Dinastías Antonina y Severa

ANTIGUA ROMA 6: El Imperio de los Antoninos y los Severos

La siguiente historia tiene lugar entre el año 96 y el 235 

LA DINASTÍA ANTONINA O ULPIA AELIA (98-192)

Tras el asesinato de Domiciano en el año 96, el Senado puso al mano de Roma al anciano Nerva, que murió al cabo de dos años, dejando paso a los emperadores de la Dinastía de los Antoninos, o Ulpia Aelia. El primero de ellos fue Marco Ulpio Trajano, un valiente general que había nacido en Hispania, muy cerquita de la actual Sevilla, y que había aplastado la revuelta de Saturnino y servido como legado de Germania Superior. 

Fue el primer emperador cuyas raíces no estaban en Italia, y mucha gente no lo vio bien, pero es que Roma ya no era solo Italia, sino mucho más, y los romanos tendrían que acostumbrarse. Enseguida se mostró como uno de los más grandes emperadores que tuvo Roma. Fue sabio, no persiguió a nadie, se mostró generoso con las clases más pobres, con ayudas en alimentación y educación gratuita, y luchó mucho contra la corrupción. Trajano tuvo a Lucio Licinio Sura como mano derecha, y juntos lograron una estabilidad económica sin precedentes. 

Como hispano, Trajano se empeñó mucho en embellecer y dar importancia a esta provincia, por lo que el proceso de romanización fue mucho más fuerte entre las poblaciones íberas, celtas y lusitanas. En estos años se levantaron obras arquitectónicas tales como el Puente de Alcántara, el Acueducto de Segovia o el teatro de Augusta Emerita, la actual Mérida, mientras ciudades como Tarraco, actual Tarragona, o Barcino, Barcelona, crecían sin parar. 

Los problemas llegaron a partir del año 101, y es que el rey Decébalo de Dacia se había forrado con los pactos de Domiciano, y había creado un buen ejército. Las Guerras Dacias (101-102 y 105-106) dieron la victoria a Trajano después de intensas luchas, durante las cuales se usaron las llamadas Carrobalistas, unas ballestas tiradas por carros. Decébalo se suicidó y el emperador logró tomar la capital dacia, Sarmizegetusa, y todas sus minas de oro, que pasaron al tesoro romano. Forrado de dinero, Trajano mandó a su arquitecto Apolodoro construir la Columna de Trajano, con escenas de esta guerra, situada en el Foro de Trajano, el mayor que tuvo Roma, que incluía una enorme basílica, bibliotecas y un mercado. Sería el corazón de la urbe. 

Ese mismo año, el emperador también logró grandes victorias en Oriente, concretamente en el Reino Nabateo de Rabel II, llegando a tomar la famosa ciudad de Petra, construida en angostos desfiladeros. Con el control de las rutas caravaneras que iban hacia el lejano Oriente y un botín enorme, Trajano emprendió una campaña contra el Imperio Parto de Osroes I a partir de año 113. Le fue bastante bien, tomó casi toda Mesopotamia y hasta se hizo con el control de la capital occidental de los partos: Ctesifonte (116). Con todo esto, el Imperio romano alcanzó su máxima extensión territorial. 

Sin embargo, a partir del año 115 comenzó la Guerra de Kitos, o 2ª Guerra Judeo-Romana (115-117), con rebeliones por toda Mesopotamia, Judea, Egipto, Cirenaica… Trajano fue a solventar este conflicto a espadazos pero murió por el camino y, como no había tenido hijos el cargo de emperador fue a parar al hijo de su primo, otro hispano llamado Publio Aelio Adriano, que en aquel tiempo era gobernador de Siria. 

Lo primero que tuvo que hacer Adriano fue pacificar a los judíos, y les prometió reconstruir el Templo de Jerusalén. La actitud de Adriano fue muy similar a la de Trajano. Buenas relaciones con el Senado, con algunas tiranteces, eso sí, pero también dio mucha importancia a los gobiernos provinciales y a las equites, que acabaron excluidos de la carrera militar para engrosar las filas del funcionariado. Muchos caballeros incluso llegaban a ser senadores. 

