¿Cuándo la gente empezó a creer en dioses? Una pregunta a la que nadie puede dar una respuesta precisa. Es probable que la creencia en dioses fuese algo intrínseco a la forma de entender el mundo de los primeros humanos. Todo aquello que no entendían podía ser considerado un dios: el sol, la luna, las estrellas, el río o el fuego. Ya vimos cómo estos elementos fueron venerados en Mesopotamia como dioses, a los que dieron forma humana. En el Antiguo Egipto pasó algo muy similar. Durante la época predinástica comenzaron a divinizar al sol, pero también a los animales que más les aterraban. Horus, Anubis, Sobek… Vestigios de los dioses gobernantes de otro tiempo, un Tiempo Primero al que ellos llamaban Zed Tepi.
Según el mito de la creación del mundo, al principio sólo existía un océano infinito llamado Nun, que contenía todos los elementos del universo. No había más, ni cielo ni tierra. Y mucho menos, humanos. Y de pronto, de ese caos, nació Amón o Ra, depende de la época, el sol. De su aliento salió el aire, Shu, y de su saliva la humedad y la lluvia, Tefnut. Y tras eso hizo emerger de entre las aguas un montículo al que llamó Egipto.
Mientras Ra creaba animales y plantas, Shu y Tefnut follaban espiritualmente y engendraron a Geb, la tierra; y a Nut, el cielo. Estos dos comenzaron a copular, de ahí que el folleteo entre hermanos estuviera bien visto en este lugar, y como a Nut le iban las posturas un tanto especiales se quedó como la bóveda celeste. Sus hijas serían las estrellas. Ra le ordenó a Shu que les separase, que tanto incesto le daba cosica, y eso intentó poniéndose entre ambos. Así se creó la atmósfera. Pero Nut estaba preñada ya, y Ra la prohibió tener hijos en los 360 días del calendario. Thot, dios de la sabiduría y la escritura, quería ayudar a su hermana, y retó a Jonsu, dios lunar, al senet. El ganador ganaría tiempo. Y eso ganó Nut, 5 días para tener 5 nenes y un calendario de 365 días. Y Jonsu quedó tan jodido con la derrota que solo podía brillar por completo una vez al mes.
Ra había creado el sol y tras eso comenzó a recorrer el cielo con él, y por la noche, Nut se lo tragaba y Ra continuaba su viaje por debajo, por el inframundo, el duat, y así todos los días, aunque después se hizo hombre y gobernó directamente sobre los humanos. Un día cogió uno de sus ojos y lo dejó en la tierra para vigilar a su progenie, pero cuando el ojo volvió vio que había otro ojo en Ra, y este se puso a llorar y de ahí salieron los hombres y las mujeres. Estos humanos comenzaron a representar a este dios como un hombre con corona, como un halcón o como un escarabajo pelotero porque según ellos las bolas de mierda eran como el sol que empujaba todos los días.
Los hombres decidieron que comparar a su dios con un insecto arrastrador de bolas de mierda no era veneración suficiente, así que comenzaron a construirle templos en la ciudad de Heliópolis, la ciudad del sol, llamada así por los griegos. En ella había un obelisco que simbolizaba el túmulo de la creación, el benben. En la cima se posaba el Bennu, el ave de Ra nacido de su fuego, que sería conocido por los griegos como Ave Fénix. Por otra parte, tiempo después, cuando los egipcios trasladaron la capital de su reino a Menfis, apareció otro dios que se hizo muy conocido: Ptah.
El cachondeo de los humanos hacia Ra llegó a tal punto en el que este dios envió a su hija Sekhmet a destruirles. La muy salvaje se pasó cuatro pueblos y Ra decidió perdonar a los humanos y convertir a Sekhmet en Hathor, diosa de la dulzura y el amor.
Fue en Abidos donde comenzaron a adorar el que se convertiría en el dios más popular del Antiguo Egipto, especialmente por su mito: Osiris. Osiris, hijo de Geb y Nut, era el dios de la vegetación, de la agricultura y de la fertilidad. Su cara era verde, igual estaba enfermo el pobre, aunque decían que era porque el verde era el color de los brotes, de la regeneración de la vida.
