La Época Clásica: La Guerra del Peloponeso y el declive de Grecia

ANTIGUA GRECIA 4: El Periodo Clásico 2/2. La guerra del Peloponeso y la decadencia de Grecia

La siguiente historia tiene lugar, entre el año 431 y el 336 a.C.

Tras las Guerras Médicas todo cambió en Grecia. La amistad entre la poderosa Liga de Delos liderada por Atenas y la Liga del Peloponeso comandada por Esparta se truncó tras una serie de rifirrafes por el control de determinadas polis o por intereses comerciales. Y por supuesto, el conflicto entre oligarquía y democracia. Es lo que se conoce como la no declarada 1ª Guerra del Peloponeso (460-445 a.C.), que acabó con la Paz de los 30 años. 13 años después Potidea decidió salirse de la Liga de Delos, apoyada por ciudades filoespartanas como Corinto o el Reino de Macedonia de Pérdicas II. Atenas tuvo que intervenir y ganó en la Batalla de Potidea (432), y finalmente consiguió tomar la ciudad.

Esto, unido a su apoyo a Corcira, también enemigos de los peloponesios, y una sanción impuesta a Mégara por haberse vuelto a cambiar de bando hizo que Esparta declarase la guerra a Atenas por haber violado el acuerdo de paz. Y entonces estalló la 2ª Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.) o simplemente la Guerra del Peloponeso

*GUERRA DEL PELOPONESO (431-404 a.C.)

La primera fase de esta guerra es llamada La Guerra Arquidámica (431-421). En ella, el rey espartano Arquídamo II invadió Ática y comenzó a arrasar todos los campos de cultivo con los que se cruzó. Pericles sabía que la fuerza de Atenas estaba en su flota naval, pero que perderían contra Esparta en una batalla hoplítica, así que decidieron llamar a todos los atenineses para refugiarse tras los Muros Largos. Allí aguantarían lo que hiciera falta, ya que el suministro de comida llegaría por vía marítima del Mar Negro o de otras partes del imperio. Mientras tanto, el estratego envió a parte de su flota a acosar las costas del Peloponeso y a Potidea, que seguía siendo asediada.

Pero entonces pasó algo que los atenienses no pudieron prever. Se cree que junto a las provisiones pudo colarse una enfermedad, posiblemente tifus o viruela, que se extendió rápidamente por la hacinada población. Murió casi 1/3 de la población. Entre esto y la imposibilidad de salir, la gente se pilló una depresión de la leche y pensaron en rendirse. Pericles les dijo que ni de coña lo hicieran, pero acabó muriendo por la peste esta en el 429 a.C. Ahora en Atenas, libre de enfermedades, se disputaban el poder Nicias, un conservador que quería paz con Esparta; y Cleón, un demócrata radical opuesto a Pericles que quería acabar con los lacedemonios. Y ganó Cleón.

Parecía que Atenas iba a ganar la guerra, pero Esparta comenzó a ganar terreno tras tomar Platea y tras la rebelión de Mitilene (428) y otras ciudades de la isla de Lesbos. Una putada para Atenas, pues esta gente era de los pocos miembros de la Liga que les fabricaba barcos. Cleón logró retomar Lesbos, pero perdió mucha popularidad cuando propuso ejecutar a todos los varones y vender a las mujeres y niños como esclavos. Al final solo mataron a los cabecillas de la revuelta.

Al año siguiente estalló una guerra civil en Corcira (427) que enfrentó a oligarcas y demócratas. Pero fue en el 425 a.C. cuando los atenienses pudieron haber puesto fin a la guerra, pero no lo hicieron. Una flota ateniense había tomado Pilos y tenía cercado a un grupo de espartanos en la isla de Esfacteria. Esparta pidió la rendición, algo bastante insólito, pero Cleón se les puso chulo y les dijo que se fueran a tomar por culo.

Atenas iba ganando, como lo demuestra la Batalla de Delio (424) contra la Confederación de Beocia liderada por Tebas. Pero su subida de impuestos a su Liga acabó en una sublevación en algunas polis de la Calcídica instigadas por el general espartano Brásidas. Y el tío logró tomar Anfípolis, clave estratégicamente para Atenas. Durante la Batalla de Anfípolis (422), tanto Cleón como Brásidas perdieron la vida y se firmó la Paz de Nicias (421), acordado por el viejo rival de Cleón. Esparta y Atenas estaban agotadas, necesitaban tregua. Atenas iba a conservar su imperio, Anfípolis incluida, mientras que ellos se comprometían a irse de Pilos y devolver a los espartanos capturados. Todo parecía bien, ¿no? Pues no.

