La siguiente historia tiene lugar entre el año 1060 y el 1200
Francia Medieval 4 – Los Capetos y las Cruzadas Mayores
FELIPE I Y GREGORIO VII (1060-1095)
Cuando Felipe I llegó al trono franco en el año 1060 era un chavalín, y de la regencia se encargó el duque de Flandes Balduino V. Fueron tiempos convulsos, donde los señores feudales de aquella Francia Medieval se peleaban entre ellos y contra el rey por acaparar más territorio. Este monarca logró grandes cosas, como aumentar sus dominios reales y curar una especie de tumores raros en el cuello, las escrófulas, pero cometió un grave error: cabrear al papa.
Era ya costumbre el tema de las Simonías, que básicamente es vender cargos eclesiásticos al mejor postor. Lo que acabó con la paciencia del papa Gregorio VII fue que Felipe se enamoró de Bertrada de Monfort, esposa del conde de Anjou Fulco IV. ¿Qué hizo el muy imbécil? La raptó y se casó con ella estado todavía casado con otra. Gregorio VII y parte del clero francés se pusieron en su contra y lo excomulgaron por adúltero, bígamo y mil cosas más.
Este papa Gregorio VII fue un tipo súper importante, el impulsor de la Reforma Gregoriana. Quería acabar con la corrupción de la Iglesia, las simonías, y evitar el nicolaísmo, o violación del celibato; y si podía con el Cisma de Oriente ocurrido pocos años antes. Su jefe, el emperador Enrique IV del Sacro Imperio se tomó esto fatal, se excomulgaron mutuamente y Gregorio redactó entonces la Dictatus Papae, 27 tesis para que la Iglesia de Roma no dependiera de nadie; es más, buscaba imponer la autoridad del papa sobre toda la cristiandad. Esto daría origen a la Querella de las Investiduras (1075-1124), pero ahora mismo no es importante.
Es a finales del reinado de Felipe I cuando empieza la época de las Cruzadas, una serie de guerras entre cristianos y musulmanes por el control de Tierra Santa, el lugar donde había vivido Jesucristo. Si recordáis los vídeos sobre Bizancio, Oriente Próximo fue poco a poco invadida primero por árabes a partir del 640, y luego por pueblos túrquicos como los Selyúcidas a partir del 1050, que se convirtieron al islam. Y es que tras la Batalla de Manzikert de 1070 el Imperio Bizantino perdió gran parte de su control de Asia Menor. Desde luego el imperio estaba en horas bajas.
A muchos cristianos les encantaba viajar a estos lugares sagrados en plan turismo religioso. Por ejemplo, estaba de moda ir a la Iglesia del Santo Sepulcro donde supuestamente había sido metido el cuerpo de Cristo antes de resucitar. Necroturismo lo llaman. Para los peregrinos cristianos, esta invasión era una putada, pues muchos de ellos fueron víctimas de robos, secuestros y torturas. Los selyúcidas no eran gente especialmente afable; es más, se hicieron muy fundamentalistas con su interpretación del islam. Todo esto ya empezó a calentar bastante los ánimos en los reinos cristianos, y el emperador bizantino Alejo I escribió una carta al Papa de Roma para pedir ayuda, y quizás unir de nuevo ambas Iglesias. Se estaba a punto de liar una buena.
LA 1ª CRUZADA (1095-1099)
Llegamos al año 1095, donde varios emisarios se reunieron con el papa Urbano II para contarle toda la movida que estaba pasando en Oriente Próximo, y éste, durante el Concilio de Clermont convocó al grito de Deus Vult (Dios lo quiere) la 1ª Cruzada (1095-1099), un llamamiento de cualquier cristiano para liberar Tierra Santa. Y mucha gente se unió, pero casi todos campesinos pobres y sin experiencia militar. Fue la llamada Cruzada de los Pobres, y llegaron a Bizancio dirigidos por Pedro el Ermitaño con un descontrol absoluto.
El emperador Alejo I Comneno estaba ansioso por recibir ayuda de occidente, pero flipó con la chusma que había llegado a las puertas de Constantinopla. Se los quitó de encima rápido, les ayudó a cruzar el estrecho del Bósforo, y les mandó a Nicea, donde tuvieron algunos éxitos iniciales, pero acabaron sucumbiendo ante los turcos en la Batalla de Civetot (1096). Muy poquitos quedaron vivos para contarlo.
