ANTIGUO EGIPTO 6: Las Dinastías libias y la conquista persa
La siguiente historia tiene lugar entre el año 1070 ac y el 332 ac
Egipto volvía a estar dividido en dos. Mientras el antiguo general libio de Ramsés XI, Herihor, controlaba el Alto Egipto, otro militar, Esmendes I, se había hecho con Tanis, en el Bajo Egipto, y había constituido la Dinastía XXI.
Tercer Periodo Intermedio (1070-650 ac) [D. 21-25] Dinastías Libias
Con este Tercer Periodo Intermedio entramos en una Edad Oscura en la que falta mucha información. Egipto ya no controlaba una mierda. Seguía teniendo Nubia bajo su poder, pero Siria, Fenicia y Canaán fueron libres. Esta última región se convirtió en el Reino de Israel de la mano del rey David y que, tras la muerte del rey Salomón, se dividió en el reino de Judá y el de Israel.
En el Alto Egipto dominaban los Sumos Sacerdotes de Amón, mientras que en el Bajo Egipto los faraones se iban turnando en el poder. Esmendes I, Neferjeres, Psusenes I, Amenemopte, Osocor… Poco se sabe de ellos. Siamón destaca por haber combatido contra Canaán y acabó casando a su hija con el Rey Salomón. También se dedicó a trasladar y reentrar momias reales del Valle de los Reyes a un escondite secreto de Deir El-Bahari, porque los saqueos no cesaban. Psusenes II fue el último rey de esta dinastía.
Ya comenté en episodios anteriores que hacia el año 1000 ac, una tribu bereber libia, los Mashauash, se asentaron en el delta, concretamente por Bubastis, y empezaron a ser conocidos. Pues bien, esa gente se hizo con el poder e instauró su propia dinastía, la XXII. Sheshonq I se proclamó faraón tras la muerte de su suegro, y rindió culto a Amón y al glorioso pasado representado por Ramsés II (945 ac). Sin embargo elevó a la diosa gatete Bastet a deidad nacional, a quien dedicó un bonito templo en Tebas. A pesar de que esta gente estaba bastante egiptizada, no perdieron de todo sus costumbres libias. Esto se ve en el tipo de organización social que construyeron, muy parecida a la egipcia pero con feudos por el delta, una especie de jefaturas para miembros de la familia real, que hace que el Bajo Egipto se fragmente aún más.
Sheshonq I luchó contra beduinos árabes y también se hizo con el poder de Jerusalén, saqueando el tesoro del rey Salomón (925 ac). Hubo cambios teológicos, como el culto a dioses niños o la ascensión del culto a animales consagrados, así como la práctica oficial del oráculo y su uso privado. Se crean grandes templos, como el de Bubastis, y santuarios como el de Karnak, Heliópolis, Hermontis, Abidos y Tanis.
Con el paso de los faraones fueron confiando sus decisiones políticas a los oráculos. Los Sumos Sacerdotes de Amón de Tebas dejaron de confiar en sus amigos libios del norte y comenzaron a rechazar su legitimidad. Por ello, Osorkon II dicta un decreto concediendo a Tebas más autonomía y acepta que su primo Horsiese I sea el nuevo Sumo Sacerdote de Amón. Con esto, Egipto va a seguir dividido en dos por mucho tiempo, ya que en el 870 ac Horsiese I se declaró rey de Tebas. La disputa de poder norte-sur volvía a hacerse palpable.
Por otra parte, Asiria cada vez era más peligrosa, y Salmanasar III quería extender su dominio por la zona del Mediterráneo. Eso no le molaba nada a Egipto, que se alió con los Reinos de Damasco e Israel y envió mil mercenarios para ayudar al damasquino Ben-Hadad II en su lucha. En el valle del Orontes tiene lugar la batalla de Karkar (853 ac), en donde los occidentales consiguen detener los ejércitos asirios.
Takelot II compartió el poder de Egipto con su hermanastro Nimlot II, el primero desde Tanis y el segundo como Sumo Sacerdote en Tebas y Heracleópolis, aunque fue ganando más y más poder. Pero la palmó y la vacante de sacerdote provoca una guerra civil que Takelot II acaba apaciguando. Sin embargo, con el reinado de Sheshonq III comienza la anarquía.
