Japón Feudal: Periodo Kamakura y Restauración Kenmu

La siguiente historia tiene lugar entre el año 1185 y el 1336

JAPÓN 4: JAPÓN FEUDAL – PERIODO KAMAKURA

En el año 1185 comienza la historia del Japón Feudal. Van a ser 7 siglos en los que Japón va a estar regido por gobiernos regionales de guerreros que luchan por el poder, invasiones exteriores y una creciente influencia de la religión, en este caso, budismo. Salvando las distancias, es una época algo similar a la Edad Media europea.

PERIODO KAMAKURA (1185-1333)

Tras la gran victoria del clan Minamoto sobre el Clan Taira en la Guerra Genpei, Minamoto no Yoritomo consolidó su poder en Japón. Gobernó el territorio con el beneplácito del emperador Go-Toba, quien le nombró shogun, y así se creó el 1º Shogunato o bakufu.

Como ya expliqué en vídeos anteriores, antes de esto ya hubo algunos shogunes, abreviación de Sei Taishogun, o “generales pacificadores de bárbaros”, pero sólo tenían el poder militar en los territorios fronterizos. Ahora también tendrían poder político y estos shogunes serían los auténticos gobernantes de Japón. Bueno, no siempre, ahora lo veremos.

La corte imperial de Heian-kyo, ciudad ahora llamada Kioto, mantendría sus funciones burocráticas y religiosas, pero básicamente estuvo de florero durante muchos siglos.

Minamoto no Yoritomo quería alejarse de esta corte todo lo posible, y puso su capital en Kamakura, en la región de Kanto, donde estuvo su centro de poder durante la Guerra Genpei. Por ello, este 1º periodo del Japón Feudal se llama así, Kamakura.

Vamos a hablar de cómo cambió el sistema político. El Ritshuryo propio de los periodos Nara y Heian, caracterizado por su centralismo, o intento de centralismo, dio paso al Shogunato, que era un régimen militar donde el shogun reforzó la vasallización de unos señores feudales llamados Gokenin, entre los cuales elegía a gobernadores provinciales, llamados Shugo, más conocidos como Daimios. Cada uno de estos administraba su propio territorio con ejército propio y leyes propias. Eran muy autónomos. Y los mejores guerreros de estos feudos, si luchaban bien, serían recompensados por el shogun con su propio terreno, ya fuera expropiando a un derrotado o conquistado en las tierras del norte.

Los Minamoto gobernaron de forma efectiva sobre Kanto y Kioto, pero en el resto de territorios, los señores feudales podían hacer lo que quisieran siempre y cuando le fueran fiel y pagaran sus impuestos a su Jito, que era como un recaudador. No todos fueron fieles. Por ejemplo, los Fujiwara controlaban el norte de forma independiente, aunque por poco tiempo.

Minamoto no Yoshitsune, el hermano de Yoritomo, era un héroe debido a su victoria en Dan-no-ura. Minamoto lo veía más como un rival político y trató de cargárselo. El líder del clan Fujiwara, Fujiwara no Hidehira, quien controlaba el norte de Honshu, le acogió y le protegió de su hermano.

Sin embargo, Hidehira murió en 1189, y su sucesor, Yasuhira, decidió traicionar a Yoshitsune para ganarse el favor del shogun. Yasuhira fue a capturar a su huésped y Yoshitsune huyó a los brazos del emperador enclaustrado Go-Shirakawa. Después, Yoshitsune y Yasuhira tuvieron la oportunidad de leches en la Batalla del río Koromo, o Koromogawa, de 1189. Fujiwara no Yasuhira venció y Minamoto no Yoshitsune murió poco después de la batalla, quizás herido o quizás haciéndose un sepuku.

A partir de las Guerras Genpei, el sepuku o harakiri, un suicidio rajándose las tripas, se hizo bastante común en el mundo samurái.

Fujiwara no Yasuhira había ganado y buscó la amistad de Yoritomo. Sin embargo, éste le dijo que ya tenía amigos de sobra y se lo cargó para conquistar todo su territorio, y eso significó el fin del clan Fujiwara del norte.

Minamoto no Yoritomo murió en 1199. Le sucedió como shogun su hijo Minamoto no Yoriie, pero era menor de edad, así que su familia le quitó el poder y sus poderes fueron asumidos por un Consejo de 13 ancianos. El líder de este consejo, el shikken, o regente, fue su abuelo materno Hojo Tokimasa.

Esto es importante porque a partir de aquí, el clan Hojo obtuvo el poder real sobre los shogunes Minamoto, que acabaron siendo marionetas igual que el emperador. Por cierto, como curiosidad, el símbolo de la trifuerza del videojuego Zelda está basado en la insignia de este clan.

En 1221 comenzó la Guerra Jokyu. Empezó porque el emperador enclaustrado Go-Toba decidió alzarse contra el shogunato, dirigido por el regente Hojo Yoshitoki. Go-Toba quería manejar las riendas de Japón, pero le salió el tiro por la culata, y acabó exiliado en las islas Oki junto con sus hijos, también emperadores enclaustrados, Tsuchimikado y Juntoku, y también junto al emperador entronizado Chukyo, el moñeco diabólico. Gracias a esta fallida rebelión, se abolió el cargo de emperador enclaustrado y el shogunato ganó aún más poder sobre la corte imperial.