Osiris tenía un hermano, Seth, que como ya conté, y a raíz de este mito, se convirtió en un ser malvado. Tenía también dos hermanas, Neftis e Isis, con quien se casó. Y fruto de esta unión nació Horus. Se cree que la diosa Hathor antes hacía el papel de Isis, que era una diosa muy secundaria hasta mucho tiempo después, y cuando el mito de Osiris ganó relevancia cambiaron.
Osiris gobernaba el mundo de los hombres y Seth estaba celoso, porque le había tocado gobernar el yermo desértico, así que decidió cargarse a su hermano. Primero le metió en un sarcófago y más tarde le partió en 14 trozos y los tiró al Nilo. Isis lloró mucho y de sus lágrimas nació el Nilo. Pero ella no iba a rendirse, iba a encontrar todos los trozos y devolverle a la vida. Y todo eso con la ayuda de 7 escorpiones. Al final encontró todos los trozos menos uno, su polla, pero usando uno que fabricó de oro y un poco de magia, sobre su cuerpo concibió a Horus.
Este dios con cara de halcón acabaría vengándose de Seth, su tío. Durante esta lucha, Horus perdió un ojo, que encontró más tarde gracias a Thot, el dios de la escritura. Este ojo, o símbolo llamado oudjat, representa la victoria del bien sobre el mal y para los egipcios era un talismán de protección muy importante. Y también se convirtió en símbolo de la luna igual que el ojo de Ra en símbolo del sol. Además, Horus acabó reemplazando a Ra como dios de la tierra de Egipto. ¿Cómo? Pues resulta que había una forma de obtener los poderes de Ra, y era sabiendo su nombre secreto, que todos tenían uno. Isis, para conseguirlo, creó un animal con una baba de Ra, la cobra, que mordió a este dios y le hizo caer envenenado. Isis se ofreció a curarle a cambio de su nombre secreto y Ra acabó por contárselo. Y con ello, Horus se convirtió en el primer hombre-dios, primer faraón y los hombres y estos comenzaron a rendirle culto en la ciudad de Hieracómpolis. Ra, recuperado, volvió al cielo con su sol y su barca voladora.
Osiris, por sus partes, acabó momificando y convertido en dios de los muertos y de la vida eterna. Y el tío ascendió, o más bien descendió, y acabó de juez del inframundo. Con Osiris como juez del inframundo también tenemos a Anubis, el chacal, el dios egipcio de los muertos. Su papel era velar por la momificación y se dedicaba a acompañar a los muertos en su tránsito hacia el juicio por las 12 regiones de ese duat. Era un viaje lleno de peligros, pues habitaba Apofis, el mal hecho serpiente que quería destruir la barca de Ra y joder a todo el mundo. Eso sí, las cobras eran un símbolo de resurrección, llamado uraeus, y animal protector de los faraones. En este inframundo, Osiris ponía el corazón del difunto en una balanza con una pluma que representaba el Maat, el orden, el equilibrio. Si el corazón era más ligero que la pluma, superabas la prueba e ibas al aaru, el paraíso, donde te esperaba la vida eterna. Si no, el tipo era arrojado al Ammyt, una especie de… Sarlacc.
Y aquí llegamos a las momias, concretamente a la más famosa. La del faraón Tutankamón y su maldición. Fue en 1922 cuando el egiptólogo Howard Carter descubrió la famosa tumba en el Valle de los Reyes, que había estado escondida durante 3000 años. Derribaron una pared y allí estaba, con sus tesoros y sus mierdas, intactas. El misterio viene cuando las personas que habían visitado su tumba comenzaron a palmarla. El primero fue Lord Carnarvon, el que financió la expedición. Cuatro meses después del descubrimiento le picó un mosquito y al cortase la picadura mientras se afeitaba se le infecto y a tomar por culo. Además se dice que justo cuando murió hubo un apagón general en El Cairo.
