El Emperador Augusto y las Dinastías Julio-Claudia y Flavia

ANTIGUA ROMA 5: El Imperio de los Julio-Claudios y los Flavios

La siguiente historia tiene lugar entre el año 27 a.C. y el 96 d.C.

LA DINASTÍA JULIO-CLAUDIA

La República romana se había extinguido, y ahora el máximo dirigente de Roma era un joven emperador llamado Octavio Augusto. El tipo ya desde el comienzo se puso a reformar todo el aparato político del estado. Las magistraturas y los comicios siguieron existiendo, pero perdieron casi todo su poder. El Senado también vio reducidas sus competencias, y sus miembros, que pasaron a ser 600. 

Los senadores tenían potestad en algunos temas administrativos, legislativos y sobre todo judiciales. Con Augusto hay dos tipos de provincias. Las senatoriales están bajo control directo del Senado, y gobernadas por un procónsul o propretor; mientras que las imperiales están bajo control directo del emperador y controladas por un legado, o en el caso de Judea un procurador ecuestre y Egipto por un prefecto. 

El emperador creó también el Consilium Principis, un consejo formado por sus amiguetes para que le asesorasen, aunque también podían asistir algunos senadores elegidos. Entre los soldados veteranos, Augusto creó una guardia pretoriana de mil hombres para que le protegiese. El jefe de estos pretorianos era el prefecto del pretorio, que iría ganando importancia hasta ser una especie de vice-emperador. También se organizó un cuerpo profesional de policía y otro de bomberos. 

Con Augusto en el poder volvió la paz tras cuatro guerras civiles (ara pacis), sin embargo, fuera de Italia las cosas eran muy diferentes. El gobierno de las provincias era en gran medida anárquico, y había muchos fuegos que extinguir. Uno de los más urgentes fueron las Guerras Cántabras (29-19 a.C.), que obligaron a Augusto a presentarse en el norte de Hispania en persona y acabar con la resistencia de Corocota y otros caudillos galaicos, astures y cántabros. Tras la conquista completa, Hispania se dividió en 3 provincias: Tarraconensis, Lusitania y Bética, a la que más tarde se añadieron Galaecia y Asturica

Augusto era un tipo listo, y sabía que no había que meterse con los partos. Por el año 20 a.C. envió a su hijastro Tiberio a negociar con Fraates IV. Si ninguno cruzaba el Éufrates habría paz. Y eso hubo durante un tiempo. Además el rey parto le devolvió las insignias perdidas por Craso en Carras, y eso le dio a Augusto un subidón de popularidad importante, y para guardar las reliquias construyeron el Templo de Marte Vengador.

Lo siguiente que hizo fue asegurar el Valle de Aosta, un paso por los Alpes que comunicaba con Germania, importantísimo porque por ahí se colaban todos los bárbaros. La guerra con los pueblos germanos le llevó a recorrer toda la zona del río Danubio para usarlo como frontera natural. El joven Tiberio y su hermano Druso tomaron provincias como RetiaNórico, Dalmacia, Panonia, Moesia y Tracia. 

Augusto tenía un sucesor claro: Agripa, a quien había casado con su hija Julia. Sin embargo, Agripa la palmó en el 12 a.C., y Druso y Tiberio tenían todas las papeletas para ser los nuevos emperadores. El problema fue que Druso, durante una expedición que llegó hasta el río Elba acabó muriendo al caerse de su caballo (9 a.C.). Entonces parece que Tiberio tuvo que divorciarse de su mujer Vepsania Agripina, hija de Agripa, y casarse con Julia. A la primera la amaba, a la segunda la odiaba con toda su alma, pues parece que era muy pendona. 

El emperador embelleció la ciudad de Roma con muchísimas construcciones, como el Foro de Augusto, donde estaba el ya nombrado Templo de Marte, su Mausoleo o el Teatro de Marcelo, dedicado a su difunto sobrino. Por esta época se crearon algunas termas, unos baños públicos, y también las ínsulas, que eran básicamente bloques de viviendas. La población había crecido tanto que era muy necesario construir muchas casas en la ciudad. Luego también había barrios chungos, como Suburra o el Esquilino. 