Adriano era mega fan de la cultura helénica, y tras pactar la paz con el parto Osroes I se hizo un megatour por toda Grecia (128-134), embelleciendo Atenas; y también visitó otras provincias de influencia helena como Bitinia, donde reconstruyó la ciudad de Nicomedia tras un terremoto. Se dice que fue allí donde conoció a Antínoo, con quien se piensa que pudo tener una relación especial. Lamentablemente el tipo murió en el 130 durante una cacería en Egipto que hicieron, y por ello fundó la ciudad de Antinoópolis en su honor. 

Entre sus construcciones más famosas estaba su Villa Adriana, en Tívoli. Era una mansión de lujo, con teatro, odeón, bibliotecas… y hasta una réplica de la Academia de Platón. Otra importante fueron sus enormes termas o el Muro de Adriano (122-130), que construyó durante los años veinte sobre la actual frontera entre Inglaterra y Escocia. Su sucesor construiría otro más al norte. La idea era evitar que los pictos y otras tribus celtas del norte les tocaran los huevos, pero eso sólo les cabreó aún más.

Y hablando de gente cabreada, Adriano no sólo no cumplió su promesa a los judíos de reconstruir el templo, sino que proyectó construir sobre la ruinosa Jerusalén una nueva ciudad llamada Aelia Capitolina y un Templo a Júpiter. Además prohibió la circuncisión, el Sabbat y otras leyes judías. La 3ª Guerra Judeo-Romana (132-135) fue liderada por Simón Bar Kojba, el considerado auténtico mesías del pueblo judío, y no Jesucristo. Al final los judíos acabaron masacrados tras la toma de la Fortaleza de Betar, y Adriano eliminó la provincia de Judea para crear una más amplia llamada Palestina. ¿Por qué ese nombre? Para joder a los judíos, pues viene del término “peleset”, los filisteos, los enemigos acérrimos de este pueblo. Aquí tuvo lugar la llamada 2º Diáspora, y muchos judíos fueron repartidos por las demás provincias. 

Tras esta guerra Adriano vivió en Roma con problemas con su mujer Sabina, con algunas traiciones y enfermedades varias. Cuando murió en el 138 dejó todo a uno de sus parientes más fiables: Antonino Pío. Parece que su reinado, que duró 23 años, fue bastante pacífico y próspero. Como es el único emperador sin biografía oficial no sabemos mucho de qué cosas hizo, pero parece que no salió de Roma. Fue un gobierno que no innovó apenas, y se avecinaban cambios muy gordos. 

Antonino murió en el año 161 y fue sucedido por Marco Aurelio, su sobrino, y por Lucio Vero, yerno del anterior. Los dos gobernaron juntos como emperadores durante casi diez años. Formaban un buen tándem: Marco Aurelio era un filósofo estoico muy sabio, mientras que Vero aportaba experiencia militar. 

Juntos llevaron a cabo grandes campañas, como una contra los partos que acabó con la derrota del rey Vologases IV y su palacio de Ctesifonte ardiendo. Peeeero los soldados se debieron de llevar a Roma una plaga que causó la muerte a millones de personas. Además, en esos años fueron llegando nuevos germanos con ganas de invadir el territorio romano del Danubio. Eran los marcomanos de Bohemia, los cuados, los vándalos, los lombardos, los sármatas, de origen iranio, al igual que los alanos. En una de estas campañas, Vero murió (169), parece que por la famosa pandemia, y Marco Aurelio tuvo que gobernar solo.

Seis años después corrió la noticia de que el emperador había muerto y el gobernador de Siria, Avidio Casio, comenzó un levantamiento para hacerse con el poder que fracasó cuando los soldados se enteraron de que todo era fake (175). Otros que se levantaron en armas fueron un grupo de cristianos de Lugdunum, la actual Lyon. Marco Aurelio los masacró sin piedad en el 177.

La religión romana estaba en esa época en decadencia. La mayoría de la gente se estaba volviendo cristiana, ya que ese rollo de paraíso eterno tras la muerte era muy atrayente. Otros acababan en sectas mistéricas e iniciáticas de corte oriental, con cultos a la siria Atargatis/Derceto, a la frigia Cibeles y Sabazio, al dios persa Mitra y también estaba muy de moda adorar a la egipcia Isis. Y es que en Roma la plebe de raíces romanas era una minoría, siendo sustituida por otra extranjera compuesta por latinos, orientales y libertos. 

