Arte Renacentista – El Renacimiento Español

Para acabar con el Renacimiento hay que hablar del Renacimiento Español. Como en muchos otros lugares fuera de Italia, en España este estilo renacentista tardó en llegar, y sería un preludio de lo que en el siguiente siglo sería el Siglo de Oro, que veremos en otro vídeo.

La Monarquía Hispánica tenía interés en promover un arte oficial que definiera y mostrara su unidad y poderío, pues era un imperio gigantesco… y este Renacimiento Español fue promovido por mecenas, como el Cardenal Cisneros, el rey Carlos I de España y V de Alemania, por su hijo Felipe II, y diferentes familias nobles, de entre las que destacan los Mendoza.

Este tipo de arte se difundió por la península debido a los viajes de artistas entre Italia y España, especialmente de italianos a España. En general, estos artistas no gozaron de tanta fama como otros de Italia, todavía seguía un poco eso de considerarlos meros artesanos, como en los tiempos medievales, aunque poco a poco fue cambiando.

Los que sí que parece que tenían más popularidad fueron los artistas dedicados a la lírica o a la música. Además, el Renacimiento Español estuvo copado casi exclusivamente de temas religiosos, debido al fuerte sentimiento religioso que había en España.

ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO ESPAÑOL

Empecemos como siempre por la arquitectura. Durante gran parte del reinado de Carlos I convivió el gótico isabelino, propio del reinado de los Reyes Católicos, y un primer tímido renacimiento conocido como Plateresco. Un renacimiento que vino importado de Flandes, y en menor medida de Italia. Su principal característica es el gran recargamiento decorativo de las fachadas de los edificios, actividad que recordaba a la de los antiguos plateros, de ahí el nombre. Entre estas decoraciones encontramos medallones o figuras heráldicas, candelieri, cresterías, elementos del gótico flamígero, relieves… y todo combinado con algunos elementos clásicos. También destacan las rejerías, como las del maestro Bartolomé.  

Algunos artistas platerescos son los siguientes: Francisco de Colonia reconstruyó el cimborrio de la Catedral de Burgos y creó el retablo de la Iglesia de San Nicolás de Bari, también en Burgos.

Pedro de Gumiel fue el arquitecto personal del Cardenal Cisneros, y mezcló elementos platerescos con mudéjares, lo que se suele llamar “estilo Cisneros”. Suya es la capilla de San Ildefonso en Alcalá de Henares.

El arquitecto Lorenzo Vázquez introdujo muchas formas italianas en España. Construyó el Colegio de Santa Cruz en Valladolid en 1491, y el Palacio de los Duques de Medinaceli, o de Cogolludo, en Guadalajara, y de 1492, con fuertes elementos renacentistas como el paramento totalmente almohadillado. Otro es el Palacio de Antonio de Mendoza, también en Guadalajara, con un patio con columnas con capiteles de estilo zapata, también conocido como capitel alcarreño.

Juan de Álava destacó como arquitecto con la Fachada de la Catedral de Plasencia, en Cáceres… la Casa de las Conchas de Salamanca (llamada así porque su fachada está llena de conchas de piedra), el Claustro de la Catedral de Santiago de Compostela, realizado en 1520… y la fachada del Convento de San Esteban en Salamanca, cuyas obras empezaron en 1524.

También parece que participó en el Convento de San Marcos de León… donde destaca una enorme peineta plateresca y un óculo en el centro.

…y junto con el artista Enrique Egas fue responsable de la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. Posiblemente también sea obra suya la Fachada de la Universidad de Salamanca, de 1530, aunque otros dicen que su autor fue Juan de Talavera.

La segunda fase del Renacimiento español es conocido como Estilo Purista o Clasicista, y se desarrolla en el segundo tercio del siglo 16, siguiendo las pautas de la obra Medidas del Romano, de Diego de Sagredo, publicado en 1526. El recargamiento de ornamentaciones bajó de intensidad en las fachadas, y quedaron relegadas a puertas y ventanas. Muchos elementos góticos como pináculos, cresterías y doseletes fueron desapareciendo, mientras las cúpulas y los frontones se fueron haciendo un hueco. Es decir, que fue un estilo más grecorromano.  

De aquí destaca Diego de Siloé, autor de la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos. Diego fue un gran arquitecto, y sus obras más famosas son la Catedral de Granada, empezada en 1526… y la Catedral de Málaga, empezada en 1528.

La Catedral de la Asunción de Jaén, la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda, de 1559, y la Catedral de Baeza fueron obra de Andrés de Vandelvira, uno de los alumnos de Diego de Siloé.