Por el 6 a.C. Tiberio dijo que no podía más. Mandó a la mierda a Julia y se fue de retiro a Rodas. Entonces Augusto nombró sucesores a los hijos de Julia con Agripa: Cayo y Lucio César, pero murieron pocos años después (4 d.C.), y Agripa Póstumo fue desheredado por gilipollas, y el emperador tuvo que convencer a Tiberio de que volviese. 

Un germano querusco llamado Arminio había luchado en las tropas auxiliares romanas años atrás. Sin embargo, ahora había logrado aliar a muchas tribus germanas para ir en contra de Roma. La masacre llegó en el año 9, en la Batalla de la Selva de Teutoburgo (9), donde tres legiones enteras dirigidas por Publio Quintilio Varo fueron aniquiladas. Fue una derrota tan brutal que Augusto dejó el tema de la conquista de Germania para más adelante, pero murió cinco años después (14) y Tiberio llegó al trono.

Tiberio había prometido a Augusto que haría a su joven sobrino Germánico su sucesor. El chaval era un crack en lo militar, pues logró grandes victorias en Germania con unas legiones que se habían amotinado, llegando hasta el río Elba, y hasta recuperó las insignias perdidas en Teutoburgo tras vencer a Arminio. Su hermano sería el emperador Claudio, y su hijo el emperador Calígula, pero Germánico jamás llegaría a sentarse en el trono pues parece que fue envenenado por el gobernador sirio Cneo Calpurnio Pisón en Antioquía (19). 

Y los problemas crecieron para Tiberio cuando Lucio Elio Sejano, el prefecto del pretorio de Tiberio, comenzó a conspirar y a eliminar adversarios políticos, entre las víctimas parece que estuvo el hijo de Tiberio, Druso el Joven (23). Tiberio se quedó muy jodido y se retiró a la isla de Capri, frente a Nápoles, por el año 26, y gobernó pero a base de cartas al Senado. Sejano se quedó al cargo de la administración, y también de la conspiración, exiliando a muchos familiares de Tiberio y senadores. Sin embargo, un día llegó al Senado una carta de Tiberio acusando a Sejano de traición y fue condenado a muerte. 

Tiberio siguió de retiro mientras la gente protestaba por su dejadez y también de la matanza de senadores y políticos amigos de Sejano que hizo. Fue en el año 37 cuando murió Tiberio. Unos dicen que murió de viejo y otros que fue asesinado o bien por Calígula, hijo de Germánico, o bien por su prefecto Sutorio Macro. El caso es que Calígula y Tiberio Gemelo eran los sucesores legítimos. 

El pueblo amaba a Calígula, querían un cambio. De hecho, su primer año de mandato fue genial. Había comida para todos, espectáculos, pagas extra… Sin embargo, una enfermedad que le dejó al borde de la muerte en su primer año como emperador lo cambió todo. 

Se dice que se volvió un tarado sanguinario, cruel y pervertido sexual, incluso llegó a creerse un dios. Veía conspiraciones y por ello se cargó a Tiberio Gemelo. Mientras eliminaba a senadores que estaban en su contra y confiscaba sus propiedades, contentaba a la gente a base de juegos, banquetes y fiestas. Al tío se le iba la olla. Se cargó al rey cliente Ptolomeo de Mauretania durante una visita a Roma sólo para anexionarse su territorio, y también emprendió una campaña suicida para conquistar Britania que fue un fracaso absoluto. 

También ordenó construir acueductos como el Aqua Claudia y el Anio Novus, o el Circo de Nerón, que acabaría este emperador. Derrochó muchísimo dinero y acabó dejando las arcas del estado casi vacías, con una población muriéndose de hambre por las calles. Con tanta movida la guardia pretoriana, liderada por Casio Querea, decidió en el año 41 eliminar al emperador mientras se celebraban unos juegos, y después a su mujer e hija. 

