AMÉRICA PRECOLOMBINA: Caral, Chavín, Nazca, Mochicas, Tiahuanaco y el Imperio Wari

Después de hablar de las culturas que surgieron en Mesoamérica (Olmecas, Mayas, Aztecas…), ahora nos toca viajar a los Andes, una cordillera que va desde la actual Venezuela hasta Tierra del Fuego, la parte más meridional de Argentina y Chile. A lo largo de este basto territorio nos encontramos una variedad geográfica y climática de la leche. En Venezuela, Colombia y Ecuador predominan los páramos. Casi toda la costa peruana es desierto, y hacia el sur hay muchas zonas con punas, es decir, mesetas de alta montaña donde hace un frío que pela. Eso sin hablar de la espesa selva de la Amazonia por el este. 

Dentro de la historia de las culturas andinas encontramos diferentes periodos. Los historiadores son incapaces de ponerse de acuerdo de dónde dividir estas etapas, así que intentaré quedarme con lo mejor de cada una. Empecemos primero por el Paleoindio y el Formativo, lo que para nosotros son el Paleolítico y Neolítico. 

Periodo Paleoindio (¿?-3500 a.C.)

Durante el Paleoindio América del Sur estaba poblada por tribus de cazadores-recolectores-pescadores que vivían en cuevas y hacían pinturas rupestres (hombre de paiján, toquepala, laurincocha). Es alrededor del año 3500 a.C. cuando estas gentes descubren la agricultura y la ganadería, y por lo tanto pasamos al Periodo Formativo (hombre de nanchoc). Durante todo este tiempo, las incipientes aldeas se van desarrollando social y políticamente para convertirse en centros con comercio y templos donde adorar a sus dioses. 

La cerámica más antigua de América fue obra de la Cultura Valdivia (3500-1800 a.C.), que habitó en Ecuador, aunque se cree que yacimientos en Colombia como el de Puerto Hormiga o Monsú podrían ser más antiguos. Ellos crearon las primeras estatuillas femeninas, las venus, como símbolo de fertilidad, pero además se piensa que esta sociedad pudo haber sido matriarcal, con una jefa tribal como líder. Su sucesora sería la Cultura Machalilla (1800-1300 a.C.), quienes incorporaron las “asas-estribos” en sus vasijas.  

La primera cultura compleja en el territorio fue la Civilización Caral (3000-1800 a.C.), asentada entre Perú, y probablemente ésta fuese la cultura madre del resto de sociedades andinas. A diferencia de Valdivia, estos tipos no desarrollaron la alfarería, pero eso no les impidió construir grandes ciudades con enormes plazas circulares y pirámides escalonadas, como las de la ciudad sagrada de Caral, la capital. La más grande es la Pirámide Mayor, aunque también destacan la Pirámide de la Galería y el Templo del Anfiteatro. Allí se han encontrado instrumentos de todo tipo, como cornetas, flautas y antaras, o flautas de pan. 

A Caral se le atribuye la invención del quipu por el año 2500 a.C. Se trata de cuerdecitas de colores y nudos que se usaban como contabilidad, y sería usado hasta por los Incas. 

La dieta de esta zona estuvo compuesta por maíz sobre todo, y por frijoles, patatas, camotes, guayabas, cacahuetes o ajís. También recolectaban frutos como papayas, piñas, calabazas o Chirimoyas. Estos caralinos abandonarían sus ciudades debido a la competencia de otros pueblos, terremotos y también debido al Niño. No, este no. Hablo del fenómeno de El Niño, que causa cada varios años lluvias torrenciales tremendas. Eso sin contar con los terremotos, algo bastante habitual. 

Tras esto podemos destacar a la Cultura Sechín, el yacimiento de La Galgada, con una pirámide escalonada, la Cultura Cupisnique o el de Kotosh y su Templo de las Manos Cruzadas, quienes podrían haber sido una especie de precursores de la siguiente gran cultura peruana: Chavín.

