El Virreinato de Nueva España en el siglo XVI

La siguiente historia tiene lugar entre el año 1535 y el 1600 d.C.

Tras la época de la conquista, hemos conocido la organización político-social de los Virreinatos. Ahora toca continuar con la historia en sí, y en este capítulo me voy a centrar en el Virreinato de Nueva España durante el siglo XVI.

Como ya vimos, este virreinato fue fundado en 1535, y su primer virrey fue Antonio de Mendoza. Hernán Cortés, quien hasta entonces había gobernado el lugar, se vio obligado a someterse a él, aunque en un principio hubo bastante rivalidad.

El Virreinato de Nueva España, durante estos años, ocupaba la mitad sur de lo que hoy es México, y también la Capitanía General de Guatemala, es decir, prácticamente todo Centroamérica. 

Pero ojo, porque en 1535 también se creó la Capitanía General de Santo Domingo, convirtiéndose La Española y el Caribe en general, en una entidad autónoma pero dentro del virreinato novohispano. 

La primera escuela de México fue para caciques indígenas, el Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco. Y también Catalina de Bustamante creó la primera escuela del virreinato solo para niñas indígenas.

A partir de aquí, surgieron nuevas escuelas tanto para españoles como para indígenas. El Colegio de San Juan de Letrán fue para indios y mestizos, y La Concepción para mujeres en general.

En 1551 se fundó la Real y Pontificia Universidad de México, bajo la gestión de Juan de Zumárraga, el primer obispo de la diócesis de México. Este también fundó el Hospital Amor de Dios y el Convento de San Francisco, con la primera gran biblioteca del virreinato.

Durante el obispado de este Zumárraga se cuenta la historia de la Virgen de Guadalupe. Resulta que, en diciembre de 1531, un indígena de nombre Juan Diego Cuauhtlatoatzin, vio a la Virgen María en 4 ocasiones, y ésta pedía siempre que le dijera a Zumárraga que le construyera un templo allí, en el cerro de Tepeyac. Zumárraga no le creyó, y Juan Diego volvió a hablar con la virgen, y le dio como prueba unas rosas que solo crecían en Castilla, y que se las llevara. Cuando Juan llegó ante Zumárraga, en el ayate o manto donde las transportaba, se imprimió la imagen de la virgen.

Así, el obispo, ahora convencido de la veracidad del relato, construyó un templo a la Virgen de Guadalupe y, según cuenta la leyenda, en los siguientes 5 años, más de 8 millones de indígenas se convirtieron al cristianismo.

Este fenómeno de las vírgenes se extendió por toda la América virreinal, y aparecieron otras como la Virgen de Chiquinquirá en Colombia, la de la Caridad del Cobre en Cuba, la de Coromoto en Caracas, etc.

Es curiosa la historia de los Niños Mártires de Tlaxcala. El primero fue Cristóbal, hijo de un cacique de la zona. Se convirtió al cristianismo, a su padre esto no le moló, y lo molió a palos y lo lanzó a una hoguera, aunque fue rescatado por su madre, pero murió poco después. Antonio y Juan también eran otros niños indígenas cristianizados que fueron a predicar por Oaxaca, rompieron varios ídolos, y un par de nativos cabreados los mataron con macanas.

Como ya conté anteriormente, Nuño de Guzmán conquistó casi 1/3 de lo que hoy es México, y fundó el Reino de Nueva Galicia, territorio dentro del Virreinato de Nueva España y que comprendía los actuales estados de Jalisco, Aguascalientes, Colima, Nayarit y Zacatecas.

Gobernó con violencia y mala baba; maltrató indígenas y vendió a muchos como esclavos. Ante esta situación, el Virrey Mendoza le sometió a juicio de residencia en 1538, y acabó en una cárcel de Castilla hasta su muerte.

De todas formas, la crueldad de Nuño en el gobierno de Nueva Galicia fue la causante de la llamada Guerra del Mixtón, que duró de 1540 a 1542. En esta guerra, diversas tribus nómadas llamadas genéricamente chichimecas, se levantaron contra el dominio español de aquel territorio. Serían grupos como los caxcanes, los zacatecos, los guachichiles, los coras, los tecuexes o los guamares.

Los españoles fueron expulsados de ciudades como Tlaltenango, Juchipila y Zacatecas, y el virrey Mendoza comenzó a organizar un ejército con aliados tlaxcaltecas, huejotzincas, cuauhquechultecas, mexicas, xilotepecas, chalcas y acolhuas.

Justo en Ciudad de México estaba el famoso Pedro de Alvarado, gobernador de Guatemala, y decidió unirse a esta expedición. Sin embargo, durante una batalla, un caballo le cayó encima y le reventó las costillas, y acabó muriendo. Alvarado digo, no el caballo.