En el año 180 el emperador murió de viruela en Vindobona, actual Viena. Ahora quien estaba al mando de todo era su hijo Cómodo, de 18 años de edad. El chaval al parecer no tenía ningún interés en gobernar y administrar un país. Él sólo quería pasárselo bien y en contentar a la gente a base de luchas de gladiadores, en las que él mismo participaba creyéndose el puto Hércules, y que financiaba subiendo los impuestos a los ricos. Entre este caos de gobierno, la plaga antonina matando por Roma y los bárbaros jodiendo el comercio, llegó una crisis muy jodida al Imperio. Aquí comenzaría la decadencia de Roma. 

Es por esto por lo que durante los primeros años de reinado tuvo varios intentos de asesinato. Cómodo ya no estaba cómodo en su palacio y se fue a vivir a su villa, lejos de todo, y allí comenzó su paranoia, como ya había ocurrido con otros emperadores. El chambelán Cleando, liberto mayordomo, asumió muchos de los poderes del emperador y reinó con tiranía, generando aún más descontento. Cómodo tuvo que decapitarle (190).  

El Senado ya tenía un reemplazo para Cómodo. Era Publio Helvio Pertinax, exgobernador de Britania, actual prefecto de la ciudad y antiguo consejero de Marco Aurelio. Convencieron a la amante y hermana del emperador, Marcia, para que lo envenenara y así lo hizo, pero Cómodo debió de vomitar el veneno y entonces su esclavo Narciso tuvo que ir allí a estrangularlo mientras se bañaba. Pero lo que no se esperaba el Senado era que a Pertinax le saliera competencia. Nueva guerra civil al canto. 

EL AÑO DE LOS 5 EMPERADORES (193)

1 de enero del año 193. Cómodo había muerto y Pertinax fue nombrado emperador. Como había crisis y tal decidió bajar el sueldo a todos los funcionarios, pretorianos incluidos, y estos le asesinaron tras apenas 3 meses de gobierno. Entonces un senador ricachón llamado Didio Juliano se nombró emperador a base de talonario. 

Mientras tanto, algunos gobernadores provinciales se preparaban para dar un golpe militar y asumir ellos el trono. Uno de ellos fue Lucio Septimio Severo, gobernador de Panonia pero oriundo de Leptis Magna. Marchó hacia Roma y echó a Juliano con muy poquita oposición. Otros gobernadores que ambicionaban el poder fueron el de Siria, Pescenio Níger, y el de Britania, Clodio Albino

Severo se cargó a Juliano en junio en Roma, y al año siguiente derrotó a Níger en Issos (194). Albino aceptó a Severo como emperador si él era su sucesor, pero cuando se enteró de que no iba a ser así se levantó contra él (195). En la Batalla de Lugdunum (197), una de las más sangrientas entre romanos, Severo salió victorioso e instauró la Dinastía Severa

LA DINASTÍA SEVERA (193-235)

Para el año 197 la guerra civil había acabado y Septimio Severo se acomodó en la poltrona. Sería un emperador autoritario, y fuertemente influenciado por Oriente. Su relación con el Senado sería horrible, reduciendo su poder a favor del Consilium Principis, y de la Guardia Pretoriana no se fiaba ni un pelo. Les echó a todos y puso a sus fieles soldados de Panonia. 

Severo sabía que los soldados era lo más importante. Subió la soldada a los militares, les permitió fundar una familia durante el servicio y creó la annona militaris. Resulta que en estos años de crisis económica la moneda romana estaba muy devaluada. Con esta annona Severo recogía productos agrícolas y se los daba a los soldados, con lo que a estos no les afectaba la inflación. Pero claro, los agricultores estaban to mosqueaos. También expropió tierras a grandes terratenientes para arrendarlas a colonos, lo que conocemos como Colonato, que daría lugar al Feudalismo de la Edad Media. (Honestiores y Humillores)

Comenzó una campaña contra el Imperio Parto (197), y en Siria conoció a una joven llamada Julia Domna, perteneciente a una familia de sacerdotes del dios Baal. Los dos se casaron y tuvieron dos hijos: Lucio Septimio Basiano, mejor conocido como Caracalla, y Publio Septimio Geta. Con ellos fue hasta Escocia para luchar contra los celtas del norte, pero tras unos años allí, Septimio Severo enfermó y murió en la ciudad de York. 