La Civilización Chavín (1300-200 a.C.) surgió por el año 1300 a.C. y poco tiempo después se convirtió en la civilización más potente de la época, siendo un referente para todas las culturas de alrededor. De hecho, se extendieron por casi toda la costa peruana. Su idioma es desconocido, pero se piensa que podría haber sido un proto-quechua

Al parecer la sociedad chavín estaba dividida en tres clases. Los sacerdotes o chamanes tenían el control de la administración y el culto gracias a sus conocimientos de astronomía y climatología, mientras que el pueblo se dedicaba a la agricultura, ganadería, pesca o comercio en base a lo que ordenaban los primeros. En medio estarían los especialistas, expertos metalúrgicos, textiles o ingenieros, muy útiles para obras hidráulicas con las que mejorar sus regadíos. 

Se dedicaron fundamentalmente al cultivo de patata y maíz, y domesticaron camélidos como la llama o la alpaca, y roedores como los cuyes. También cazaban zorros, tapires, zarigüeyas, y vizcachas, y recogían plumas de cóndores, colibríes, guacamayos y un tipo de flamenco llamado parihuana. Se cree que ya cultivaban hojas de coca, sí, de donde sale la cocaína; y que usaban la corteza de Quina para hacer infusiones con las que curar todo tipo de enfermedades. 

Los Chavín eran buenos artistas, hacían una cerámica bastante chula, y fueron de los primeros de América en darle caña a la orfebrería. Con oro, plata y cobre hacían muchos ornamentos para hacerse los guays, eso sí, aún no conocían el poder de la fundición y todo lo hacían a martillazos. 

El principal centro Chavín era Chavín de Huántar, situado en plena sierra peruana, a unos 3000 metros de altitud. Aquí encontramos el Templo Nuevo o el Castillo, lleno de cabezas clavas, y a su lado el Templo Viejo, donde se halla un monolito llamado El Lanzón, que se cree que representaba a uno de sus dioses. Hay otra pirámide llamada la Pirámide Tello, y obras sueltas como la Estela de Raimondi y el Obelisco de Tello. Esta gente se convertiría en un poderoso Estado que influenciaría muchísimo en los pueblos de su alrededor, homogenizándolas en muchos aspectos. 

En paralelo a ésta surgió la Cultura Chorrera (1200-500 a.C.) en Ecuador, unos muy buenos artistas que hacían muchas figuritas, como no, con influencias de Valdivia y Machalilla. Un poquito más al norte, en la frontera con Colombia, surgió la Cultura de La Tolita-Tumaco (600 a.C.-200 d.C.). Estas gentes vivían en palafitos, casas construidas sobre estacas, para protegerse de la humedad y animales cabrones. Trabajaron metales de todo tipo, especialmente oro, junto con piedras preciosas como esmeraldas y turquesas. Se cree que fueron de los primeros en descubrir la Tumbaga, la aleación de oro y cobre. Muchos de estos objetos lujosos han sido hallados en tolas, que eran como túmulos de enterramiento. Pero los que lo comenzaron a petar pero bien fueron los Paracas. 

La Cultura Paracas (700 a.C.-200 d.C.) también estaba lleno de artistazos, sobre todo haciendo ropas con algodón o lana y también cestería. Incluso a la hora de enterrar a los muertos tenían que darle su toque, y decidieron momificar a sus muertos, cubrirles de mantas y enterrarles en profundos fosos. Parece que en hacer una de esos mantos se podían tardar años. Además tanto en estas ropas como en la cerámica aparecían extraños seres llamados el Ser Oculado y el Felino Volador. Y luego está el famoso geoglifo conocido como el Candelabro, cuyo significado es todavía un misterio. 

Con la decadencia de Chavín a partir del año 200 a.C., muchos pueblos se desligaron de esta influencia y comenzaron a desarrollar sus propias culturas. Aquí entramos en la etapa conocida como la de Desarrollos Regionales

Periodo de los Desarrollos Regionales (200 a.C.-600 d.C.)

Chavín había caído y Paracas se había transformado en la Cultura Topará (200 a.C.-100 d.C.), y estos siguieron con la tradición de los fardos funerarios un tiempo más. Por la cantidad de cráneos rotos se piensa que fue una época bastante chunga para estos habitantes del actual Perú. Y los que no estaban rotos estaban deformados, que debía de ser algo de moda en la época. 

Pero fue entre los años 100 y 200 d.C. cuando estos tíos evolucionaron en la Cultura Nazca (100-600). Su principal centro ceremonial fue Cahuachi, donde podemos encontrar varias pirámides y muchos restos de casas de adobe, así como la Necrópolis de Chauchilla, donde hay muchas momias. También por los restos se piensa que eran una sociedad muy guerrera, y que les gustaban los sacrificios humanos y quedarse cabezas como trofeo.  

