Arte Renacentista – El Quattrocento

Una de las épocas más importantes de la historia de la humanidad es sin duda el Renacimiento. Este movimiento surgido a finales de la Edad Media se caracterizó por el interés de muchos artistas de recuperar el arte y la cultura del mundo clásico, es decir, de la Antigua Grecia y de la Antigua Roma.

Otra característica del Renacimiento es el antropocentrismo, o Humanismo. Se dejó de tener una mentalidad tan teocéntrica, donde Dios era el centro de todo, y la figura del hombre, del individuo, el ser con razón, comenzó a tener mucha más importancia. Con esto se popularizó la anatomía y el arte del retrato. También adquirió relevancia el paisaje en los fondos de las escenas, algo que ya venía de la baja Edad Media, pero se volvió todo más naturalista. Las grandes villas y mansiones rodeadas por bellos jardines también empezaron a pegar fuerte.

En pintura y escultura se buscaba la belleza y la armonía de las composiciones a través de la correcta proporción matemática de las figuras, y para ello fue mejorándose la perspectiva, con la idea de crear una ventana abierta al mundo.

Los artistas pasaron de ser meros artesanos a convertirse en gente famosilla, sobre todo gracias al patrocinio de diferentes mecenas, hombres ricos y poderosos que buscaban en el arte una forma de mostrar su prestigio social y competir con otros aristócratas. Esto era como en la Antigua Roma, donde financiar juegos o edificios públicos era una forma de ganarse a la gente y aumentar su puntación de influencia. Tiene un rollito propagandístico.

Y es que, entre las ciudades-estado del norte italiano existía bastante competitividad. Algunos de ellos serían familias como los Medici de Florencia, los Sforza de Milán, los Borgia de Roma, los Este de Ferrara, los Gonzaga de Mántua, los Montefeltro de Urbino y Rímini, y un montón más.  

Estas familias se hicieron muy ricas con negocios como la banca o el comercio. El feudalismo medieval poco a poco pasó a ser historia mientras las monarquías se consolidaban y daban lugar a los Estados Modernos, donde estos burgueses comenzaron a tener poder a saco, lo que entró en conflicto con los antiguos nobles feudales.

Esta nueva aristocracia encargaba a los artistas sobre todo retratos u obras sacadas de la mitología greco-romana, es decir, que fueron generalizando las obras laicas y seculares. La Iglesia también encargaba obras de arte, pero éstas solían tener, como no, una temática religiosa cristiana.

Así como el gótico italiano se dividía en duecento (duechento) y trecento (trechento), que ya vimos en estos vídeos, el Renacimiento puede ser dividido en dos épocas: el Quattrocento (cuatrochento) y el Cinquecento (chincuechento). En este capítulo me voy a centrar en el cuatrocento, llamado así porque ocurre en el siglo de 1400 a 1500, es decir, el siglo 15.

Este Renacimiento del Quattrocento se va a centrar sobre todo en Italia, mientras que el resto de Europa va a seguir desarrollando un gótico tardío en transición al Renacimiento.

Algunos precursores del Renacimiento vivieron antes de esta época, como Dante Alighieri, Giovanni Boccaccio o Petrarca, todos ellos muy interesados en la antigüedad clásica.

Luego también es importante mencionar a Marco Polo y otros muchos aventureros que se atrevieron a explorar África o Asia. Con la expansión primero de los mongoles, y luego de los Turcos Otomanos, los cuales conquistaron el Imperio Bizantino en 1453 y chaparon la Ruta de la Seda, se vio necesario buscar nuevas rutas comerciales marítimas hacia Oriente. Esto contribuyó a mejorar la navegación y que, en 1492, Cristóbal Colón llegase a América.

La economía de la época dependía del comercio internacional con productos de lujo y especias, como pimienta, canela, azafrán o nuez moscada, pues eran importantes para dar sabor a los alimentos, para conservarlos durante más tiempo y también para la farmacopea de la época.

Muchos sabios griegos huidos del ya agonizante Imperio Bizantino llevaron a Italia y a otros lugares de Europa importantes textos de la Antigüedad Clásica que hasta el momento estaban muy poco estudiados o eran directamente desconocidos. Este redescubrimiento fue clave para el Renacimiento.

Además, en 1445 más o menos, un alemán llamado Gutenberg inventó la imprenta, que hacía muchísimo más fácil copiar textos y libros, y eso contribuyó a que el conocimiento se expandiera de una forma brutal. Antiguos textos de arte, ciencia, filosofía, literatura se copiaron y expandieron con rapidez por toda Europa y el conocimiento llegó a más gente, lo que contribuyó a que el movimiento humanista ganara más fuerza. Por ejemplo, a partir de entonces, los tratados de arquitectura empezaron a contar con grabados y láminas que sirvieron de inspiración para muchos artistas.