Ya dije que la organización de estos libios era un poco de corte feudal, con jefaturas independientes en las grandes ciudades del delta controladas por miembros de la familia real. Eran conocidos como los reyes Mashauash. Pues bien, a mediados de la Dinastía XXII, uno de estos grandes jefes, llamado Petubastis/Padibastet, fundó una nueva dinastía, la Dinastía XXIII, coetánea a la XXII, en la ciudad de Leontópolis (818 ac). Y por si no fuera poco, parece que otra tribu libia, los Libus, se asentaron en la parte oeste del delta y crearon una Dinastía XXIV con capital en Sais.
Dinastía XXV, dinastía Kushita
Entre la guerra civil, la anarquía y la total fragmentación de Egipto en pequeños reinos, surge en Nubia una última dinastía. La Dinastía XXV o Kushita (747-664 ac) se originó en la ciudad-estado de Napata, en Kush, y su soberano, Piye/Pianjy, logró controlar el Alto y Medio Egipto. Piye se coronó faraón.
A Tefnajt, gobernante de Sais de la Dinastía XXIV, esto no le gustó una mierda, y creó una gran coalición de reyes locales para derrotarles. Pero nada pudieron hacer por frentar su avance hacia el norte y los reyes del Bajo Egipto se fueron rindiendo: Iuput II de Leontópolis, Osorcón IV de Tanis y Nimlot III de Hermópolis. (Estela de la victoria, en Gabel Barkal)
Tefnajt huyó a una isla del Delta y tiempo después pudo retomar un poco del Bajo Egipto. Sin embargo, el sucesor de Piye, su hermano Shabako/Sabacon, atacó Sais y se cargó al sucesor de Tefnajt, Bakenrenef. Parece ser que lo quemó vivo. Con ello, en Egipto sólo quedó una única dinastía, la Kushita, los llamados faraones negros o etíopes. Estos reyes nubios establecieron la capital en Menfis, como en los viejos tiempo. No se consideraban invasores, sino reunificadores del Alto y Bajo Egipto y de Kush, ya que se afirmaban como plenamente egipcios.
Durante los reinados de Shabitko/Sebicos y de Taharqo/Tarcos los asirios no pararon de intentar conquistar Egipto, lo cual consiguieron en el 671 ac de la mano de Asarhadón. Conquistaron Menfis, echaron a Taharqo e impusieron a 20 gobernantes locales por todo Egipto, entre ellos Necao I como rey de Sais.
Tanutamani/Tenutamón, el último rey libio, mató a Necao I y reconquistó Egipto de nuevo, aunque por poco tiempo. Asarhadón fue a reprimir estas revueltas pero murió de camino. Su hijo, Asurbanipal, heredó el trono y conquistó de nuevo Menfis así como casi todo el país, arrinconando a Tanutamani en el Alto Egipto.
El hijo de Nacao I, Psamético I, juntó un ejército y trató de unificar Egipto bajo su mando, y liberarlo del control asirio. Destruyó los últimos reductos de la dinastía Nubia de Tanutamani y Tebas acabó aceptando su autoridad, y obligó a la Divina Adoratriz de Amón a adoptar a su hija Nitocris, que serviría en este cargo durante 70 años. Este soberano, finalmente, echó a los asirios, reunificó todo Egipto con la Dinastía XXVI (664 ac), finiquitando este Tercer Periodo Intermedio.
Los reyes kushitas acabaron retirándose y abandonaron Egipto. Durante el siguiente milenio reinaron Nubia, la actual Sudán, primero desde la ciudad de Napata y después desde Meroe en el 591 ac.
Periodo Tardío (656-332 ac), [D. 26-31]
Esta Dinastía XXVI, también conocida como Saíta, por tener la capital en Sais, fue la última dinastía nativa de Egipto antes de que los Persas llegan y convirtieran el lugar en una satrapía de su imperio, al igual que pasó con Babilonia.
Psamético I se hizo dueño y señor de todo Egipto, y revitalizó el culto a Osiris. Durante esta época el comercio mejoró bastante, especialmente al entablar contacto con griegos, carios y jonios, que introdujeron el uso de la moneda. Además Psamético promovió la escritura demótica, más simple que la hierática. Demótica viene de demos, en griego, pueblo. Ahora todos podían escribir gracias a esta simplificación.