Los nazca se centraron más en la cerámica policromada que en el sector textil, que dejó de ser tan decorado. Pero no hubo retroceso cultural, pues crearon una red de canales y acueductos subterráneos muy avanzados para la época, los puquios. Con estos túneles se desviaba el agua hacia los depósitos, y de ahí a los cultivos. Y es que la región era seca, poco fértil y los ríos tenían poco caudal, por lo que los nazcas tuvieron que aprovechar bien esa agua del subsuelo. 

Pero lo más impresionante de esta cultura son las famosas Líneas de Nazca. Hay multitud de pistas con muchísimos kilómetros de longitud y luego están los geoglifos, de los que se cuentan por cientos: hay un mono, una araña, un lagarto, un pelícano, una orca, un cóndor, un colibrí, un jodido alien saludando… ¿Cómo las hicieron? ¿Para qué? Nadie tiene ni idea. Unos dicen que es un enorme calendario astronómico, otros que eran rutas de peregrinación ritual. 

Al mismo tiempo que los Nazca lo petaban al sur de Perú, en el norte aparecía la Cultura Mochica o Moche (100-700 d.C.). Se trata de una sociedad guerrera que a partir del año 300 comenzó a sojuzgar a sus vecinos y a extenderse por un amplio territorio. Se cree que no fueron un estado único, y que por lo menos había habido dos cacicazgos. El del norte tendría su centro en Sipán, o Huaca Rajada, donde se encontró al famoso Señor de Sipán. Luego estaría el del sur, con centros muy potentes como el de Huacas del Sol y la Luna en el valle de Moche, siendo la primera una pirámide bastante grande y la segunda un palacio con rampas y patios, y también estaría el Complejo El Brujo, donde se encontró a la Señora de Cao, que probablemente fue una de sus gobernantes. 

Estos moches fueron los mejores metalúrgicos de la época. La orfebrería se les daba de lujo, nunca mejor dicho, y hasta hicieron armas con cobre. Y es que fueron los primeros en usar la fundición y la técnica de la cera perdida, que permitía crear figuras a través de un molde. Construyeron avanzadas obras hidráulicas, como la acequia de la Cumbre, de más de 100 km, y también fueron unos grandísimos ceramistas, como se ve en el realismo de los huaco-retratos, y también destacaron en el arte erótico-festivo, como vemos en esta figurilla de una mujer haciéndole un pajote a Grim Fandango.

Comerciaron con todo esto por toda la costa del Pacífico gracias a unas embarcaciones llamadas caballitos de totora y otras más grandes, y para el comercio terrestre crearon una gran red de caminos con algunos tramos protegidos por murallas. 

Se dice que hacían rituales muy chungos, con sacrificios humanos y destripamientos de llamas, y los sacerdotes iban hasta el culo de sustancias alucinógenas, como la coca. O borrachos de chicha, una bebida que sacaban fermentando el maíz. Se sabe que adoraban a un dios llamado Ai Apaec, el dios degollador, que está representado en las pinturas murales de la Huaca de la Luna

Se dice que la Cultura Pucará (200 a.C.-500 d.C.) fue la primera en construir una ciudad en la zona del Lago Titicaca. La obra arquitectónica más potente de los Pucará fue la Pirámide Kalassaya, situada en Pukara Puno. Sin embargo, al otro lado del lago había una pequeña urbe que estaba ganando popularidad. Era Tiahuanaco, que se dice que fue fundada alrededor del año 1500 a.C., hace la hostia de tiempo, pero que no llegó a ser una ciudad importante hasta más o menos el año 300 d.C. Aquí surgiría la Civilización Tiahuanaco (500-1000 d.C.).

La capital de esta cultura fue Tiahuanaco, a orillas del lago Titicaca, en Bolivia, pero poco a poco se fue expandiendo hasta dominar partes de Perú y las zonas norte de Chile y Argentina. Su expansión fue tan rápida ya que tuvieron algo que otros pueblos no tenían: el bronce. 