Fue en Florencia donde se suele decir que nació como tal este movimiento Renacentista, y fue su núcleo central durante todo el Cuatrocento. Poco a poco el movimiento se fue propagando por toda Italia.

Arquitectura del Cuatrocento

Empecemos con la arquitectura. Las iglesias renacentistas pasaron del gótico y empezaron a presentar elementos grecorromanos, como formas simples (como la bóveda de cañón o el arco de medio punto), luego fachadas horizontales, columnas de órdenes clásicos etc.

Sus plantas, en muchos casos, pasaron de construirse con la típica forma de cruz latina para presentar otras diferentes. De esta época destaca la Catedral de Santa María del Fiore, proyectada por Arnolfo di Cambio a finales del siglo XIII, pero tardó muchísimo en ser concluida. Y aquí entra otro elemento importante del arte renacentista: las cúpulas. En aquella época nadie tenía ni idea de cómo construir aquella gigantesca cúpula sin que las finitas paredes de la iglesia aguantasen el peso.

Esto fue así hasta que apareció Filippo Brunelleschi, que tuvo que darle bien a las mates y a la física para poder hacer una gigante y a la vez ligerita. Su trabajo con la cúpula, inspirada en el Panteón de Agripa, comenzó en 1420 y acabó en 1436.

Brunelleschi también construyó en Florencia la iglesia de San Lorenzo en 1420, y la del Santo Spirito en 1444, que constan de tres naves separadas por arcos de medio punto, y están basadas en las antiguas basílicas paleocristianas.

En 1458, junto con Luca Fancheli, Brunelesqui construyó el Palacio Pitti, palacio de la familia banquera de los Pitti y luego palacio de los Grandes Duques de Toscana.

Uno de sus discípulos fue Michelozzo Michelozzi (mikelotso mikelotsi), quien levantó algunas villas para los Medici y restauró y amplió el Palazzo Vekio de Florencia, en aquel tiempo, sede del gobierno florentino.

Otra construcción que hizo fue el Palacio Medici-Riccardi, que sirvió como residencia de la familia Medici, que gobernó Florencia durante gran parte del Renacimiento. En estos vídeos os cuento todo sobre los Medici.

Otro artista a destacar es León Battista Alberti, un apasionado del urbanismo que dedicó mucho tiempo a planear una ciudad imaginaria llena de monumentos de la leche.

Pero aparte de sus fantasías, también creó cosas reales. Destaca el Palacio Rucellai (ruchelai), en Florencia, de 1451, con una fachada de mampostería de arenisca y pilastras de órdenes clásicos, además del almohadillado rústico, de inspiración romana. La Basílica de San Andrés de Mántua es famosa por su fachada inspirada en un arco del triunfo romano. Y algo parecido pasa con el Templo Malatestiano de Rímini, que se convirtió en el panteón de la familia Malatesta.

Aparte, Alberti también escribió un montón de tratados sobre arte, como De Re Aedificatoria, de diez tomos, una especie de enciclopedia de arquitectura muy influenciada por la escrita por Vitrubio en los tiempos del emperador romano Augusto.

Escultura del Quattrocento

La escultura del quattrocento se caracterizó por la búsqueda de belleza del cuerpo humano y la vuelta a los cánones de la antigüedad clásica. Imitando a los griegos y romanos, usaron sobre todo mármol y bronce, y se vuelve al desnudo de los cuerpos.

El primero de estos escultores renacentistas fue Lorenzo Ghiberti (guiberti), autor de los relieves de las puertas del Baptisterio de Florencia, que narran diferentes pasajes del Antiguo Testamento. Fueron acabadas en 1454 y conocidas popularmente como las Puertas del Paraíso. En ellas usó una técnica conocida como el Schiacciato (eskiacháto), o relieve aplanado, que permite realizar un bajorrelieve con una variación mínima de relieve respecto al fondo. Da sensación de profundidad y Ghiberti aplicó las leyes de perspectiva para potenciar el efecto.

De todas formas, Ghiberti todavía seguía muy metido en el gótico, pero el que rompió definitivamente con eso fue uno de sus discípulos: Donato di Niccoló de Betto Bardi, mejor conocido como Donatello. De él es famoso el David, de 1430, hecho de bronce y considerado el primer desnudo del Renacimiento. En su San Jorge vemos que también usa la técnica de su maestro, el Schiacciato.