El duque de Baja Lotaringia Godofredo de Bouillón fue mucho más paciente, y no empezó la cruzada hasta no estar bien preparado y haber reclutado soldados más profesionales. Otros nobles importantes que se unieron fueron el príncipe normando Bohemundo I de Tarento, Roberto II de Flandes y Raimundo IV de Toulouse.
En total fueron unos 35.000 cruzados, llamados así porque llevaban el símbolo de la cruz. No penséis que estos nobles de baja alcurnia fueron a luchar sólo por imperativo moral, por la fe y para expiar sus pecados; también fueron para enriquecerse y conseguir tierras que en Francia o en Germania les eran imposibles. A cambio de comida y agua, habían prometido a Alejo I que entregarían las conquistas al Imperio Bizantino, pero ya veremos que ni de coña.
Su primer objetivo fue Nicea, pero el sultán de Rum, Kilij Arslan, decidió rendir la ciudad a las tropas imperiales bizantinas de noche, mientras los cruzados dormían, para evitar que éstos la saquearan. Los cruzados se cabrearon, normal. Pero poco después el sultán sería derrotado por los cruzados en Dorilea y el hermano de Godofredo, Balduino, llegó a la ciudad de Edesa, bastión de armenios cristianos. También estaba el Reino de Cilicia, creado por refugiados armenios huyendo de las masacres selyúcidas. Turcos matando armenios, qué novedad. El rey Thoros estuvo tan contento de la llegada de Balduino que le hizo su heredero. Y poco después parece que se lo cargaron. ¡Vaya, quién habrá sido! Balduino creó entonces el Condado de Edesa, primero de los 4 reinos cruzados. Se dice que fue allí donde se encontró el Mandylion, una reliquia que algunos relacionan con la Sábana Santa.
Días después los cruzados lograron poner en sitio la ciudad de Antioquía, al mando del gobernador selyúcida Yaghi-Siyan. Tras 8 meses de asedio, en junio de 1098 las tropas de Bohemundo I lograron tomar por fin la ciudad gracias a un traidor que les abrió las puertas, y el normando se autonombró príncipe de Antioquía, creándose el segundo reino cruzado. Dice la leyenda que en una iglesia de allí encontraron la famosa Lanza de Longinos, otra reliquia cristiana.
Medio año después las tropas marcharon a Jerusalén. Era un buen momento para atacar, pues los fatimíes egipcios, acababan de arrebatar toda la zona palestina a los turcos de Siria, y no paraban de darse de leches entre ellos. Trataron de atacar las murallas pero aquello era imposible, sólo tenían dos torres de asedio, unas pocas catapultas y los enemigos estaban bien pertrechados. Pero a alguien se le ocurrió la idea de marchar en procesión alrededor de ellas, como con el relato bíblico de Jericó. Y llegó el milagro.
Resulta que justo llegaron por mar las tropas genovesas de Guillermo Embriaco, quienes desmontaron sus barcos y construyeron más torres de asedio. Vinieron dabuten, y gracias a ellas, en julio de 1099, tras casi 500 años en manos musulmanas, Jerusalén volvía a estar en poder cristiano. Eso sí, los cruzados se pusieron a masacrar a todos los que pillaron como locos. Godofredo de Bouillón se proclamó gobernador del Reino cruzado de Jerusalén. Podría haberse coronado con el título de rey, pero por respeto dijo que mejor se quedaba como “defensor del Santo Sepulcro” y ya. Su hermano ya se coronaría rey a su muerte en el año 1100.
La última batalla de los cruzados les hizo conquistar la ciudad de Ascalón, y 2 años después Raimundo IV de Toulouse fundó el Condado de Trípoli, último de los 4 estados cruzados de la zona, aunque no lo lograrían dominar por completo hasta más o menos el año 1109, siendo su hijo Beltrán I el primer conde oficial.
ÓRDENES RELIGIOSAS Y EL RENACER DE LAS CIUDADES (1100-1147)
Tierra Santa se convirtió en un lugar complicado donde vivir, y muchos monjes cristianos tuvieron que adiestrarse en el uso de armas. Es aquí cuando nacen las primeras órdenes militares. Por esa época unos comerciantes italianos fundaron un hospital para atender a los peregrinos heridos, y con el paso del tiempo aquella cofradía se convertiría en la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, u Orden de los Hospitalarios, hoy día conocida como Soberana Orden Militar y Hospitalaria de Rodas y de Malta. Su gran sede central estuvo en la célebre fortaleza del Crac de los Caballeros, situada en la actual Siria, y la orden hasta tiene asiento propio en la ONU.