Las construcciones más relevantes de Tiahuanaco son la Pirámide de Akapana, de casi 20 metros de altura, y la Pirámide de Puma-Punku, la puerta del puma, cuyas piedras están unidas con grapas de cobre. Muchas de las ciudades andinas se dividirían como esta en dos centros ceremoniales, el barrio norte y el barrio sur, lo hanan y lo hurin respectivamente. 

Otra zona para ver es el Templo de Kalasasaya, un recinto rodeado por pétreas murallas que podría haber servido de calendario. Dentro podemos encontrar el Monolito de Ponce, el Monolito Fraile y la famosa Puerta del Sol. En ella podemos ver a su principal dios, el Dios del Báculo, que podría tener relación con el Tunupa de los aimara o el Viracocha de los incas. Y finalmente destaca el Templete Semi subterráneo, cuyas paredes están llenas de cabezas enclavadas y en su centro se levantaba el Monolito Pachamama o Bennett. 

Otros desarrollos de culturas regionales fueron la Cultura Recuay (200-600), famosa por sus monolitos, o la Cultura Cajamarca (200-800).  La Cultura Lima (100-650) y su cerámica colorida llena de serpientes también es importante, quienes levantaron Huaca Pucllana, un sitio arqueológico con una enorme pirámide escalonada hecha de adobe; y Huaca Maranga, con 14 pirámides y un porrón de edificios más. 

Mientras tanto, en Colombia, cerca de la actual capital de Bogotá, destacaba el pueblo de los Muiscas. Rendían culto al Sol, al que llamaban Sua, y en la ciudad de Suamox (Sogamoso) tenían un Templo dedicado a este astro. Para sus rituales sacrificaban esclavos y niños, y puede que también le dieran a la antropofagia. Pero sin duda su mayor afición fue la de follarse todo lo que veían, y hasta levantaron faloesculturas por todo su territorio. A estos pueblos también se les conoció por los españoles como Chibchas, y una de sus supuestas tradiciones era que el nuevo gobernante iba en una balsa embadurnado de oro en polvo y arrojaba joyas al fondo. Se cree que esto pudo haber sido el origen del mito del Dorado.

Un poco más al norte, en la costa caribeña, vivía un grupo emparentado a este, el de los Taironas. Poco se sabe de esta gente aparte de que en el año 700 construyeron una ciudad conocida como la Ciudad Perdida, o Teyuna. Mientras tanto, en la costa de Ecuador estaban los Huancavilcas y Manteños, unos tipos dedicados a la pesca que eran muy buenos navegantes. Según la leyenda ofrecían sacrificios humanos a una gran piedra de esmeralda. 

En algún momento indeterminado los nazcas abandonaron Cahuachi para irse a La Estaquería, donde establecieron contactos comerciales con un pueblo de la sierra andina llamado los Huarpas. Fruto de la influencia de estas dos culturas, además de la de Tiahuanaco, surgiría una nueva cultura en la zona de carácter muy militarista que dominaría gran parte de Perú bajo un Imperio: Los Wari

Horizonte Medio (600-1000 d.C.)

La Cultura Wari/Huari (500-900) había nacido, y tenía ganas de pelea. El centro principal de esta cultura fue Wari, muy cerquita de la ciudad de Ayacucho, y se convirtió en el centro religioso al dios Pachacámac, el dios creador de algunas culturas andinas de la costa.

Los belicosos waris se expandieron por gran parte de la costa y sierra peruana, absorbiendo a otras culturas como la de Nazca, la Moche, la de Lima y la Recuay. Con esto Wari se convirtió en un auténtico Imperio, y alrededor de sus grandes centros levantaron grandes murallas para protegerse de ataques externos y puede que también para separar los barrios. Lograron grandes avances en agricultura e irrigación, como los bancales, o el cultivo en andenes, sobre terrazas construidas en laderas de montañas. 

Así pues, durante el siguiente siglo Wari al norte y Tiahuanaco al sur fueron los dueños y señores de los Andes centrales. Sin embargo, durante el año 900 no se sabe qué pasó pero los Wari comenzaron a decaer y desaparecieron. 

Y algo parecido ocurrió con Tiahuanaco, que perdió mucho territorio y ya alrededor del año 1187 colapsó, supuestamente debido a la invasión de unos tipos del sur conocidos como Aimaras. Tras esto, el territorio quedó dividido en los pequeños señoríos aimaras, como el Reino Colla o el Reino Lupaca.