A la muerte de Alvarado, su esposa Beatriz de la Cueva fue nombrada Capitana General de Guatemala, siendo la primera mujer en ocupar un puesto gubernamental en la América hispánica.

Sin embargo, la mala suerte hizo que dos días después de asumir el cargo, una lluvia torrencial combinada con un terremoto provocase la rotura del cráter del volcán de agua, que estaba lleno de agua, y que inundó y sepultó la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, provocando muchísimos muertos, incluyendo a Beatriz. La capital se tuvo que reconstruir en otro sitio, el Valle del Panchoy. En esta Antigua Guatemala se levantó la Audiencia de los Confines, en 1542. De todas formas, 200 años después otro terremoto obligaría a trasladar la capital.

Poco después, el líder rebelde caxcán Francisco Tenamaztle, señor de Nochistlan, puso en sitio la ciudad de Guadalajara. A pesar de la inferioridad numérica, las tropas del gobernador Cristóbal de Oñate lograron repeler el ataque.

Las plazas tomadas por los nativos fueron cayendo una a una, hasta que solo quedó una fortaleza en el cerro del Mixtón, que fue tomada en 1542. Tenamaztle y otros nativos rebeldes que quedaban vivos huyeron al norte, y durante los siguientes 10 años siguieron realizando incursiones de guerrilla. Al final, Tenamaztle se entregó en 1551 a las autoridades españolas, y acabó en Valladolid trabando amistad con Bartolomé de las Casas y defendiendo la causa indígena.

Por cierto, una historia curiosa es que, en 1531, un indígena otomí de nombre Conín fue convertido al cristianismo por los españoles y fue bautizado como Fernando de Tapia. Este obtuvo permiso de la Corona para establecer una pequeña aldea de tropas otomíes y chichimecas para defender la frontera, y ese lugar luego se convertiría en Santiago de Querétaro. Su hijo mestizo Diego de Tapia gobernó la localidad con el título de capitán general, y pasó a formar parte de la nobleza novohispana, y hasta el rey Felipe II le otorgó su propio escudo de armas.

El virrey Mendoza gobernó Nueva España durante 15 años. Veamos rápidamente algunas cosas importantes que hizo.

En 1535 fundó la Casa de la Moneda de México, donde se empezaron a acuñar monedas de plata y cobre. También estableció la primera imprenta de América, siendo el primer libro publicado “Breve y compendiosa doctrina cristiana en lengua mexicana y castellana”, obra del obispo de México Juan de Zumárraga.

En 1539 ocurrió la ejecución en la hoguera de Carlos Ometochtzin. Este tipo era un noble indígena de Texcoco que intentó forzar a María, la esposa del tlatoani anterior, ya que esperaba casarse con ella y ser nombrado tlatoani de Texcoco.

Sin embargo, la familia de la chica le denunció ante los españoles, y fue el obispo Juan de Zumárraga quien decretó esta ejecución, no solo por lo de la chica, sino también por venerar todavía a diferentes dioses prehispánicos y hacer rituales rarunos.

El problema es que esto fue un escándalo para las autoridades españolas, y también para la Inquisición, la cual aun no estaba asentada en América… y echaron la bronca a Zumárraga porque él no tenía autoridad para enjuiciar a los nativos, y mucho menos para quemarlos.

Este caso hizo que se redactara muy bien el alcance de la jurisdicción que la Inquisición tendría en América, y se decretó que los indígenas quedaban fuera, pues eran todavía neófitos, y que al no tener la fe católica lo bastante arraigada, no podían ser considerados responsables de herejías.

El virrey Mendoza también financió expediciones para explorar Baja California, teniendo que luchar contra tribus belicosas como los cochimis, los pericues y los guaycuras.

Otra a destacar fue la expedición de Francisco Vázquez de Coronado para encontrar la ciudad perdida de Cíbola y las 7 Ciudades de Oro. De esta interesantísima expedición ya hablé en este video. Coronado no encontró ninguna ciudad mítica, pero sí unos nativos a los que llamó pueblo, pues eran sedentarios y construían poblados de barro. Y más adelante serán importantes.  

Tiempo atrás ya hablé de la fallida expedición de García Jofré de Loaísa, de 1525, en la cual también estaban de marineros Juan Sebastián Elcano y un jovencísimo Andrés de Urdaneta. El objetivo era colonizar las islas Molucas. Salieron de La Coruña, pasaron por el Cabo de Hornos, pero pronto Loaisa murió enfermo, Elcano igual, se les hundieron varias naves, y Urdaneta acabó de piloto al mando de Alonso de Salazar. Tuvieron que volver a España dando la vuelta al mundo en un durísimo viaje que duró casi una década, y solo sobrevivieron 24 hombres.