Otra fue la fundada por Godofredo de Bouillón en 1098, la Orden del Santo Sepulcro, cuya misión era defender este lugar sagrado. A esta orden pertenecieron por ejemplo el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV o el rey de Aragón Jaime I, aunque los reinos cristianos de España no participaron oficialmente en las cruzadas porque bastante tenían con los árabes en la península. Otra fue la Orden de San Lázaro o Lazaristas, que llegaron a Tierra Santa para atender leprosos y enfermos de diversa índole.
Finalmente hay que hablar de los Pobres Caballeros de Cristo, la Orden del Temple o Templarios. Es un tema complicado porque hay mucha leyenda mezclada. Según se cuenta, el abad de Citeaux Etienne Harding y otros estudiosos descubrieron unos textos que hablaban de que bajo el Templo de Salomón había una cámara subterránea con algo muy importante. ¿El qué? No se sabe: el Santo Grial, el Arca de la Alianza, las Tablas de la Ley, la cabeza de San Juan Bautista… vete a saber. Claro, eso le puso palote, había que comprobarlo, y reclutaron a Hugo de Payens y otros 8 caballeros más para hacerse con estas reliquias sagradas, aunque ellos dirían que iban a ayudar a los peregrinos.
Cuando llegaron a Jerusalén, el rey Balduino II les dejó alojarse en la mezquita de al-Aqsa, la más grande de la ciudad, situada justo donde antiguamente se emplazaba el famoso Templo de Salomón. Durante una puñetera década no se sabe qué hicieron estos nueve tíos, es un misterio. ¿Se pasaron años y años excavando las catacumbas del lugar? ¿Encontraron finalmente alguna reliquia digna de mención?
No se sabe, pero lo que sí es cierto es que empezaron a ganar una popularidad de la hostia, se abrieron un Patreon y se forraron. Crearon grandes flotas y enormes castillos por todas partes. Destacan el Castillo de Safed y el Castillo Peregrino, erigido en 1217 en la costa de Israel. Conocieron gracias a árabes y persas técnicas alquímicas para crear grandes vidrieras de colores, entre muchas otras cosas, y algunos creen que básicamente fueron ellos quienes financiaron el movimiento arquitectónico gótico en Europa.
Y es que creo que deberíamos detenernos un poquito para hablar de arte, aunque ya haré vídeos hablando más en profundidad sobre esto. Desde la llegada de los Capetos al poder de Francia, por el siglo XI, fue apareciendo el Arte Románico, el primer estilo internacional en Europa. Surgió de la conjunción de todo el arte prerrománico europeo gracias a las rutas de peregrinación, que contribuyeron a una unidad tanto intelectual como artística. Hablo de caminos como el de Santiago de Compostela, la ruta a Roma y Brindisi o la ruta hacia el monasterio del Mont-Saint Michel en Normandía.
Esta abadía benedictina se empezó a construir por esta época con estilo románico, aunque luego le añadieron elementos góticos. Otro ejemplo es la abadía de Cluny II que se transformó en la impresionante Cluny III que llegaría hasta la Revolución Francesa; cuando sería destruida. Finalmente destacarían la Catedral de San Pedro de Angulema, la de Notre-Dame la Grande de Poitiers, o la Iglesia de Sainte-Foy de Conques.
A mediados del siglo XII, durante los reinados de Luis VI el Gordo y sobre todo durante el reinado de su hijo Luis VII, empezó a surgir el estilo gótico en las zonas del Dominio Real. Su punto de origen estuvo en París, concretamente en la nueva Basílica de Saint Denís. Se abandona la sobriedad y ruralidad del románico para crear monumentales catedrales en las ciudades, las cuales estaban renaciendo. Y es que durante su reinado, hacia el año 1164, comenzaría la construcción de la famosísima Catedral de Notre Dame en la isla de la Cité de París.
Con este renacer de las ciudades empezó a surgir una clase social que será muy importante: los burgueses. No eran siervos feudales ni tampoco nobles. Eran mercaderes y artesanos que tenían prósperos negocios y se habían convertido en una especie de clase media. Surgieron los gremios y también nuevos oficios relacionados con la economía, la cual estaba volviendo a despegar gracias a la paz que se vivía en Europa en esos años.