Corinto, Mégara y la Confederación Beocia, aliadas de Esparta, decidieron no firmar una mierda. Además el nuevo estratego ateniense, Alcibíades, pariente de Pericles y alumno de Sócrates, necesitaba ganar alguna batalla para hacerse un nombre en la Historia. Con el poder de Atenas organizó una alianza con Argos, Mantinea, Élide y otros estados del Peloponeso. Pero Esparta se cabreó y la alianza fue derrotada en la Batalla de Mantinea (418). Con esto, Esparta atrajo a Corinto y Beocia y reconstruyó su Liga.

Hubo varios conflictos no directos entre Esparta y Atenas, pero la paz acabó definitivamente con la Invasión de Sicilia (415-413), la 2ª fase de la guerra. La ciudad siciliana de Egesta pidió ayuda a Atenas porque Selinunte y Siracusa le tocaban los huevos, y Alcibíades lo vio como una oportunidad de gloria y expansión del imperio ateniense. Nicias, también estratego, no quería, pero al final fueron a la isla los dos, junto a otro estratego llamado Lámaco al mando de 134 trirremes. A todo esto hay que añadir que antes de que zarpara la expedición ocurrió el caso de los Hermocópidas. Los Hermai eran unas estatuas que daban suerte y que una noche fueron mutiladas no se sabe bien por quién pero Alcibíades de alguna forma se vio implicado, y dejaron el juicio para su vuelta.

En Sicilia hubo alguna escaramuza pero entonces llegó un barco para llevar a Alcibíades a Atenas, que le iban a joder vivo con el tema de los Hermai, así que el estratego huyó al Peloponeso y se unió a Esparta y les contó todo. Mientras Nicias luchaba por tomar Siracusa Esparta envió al general Gilipo y les hizo trizas en la Batalla del río Asinaro (413), y los supervivientes atenienses fueron esclavizados en las canteras de la isla. Este desastre fue el principio del fin de Atenas.

Y aquí entramos en la 3ª y última fase, la llamada Guerra de Decelia (413-404). Otra vez Alcibíades les chivó al Rey espartano Agis II de que una buena estrategia para tomar Atenas era tomar la fortaleza de Decelia, a 5 horas de Atenas. Y lo hicieron. Y además comenzaron a negociar con Persia una alianza. Esto ya fue el acabose para Atenas, que veía cómo todos los estados de la Liga de Delos desertaban al otro bando. Y lo peor estaba por llegar: golpe de estado oligarca en la propia Atenas.

Mientras que las clases pobres estaban de remeros en Samos, la Ekkelsia aprobó el Régimen de los 400 (412), que instalaba una oligarquía en Atenas basada en la Constitución de Solón. Uno de sus miembros fue el anciano filósofo Sócrates. Los que estaban en Samos formaron una flota democrática liderados por el trierarco Trasíbulo. Alcibíades huyó de Esparta, parece ser que porque se había follado a la mujer de Agis II, y consiguió aliarse con los demócratas, a pesar de los recelos que muchos sentían por el tipo.

Los 400 trataron de llegar a la paz con Esparta a toda costa, pero la negociación fue imposible, y el gobierno se fue a la mierda a favor de un Gobierno de los 5000, más amplio, que permitió el regreso de los demócratas de Alcibíades. Y con este stratego les fue genial: reconstruyeron su flota y ganaron a los espartanos en batallas como la de Cízico. Hasta rechazaron una nueva oferta de paz de los espartanos. Lo lamentarían.

El nuevo jefe de escuadra o navarco espartano Lisandro se hizo muy amigo del rey persa Darío II y de su hijo Ciro el Joven, sátrapa de Asia Menor. Juntos decidieron hacerle la vida más complicada a Atenas. Y tras el revés ateniense en la Batalla naval de Notio (406 a.C.), Atenas volvió a sumirse en el caos y Alcibíades fue depuesto. A pesar de la victoria en la Batalla de Arginusas (406), una tormenta hizo que no pudieran recoger los cuerpos de los fallecidos, que era muy importante, porque si no les enterraban serían condenados a vagar por el Hades. Es por esto por lo que los generales fueron ejecutados, uno de ellos fue Pericles el Joven, el hijo que Pericles tuvo con Aspasia.

En el 405 a.C. Lisandro se hizo fuerte en el Helesponto y los atenienses dirigidos por el estratego Conón se enfrentaron a ellos en lo que sería la batalla final de esta guerra, la Batalla de Egospótamos (405 a.C.). Esto cortó el suministro de grano a Atenas y acabó rindiéndose. Esparta le puso unas condiciones muy duras: derribar sus muros, disolver la Liga, entregar su escuadra y besar el culo a Esparta. Además de eso, la democracia fue barrida e impusieron el Gobierno oligárquico de los 30 Tiranos (404-403), encabezado por gente como Terámenes y Critias. Este último era un discípulo de Sócrates antidemócrata y fan de la Constitución espartana. Este régimen se encargó de eliminar a todos los que se oponían a él. La democracia regresaría de la mano de Trasíbulo y los disidentes huidos, que lograron matar a Critias y entrar en la ciudad.