Al mismo tiempo, Cortés envió a su primo Álvaro de Saavedra, a buscarles, y fue otro fracaso. Lo único relevante de su viaje es que descubrió Hawai, llegando allí 2 siglos y medio antes que el capitán James Cook.

Encontraron a la expedición de Loaisa, pero Saavedra palmó en el océano intentando volver a América, y el resto de la tripulación fue encarcelada por los portugueses.

En 1542 se volvió a intentar llegar hasta la Especiería, con la expedición de Ruy López de Villalobos, que fue un nuevo fracaso.

Sus navíos atravesaron el Pacífico y llegaron hasta el archipiélago de San Lázaro, es decir, las Filipinas, que fueron llamadas así por él en honor al príncipe Felipe, quien luego sería rey.

La corona española quería tomar el control de estas islas para poder acceder al comercio con China y Japón. El problema eran los portugueses, ya que según el tratado de Zaragoza, aquel territorio les pertenecía.  O no, lo cierto es que había algo de lío con el tema de las Filipinas.

El caso es que tuvieron un enfrentamiento con los lusos en las Molucas y los marineros acabaron encarcelados. Villalobos murió en una prisión portuguesa en la isla de Amboina, aunque varios marineros lograron escapar, como Guido de Lavezaris.

Mendoza también fundó nuevas ciudades (Guadalajara en Jalisco… Valladolid en Michoacán, actualmente Morelia… y Mérida, en Yucatán). Aparte realizó muchísimas obras públicas por todo México, como edificios gubernamentales, parques, colegios, la ya mencionada primera universidad, puertos, aduanas y fortificaciones.

Y aunque procuró que no hubiese maltrato a los indígenas, este virrey tuvo que derogar las Leyes Nuevas temporalmente, debido a las protestas de los encomenderos. Esto evitó que estallaran revueltas violentas como en el Perú. De todas formas, esta derogación hizo que Bartolomé de las Casas le excomulgara, aunque esto no tuvo mucha repercusión.

Bartolomé también participó en 1544 en la paz entre españoles y mayas quekchíes en la región de Tuzutlán, que luego sería llamada la Vera Paz, en Guatemala. El líder maya, Juan Matalbatz, fue bautizado y viajó a España a entrevistarse con el emperador Carlos, quien le nombró gobernador de sus territorios.

Por otro lado, en 1547, murió Hernán Cortés, quien en sus últimos años había estado intentando reclamar el gobierno de Nueva España al emperador Carlos I de España y V de Alemania. No lo consiguió.

En 1547 comenzó una nueva guerra en el centro norte novohispano: la Guerra Chichimeca. Resulta que los españoles acababan de descubrir que en la zona existían minas de plata, en Zacatecas concretamente. Eso era muy golosón, así que el territorio tenía que ser conquistado.

Y pensaron que vencer a los belicosos chichimecas sería sencillo, pues eran tribus nómadas, que iban casi desnudos, y sus armas eran muy rudimentarias. Pues los cabrones acabaron siendo muy duros de vencer, y este conflicto se extendería durante 50 años, duró hasta el año 1600.

Y es que los chichimecas eran unos guerreros muy fieros, usaban arcos muy potentes, conocían muy bien el terreno, y también controlaban la guerra psicológica, ya que despellejaban y torturaban mucho a los prisioneros antes de matarlos.

Esta guerra tuvo lugar en el territorio conocido como la Gran Chichimeca, o El Bajío, y sus protagonistas fueron los indígenas Zacatecos y Guachichiles principalmente. Fue una guerra larga y sangrienta, pero muy intermitente. No había batallas en campo abierto, sino pequeñas incursiones, ataques a caravanas comerciales, asaltos a pueblos españoles y cosas así. Para protegerse, los españoles fueron creando por la zona los presidios.

Estos presidios eran básicamente fortificaciones usadas para el acuartelamiento de tropas. Estaban provistos de muros y fosos, y dentro del recinto se incluían viviendas, capillas, graneros y huertas. Estos presidios fueron clave para la colonización del norte. Destacan de esta época el de San Miguel el Grande, Lagos, Celaya, Aguascalientes y León.

Un personaje que destaca en esta época es Nicolás de San Luis Montáñez, un guerrero descendiente de los reyes toltecas y pariente de Moctezuma II… que se alió con los españoles y luchó contra los chichimecas. Y derrotó a uno de los caciques chichimecas más fuertes: Maxorro. 