Con todo esto también surgieron, de mano de poderosos religiosos, los primeros Studium Generale, centros de estudios que más tarde serían llamados universidades. Se llamaron así porque los títulos eran válidos en todo el mundo cristiano, y se podía estudiar derecho, medicina, teología o artes liberales. La primera fue la de Bolonia, Italia, surgida en 1088; y tras ella surgieron la de Oxford en Inglaterra, la de París en 1150 y después las de Palencia y Salamanca en el Reino de Castilla y León.
Europa occidental estaba convirtiéndose en algo guay, pero en Oriente Próximo surgieron nuevos problemas. En el año 1144 el atabeg, o gobernador selyúcida de Mosul y Alepo, Zengi, conquistó la ciudad de Edesa al pobre Joscelino II, y lo de siempre, masacre total a sus habitantes. En Jerusalén gobernaba la Reina Melisenda, y ésta avisó al Papa Eugenio III de la movidaca que estaban teniendo y así comenzó la 2ª Cruzada (1147-1149).
LA SEGUNDA CRUZADA (1147-1149)
El abad Bernardo de Claraval fue el encargado de predicar la nueva cruzada. Este tipo es famoso por haber reformado las reglas monacales benedictinas para crear la Orden del Císter, como nueva vía de perfeccionamiento espiritual basada principalmente en austeridad a saco. Recorrió partes de Francia y Alemania predicando la nueva expedición con mensajes tan radicales que mucha gente se emocionó mazo y unos cuantos judíos de Renania fueron asesinados. No sería la última vez que a los alemanes harían ese tipo de cosas.
Conrado III, emperador del Sacro Imperio, tuvo muchas reticencias a participar, pero al final tuvo que pasar por el aro. La cosa no le salió muy bien pues en Grecia sus soldados se pillaron una cogorza del 15 e hicieron muchísimas tropelías. Los ingleses salieron de su isla y ayudaron al rey de Portugal Alfonso I a conquistar la ciudad de Lisboa, y ya.
Las tropas francesas, mucho más tranquis, fueron para allá dirigidas por el rey Luis VII el Joven, un rey majete pero bastante pusilánime, que estaba controlado por su esposa Leonor de Aquitania. Y es que eran caracteres opuestos. Luis era casi como un monje, y a la chavala le encantaban las fiestas, el vino y la música. Nunca se comprendieron.
Los germanos de Conrado III marcharon contra Iconio, capital del Sultanato de Rum, pero sufrió una emboscada en la 2ª Batalla de Dorilea. Sus tropas fueron masacradas sin contemplación y él acabó herido y en baja en Constantinopla durante un tiempo. Cuando Luis VII llegó se anexionó a las tropas germanas supervivientes y decidieron tomar el camino de la costa y llegar a Antioquía.
Todo estaba saliendo de puto culo, pues la comida escaseaba y los suministros no llegaban, y encima no paraban de emboscarles. Al final llegaron a Antioquía, gobernada por el príncipe Raimundo de Poitiers, quien era tío de la reina Leonor. ¿Y qué pasó? Pues que tío y sobrina no paraban de montar fiestas y se dice que incluso acabaron liados. Luis VII estaba de un celoso de la hostia y mandó a la chavala para casa.
Luis VII partió para Jerusalén y en Acre hubo una gran reunión en la Haute Cour, con el rey francés, el alemán, el futuro Federico Barbarroja, los reyes de Jerusalén Melisenda y Balduino III, maestres de varias órdenes y mucha más peña guay. Unos querían atacar al hijo de Zengi, Nur al-Din, en Alepo, y otros asediar Damasco, una ciudad muy bien protegida y además controlada por fatimíes, posible aliada contra los turcos. Ganó la opción de Damasco y fue el fracaso más absoluto. Se volvieron todos para casa y fin. Aunque Balduino III logró agenciarse toda la Franja de Gaza.
Leonor de Aquitania acabó divorciándose del rey francés en 1152, y encontró nuevo maridito en Enrique Plantagenet, conde de Anjou, duque de Normandía, y rey de Inglaterra dos años después. ¿Qué significó este enlace? Pues que Aquitania, parte de Auvernia, Anjou y otros condados fueron a parar a manos inglesas, lo que llama Imperio Angevino. Una liadica buena, buena para el gabacho, desde luego.