También destaca la estatua ecuestre del condotiero Gattamelata en Padua, ahí en plan el amo del barrio, con el que retornaba un poco al ideal heroico de la Antigüedad, y estaba inspirada en la estatua de Marco Aurelio.

Otras obras suyas son El Profeta Habacuc o los Púlpitos de San Lorenzo, en Florencia.

Otro artista famoso de finales del Quattrocento fue Andrea del Verrocchio, quien realizó su David y la estatua ecuestre del condotiero Colleoni. Este tipo fue ni más ni menos que el maestro de Leonardo da Vinci, quien no tardó mucho tiempo en superarle. Leonardo da Vinci es un personaje muy interesante, así que, si queréis conocer toda su vida y obra en detalle, id a este otro vídeo de aquí, arriba saldrá el enlace.

Pintura del Quattrocento

La pintura del Quattrocento no tenía un modelo de la Antigüedad en el que fijarse, pero va a romper un poco con la tradición medieval en varios aspectos.

Un cambio importante lo encontramos en el soporte. La pintura sobre tabla, que como su propio nombre indica, es pintar sobre una tabla de madera, fue desapareciendo… y fue dejando espacio al lienzo, que es un tejido hecho de lino, de algodón o de cáñamo… extendido sobre un bastidor, y que agarra mejor la pintura.

Otro cambio importante es que durante la Edad Media la técnica pictórica más usada fue la pintura al temple, o témpera, donde se mezclaba el pigmento de pintura con un aglutinante, como grasa animal o yema de huevo. En cambio, con el Renacimiento llegó la pintura al óleo.

Se suele atribuir su popularidad al pintor flamenco Jan van Eyck, y gracias a él, hacia 1420 más o menos, se expandió por toda Europa. Ahora los pigmentos se mezclaban con aceite de linaza, y eso permitía un secado más lento para poder corregir, y también se ganaba estabilidad y buena conservación del color con el paso del tiempo.

Por cierto, van Eyck y otros pintores de Flandes conocidos como “los primitivos flamencos” van a mezclar en su arte la tradición gótica con elementos renacentistas, y de ahí salieron obras bastante realistas como el Matrimonio Arnolfini. Otros artistas fueron Rogier van der Weyden (veiden) y el Bosco con su Jardín de las Delicias.

De todos estos hablé en el vídeo anterior. Recuerda que en el comentario fijado tienes todas las listas de reproducción del canal, y ésta de aquí es la de historia del arte.

La pintura del Quattrocento busca no ser tan plana como la medieval y va a ganar en volumen, profundidad y realismo, algo conseguido a través de la iluminación y la perspectiva. También intenta buscar proporciones más perfectas en los cuerpos, lo que significa que va a haber muchos desnudos.

De todas formas, durante esta época siguen predominando los temas religiosos y bíblicos, como vemos en la obra de Fra Angelico o en la de Massacio, considerados los iniciadores de todo este cambio. A Massacio se le considera, de hecho, el que introdujo la perspectiva en la pintura, como vemos en El Tributo de la Moneda o en la Resurrección del Hijo de Teófilo.

Sin embargo, poco a poco nuevos temas se van abriendo paso, como los ya mencionados retratos de gente importante, y también escenas de la mitología griega o romana.

Fra Filipo Lippi destaca por su madonas, las cuales influenciaron a Sandro Botticeli, quien fue alumno de su taller. Este Filipo fue el padre de Filipino Lippi, otro pintor que luego veremos.

Paolo Uccello (uchelo) destacó pintando batallas, como la Batalla de San Romano o San Jorge y el Dragón, donde se esmeró por buscar sensación de tridimensionalidad, perspectiva y movimiento. Y es que, Uccello, antes que pintor era matemático, y empezó a pintar por su obsesión con trasladar la realidad en 3D, a un lienzo en 2D.

Otro pintor a destacar es Piero della Francesca, quien también buscaba jugar con la perspectiva, pero también jugar con las luces y con las sombras. De él destacan los frescos de la Leyenda de la Vera Cruz. También es importante su retrato de Federico de Montefeltro, el duque de Urbino y su mecenas particular, a quien pintó no de forma idealizada, sino con todos sus defectos, incluyendo una nariz deformada por la sífilis.

Otras de sus obras son el Bautismo de Cristo, la Sacra Conversación, la Flagelación de Cristo y la Resurrección.

Benozzo Gózzoli trabajó para los Medici de Florencia y destaca su Cortejo de los Magos, o Viaje de los Magos, en el Palacio Medici… mientras que de Ghirlandaio destacan sus retratos de gran realismo, como Viejo con su nieto.