Otro conflicto de estos años fue el de los cimarrones de Santo Domingo, es decir, negros esclavos sublevados por los malos tratos y el trabajo extenuante en las plantaciones. Destaca la rebelión de Sebastián Lemba, que huyó con otros esclavos a las montañas y combatió durante 15 años a las autoridades españolas. En 1547 fue capturado y ejecutado.  

También destaca la Rebelión del Negro Miguel, de 1552 en el valle de Nirgua, en Venezuela. Miguel era un esclavo negro que escapó con otros compatriotas y se unieron a los indios jirajaras. Juntos crearon el Reino del Negro Miguel, y estuvieron aislados una temporada, hasta que el conquistador Diego de Losada les reprimió brutalmente y puso fin a su reinado.

Este Diego de Losada, por cierto, fundó la ciudad de Caracas en 1567. Años antes también había fundado Nueva Segovia de Barquisimeto junto a Juan de Villegas, y conquistó muchas zonas de lo que hoy es Venezuela, enfrentándose a las tribus caribes, lideradas por el cacique Guaicaipuro. En esa zona del norte de Venezuela, Los Teques, existían valiosas minas de oro, que acabaron en manos españolas hacia 1568, cuando Guaicaipuro fue derrotado.

En 1550, el virrey Antonio de Mendoza dejó el cargo para pasar a ser, sus últimos dos años de vida, virrey del Perú. Le sustituyó en el cargo Luis de Velasco, quien reinó 14 años. Y fue el primer virrey en vivir en el Palacio Virreinal o Palacio Real de México.

Velasco reactivó las Leyes Nuevas, de manera que la encomienda siguió existiendo, pero solo por dos vidas, y vinculada al pago de un tributo por parte del encomendero.

Luis de Velasco también ayudó a los nativos a defenderse judicialmente de los abusos de algunos de estos encomenderos. Se cuenta que Velasco liberó 15.000 nativos esclavizados ilegalmente, urbanizó poblados y realizó importantes obras públicas.

Aún así, como digo, el régimen de la Encomienda siguió existiendo un tiempo más, junto con el cuatequil, que era como la mita del Perú, donde los nativos tenían que servir de forma rotatoria en los trabajos que les encargasen, y generalmente de forma forzada.

De todas formas, los encomenderos y algunos conquistadores se enfadaron con el gobernador, a quien veían más preocupado por el buen trato al indio que por los intereses de los españoles, y en esos años ocurrió una conspiración encabezada por los hermanos Alonso y Gil González Dávila, quienes decidieron proponer a Martín Cortés “el mestizo”, el hijo de Hernán Cortés, como nuevo virrey. Todo esto fracasó, y los hermanos acabaron ejecutados, mientras que Martín fue torturado para arrancarle la confesión, pero más tarde fue exonerado y acabó exiliado en España.

Allí se casó con la noble Bernardina de Porras y tuvieron un hijo llamado Hernando. 

Al mismo tiempo, el religioso avilés Vasco de Quiroga comenzó la evangelización de los nativos purépechas, en la zona de Michoacán. Primero fue visitador y más tarde obispo de Michoacán. Desde la época de Nuño de Guzmán, los purépechas estaban bastante cabreados, pero Quiroga logró pacificarlos a todos sin violencia, y se ganó su respeto. Entre ellos fue conocido como Tata Vasco.

Vasco decidió conservar parte de la organización política tarasca pero integrar algunos cabildos españoles. También ayudó a los nativos a especializarse en profesiones, haciendo que muchos michoacanos pudieran desarrollar empresas familiares de artesanía.

También fundó el pueblo-hospital de Santa Fe de la Laguna y el Colegio de San Nicolás Obispo, antecedente de la Universidad de Nicolaíta.

Ahora pasemos a hablar del conquistador vasco Francisco de Ibarra. Este exploró la zona más al norte de Zacatecas, luchó contra tribus de la zona, y fundó asentamientos. Así, en 1554, Ibarra fundó el Reino de Nueva Vizcaya, con capital en Durango, y comprendía más o menos, los actuales estados de Durango y Chihuahua, fundamentalmente.

Esta conquista fue posible gracias a contingentes indígenas, que fueron esenciales en el mantenimiento de las fronteras durante esta época.

En 1558, el emperador Carlos la palmó. En realidad, ya llevaba retirado unos años, pero el caso es que el nuevo rey de España pasó a ser su hijo Felipe II.