Otro importante es Rodrigo Gil de Hontañón, quien levantó el Palacio de Monterey en Salamanca, con una fachada horizontal y una curiosa crestería adornando la parte superior. En 1553 hizo la Fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso, actual rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares… y más tarde fue el arquitecto del Palacio de los Guzmanes en León. Otra de sus obras es la Catedral de Segovia, cuya construcción tuvo lugar entre 1525 y 1577. También podemos ver este estilo purista en el Palacio de Monterey, en Salamanca, donde vemos más horizontalidad y menos decoración.

Ahora toca hablar de Alonso de Covarrubias, quien levantó el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares en 1535, sin prácticamente nada de decoración… así como el Hospital de la Santa Cruz en Toledo; él hizo tanto la fachada como las escaleras. También en Toledo destaca el Monasterio de San Clemente.

En 1537, el emperador Carlos le encargó la construcción del nuevo Alcázar de Toledo, de planta cuadrangular, cuatro torres y sin prácticamente nada de decoración exterior. Este estilo sobrio se pondría muy de moda. El patio también tiene un estilo muy clásico: arcos de medio punto, capiteles corintios etc.

Por su parte, Pedro Machuca fue el encargado de construir el Palacio del emperador Carlos dentro de la Alhambra de Granada, con una fachada baja almohadillada y otra adornada con frontones y dinteles decorados. Dentro encontramos un patio circular, algo bastante raro en la época. Tuvo influencias del Santo Sepulcro de Jerusalén, e iba a ser un lugar de sepultura de reyes de España, de ahí la decoración con bucráneos, cráneos de vacas, símbolo de enterramiento. Al final no se usó para eso.

Y mientras tanto, los arquitectos Hernán Ruiz y Juan de Ochoa levantaron sobre la Mezquita de Córdoba la Catedral de Córdoba. Se cuenta que cuando el emperador Carlos visitó las obras en 1526 se enfadó mazo y dijo algo en plan: “Habéis destruido algo que es único en el mundo para hacer lo que podríais haber hecho en cualquier otro lugar”.

En el último tercio del siglo 16 se desarrolló el estilo Herreriano, donde va a destacar el arquitecto Juan de Herrera.

Una obra suya fue el Palacio Real de Aranjuez, en Madrid, aunque su construcción estuvo parada mucho tiempo. La Catedral de Valladolid también es suya, aunque luego le añadieron mucho barroco. También hizo el Ayuntamiento de Toledo y la Casa de Contratación de Sevilla.

Pero la obra cumbre de Herrera es el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en Madrid, un encargo del rey Felipe II para conmemorar su victoria sobre los franceses en la Batalla de San Quintín, de 1557. La construcción empezó en 1563 y se acabó en 1584.

Este estilo herreriano va a ser un estilo propagandístico de los Austrias, basado en el colosalismo y la monumentalidad, y a la vez más ordenado geométricamente, y sobrio, mucho menos recargado que en el estilo anterior.

El Escorial servía como palacio, pero también tenía una basílica central, un colegio, una biblioteca, un monasterio, así como patios ajardinados, y más jardines y huertas alrededor. Y por supuesto, este sitio se convertiría en el panteón real de los reyes de España. Ahí están los sarcófagos de todos los reyes desde Carlos I.

ESCULTURA DEL RENACIMIENTO ESPAÑOL

Ahora pasemos a hablar de la Escultura. Lo que más abundaron fueron los retablos de madera policromada y estofada, es decir, coloreada y con toques dorados. También de madera policromada va a haber mucha imaginería, es decir, imágenes religiosas. En el arte funerario, como sepulcros, encontramos materiales como alabastro o mármol. Por último, encontraríamos diferentes estatuas de bronce de personajes importantes en pose de putos amos y sentimientos exacerbados. En resumen, realismo y expresividad a tope.

Muchos de estos primeros escultores del renacimiento español son de procedencia italiana o francesa. Por ejemplo, el italiano Domenico Fancelli se encargó del Sepulcro de los Reyes Católicos en la Capilla Real de la Catedral de Granada, acabado en 1517. También suyo es el Sepulcro del Príncipe Juan, el segundo de los hijos de los Reyes Católicos. Ambas estructuras con paredes en talud y llenas de decoraciones.

Un artista francés en España fue Juan de Juni, con obras con mucho dramatismo como Entierro de Cristo o Santo Entierro, de 1545, y La Virgen de las Angustias, o de los Cuchillos.

Bartolomé Ordóñez se encargó de tallar el Sepulcro de Juana I de Castilla y de Felipe el Hermoso, también en la Capilla Real de Granada. Otra tumba que hizo Bartolomé, junto a Domenico Fancelli, fue el cenotafio del Cardenal Cisneros, en la Capilla de San Ildefonso en Alcalá de Henares.

Pietro Torrigiano fue un italiano que trabajó en España, y fue el autor de San Jerónimo, hecha de barro cocido policromado.