Los soldados nombraron entonces emperador al sobrino de Calígula, Claudio, una rata de biblioteca medio cojo y tartamudo que no importaba a nadie, y creyeron que sería un títere fácil de controlar para sus intereses. Sin embargo, Claudio era un tipo inteligentísimo, había estudiado mucho, y se convirtió en uno de los mejores emperadores que tuvo Roma. (Había nacido en Lugdunum, Lyon, 1º emperador no itálico).

Este nieto de Marco Antonio y Octavia y Augusto era más partidario de las clases populares que de los senadores, y les quitó muchas competencias a estos para dar más derechos a los ciudadanos. Abrió el Senado y unos nuevos ministerios, las Officinae, a extranjeros y libertos, sobre todo griegos, y también repartió muchas nuevas ciudadanías romanas. Esto generó algunos complots en su contra.  

Logró grandes éxitos en Mauretania, Dalmacia, Nórica, Judea… pero quizás lo más destacable fue que logró formar por el año 43 los primeros asentamientos en Britania, como Londinium, la actual Londres. No fue un camino de rosas, pues tuvo muchos choques con las tribus celtas de la zona. La guerra contra el caudillo catuvellauno Carataco duró casi una década (43-50). 

En la zona del Rin también logró establecer colonias, como la actual Colonia, en Alemania, llamada entonces Ara Claudia. Estas luchas contra germanos darían popularidad a dos generales que serían emperadores: Galba y Vespasiano

Sin duda, los mayores errores de Claudio fueron sus matrimonios. La primera parece que le intentó asesinar, otra murió justo el día de la boda, y otra era una ninfómana a la que ordenó ejecutar. Con esta tuvo a Británico. Finalmente el emperador fue casarse con la hija de su difunto hermano Germánico: Agripina la menor. Había tenido un hijo con su exmarido, Nerón, y pidió a Claudio que lo adoptase para que fuera co-heredero junto a Británico. El emperador acabó aceptando y cuando lo hizo, la mujer presuntamente lo envenenó con setas y el joven Nerón fue nombrado emperador en el año 54, con 16 añitos. 

Sus primeros 5 años de gobierno no fueron malos, ya que tenía la ayuda de su profesor Séneca, filósofo cordobés muy famoso, y su prefecto del pretorio Afranio Burro. Con Séneca y otros artistas e intelectuales del momento comenzó un movimiento cultural llamado Neronismo, de rollo helenístico. 

Sin embargo, su malvada madre, Agripina la menor, comenzó una serie de intrigas para tener ella el poder de facto. Nerón acabó asesinando a su hermanastro Británico, para que no le hiciera sombra, y tras eso exilió a su madre, que murió poco después. 

En el año 60, una reina guerrera icena, Boadicea, o Boudica, se rebeló contra los romanos asentados en Britania. En ese año, la reina y los suyos quemaron muchas ciudades entre ellas Londinium y Camulodunum, actual Colchester. Sin embargo, no pudieron contra el ejército romano en la Batalla de Watling Street, que acabó con más de 50.000 celtas muertos. Muchas de estas tribus tuvieron que huir al frío norte, incluida esta reina. Esa zona, llamada Caledonia, la actual Escocia, estaba dominada por otra tribu celta, la de los Pictos

En el 62 logró una duradera paz con Partia, pero justo ese año Burro murió y Séneca acabó exiliado acusado de malversación. El nuevo prefecto fue Tigelino, que al igual que la madre, le metió ideas muy malas en la cabeza. El Senado cada vez pasaba más de las reformas de Nerón y no se las aprobaban, y entonces se le empezó a ir la cabeza. Mientras asesinaba a los senadores que peor le caían, para el pueblo pan y circo. A Nerón le encantaban los juegos, de hecho, él mismo solía participar, y creó unos llamados Neronia. Y es que el emperador se creía un puto dios en la tierra. 