[El rey espartano Pausanias ayudó a que ambos bandos firmaran una amnistía. Y aquí entra de nuevo el filósofo Sócrates, bastante odiado por la gente por su carácter respondón y por haber sido profesor de dos tipos que habían hecho mucho daño a Atenas: Alcibíades y Critias. Debido a la amnistía no podían hacerle nada, así que le acusaron de no creer en los dioses y corromper a la juventud para condenarle a muerte bebiendo cicuta, 399 a.C.]

*LA HEGEMONÍA DE ESPARTA (404-371 a.C.)

Tras la Guerra del Peloponeso, Atenas quedó reducida a escombros y se convirtió en un estado vasallo bajo el yugo espartano. Todos sus grandes avances en política se quedaron en nada. Esparta ahora era muy poderosa, pero no fue capaz de aprovechar su ventaja. Se dedicó a imponer decarquías en todas las polis sometidas, y claro, una vez acostumbrado a la democracia esas cosas te joden mucho. Y tuvieron muchísimas revueltas.

Por otro lado, la Esparta de Agesilao II se llevaba bien con Ciro el Joven, que empezó una rebelión contra el rey persa Artajerjes II. Los espartanos fueron a echar una mano y vencieron en la Batalla de Cunaxa (401 a.C.), pero Ciro acabó muerto y fue en el regreso a casa cuando los griegos sufrieron bajas por un tubo, la famosa retirada de los 10.000 hombres. La chulería y el afán imperialista de este rey espartano acabó por hacer que sus aliados, Tebas y Corinto, se uniesen a Atenas y Argos. Es aquí cuando estalla la Guerra de Corinto (395-387 a.C.).

Ahora eran todos contra Esparta, incluso Persia, que estaba harta de espartanos tocando sus colonias de Asia Menor. Agesilao II consiguió vencer a esta gigante coalición en la Batalla de Coronea y Nemea (394), pero la flota persa-ateniense dirigidos por Conón les venció en la Batalla naval de Cnido (394 a.C.). Gracias a esta batalla, Atenas pudo quitarse de encima la presión espartana y poder recuperarse y reconstruir sus muros, flota y ejército. Creó además a los peltastas, unos soldados de infantería ligera. La guerra acabó con la Paz de Antálcidas, o Paz del Rey (387 a.C.), con Persia como mediador y principal beneficiario. Los cabrones se quedaron con Chipre y un montón de colonias de Asia Menor, Atenas retuvo algunas de sus cleruquías y Esparta recibió la orden de retirar sus harmostas, jefe de guarniciones, y que se estuviese quietecita.

Atenas refundó la Liga de Delos en la 2ª Confederación Ateniense (378-355), pero esta vez con principios de igualdad de derechos entre los 60 estados miembros. Su objetivo ahora no era defenderse de los persas, sino mantener la paz en la región mirando especialmente hacia Esparta. Pero hablar de paz en la Antigua Grecia es algo bastante jodido. Tebas era cada vez más poderosa y no se fiaba de nadie, no firmó un nuevo acuerdo de paz entre toda Grecia, y en el 379 a.C. volvió a conformar la Confederación de Beocia bajo el mando de dos caudillos: Epaminondas y Pelópidas, que probablemente fueran amantes.

La Esparta del rey Cleómbroto I no aceptó la unificación de Beocia y la invadió. Epaminondas contraatacó en la Batalla de Leuctra (371 a.C.) y les dejó turulatos para siempre. Su secreto fue la táctica oblicua, que atacaba más por los flancos, no como la falange hoplítica, que iban siempre de frente. Gracias a esta victoria, Tebas se hizo la polis hegemónica durante la siguiente década.

*LA HEGEMONÍA DE TEBAS Y LA GUERRA SOCIAL (371-355 a.C.)

El poderío tebano levantó resentimientos entre las demás polis. Fijaos cómo estaba Esparta que acabó aliada con Atenas, Acaya y Élide contra los nuevos dueños de Grecia. La historia de Esparta acabó en la Batalla de Mantinea (362 a.C.), Esparta quedó reducida a 1000 hoplitas y Tebas acabó tomando Laconia por primera vez y liberando Mesenia y a los ilotas. Pero esto también marco el fin de Tebas, pues Epaminondas murió, y con él el liderazgo fuerte que necesitaban los Beocios.