La verdad es que Leonor acabó años enclaustrada, pero fue la impulsora de la llamada Universidad del Amor, una especie de escuela de trovadores muy importante. También puso de moda los juegos de “amor cortés”, por el que cualquier caballero podía luchar por el amor de una dama en torneos de caballería aunque estuviera casada. Su hijo con este Enrique sería un fukin owner de mucho cuidao: Ricardo Corazón de León. Enseguida vamos con él.
El pobre Luisito se quedó hecho mierda, pero gracias a la administración del abad Suger no hizo ninguna locura. Creó ferias y mercados por todos los dominios reales, mejoró la agricultura, promocionó las artes… y sí, guerreó un poco contra los normandos en plan despechado, ¿quién no lo haría? Al final en el año 1177 Enrique II y él hicieron las paces y poco después la palmó.
EL ASCENSO DE FELIPE II AUGUSTO Y DE SALADINO
El hijo de Luis VII fue Felipe II Augusto, un gran monarca que dejó el título de Rex Fracorum y usó el de Rex Franciae, rey de Francia. El tío reinó medio siglo y participó en tres cruzadas, pero hoy sólo hablaré de una más que sino el vídeo se alarga mucho.
Tras la 2ª Cruzada, el emir Nur al-Din dominaba Siria y Damasco. Ahora puso sus ojitos en el rico Egipto, dominado por el sultán fatimí Shawar. En el año 1163 envió a su general Shirkuh y al sobrino de éste, Saladino, y los egipcios pidieron ayuda al Reino de Jerusalén de Amalarico I. A modo de distracción, el general sirio atacó el Principado de Antioquía y logró capturar a su gobernante, Reinaldo de Chatillón. Al final Shirkuh ejecutó a Shawar y se nombró visir de Egipto.
Eso sí, al poco tiempo, en el 1169, murió repentinamente, y ascendió al poder el sobrino, el famoso Saladino. 5 años después la palmó el emir Nur al-Din, y como su hijo era imberbe, y también porque luego se lo encontraron muerto, se decidió poner a Saladino tanto como sultán de Egipto como de Siria, y se creó la Dinastía Ayubí en el 1174. En resumen, que se fue cargando a todos los rivales hasta que sólo quedó él, básicamente.
Ese mismo año Amalarico I murió y le sucedió su joven hijo Balduino IV. Este es el rey que en el Reino de los Cielos sale con una máscara, pues tenía la enfermedad de la lepra. En realidad el regente del reino fue Raimundo III de Trípoli. Es famosa la Batalla de Montgisard de 1177, donde el ejército cristiano a punto estuvo de acabar con Saladino, que escapó de milagro. Pero tras la Batalla de Seforia las cabezas de muchos cristianos acabaron en las lanzas de las tropas del sultán. En esa época Reinado de Chatillón fue liberado y se convirtió en el Jack Sparrow de Oriente Próximo. Se dedicó a abordar barcos y asaltar ciudades, como la Meca, en busca de botín y esas mierdas.
Balduino IV murió en el año 1185, y el reino pasó a su hijo de 5 años Balduino V, aunque la regencia caería en manos de Raimundo III de Trípoli. Pero el chavalín murió de pronto y del gobierno se tuvo que encargar la hermana del leproso, Sibila, junto a su marido Guido de Lusignan.
Y en este contexto empieza la nueva movida. El pirata de Reinaldo asaltó una rica caravana siria e hizo prisioneros. Saladino exigió su liberación, y los reyes de Jerusalén así se lo ordenaron al loquísimo este, pero ni puto caso. Así se rompió la tregua que llevaba instaurada ya varios años. Saladino, enfadado, atacó la ciudad de Tiberiades en el 1187, y el rey Guido envió a sus tropas. En la Batalla de los Cuernos de Hattin (1187) las tropas del rey, agotadas y sedientas y con ganas de llegar a un lago cercano a beber, acabaron emboscadas en un desfiladero y masacradas por completo. Guido y Reinaldo fueron capturados; el primero liberado después y el segundo decapitado. Junto a sus soldados templarios y hospitalarios. Y encima se apoderaron del relicario de la Vera Cruz. Muy humillante todo.