Ahora pasemos a Yucatán. Durante los años 50, el religioso Diego de Landa, quien hablaba muy bien el maya yucateco, tuvo mucho éxito evangelizando a la población nativa. Fundó el Santuario de Nuestra Señora de Izamal, y se ganó el respeto de muchas tribus cuando, tras una época de malas cosechas, repartió maíz entre pobres, tanto indígenas como españoles.

En 1565 se creó la Capitanía General de Yucatán, con capital en Mérida. Esta capitanía fue fundada a partir de las conquistas capitaneadas por Francisco de Montejo y su familia. No fue una conquista completa ya que todavía quedaron reductos de mayas itzáes hasta 1697, siendo el más famoso el de Tayasal, a orillas del lago Petén Itzá.

El control de la zona tampoco fue especialmente efectivo hasta mucho después. Por ejemplo, el pueblo de Maní se sometió voluntariamente a los españoles, por lo que tuvieron privilegios y les dejaron a su bola, pudiendo controlar sus tierras. Eso sí, tuvieron que permitir la construcción de la Iglesia-convento de Maní, un hospital y una escuela para la evangelización.

El problema es que un día, los españoles se enteraron de que en Maní, los indígenas habían crucificado a un niño, parece que fruto del sincretismo con el cristianismo. Y también encontraron numerosos ídolos llenos de sangre, relacionados con sacrificios humanos, generalmente de niños robados a otras tribus.  

El religioso Diego de Landa tuvo que ir allí a investigar y a poner orden. En el auto de fe de Maní, de 1562, 30 caciques fueron torturados y procesados, y también fueron incinerados cientos de imágenes de culto y objetos sagrados. Este hecho está considerado como la persecución de idolatrías más cruel de la América Hispánica.

Esto, lógicamente, provocó muchísimas protestas, tanto de nativos como de españoles que no aprobaban los métodos de Landa y que temían una rebelión de los yucatecos. Por ello, el primer obispo de Yucatán, Francisco de Toral, quitó a Diego de Landa de en medio, le envió a España para que lo juzgaran, mientras él trataba de calmar las aguas en la zona, algo que finalmente logró.

Tras estos hechos, la zona volvió a la normalidad. Un fenómeno religioso que ocurrió mucho entre los mayas fue la aparición de cofradías, sobre todo en zonas rurales. Se trataba de una hermandad de devotos nativos que mezcló el santoral católico (la virgen, los santos patrones, los mártires, los ángeles) con muchos ritos y dioses prehispánicos, creando un sincretismo cultural y religioso bastante curioso.

Esto ayudó a la evangelización, a la cohesión social de estos grupos, y a que gran parte de los mayas conservaran muchas de sus señas de identidad.

Estas cofradías fueron instrumentos clave para el desarrollo de la vida cristiana a nivel popular, ya que se hacían muchas actividades comunitarias: obras educativas, misas, atención a enfermos, organización de funerales etc.

Esto también se extendió mucho por Nueva España y por el Perú. Ahí vemos, por ejemplo, que la festividad del Corpus Cristi en Perú tiene similitudes con la celebración incaica del Inti Raymi, en la que se adoraba al sol. Como ya veremos, en general, en el Perú, perduraron muchos cultos a divinidades lugareñas vinculadas a la tierra y a las tareas agrícolas.

En 1565 también pasó otra cosa importante. El explorador guipuzcoano Miguel López de Legazpi, conquistó Guaján, o isla de Guam, y las Islas Marianas. Luego llegó a Samar, en las Filipinas. Allí fue de isla en isla, haciendo pactos con los nativos y fundando asentamientos.

Fue una conquista relativamente pacífica, ya que Legazpi evitaba el enfrentamiento inútil siempre que era posible, poniendo por delante la vía diplomática. Como con el cacique Cicatuna de la isla de Bohol. Más tarde, en Cebú, fundó San Miguel, el primer asentamiento español en el archipiélago.   

Por cierto, en esta expedición participó como piloto Andrés de Urdaneta, quien había logrado volver a América gracias al pago de un rescate que hizo el rey a los portugueses.

En este archipiélago existían diferentes reinos peleados entre sí. Por ejemplo, tenemos el Reino de Tondó, el Rajanato de Cebú, el Sultanato de Maguindanao, o el Sultanato de Sulú. Aunque la primera gran conquista fue la de la isla de Luzón, al norte.

Legazpi tuvo la ayuda de su nieto, Juan de Salcedo, y de Martín de Goiti, ambos nacidos en México. Los tres se aliaron con el rey Lakandula de Tondó, que eran hindú-malayos, para expulsar a los musulmanes de la isla de Luzón, y juntos se enfrentaron a Tarik Sulayman, quien regía el lugar como rajá de Macabebe por orden del Sultanato de Brunei. Tras la Batalla de Bangkusay, de 1571, el tipo este fue derrotado.