Otros artistas fueron de aquí. Destaca el valenciano Damián Forment, quien instaló su taller en Zaragoza. Allí realizó el Retablo mayor de la Basílica de El Pilar, acabado en 1515, con reminiscencias góticas. En 1527 realizó el Retablo mayor de la Iglesia del Monasterio de Santa María de Poblet, en Tarragona.

Otro retablo famoso es el de la Catedral de Astorga, creado por Gaspar Becerra, muy sobrio y con frontones y columnas clasicistas enmarcando todas las escenas.

Un discípulo de Miguel Ángel, Alonso Berruguete, tuvo influencias manieristas y creó esculturas con formas serpentinadas y con sufrimiento y expresividad, como el Sacrificio de Isaac, el Martirio de San Sebastián y el Ecce Homo, hechas con materiales pobres como madera policromada. Otras de sus obras importantes son la Sillería del Coro de la Catedral de Toledo y el Retablo de San Benito el Real en Valladolid, de 1532.

Por último, estarían los milaneses Leone y Pompeo Leoni, padre e hijo respectivamente, que se unieron al emperador Carlos para hacer esculturas propagandísticas, solemnes y equilibradas, como la de Carlos V dominando al furor, hecha de bronce hacia 1560, y tiene la peculiaridad de que puede quitarse la armadura. También son suyos los Grupos escultóricos de los cenotafios de Carlos V y de Felipe II, en el Escorial.

PINTURA DEL RENACIMIENTO ESPAÑOL

Finalmente hablemos de la pintura. Como en la escultura, la pintura va a ser casi siempre de temas religiosos, y en muchas ocasiones hay críticas a los dogmas protestantes. Aquí se mezcló un poco el rollo flamenco y el italiano, y las pinturas mejoraron en realismo, expresividad, en color y en movimiento.

El primer ejemplo de pintura renacentista tuvo lugar en el retablo de la Catedral de Valencia, de 1510, pintado por Fernando Yáñez de la Almedina y Hernando de los Llanos. Se dice que eran colaboradores de Leonardo da Vinci, y que fueron estos dos quienes introdujeron este tipo de pintura en España.

Juan de Flandes fue el autor del Políptico de Isabel la Católica, reina para la que trabajó algún tiempo. Otras obras suyas son La Venida del Espíritu Santo, Pentecostés, La Última Cena, Cristo sobre la Piedra Fría, La Crucifixión o La Ascensión.

Un alumno de Piero della Francesca, Pedro Berruguete, padre del ya nombrado Alonso Berruguete, combinó la perspectiva y el realismo propios del renacimiento… con elementos más del gótico (como los fondos dorados) y del flamenco (como el detallismo). Suyas son La Degollación del Bautista y el Retablo del Convento de Santo Tomás, en Ávila.

Hacia mediados del siglo 16, la influencia italiana creció, sobre todo por la fama de Rafael en Italia. Un artista destacado del renacimiento pictórico español en esta época es Juan de Juanes, pintor de obras como Martirio de San Esteban, La Última Cena, El Salvador o La Inmaculada.

Poco después, durante la segunda mitad del siglo 16, lo que comenzó a petarlo fuerte fue el manierismo. Aquí destaca el hijo de Pedro Berruguete, Alonso Berruguete, quien como ya dije, fue discípulo de Miguel Ángel, y a su vuelta a España acabó como pintor real en la corte del emperador Carlos.

No sería el único. Muchos pintores de esta época final del Renacimiento fueron contratados por el siguiente emperador, Felipe II, para decorar el interior del Palacio del Escorial, como Pelegrino Tibaldi y Federico Zuccaro.

En esta época nos vamos a encontrar muchos retratos, sobre todo muy detallistas, distantes y mayestáticos, es decir, solemnes y que infunden respeto. Destacan los de Alonso Sánchez Coello, con su Retrato del Príncipe Don Carlos, de 1558… la Dama del Abanico, o el Retrato de la infanta Isabel Clara Eugenia, de 1579, la hija favorita del rey Felipe II. Juan Pantoja de la Cruz también tiene varios retratos de este mismo estilo: Margarita de Austria, Felipe II anciano, Felipe III o Isabel Clara Eugenia ya de mayor, de 1598.

Otro famoso es Luis de Morales, apodado el Divino, quien tiene un estilo particular al mezclar figuras alargadas y el esfumato de Leonardo da Vinci. Destacan la Virgen de la Leche o La Oración en el Huerto. También vemos toques de tenebrismo en La Piedad o en su Ecce Homo.

Juan Fernández Navarrete, apodado el Mudo, destacó por sus contrastes lumínicos, con claroscuros dramáticos, y por el tratamiento de los paisajes. Fue el pintor más célebre de los muchos que trabajaron en el Escorial bajo el mando de Felipe II. Es famosa su obra El Bautismo de Cristo. También tiene Adoración de los Pastores y El Entierro de San Lorenzo.