Tras la batalla, Saladino se puso a asediar Acre, luego Jaffa y finalmente Jerusalén, que cayó en el año 1187. Hubo mucha lucha, mucha tensión, espadazos, sangre y al final, los cristianos, complemente agotados, decidieron rendirse convencidos por el noble Balián de Ibelín, para evitar ser masacrados, y tras eso se dieron el piro de la ciudad. Este varapalo puso punto y final al Reino Latino de Jerusalén tras un siglo de existencia. Muchos supervivientes cristianos se refugiaron en la ciudad de Tiro, ciudad controlada por Conrado de Monferrato, quien defendió valientemente su ciudad del ataque sirio, mientras que otros volvieron a Europa a informar de lo que había ocurrido. Una nueva cruzada se avecinaba.
Cambiando de tercio, hacia el año 1090, un persa llamado Hassan ibn Sabbáh creó una temible secta, la de los nizaríes, mejor conocida como los “hashashin”, o secta de los asesinos, liderados por la figura del Viejo de la Montaña. Sí, la secta de Assassin’s Creed existió realmente. Los persas eran chiíes, y los árabes y selyúcidas eran suníes en su mayoría, y todo el día estaban jodiendo a los primeros. Hassan huyó de una de estas escaramuzas y con un par de reclutas se instaló en el Castillo de Alamut, el nido de las Águilas, situado en el norte de Irán. Desde allí crearon una especie de secta para planear asesinar a peña importante, como al viejo visir selyúcida Nizam al-Mulk en 1092.
Saladino fue uno de los objetivos principales de estos asesinos. Le intentaron apuñalar en la cabeza, pero se ve que el kurdo se había puesto un casco bajo el turbante y el golpe fracasó. Fue a asediarles en el castillo sirio de Masyaf, donde en aquellos años tenían su cuartel general, y no pudo.
LA TERCERA CRUZADA (1189-1192)
Al enterarse de la conquista de Jerusalén por parte de Saladino, el papa Gregorio VIII hizo un llamamiento para la 3ª Cruzada (1189-1192). Allá que fueron el anciano Federico Barbarroja, emperador del Sacro Imperio, de la familia de los Hohenstaufen; el rey francés Felipe II Augusto; y el rey inglés Ricardo I Corazón de León, de la familia de los Plantagenet.
El primero la verdad es que no duró mucho. Cruzando un río de Anatolia, Federico se cayó al agua y su pesada armadura hizo que se fuese para el fondo y se ahogase. (meme nadar). Luego muchos de sus soldados murieron por una peste y encima Saladino destruyó un hospital para peregrinos alemanes. Con velas de barcos, otros peregrinos improvisaron un hospital de campaña a las afueras de la ciudad de Acre, que se convertiría en un hospital permanente que sería el origen de la Orden de los Caballeros Teutónicos.
Aparte de esto, los demás ejércitos llegaron bien al puerto de Mesina, capital del Reino de Sicilia, desde el cual salían los barcos hacia Tierra Santa. Bueno, Ricardo I tuvo movida con el emperador de Chipre Isaac Comneno y le conquistó, y después de eso, en 1190 comenzó el sitio a San Juan de Acre en compañía del rey francés. Se construyeron gigantes armas de asedio, como torres sobre barcos, y tras unos meses de intensos combates los cristianos lograron recuperar la ciudad. Lo que pasa es que ni Felipe ni Ricardo se ponían de acuerdo en quién debería gobernar, así que pusieron a Guido de Lusignan y tras él gobernaría Conrado de Monferrato.
Luego Felipe se piro y Ricardo Corazón de León pidió un rescate a Saladino por los musulmanes que tenía capturados, y como Saladino no le dio money degolló a unos cuantos delante de su campamento. En el año 1191 tuvo lugar la Batalla de Arsuf, y gracias a las fuerzas combinadas del ejército de Ricardo I, los Hospitalarios y los Templarios liderados por su Gran Maestre Roberto de Sablé, el ejército de Saladino acabó en retirada y los cristianos lograron capturar la ciudad portuaria de Jaffa al año siguiente tras un épico desembarco y posterior asedio.
La cruzada acabó con un pacto entre ambos líderes: Jerusalén seguiría en poder musulmán pero los peregrinos podrían entrar sin que los mataran. Habían reconquistado varias ciudades, pero muchos se decepcionaron al no haber podido reconquistar Jerusalén, por lo que pronto se retomaría la guerra en Tierra Santa.