Gracias a esto, los españoles tomaron el control del lugar y se creó la Capitanía General de las Filipinas. También se incluía dentro de esta capitanía a la isla de Palaos, las islas Marianas incluyendo a Guam, y las Islas Carolinas. Todo esto, se integraría dentro del Virreinato de Nueva España.

Se cuenta que Juan de Salcedo mantuvo una relación amorosa con la princesa Kandarapa de Tondó. Su historia es un poco como Romeo y Julieta. Legazpi no quería que estos dos acabaran juntos porque eso podría joder sus pactos pacíficos con los jefes de Tondó, y le dijeron a la chavala que Salcedo se había casado con otra tía. Kandarapa se lo tomó dramáticamente y se suicidó. Salcedo por su parte, murió poco después enfermo tras una batalla contra los musulmanes de Ilocos. 

Tanto Salcedo como Goiti fundaron poco después la moderna ciudad de Manila. Esta ciudad se convirtió muy rápido en un centro de comercio con el Sudeste Asiático, China y Japón. Allí se comerciaba con porcelanas, sedas y maderas, y la fama de Manila se propagó rápidamente por los alrededores. Sin embargo, pronto llegarían nuevos problemas.

En 1574 tuvo lugar la Batalla de Manila, en la cual, un número muy pequeño de españoles y aliados locales se enfrentaron a una fuerza de 3000 piratas chino-japoneses dirigidos por Limahon. Goiti acabó muriendo, pero Salcedo y Guido de Lavezaris, quien era el nuevo gobernador de Manila tras la muerte de Legazpi, lograron repeler el ataque. Estos piratas se retiraron a Pangasinán, Salcedo fue a por ellos y logró capturar a Limahon.

Esta captura posibilitó las primeras relaciones políticas de España con la corte de la China Ming. Es famosa la embajada del misionero agustino y astrónomo Martín de Rada, ocurrida al año siguiente. Rada fue quien propuso años después a Felipe II la Empresa de China, un plan para conquistarla creando una coalición de españoles, portugueses, filipinos y japoneses… pero el rey lo vio inviable y pasó del tema.

Hablando de aventuras navales, es necesario contar que las carabelas y las naos fueron poco a poco haciéndose más grandes, y estos barcos grandes creados por los españoles fueron llamados Galeones. La idea era combinar la capacidad de carga de la nao con la maniobrabilidad de la carabela, y usar estas embarcaciones para el comercio interoceánico. Y muchas de ellas irían bien protegidas por filas de cañones. Pronto, este diseño fue copiado por ingleses y por otras potencias europeas.

Y de estos galeones surgirían los Navíos de Línea, más grandes y con más potencia bélica.

Aquí es importante hablar del tema del Galeón de Manila, o Nao de China, o Galeón de Acapulco, una serie de barcos que oficialmente eran los únicos que podían comerciar entre Filipinas y Nueva España. Este servicio fue creado por el marinero y fraile guipuzcoano Andrés de Urdaneta, quien viajó a Filipinas junto a Legazpi, y que en 1565 descubrió este tornaviaje gracias a la corriente de Kuroshio.

Esta lucrativa ruta comercial funcionó regularmente durante el periodo virreinal, pero era bastante larga, se tardaba como 2 meses en la ida a Manila, y 3 en la vuelta hasta Acapulco.

Aparte estaba la Ruta del Galeón, o Carrera de Indias, que conectaba América con España, y que llevaban regularmente remesas de plata, oro, esmeraldas, perlas y otros bienes. Una ruta salía desde Veracruz, y otra desde el Callao, junto a Lima, que hacía una parada en Panamá. Desde allí, como no existía el canal de Panamá, se tenía que llevar todo por tierra hasta Portobelo, que daba al Caribe. Se volvía a cargar en barco, y la mercancía pasaba por Cartagena de Indias, Santa Marta y Santo Domingo, y ya sí, a cruzar todo el Atlántico.

A su vez, en 1565, Pedro Menéndez de Avilés fue enviado a La Florida para echar a los franceses de allí, quienes habían construido el Fuerte Carolina, o Fort Caroline, su primera colonia en la costa este americana. Avilés y sus tropas arrasaron el sitio, y cerca de allí fundó San Agustín, el primer asentamiento estable de los españoles en el territorio de Florida.  

Por estos años comenzó la piratería por el Caribe. Piratas y corsarios franceses asaltaron algunas poblaciones del virreinato, como Jacques Sorés, que saqueó Cuba en 1554… y Martín Coté, que tomó Cartagena de Indias en 1560.