Su hermano, Audrey Herbert, también presente en la tumba, la diñó de forma inexplicable al llegar a Londres. De igual forma, el que derribó el muro cayó fulminado. El tipo que radiografió la momia de Tutankamón enfermó y murió dos meses después. La secretaria de Howard Carter tuvo un infarto y fuera. Finalmente, un profesor canadiense que estudió la tumba murió de infarto cerebral. También es cierto que Carter y un montón de gente de la expedición vivió muchos años. Pero aquí no acaba la cosa.
En los sesenta, muchas de las piezas halladas en la cámara de Tutankamón fueron de tour por Museos de Europa, y algunos directores de estos museos murieron poco después de aprobar los traslados. Incluso los aviones que transportaron los restos sufrieron alguna avería. La última víctima de esta maldición podría ser el actor británico Ian McShane, que tuvo un accidente de tráfico mientras rodaba una peli sobre esta maldición. Afortunadamente solo se rompió una pierna. Parece ser que la teoría de la maldición es cosa de la prensa, aunque desde hace tiempo se viene especulando sobre un hongo mortal que podría haber crecido en las tumbas cerradas, y al abrir la tumba podría haber infectado a la peña.
Y de maldiciones pasamos a libros sagrados. Volvemos a la Biblia y a referencias a otras religiones. En Mitos y Leyendas 1 hablé de cómo muchos mitos sumerios podrían haber sido adaptados por los hebreos durante su destierro en Babilonia para crear el Antiguo Testamento. Pero es muy probable que en este best-seller también haya algunas influencias de la mitología egipcia. Veamos una teoría de un alejandrino residente en Andalucía llamado Robert Bauval que es bien interesante.
Los egipcios estaban obsesionados con las estrellas, como cualquier pueblo que hubiese vivido en aquella época. Al haber contaminación cero se veían tremendamente bien. Una constelación que les llamó mucho la atención fue el Orión, nuestro cazador. Ellos relacionaban el cinturón de Orión con Osiris. También creían que la estrella de Sirio, la más brillante del firmamento, era Isis (representada con jeroglífico Sopdet). La aparición de Sirio en el horizonte se llama la salida heliaca, tenía lugar durante el solsticio de verano (20 de junio), y marcaba el año nuevo egipcio y el comienzo de la inundación del Nilo. Y con ello, vuelta a empezar del ciclo vital de renacer y remorir, de cosechar, plantar y abonar. Esto ocurría después de estar 70 días desaparecida del cielo, el paso de Isis y Osiris por el duat, que coincide con el tiempo que duraba el embalsamamiento. Era como un luto de los egipcios, que esperaban la resurrección de su dios. Esto me suena a Mesopotamia. ¿Os acordáis? Dumuzi e Inana. Los egipcios, con el rollo de la momificación básicamente repetían lo que había hecho Isis con su amado Osiris. Y hasta le ponían un pene de mentira y le colocaban apuntando hacia esta estrella.
En Giza hay tres pirámides bastante grandes. Dos están alineadas y la otra está un poquito suelta. Sus caras dan con una precisión de la hostia a los puntos cardinales, en una época en la que no existían. A Bauval se le ocurrió comparar Orión con la posición de estas pirámides y se dieron cuenta de que coincidía pero no ahora, sino en la posición en la que estaban hace 5000 años. Y no es la única pirámide de esta gente que coincidía con el firmamento. Lo tenían todo calculado estos cabrones. Incluso los cuatro conductos internos de la pirámide de Keops, que se piensa que eran respiraderos, apuntan a estrellas como Orión, Sirio, La Osa Menor y Alpha Draconis, que era la estrella polar de la antigüedad, que marcaba el norte, porque la Tierra tiene un movimiento de su eje como si fuera una peonza, la precesión, y eso hace variar nuestro punto de vista del firmamento cada 25.000 años, el año platónico lo llaman. Bueno, el caso es que, como ya he dicho, apuntaban a las momias hacia Sirio con ese pene de mentira con la intención de que la estrella les fecundara y Horus pasase al nuevo faraón. En resumen, que las pirámides serían un modelo en la tierra de por donde iban a viajar los muertos.