Las luchas continuaron. Atenas, durante la década de los 50 tuvo la Guerra de los Aliados, o Guerra Social (357-355), en la cual se le rebelaron Quíos, Rodas, Cos y Bizancio. No pudo hacer frente a todos estos conflictos y Atenas fue derrotado por Mausolo, sátrapa persa de Caria, instigador de muchas de estas sublevaciones. Este tipo es famoso por su tumba, el famoso Mausoleo de Halicarnaso, construido en el 350 a.C. y que está considerado una de las 7 maravillas del mundo antiguo. El caso es que entre una Esparta sin casi soldados, unos Tebanos sin líder fuerte y una Liga Ateniense prácticamente sin poder alguno, todo estaba listo para que los Macedonios, unos tipos que no importaban una mierda a nadie, llegasen y se hicieran con el control de todo.

*LA INVASIÓN MACEDONIA DE FILIPO II (360-336 a.C.)

Hasta entonces el pequeño Reino de Macedonia había sido casi insignificante. Al igual que los tracios y los ilirios, no se consideraban griegos. Ni hablaban el mismo idioma ni tenían las mismas costumbres. Fue tras las Guerras Médicas cuando los macedonios empezaron a petarlo, pues se beneficiaron del comercio con Atenas, dándoles madera para barcos y grano. Alejandro I comenzó una política de helenización del reino. Su sucesor, Arquelao, comenzó a construir una nueva capital en Pella con la ayuda de artistas del mundo griego. Pérdicas II, en cambio, fue visto en Atenas como un traidor por apoyar a los espartanos durante la guerra del Peloponeso. Tras su reinado el reino parecía estar a punto de colapsar por las diferentes guerras contra otros pueblos, como los ilirios, hasta que Filipo II se sentó en el trono en el 360 a.C.

En diez años, gracias a sus habilidades diplomáticas y militares, liberó a Macedonia de sus enemigos de alrededor y tomó el sur de Tracia, la importante Calcídica, y Tesalia tras la Batalla del Campo de Azafrán (352), y los teselios le hicieron arconte. Las innovaciones que introdujeron en el ámbito militar fueron la hostia, como la catapulta de torsión o la falange macedónica, una formación cerrada con sarissas, unas picas de más de 5 metros. Los cabrones se volvieron imparables en su camino hacia el sur.

Y entonces Filipo se vio envuelto en la 3ª Guerra Sagrada (356-346 a.C.), apoyando a Tebas contra los Fócidos, que querían el control del Santuario de Delfos para pagar con el tesoro de Apolo a un ejército de mercenarios que les liberase del yugo tebano. Filipo desintegró a los Fócidos y se hizo con sus votos en la Anfictionía de Delfos, y junto con los de Tesalia ya tenía un huevo. Se ganó el respeto de muchas polis e incluso fue el primer macedonio en presidir los Juegos Píticos (346 a.C.).

El avance macedonio continuó por Tracia y cuando tomaron Anfípolis y Olinto los atenienses se cabrearon. Pero no podían hacer nada, estaban en plena recuperación económica y no querían arriesgarse. La humillación llegó con la Paz de Filócrates en el 346 a.C., que dejaba Atenas en manos del macedonio. Hubo un sector de los atenienses muy agresivos con Filipo, los liderados por Demóstenes.

En el 339 a.C. la Anfictionía de Delfos declaró la guerra a Anfisa por cultivar en tierra sagrada en la 4ª y última Guerra Sagrada (339-338 a.C.). Filipo aprovechó esto para instalar a su ejército en Fócida, y Demóstenes, viendo que el peligro se acercaba, llamó a la unión de todos los griegos contra el invasor. Sólo Atenas, Tebas y los Beocios acudieron y perdieron en la Batalla de Queronea (338 a.C.). Esta derrota supuso el fin del control griego y Filipo II se hizo con toda la Hélade.

Filipo II reunió a todos los griegos en Corinto, menos Esparta que pasó del tema, y fundó la Liga de Corinto, un gobierno panhelénico con dos objetivos: la paz común en Grecia y la venganza contra Persia. Y no podían haber elegido mejor momento. Un eunuco había matado al rey Artajerjes III y Persia entró en caos (338). La crisis sucesoria duró dos años, cuando Darío III puso su culo en el trono; pero Filipo II ya había enviado una expedición para tomar ciudades de Asia Menor. Sin embargo, ese año uno de sus guardias le asesinó y su sucesor sería el hijo que tuvo con la princesa Olimpia de Epiro, Alejandro III, mejor conocido como Alejandro Magno.