Pietro Perugino fue el líder de la escuela umbra, y es famosa su obra Entrega de las llaves a San Pedro, de 1482. Fue el maestro de Rafael, cuya vida y obra conoceremos en el siguiente capítulo.

Otro buen retratista fue Antonello da Messina, y destaca por El Condotiero. De él decían que captaba muy bien la psicología y el carácter del personaje retratado. También destaca su Cristo Muerto sostenido por un ángel, San Jerónimo en su estudio y Crucifixión.

Pero sin duda, el pintor más importante de este Quattrocento fue el florentino Sandro Botticelli. Parece que trabajó con Verrochio y Leonardo da Vinci durante un tiempo, y en 1470 abrió su taller propio. Pronto los Medici vieron talento en él y acabó al servicio de Lorenzo el Magnífico. Destaca la Adoración de los Magos, donde aparecen retratados varios miembros de la familia Medici.

En Roma trabajó para el papa Sixto IV pintando algunos frescos laterales de la Capilla Sixtina. Destacan Las Tentaciones de Moisés, Castigo a los Rebeldes, y las Tentaciones de Cristo.  

Sus obras más famosas son de tema mitológico, como La Primavera, de 1478. También destaca El Nacimiento de Venus, de 1484. Fue una obra revolucionara por presentar un desnudo no justificado en la pintura. Aunque Botticelli no se casó nunca, sí que parece que tuvo un amor platónico con Simonetta Vespucci, a la que usó de modelo para algunos de sus cuadros, como el ya mencionado de Venus, y parece que el modelo para el personaje de Marte fue Juliano de Medici, el hermano de Lorenzo el Magnífico.

Uno que trabajó con Botticelli y los Medici fue Filippino Lippi. Su obra más popular es Aparición de la Virgen a San Bernardo. Una cosa que le gustaba a Lippi era un motivo decorativo llamado grutesco, derivado de la decoración de las cuevas que los italianos de la época habían descubierto en Roma. No eran grutas, sino pasillos y estancias de la Domus Aurea, un palacio construido por Nerón. Estos motivos mezclaban elementos vegetales con seres fantasiosos de la mitología. Algunos lo consideraban algo extravagante, y el término “grotesco” vendría de aquí.

Luca Signorelli es famoso por Testamento y Muerte de Moisés, un fresco de la Capilla Sixtina.

Andrea Mantegna (manteña) fue un pintor destacado de la Escuela de Padua, y sintetizó muy bien el renacimiento con la pintura flamenca. El pintó El Tránsito o la Muerte de la Virgen, donde podemos ver su gran dominio de la perspectiva. También destaca Lamentación sobre Cristo Muerto, famosa por su escorzo. No sé yo, pero creo que a Manteña le obsesionaba un poquito la muerte.

Mientras tanto, en la Escuela de Venecia, empezaba a destacar Gentile (yentile) Bellini, quien fue alumno de Mantegna. A Bellini le gustaba pintar el ambiente de Venecia, y una de sus obras más famosas es El Milagro de la Santa Cruz en el Puente de San Lorenzo. También es importante la Procesión en la Plaza de San Marcos. Esto de pintar en lugares públicos de la ciudad de los canales fue conocido como el género vedutista. Se nota que de su maestro aprendió mucho de perspectiva tridimensional.

Una cosa que se cuenta de Bellini es que fue el primero en introducir la pintura al óleo en Italia, aunque otros dicen que eso ya lo hizo su padre Jacopo, también pintor conocido. También se cuenta que trabajó como pintor para el sultán otomano Mehmed II el conquistador.

Su hermano Giovanni Bellini pintó retratos con los que destacó en el uso del color y el detallismo, como el del dogo de la época, Leonardo Loredan, quien comenzó a gobernar en 1501. También destacan algunas pinturas de corte más erótico como El Festín de los Dioses. Otra de sus obras es La Alegoría Sagrada, quizás una representación del purgatorio.

Por último, habría que destacar algunas obras de Leonardo da Vinci, como el gran mural que es La Última Cena, en la Iglesia de Santa María delle Grazie, pintado en 1499… y la Gioconda, o la Mona Lisa, pintada entre 1503 y 1519. Sin duda, la técnica que le hizo famoso fue el sfumato, ligeras difuminaciones en los contornos que da sensación de profundidad. Aparte, otro sfumato en el que destacó fue en el que el mecenas de turno le pagase por adelantado y luego “sfumarse” sin acabar la obra.