1022, la Iglesia de Santa María de Tahull, y el Monasterio de Santa María de Ripoll.
En León está la Iglesia de San Isidoro, en León, famosa por sus portadas con relieves en su fachada y en el tímpano exterior. En Palencia, la Iglesia de San Martín de Tours, o de Frómista, podemos ver dos torres flanqueando la fachada, muy del rollo alemán, y otra torre en el crucero de la iglesia, lo que se denomina cimborrio.
Pero sin lugar a dudas, el culmen de la arquitectura románica española es la Catedral de Santiago de Compostela, en Galicia. Su construcción fue iniciada en el año 1075 por Bernardo el Viejo y no se terminó hasta el año 1128. Aunque eso sí, luego fue parcialmente reformada en estilo gótico. Influenciados por esta se construyeron catedrales como la de Zamora, con una cúpula románica gallonada; y también la Catedral Vieja de Salamanca, que está mezclada ya con estilo gótico.
Lo cierto es que no toda la arquitectura románica fue religiosa. Existen multitud de castillos construidos en este estilo, como por ejemplo el Castillo de Loarre, en Huesca, construido en piedra, o la Torre de Londres, en Inglaterra. Entre las murallas más importantes de Europa están las de Ávila, también de época románica. Las casas privadas, hospitales y baños de la época apenas se han conservado, ya que fueron construidas con materiales mierder como adobe y madera.
ESCULTURA Y PINTURA ROMÁNICA
La escultura románica va a consistir fundamentalmente en relieves, sobre todo de temática religiosa, y se subordina completamente a la arquitectura. Los artistas de esta época dejan de preocuparse por la proporción y la belleza de las formas, algo propio del arte greco-romano, y buscan deleitar y emocionar mientras te cuenta movidas de la Biblia. Se aleja del naturalismo para adaptarse a las columnas o a las paredes que decoren en ese momento, y las figuras casi siempre van a ser poco expresivas, rígidas y hieráticas, es decir, con poca sensación de movimiento.
Un lugar típico para colocar estos relieves era en los tímpanos de las fachadas de las iglesias, donde solía haber imágenes del Pantocrátor, o Jesucristo triunfante, o imágenes de los Evangelistas; pero también había relieves en las arquivoltas, las jambas de las puertas, y también en el parteluz.
Si en el arte romano los capiteles eran el dórico, el jónico y el corintio, aquí vamos a encontrar el historiado, el capitel figurativo, el capitel de ornamentación geométrica, y finalmente el capitel de decoración vegetal. Se suele decir que los escultores románicos tenían un “horror al vacío” y solían aprovechar todos los huecos disponibles con cualquier cosa.
En el románico también hubo algo de escultura exenta, que es la que no está pegada a una pared, o escultura de busto redondo, es decir, que puede verse desde todos los ángulos. Las más comunes eran las de Cristo Crucificado, o de la Virgen con el niño Jesús.
Las primeras de estas obras aparecieron en Francia, en la zona de Rosellón, a finales del siglo XI. En Borgoña fueron más de representar escenas del Juicio Final con seres demoniacos desproporcionados, para atemorizar al personal, como se ve en el tímpano de la Basílica de María Magdalena de Vézelay. En Provenza, como ya dije, estuvieron más apegados al canon clásico, y tenemos figuras de Jesucristo y los Evangelistas en el tímpano de San Trófimo de Arlés.
En Lombardía vivieron algunos de los pocos escultores románicos que conocemos con nombres y apellidos. Benedetto Antelami fue el autor del Púlpito de la Catedral de Parma, del que se conserva el relieve del Descendimiento. Por otro lado, Bonano de Pisa se dedicó a relieves en puertas de bronce, como las de la Catedral de Pisa o las de la de Monreale.
Los alemanes también decoraron las puertas de sus catedrales con relieves. Algunos famosos fueron los de la Iglesia de Santa María del Capitolio, en Colonia, y también los de la Catedral de Augsburgo, las dos del siglo XI.
En la España del siglo XI destacan los capiteles del Panteón Real bajo la Iglesia de San Isidoro de León, con escenas todavía esquemáticas y rígidas. También algo planos son los relieves de las Puertas de las Platerías de la Catedral de Santiago de Compostela, que muestra diferentes momentos en la vida de Cristo. Ya entrando en el siglo XII podemos encontrar la fachada del Monasterio de Ripoll, en Gerona, toda cubierta por relieves de temática religiosa.
A finales de ese siglo, hacia el 1180, ya se puede notar más naturalismo. Destaca el maestro Mateo, autor del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. En él aparece el apóstol Santiago con Jesucristo, los evangelistas, ángeles y mucha peña guay.
Y para acabar el vídeo vamos a hablar de la pintura románica. Al igual que la escultura, también va a estar subordinada a la arquitectura y la vamos a poder ver en muros, paredes, bóvedas y ábsides de las iglesias. La técnica más usada fue el fresco, pero también se usó el temple, que como se utiliza como aglutinante leche o huevo, tarda más en secarse y da tiempo a pintar más cosas.
La pintura románica va a ser sobre todo simbólica, y tiene el objetivo de instruir a la población, mayormente analfabeta, en la religión de Cristo. Nos encontramos figuras expresivas, pero planas y carentes de realismo, muy esquematizadas, como si fuera un cómic. El color es plano, antinaturalista, y no existe ni la perspectiva ni el volumen.
Los ábsides eran el lugar ideal para pintar al Pantocrátor dentro de una mandorla y rodeado por los 4 Evangelistas, también llamado en su conjunto Tetramorfo. En las Bóvedas y muros se solían ilustrar pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento. Y hablando de biblias, la miniatura, es decir, los dibujos que ilustraban los libros, también fueron importantes.
En Francia destacaría el conjunto pictórico de la Cripta de Saint-Savin-sur-Gartempe, donde vemos escenas bíblicas como la construcción de la Torre de Babel. En Italia tenemos los frescos de la Iglesia de Sant’ Angelo in Formis, cerca de Capua, con mucha influencia bizantina. Y de influencia bizantina también son las pinturas de la Iglesia de San Gedeón en Colonia, Alemania, y el Juicio Final de Oberzell. Y también destacaría el Evangeliario de Otón III, creado por la escuela miniaturista de Reichhenau.
Y acabamos con la Península Ibérica. En Cataluña tenemos los frescos de iglesias como la de Sant Clement y de Santa María, ambas en Taull, y que tienen marcada influencia italo-bizantina. El maestro de Mur fue el autor de la decoración del ábside de Santa María de Mur, en Lérida, con el Pantocrátor sobre un cielo estrellado.
En Castilla la pintura románica alcanza un gran nivel con el conjunto pictórico del Panteón Real de la Iglesia de San Isidoro de León, del que ya he hablado. Otra a destacar es la decoración de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo, en Segovia, con escenas de la Creación y el Pecado Original.