Caracalla y Geta fueron nombrados emperadores de Roma en el año 211. La idea de Julia Domna era dividir el Imperio en dos, pero Caracalla tenía una idea mejor: matar a su hermano (211). Lo mató a él y a unos 20.000 testigos, y el chaval acabó con el pueblo abucheándole día y noche, así que se piró de Roma a guerrear y no volvió nunca. 

Luchó en la Galia, Germania, Egipto, en Partia… eso le encantaba. No le gustaban los lujos, y vivía austeramente junto a sus soldados. Aunque mandó construir unas termas muy lujosas al sur de Roma. Además aprobó el Edicto de Caracalla (Constitutio Antoniana) (212), por el cual reconoció a los dioses provincianos como dioses oficiales de Roma, y más importante: concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres, quizás para hacer que todos pagasen impuestos.

En el 217 el cruel Caracalla fue asesinado durante un viaje hacia Partia por orden de su prefecto del pretorio, Opelio Macrino, y este se hizo con el trono durante el siguiente año. 

Quien recuperó el trono fue un joven sacerdote del dios solar El-Gabal en Emesa, Heliogábalo, ya que Julia Domna dijo que había sido adoptado por Caracalla antes de morir. Probablemente fuera falso, pero el Senado se lo creyó. Macrino fue derrotado en Antioquía y Heliogábalo coronado. El chaval sería un mero títere en manos de su abuela Julia Mesa, hermana de Julia Domna, y de sus hijas: Julia Soemis y Julia Mamea. Quienes por cierto, fueron las primeras senadoras del mundo romano. 

Esta familia llegó a Roma y comenzó a desmantelar el panteón romano para imponer sus dioses sirios. Entre las tropas se hizo famoso el dios oriental Mitra, y se puso se moda celebrar el Deus Sol Invictus, una mezcla latinizada de todos estos dioses de Oriente. Además Heliogábalo construyó un templo en Roma a El-Gabal, el Elagabalium, donde los sacerdotes veneraban a un meteorito negro, y se dice que también comenzó a prostituirse en su palacio, a montar orgías y puede que hasta hiciera sacrificios humanos. Se volvió incontrolable, vamos.

Nadie en Roma soportaba al chaval, y en el 222 los pretorianos le asesinaron junto a su madre, y Julia Mesa logró hacer que pusieron de emperador a Alejandro Severo, que tenía solo 14 años. Este emperador fue un poco más listo que su primo, y volvió a tener buenas relaciones con el Senado y el pueblo, creando una ley de tolerancia religiosa para todas las religiones, cristianismo incluida. Sin embargo, el emperador no logró mejorar la economía. 

Pronto partió hacia Oriente, donde se estaban produciendo cambios políticos muy importantes. Al igual que había ocurrido con los Medos un milenio antes, los persas, sometidos a los partos, se levantaron de la mano de un tipo llamado Ardacher I/Ardashir I. Pertenecía a la poderosa familia de los Sasán, y tras derrotar al parto Artabán IV en la Batalla de Hormizdagán (224) instauró la Dinastía de la Persia Sasánida. Estos querían devolver a Persia a la grandeza de los tiempos de Ciro, y lógicamente, el Imperio Romano estaba en medio. 

Tras su fracasada campaña en Oriente, Alejandro Severo tuvo que dirigirse a Germania, donde venían invasiones de marcomanos y alamanes. El emperador decidió sobornar a los germanos para lograr la paz, y en el 235 un grupo de soldados descontentos dirigidos por el general Maximino el Tracio, le asesinaron a él y a su madre en Maguncia. Esto sería el principio de un periodo de 50 años conocido como la Crisis del Siglo III o Anarquía Militar. Roma había dejado de ser grande, aquí comienza el principio del fin.