Asaltar ciudades a cambio de un rescate estaba bien, pero mejor era asaltar barcos hasta el culo de plata, y también el negocio del contrabando. Eso sí, si te pillaban, te esperaban muchos años en una prisión chunga.

En 1565, se fundó el Reino de Nueva Navarra, con capital en Arizpe. Ocupó los actuales estados de Sonora y Sinaloa. Realmente este territorio primero fue llamado Sonora y Sinaloa, y el nombre de Nueva Navarra fue bastante posterior, puesto por misioneros jesuitas en honor a San Francisco Javier, quien era navarro.

En 1566, fue nombrado nuevo virrey Gastón de Peralta, que solo duró un año en el cargo. Suya es la Ordenanza del Marqués de Falces, que establecía un área de protección a la tierra de los nativos, y que se considera un precedente del futuro Fundo Legal.

El siguiente virrey fue Martín Enríquez de Almansa, y duró 12 años. Durante su mandato, en 1571, se creó formalmente el Tribunal del Santo Oficio, es decir, de la Inquisición, siendo el primer inquisidor Pedro Moya de Contreras, quien luego sería virrey.

Almansa permitió la entrada en América de nuevas órdenes religiosas. Los Hospitalarios levantaron el Hospital de San Hipólito, y los jesuitas el Colegio de Pátzcuaro en 1574.

También en estos años se comenzó a edificar la Catedral de México, una de las obras más sobresalientes de la arquitectura hispanoamericana, y que integraba diferentes estilos, como gótico, barroco, neoclásico y churrigueresco. El templo se sitúa cerca de donde estuvo el templo mayor de Tenochtitlan.  

En Veracruz se empezó a construir el Fuerte de San Juan de Ulúa, para proteger el puerto del ataque de piratas. Es famosa la Batalla de San Juan de Ulúa ocurrida en 1568, una batalla enclavada en el contexto de una guerra comercial con los ingleses de la reina Isabel I. El puerto fue atacado por los corsarios John Hawkins y Francis Drake, y ambos fueron derrotados. Se dice que, debido esta derrota, Drake comenzó a tenerle muchísima tirria a España.

Uno de los grandes problemas de Ciudad de México, la capital del virreinato, era que en época de lluvias no paraba de inundarse, y aquí empezaron una serie de obras para desecar el Lago de Texcoco. No sería una tarea fácil y esto llevaría mucho mucho tiempo.

En 1576, el virrey Almansa construyó diversos hospitales para atender a enfermos, pues una nueva epidemia comenzó a matar a miles de ciudadanos, tanto españoles, mestizos como indígenas. Esta fue la epidemia de Cocoliztli, de 1576, una enfermedad de momento desconocida, aunque algunos dicen que pudo ser un brote de salmonella entérica, pero no se sabe bien.  

En el año 1578 estalló la Guerra hispano-bruneana, entre Castilla y el Sultanato de Brunei, por el control de Filipinas. Los españoles y sus aliados filipinos asaltaron la capital de Brunei, Kota Batu, pero tuvieron que pirarse de allí por un brote de disentería.

También son famosos los Combates de Cagayán, en 1582, en los cuales las tropas españolas al mando de Juan Pablo de Carrión, apoyadas por filipinos y por tlaxcaltecas, tuvieron que luchar contra piratas japoneses, los llamados piratas wako.

Algunos de estos piratas wako eran ronin, es decir, samuráis sin señor, quienes solían acabar como líderes, aunque la mayoría eran piratas normales.

Los españoles también incursionaron en otras islas del Sudeste Asiático, como en el norte de Taiwán o en la isla de Ternate, en las Molucas. Esto cabreó al Sultanato de Ternate y comenzó una pequeña guerra por estos territorios.

El nuevo virrey fue Lorenzo Suárez de Mendoza, famoso por haber instituido el Consulado, un tribunal para regular el comercio. Luego le siguió como virrey Pedro Moya, anteriormente inquisidor general.

En 1582, el rey Felipe II permitió al portugués Luis de Carvajal y de la Cueva fundar el Nuevo Reino de León, o Nuevo León, en honor al antiguo Reino de León, y que tuvo su capital en Monterrey, ciudad fundada en 1596 por Diego de Montemayor. Este reino comprendió los actuales estados de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila.

También en ese año, Puerto Rico se separó de la capitanía de Santo Domingo y creó la Capitanía General de Puerto Rico, liderada por Diego Menéndez de Valdés, aunque seguiría dependiendo de la Real Audiencia de Santo Domingo.

En el 85, Álvaro Manrique de Zúñiga fue nombrado nuevo virrey.