Con el paso del tiempo, por Egipto pasaron griegos, romanos, judíos… Y los dioses fueron cambiando. Osiris, junto a Apis, parece que se convirtió en Serapis a través del sincretismo durante el periodo helenístico, y su culto se expandió por toda Europa. Fue en Alejandría, durante el siglo II después de cristo, donde comenzó un culto llamado Gnosticismo, donde las personas se comunicaban con los dioses directamente, sin intermediarios como Sacerdotes, a saber qué coño tomaban. Este culto es como el culto greco-egipcio pero cristianizado. Un proto-cristianismo místico e introspectivo que usaba diversos símbolos de la religión egipcia.
En el Nuevo Testamento tenemos cosas como los tres magos siguiendo la estrella del oriente, probablemente referido a las tres estrellas del cinturón de Orión, es decir, Osiris, siguiendo a Isis, que sería Sirio. Tras 3000 años de rotaciones y mierdas, Sirio ahora aparecía en el solsticio de invierno, por el 25 de diciembre, y no en el de verano. Cuando la estrella saliese, significaría que Horus ha nacido de Isis. La idea de Jesús y la madre sagrada, María, fue escrito por San Mateo en la ciudad de Alejandría, con la intención de que los egipcios se adaptasen más fácilmente a esta nueva forma de pensar. Y San Mateo no fue el único evangelista que pasó por Egipto. San Marcos, el autor del Evangelio de San Marcos, fue el fundador y el primer obispo de la Iglesia de Alejandría. Para Bauval estaban intentando vender la nueva religión. Otra cosa que pudieron adaptar fue el Ankh, la cruz ansada, símbolo de la vida para los egipcios que pasó a ser una cruz para los cristianos. Y es curioso que uno de los símbolos para representar a Osiris fuese una cruz.
En el año 325 después de cristo, durante el Concilio de Nicea, en Turquia, Constantino I y la Iglesia se reunieron para ver qué coño hacían con la religión, porque vale, el cristianismo había sido desprohibido, pero entre los cristianos había muchas divisiones, así que decidieron crear un dogma unitario para evitar estos roces. Hablaré de esto más adelante, pero a los Gnósticos les dieron bien por el culo. A ellos y también todo lo que fuera pagano. El Templo de File a Isis, fuera. El culto a Serapis, su templo y la Biblioteca de Alejandría a la hoguera. Esto es lo que se ve en la película de Ágora, de Alejandro Amenábar.
¿Será verdad que muchos de los símbolos cristianos de la actualidad vienen del Antiguo Egipto? ¿Desde la cruz cristiana y el ankh, la virgen María y el niño como Isis y Horus, la Resurección de Cristo como un Osiris que vuelve a la vida, Seth como Satán, juicios con balanzas (pintura juicio vall de ribes), los Reyes Magos como Orión o todos los obeliscos que hay repartidos por el mundo? Es tremendamente difícil probar todo esto, pero siempre nos quedará la imaginación. Finalmente hubo un grupo amante de esta tradición tardo-egipcia que pareció esquivar esta represión cristiana y llegar a nuestros días. Fue el Hermetismo, que daría lugar a muchas corrientes ocultistas decimonónicas, como es la masonería. Se cree que Napoleón, que viajó a Egipto junto con la primera gran expedición científica, era francmasón. El tipo se metió en una pirámide y cuando volvió salió aluciando, no se sabe qué vio allí dentro, pero desde luego le cambio la vida. Se cree que Napo y sus seguidores petaron la capital francesa de referencias a estos dioses: construyeron los Campos Elíseos alineados con Sirio, obeliscos con estrellas, pirámides como la del Louvre… e incluso el nombre de París era antiguamente llamada Parisis, cerca de Isis.