Antonio Moro, de origen holandés, introdujo en España el retrato de Estado, donde un personaje importante era pintado a tamaño natural entero. Retrató a Felipe II y también a Guillermo de Orange, y a María Tudor, de 1554.

La primera mujer pintora famosa del Renacimiento fue Sofonisba Anguissola, una pintora italiana discípula de Miguel Ángel… que estuvo en la corte de Felipe II retratando al rey y a sus familiares. Pero también tiene muchos autorretratos y retratos de su familia, como de su madre, con el Retrato de Bianca Ponzoni Angüissola, de 1557. Otras obras a destacar son Retrato de familia, Minerva, Amilcare y Adrubale Angüissola, y también Lucía, Minerva y Europa Angüissola jugando al ajedrez. Estas eran sus hermanas, por cierto.  

Pasaron los años y Sofonisba decidió volver a Italia, y por el camino se enamoró del capitán del barco en el que iban y acabaron casándose y teniendo una casita y un taller de pintura en Génova. Sofo estuvo pintando hasta los 90 años.

En el sur de España se desarrolló la Escuela Sevillana, con pintores como Pedro de Campaña, Luis de Vargas, Hernando de Esturmio o Alejo Fernández. Este último pintó el Retablo de la Virgen de los Navegantes, primera obra conocida cuyo tema es el descubrimiento de América.

Para acabar el vídeo por todo lo alto tenemos que hablar de El Greco. Sin duda El Greco fue el pintor más famoso de este renacimiento tardío en España, ya convertido en manierismo, y cuyo arte ya entronca con el Barroco. El nombre real de este pintor cretense era Doménicos Theotocópoulos, pero le llamaban el Greco (o el griego) para acortar.

Con veintitantos años se largó de Creta y se mudó a Venecia, donde aprendió el oficio y se influenció con el arte de Tintoretto, Tiziano y el Veronés. Allí pintó El Tríptico de Módena, La Huida de Egipto o La Curación del Ciego, entre otras obras. En 1570 llegó a Roma, hizo contactillos, experimento, pintó El Soplón y cosas así. De todas formas, se cuenta que visitando la Capilla Sixtina se puso a criticar a Miguel Ángel y acabó expulsado de Roma.

Pero pronto, en 1576, fue reclutado por amigos del rey de España Felipe II para trabajar en Toledo. Sería en esta ciudad donde El Greco ganaría su fama mundial y crearía su estilo propio. Un estilo excéntrico y adelantado a su época, como ahora veremos.

En Toledo el Greco pintó El Expolio, para la catedral de Toledo, una de sus obras más conocidas, pero con la que tuvo un litigio porque no le querían pagar todo lo que le debían. También el Retablo mayor del Monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo, con colores muy contrastados, expresividad y sinuosidad en las formas. El Greco cogió el manierismo y lo exageró hasta el límite.  

Pronto el rey Felipe II se interesó por él y le encargó algunas decoraciones para el Escorial en Madrid. Destacan Alegoría de la Liga Santa o Adoración del Nombre de Jesús… donde aparece el rey con la liga santa, la boca del infierno y movidas rarunas… y el Martirio de San Mauricio, de 1582. Estos cuadros fueron calificados por el rey como “una puta fumada tremenda”,  y el Greco acabó despedido.

En 1586 pintó el Entierro del Conde de Orgaz, un señor de Toledo, para la Iglesia de Santo Tomé de Toledo, donde se muestran los dos mundos, el terrenal y el celestial, algo común en sus obras, y el ascenso del alma al cielo con forma de feto, como si ir al cielo fuese un nuevo renacer. También parece que se pintó a él mismo en el cuadro, podría ser este o este otro, y también pintó a su hijo: Jorge Manuel.

En los años siguientes pintó Anunciación, Bautismo de Cristo o Pentecostés, entre otras.

A partir de 1600, el Greco realizó muchas más obras. Sagrada Familia, La Virgen y el Niño con santa Inés y Santa Martina, San Martín partiendo su capa con un pobre… Entre sus retratos destaca uno a su hijo Jorge Manuel y el del Caballero con la mano en el pecho, de 1580, que no se sabe quién es.

Poco a poco su obra se fue volviendo más espiritual, más tormentosa, y más oscura, con una atmósfera tenue, con colores fríos, predominando azules, verdes y grises. Con alargamientos de figuras, exageraciones y locuras varias.

Destacan La Resurrección, La Inmaculada Concepción, Vista de Toledo, la serie del Apostolado y La Adoración de los Pastores, donde vemos que la fuente de luz es el propio niño Jesús.

Y para acabar tendríamos Laocoonte y sus hijos, y El Quinto Sello, con formas desdibujadas, desequilibradas y caóticas. Todo esto acentúa el dramatismo de la escena, y se las considera un antecedente del expresionismo del siglo XIX. El Greco fue un adelantado a su tiempo. Murió en Toledo en 1614.