En el año 64 un gran incendio asoló Roma, arrasando tres barrios enteros. Muchos le acusaron de haberlo causado él para ampliar su palacio, la Domus Aurea, entre el Palatino y el Esquilino, inspirado en los estilos de oriente. Sin embargo, ante las acusaciones, Nerón decidió echar la culpa a los cristianos, y comenzó una sangrienta persecución contra ellos. De hecho, en esos años fue crucificado boca abajo el apóstol San Pedro en Roma por orden del mismo Nerón. Pedro fue el primer Papa, y San Lino el segundo, pero no vivían en un palacio en el Vaticano, sino escondidos en catacumbas. 

Nerón tampoco se llevaba bien con el judaísmo. En Judea estalló la 1ª Guerra Judeo-Romana (66-73) cuando la gente se enteró de que el procurador romano Gesio Floro había robado dinero del Templo. Nerón envió a dos generales allí: Vespasiano y su hijo Tito. Ambos serían emperadores. 

Por si no fuera suficiente, el senador Cayo Calpurnio Pisón organizó un complot para asesinarle y Nerón hizo una purga, entre los que cayó Séneca. El emperador se volvió cada vez más paranoico y hasta mató a su mujer Popea Sabina de una patada. 

La situación se volvió insostenible en el año 68, cuando comenzó una nueva guerra civil. El propretor de la Galia Lugdunense, Cayo Julio Víndex, se levantó en armas para echar a Nerón y poner a Servio Sulpicio Galba, gobernador de la Hispania Terraconense. Víndex fue derrotado por un general llamado Virginio Rufo, pero el Senado nombró a Galba como emperador y ordenó asesinar a Nerón, que acabó suicidándose. Aquí acabó la dinastía Julio-Claudia. 

EL AÑO DE LOS 4 EMPERADORES

Entre junio del 68 y diciembre del 69 Roma tuvo cuatro emperadores diferentes. El Senado nombró emperador a Galba, pero comenzó a ejecutar a peña y a subir los impuestos y le asesinaron en el Foro tras 7 meses de gobierno. 

El ambicioso exmarido de Popea Sabina, Marco Salvio Otón, gobernador de Lusitania, también quería el trono, y lo logró tras la muerte de Galba. Al mismo tiempo, las legiones de Germania proclamaron a su gobernador, Aulo Vitelio, como emperador, y también marcharon hacia Roma. 

Tras la Batalla de Bedriacum (69) Otón acabó suicidándose y Vitelio se alzó como emperador. El tipo llegó al poder de Roma y comenzó a derrochar todo el dinero en banquetes, y en matar a gente que se llamaba como él incluso.  

Mientras tanto, las legiones de Judea, Siria y Egipto aclamaron a Tito Flavio Vespasiano como emperador. Dejó a su hijo Tito dando espadazos a los judíos y él fue a Roma para echar a Vitelio y hacerse emperador. Y también para rescatar a su hijo menor Domiciano, que Vitelio lo tenía como rehén. Tras la 2ª Batalla de Bedriacum las tropas de Vespasiano, lideradas por Licinio Muciano, entraron en Italia y pocos días después Vitelio fue llevado al Foro y su cabeza acabó rodando. 

¿Qué hemos aprendido de todo esto? Que ahora para gobernar no hace falta ni ganarte al Senado ni al pueblo, con un ejército potente puedes ser emperador. Con Vespasiano acabó la guerra civil y llegó la Dinastía Flavia al poder de Roma, una dinastía no emparentada con Eneas ni la diosa Venus, sino una provincial itálica que alcanzó la fama gracias a la banca. 

LA DINASTÍA FLAVIA

Vespasiano ya era emperador. Restableció la paz y ensalzó al Senado. Su gestión económica fue muy prudente, no hizo gastos excesivos pero siempre intentó mejorar la vida de la gente. Urbanizó las provincias y mejoró los caminos, lo que mejoró a su vez el comercio. 