El tipo tuvo que enfrentarse a los constantes ataques de corsarios ingleses, y es que, el mismo año de su llegada, había comenzado la 1ª Guerra Anglo-Española, que duró entre 1585 y 1604. Durante esta guerra ocurrió, por ejemplo, la pérdida de la Armada Invencible, o la Grande y Felicísima Armada, aunque España pudo recuperarse y salir bien parada en el Tratado de Londres.

De todas formas, durante este conflicto, entre 1595 y 96, Francis Drake y John Hawkins atacaron diferentes asentamientos del Caribe. Les fue tan mal que ambos corsarios acabaron palmando. Y en 1598, el corsario George Clifford logró ocupar Puerto Rico durante unos meses, hasta que le echaron.

El siguiente virrey fue Luis de Velasco, hijo del anterior Luis de Velasco, y fue virrey de Nueva España 2 veces, y virrey del Perú una.

Aunque dio mucha caña a los chichimecas en la conquista del norte de México, también, al igual que su padre, defendió sus derechos. Dejó a muchos misioneros católicos que viajaran al norte a lograr una conquista pacífica de los nativos, y estos crearon las primeras misiones. Los franciscanos se encargaron de Nueva Vizcaya, mientras que los jesuitas de Sinaloa y Baja California.  

El virrey Velasco embelleció la ciudad de México todo lo que pudo, y abrió el parque de la Alameda Central, ya que comprendió la importancia de que los pobladores de la capital tuvieran un lugar para salir, pasear y todas esas cosas. Tener un punto de encuentro social era fundamental para crear comunidades. Este está considerado el jardín público más antiguo de América.

También Velasco decidió poner fin a la Guerra Chichimeca. La estrategia fue enviar a los Indios de Paz, nativos como tlaxcaltecas y purépechas ya evangelizados, para que parlamentaran con los chichimecas. A cambio de alimentos y materiales, acordaron una rendición negociada, y este conflicto fue poco a poco apaciguándose.

Entre 1593 y 1597, los españoles se metieron en otra guerra en el Sudeste Asiático: La Guerra Hispano-Camboyana. Resulta que el rey de Tailandia o Ayutthaya, de nombre Naresuan, invadió Lovek, la capital camboyana, y el rey de allí, Satha I, pidió ayuda a España. Así pues, tropas españolas, junto a filipinos y mercenarios japoneses, se metieron en el Reino de Camboya a luchar contra los tailandeses. Pero todo fue un fracaso, y en 1599, Camboya acabó bajo el poder tailandés.

En el 95 llegó al poder virreinal Gaspar de Zúñiga, conde de Monterrey.

Durante su mandato, las tropas españolas y sus aliados indígenas ascendieron por el río Bravo, o Río Grande, y ocuparon los territorios del actual estado de Nuevo México, en lo que hoy es Estados Unidos. Esta expedición fue liderada por Juan de Oñate, y su objetivo era encontrar alguna de las 7 legendarias ciudades de oro, pero nunca aparecieron.  

De todas formas, se fundó la gobernación de Santa Fe de Nuevo México, que ocupó zonas de Nuevo México, Texas, Colorado, Kansas o Oklahoma. Su capital fue San Juan Pueblo y después Santa Fe. Desde aquí comenzaría la evangelización de los indios pueblo.

Otras expediciones fueron, por ejemplo, las de Sebastián Vizcaíno, que se recorrió todo el litoral californiano y fundó puertos como La Paz y Ensenada, y llegó a San Diego, nombre puesto en honor a su barco, y hasta la Bahía de Monterrey, nombrada así en honor al virrey, quien era conde de Monterrey. La ciudad de Monterrey, en Nuevo León, también fue nombrada por esto mismo.

Y en honor a Sebastián Vizcaíno existe el Desierto de El Vizcaíno o Reserva de la biosfera de El Vizcaíno, un área natural protegida situada en Baja California, con pinturas rupestres y un santuario de ballenas.

El virrey Gaspar de Zúñiga evitó que muchos ricos propietarios explotaran a los nativos en las minas. También agrupó a los indios nómadas que vivían en el norte de México en poblados, pero conservando el derecho sobre sus tierras.

Por su defensa ante encomenderos españoles, caciques indígenas y defensa ante tribus rivales, muchos de los indígenas del territorio novohispano le consideraron como su “benefactor”, y cuando en 1603, este virrey dejó su cargo y partió hacia el Perú, fue despedido por una comitiva de indios llorando por su partida.

Y hasta aquí la historia del Virreinato de Nueva España en el siglo 16. En el siguiente capítulo toca viajar al Virreinato del Perú.