Tras la caída de Nínive en el 612 ac el Imperio Asirio desapareció y Psamético II intentó pillar todas las regiones que pudo de Levante. El rey babilonio Nabucodonosor II le paró los pies y tuvieron un buen intercambio de hostias. Tras esto tuvo lugar el famoso Destierro a Babilonia. Egipto se quedó a dos velas al ver desaparecer sus colonias marítimas. El siguiente faraón, Apries, fue traicionado por su general, Amhose/Amosis II, que se autoproclamó soberano. Este rey siguió la línea de amistad con los griegos, y hasta les regaló la colonia comercial de Naucratis. Pero la sombra persa les acechaba. Ciro el grande tomó Babilonia, pero dejó en paz a los egipcios. En cambio, su sucesor, Cambises II de Persia, pensó que era buena idea conquistarles.
El último faraón de la dinastía, Psamético III se quedó de piedra al ver a un ejército gigante de persas atravesando el desierto del Sinaí ayudado por tribus árabes en el 525 ac. Esta invasión fue posible gracias a un mercenario griego llamado Fanes de Helicarnaso, que tiempo atrás fue un alto mando militar con Amosis II, pero que por desavenencias con el desertó y reveló muchos secretos a los persas. Parece que fue él quien puso en contacto a los persas con príncipes árabes del Sinaí que no se llevaban del todo bien con el faraón egipcio, y esto fue clave para que las tropas de Cambises pudiesen atravesar el desierto. Cuando llegaron a la ciudad fortificada de Pelusio, la llave de entrada al territorio egipcio, usaron otro de los consejos de Fanes. No sé sabe si es verdad o leyenda, pero parece que los persas lanzaron gatos hacia las fortificaciones para evitar las flechas egipcias, ya que ellos veneraban a estos animales. Esta batalla de Pelusio supuso un duro golpe para Psamético III, que huyó a Menfis. Pero esta ciudad también acabó cayendo en manos de los persas. Al faraón le apresaron y le llevaron encadenado hasta Susa. Parece ser que le obligaron a beber sangre de toro hasta la muerte.
Dominación Persa
Bienvenidos a la Dinastía XXVII (525-404 ac), la primera dominación de la Persia Aqueménida. Fue una época próspera, porque esta gente controlaba bastante de administración.
Cambises II intentó llegar a Nubia para someterla, pero las grandes pérdidas hicieron que lo tuviera que dejar. Cuenta la leyenda que un ejército persa bastante grande desapareció sin dejar rastro en una travesía por el desierto, probablemente tragado por una tormenta de arena.
Durante el reinado de Artajerjes I un líder libio llamado Inaro se rebeló. El sátrapa Aquemenes intentó imponerse pero acabó muerto y las tropas persas se atrincheraron en la ciudadela de Menfis. Finalmente llegaron refuerzos y capturaron a Inaro, que fue crucificado años más tarde. En esta época, por el 445 ac, el historiador griego Heródoto visitó Egipto, y muchas de las cosas que sabemos son gracias a él.
Durante el reinado de Artajerjes II tiene lugar otra rebelión. Amirteo, descendiente de los reyes saitas, decidió fundar su propia dinastía, la XXVIII, y se puso a guerrear contra los persas. Duró 6 años. Tras Artajerjes II, surge otra Dinastía rebelde en Egipto en Mendes, la XXIX, que se había aliado con Esparta. En el 404 ac llegaron a ser independientes otra vez de los persas gracias a Acoris, pero su dinastía se fue a la mierda por luchas de poder internas. Nectanebo I mandó a tomar por culo esta dinastía y creó una nueva, la XXX (378-341 ac), la última de reyes egipcios para siempre. Se cree que fue este Nectanebo I quien elevó a la diosa Isis a la fama, tras muchos años de segundona.
Esta dinastía era originaria de la ciudad de Sebennitos y consiguieron echar a los persas de Egipto con ayuda de sus aliados griegos aprovechando su decadencia (380 ac). Peeero, apenas duraron 40 años y tres faraones. Artajerjes III entró con un ejército gigantesco en el 343 ac y Egipto volvió a ser una satrapía bajo la Dinastía XXXI. Tras esta segunda invasión, Egipto dejaría de ser independiente. Apenas diez años después el macedonio Alejandro Magno destrozó a los Persas de Darío III y liberó Egipto.