Su primer conflicto gordo ocurrió en la Galia, ya que el pueblo germano de los Bátavos, liderados por Julio Civilis se rebeló contra Roma. Un par de sopapos y fuera. Después envió tropas a Britania para luchar contra Venutius, líder de los celtas brigantes, que también dieron mucho por saco. 

Más crudo fue el fin de la guerra en Judea que lideraba su hijo Tito. Tras las infructuosas negociaciones del historiador y prisionero Flavio Josefo, las tropas de Tito acabaron destruyendo Jurusalén y su Templo, del que solo quedó un muro, el famoso Muro de las Lamentaciones. El último reducto rebelde fue la Fortaleza de Masada, que costó unos 3 años en ser tomada por los romanos. Los zelotes liderados por Eleazar ben Yair aguantaron hasta el 73, cuando decidieron suicidarse en masa. 

Vespasiano murió de diarrea en el año 79 y le sucedió su hijo Tito Flavio Sabino VespasianoTito para los amigos. Durante su breve reinado, solo dos años estuvo el pobre, se inauguró el Anfiteatro Flavio, mejor conocido como el Coliseo Romano. Aquí se celebraron muchos combates de gladiadores y también naumaquias, que eran representaciones de batallas navales. 

Sin embargo, al pobre Tito le tocaron tres desgracias. La primera de ellas fue la erupción del volcán Vesubio, en la costa de Campania. Esta tremenda erupción destruyó ciudades romanas como Herculano, Estabia y como no, Pompeya. Muchos restos de estas ciudades han acabado conservándose bastante bien en bolsas de aire bajo el magma sólido, incluso los huecos donde antes había personas… En la erupción murió el escritor y científico Plinio el Viejo, y uno de los testigos fue su sobrino Plinio el Joven

Luego hubo una epiedemia de peste en Roma y un nuevo incendio. Tito fue un emperador muy hospitalario con las víctimas, pero una enfermedad se lo llevó y entonces, en el año 81, llegó su hermano pequeño al poder, Tito Flavio Domiciano

Según los historiadores de la época, este chaval parece que estaba muy flipao, se creía un dios, y creó un régimen autocrático de terror que se dedicó a perseguir a senadores, filósofos, judíos y cristianos a partes iguales. Pero también hizo cosas buenas, como simplificar la burocracia para hacerla más eficiente o combatir la corrupción de las instituciones. Restauró muchas obras de arte y también construyó muchos edificios. Acabó el Arco de Tito, y se hizo un templo, el Templo de Vespasiano, y un palacio, el Palacio Flavio, en el Palatino. Y hasta instauró nuevos juegos, los Capitolinos, donde había carrera de carros y un concurso de música. 

Aunque aumentó el número de legiones a 30, Domiciano no tenía ningún interés en meterse en guerras para expandir el Imperio, pero se vio envuelto en movidas chungas cuando tribus del norte de Britania y Caledonia no paraban de acosar a los romanos. El gobernador de la zona, Julio Agrícola, obtuvo grandes victorias sobre ellos. También a lo largo del Rin construyó la Limes Germánicus, una red defensiva para evitar asaltos de catos y otros germanos.

Por otro lado, los dacios comenzaron a atravesar el río Danubio entre el 86 y el 89 para causar el caos. El conflicto acabó con Domiciano y el rey dacio Decébalo pactando que a cambio de mucha pasta al año les dejaría en paz. Esto acabaría siendo contraproducente años después. Finalmente, en el 89 llegó la rebelión de Lucio Antonio Saturnino, el legado de Germania Superior, que no duró mucho pero volvió a Domiciano aún más paranoico. 

En el año 96 una conspiración palaciega acabaría con la vida de este dictador. El Senado puso entonces como emperador a Marco Coceyo Nerva, un reputado senador que murió al de dos años. Tras él sería elegido emperador Trajano, y con él llegaba al poder la Dinastía de los Antoninos, con la que Roma alcanzaría su mayor gloria.