Aparte de esta rebelión, el siglo XIII en Japón fue relativamente tranquilo hasta los años 70. Japón experimentó un periodo de relativa paz, prosperidad y crecimiento demográfico. Se mejoraron mucho las herramientas de cultivo y las técnicas de riego, y el doble cultivo hizo que las aldeas rurales crecieran y produjeran mucho más alimento.

El 3º regente, Hojo Yasutoki, estableció el Consejo de Estado, o Secretaría General (Hyojoshu), con él como presidente. ¿Para qué servía este consejo? Pues iba a ser una administración paralela a la imperial de Kioto para recaudar impuestos, organizar a las fuerzas militares y aplicar justicia.

También se redactó el Goseibai Shikimoku (1232), también llamado Joei Shikimoku o Formulario de Adjudicaciones, un código de leyes militares que se usaba para resolver disputas por tierras y herencias. Estuvo vigente hasta 1868.

Por supuesto, aquí podemos hablar del Bushido, o Camino del Guerrero, el código de honor que regía a los samuráis, o Bushi. En él se habla de 7 virtudes: justicia, coraje, compasión, respeto, honestidad, honor y lealtad. A estos samuráis se les entrenaba en artes marciales y el tiro con arco.

Todavía no usaban katanas como tal, sino uchigatanas, derivadas de la tachi, la primera espada japonesa curva. Antes de eso se usaron las Chokuto, espadas rectas y pesadas, inspiradas en China, y ya en el siglo X surgió la Tsurugi o Ken, con dos filos.

En cuanto a literatura tenemos cuentos como el Hojoki, y poesía como la antología poética Shin Kokin Wakashu. También destaca el Heike Monogatari, que narra la caída del clan Taira con sus guerras y héroes. El género Monogatari sería un equivalente a las epopeyas épicas de caballeros europeos, pero con samuráis.

Hasta aquel momento, el budismo mahayana era una religión extendida entre la élite, pero en estos años muchos monjes predicaron la religión de Buda entre toda la población con doctrinas más sencillas. Algunos monjes famosos de este denominado “nuevo budismo” fueron Shinran, fundador del Jodo Shinshu, o verdadero budismo de Tierra Pura, que decían que la muerte no era el final y los creyentes renacerían en un paraíso. Esta idea hizo a este culto muy popular.

Luego estaba Nichiren, fundador del budismo de Nichiren, de herencia Tendai, y centrado en la fe hacia el Sutra del Loto. Como criticaba a los gobernantes se ganó enemigos poderosos y algunos de sus miembros fueron perseguidos. Finalmente destaca el budismo zen japonés, fundado por Eisai, y centrado más en la meditación más que en rituales rarunos.

Este Eisai estudió en China y a su vuelta tuvo el rechazo de otras sectas budistas de Japón y fue expulsado. Hojo Masako, la viuda de Yoritomo, le acogió y le permitió erigir el Jufuku-ji, el primer templo zen de la isla. Fundó la Escuela Rinzai y su doctrina se extendió muchísimo entre la clase samurái. Muchos guerreros jubilados se solían retirar a estos monasterios budistas, o dojos, para lograr alcanzar la paz espiritual.  

Como ya dije, el siglo XIII fue tranquilo hasta que llegaron los mongoles. Entre los años 1274 y 1281 tuvieron lugar las famosas invasiones de Japón de Kublai Kan. O más bien los intentos de invasión.

En 1274, algunos barcos mongoles pudieron llegar a las islas de Tsushima y de Iki, entre Corea y Japón, y también a la isla de Kyushu, donde lograron desembarcar. Aquí se produjo una batalla en la Bahía de Hakata, la Batalla de Bunei. Los mongoles lograron incendiar la ciudad y luego se retiraron a sus barcos a dormir, pero entonces un potente tifón hundió a gran parte de sus 10.000 barcos. Los japoneses llamaron a estas tempestades milagrosas “kamikaces”, o vientos divinos.

Debido a la invasión del sur de China, Kublai Kan no pudo enviar otra flota hasta 1281. Cuando llegó a Hakata vio que los japos habían levantado una muralla llena de arqueros y eso lo complicó todo. Esa fue la Batalla de Koan. Y todo se complicó aun más cuando llegó otro tifón y arrasó con los barcos coreanos y mongoles. Ese fue el final de los intentos de invasión a Japón.

El videojuego Ghost of Tsushima trata esta invasión. No he jugado, pero me han dicho que, aunque no es especialmente fiel a nivel histórico y muchas armas y armaduras son del siglo XVI, está bastante guay porque puedes cortar a gente en pedazos y acariciar a zorritos.

Los japoneses habían logrado rechazar esta invasión de peña mucho mejor armada y más preparada que ellos. Sin embargo, las fuerzas del shogunato Kamakura quedaron mermadísimas. Resulta que el shogun se quedó sin recursos, y como no hubo ninguna conquista, no pudo recompensar por sus sacrificios a los vasallos, especialmente a la clase samurái, que demandaba tierras propias, como les habían prometido. Pero no pudo ser, y mucha gente acabó empobrecida.

Para complicar más las cosas, en 1293, un fuerte terremoto acompañado por un tsunami destrozó las costas cercanas a Kamakura.

Luego estaba el problema de los ronin. Los ronin eran samuráis exiliados y sin señor feudal al que jurar lealtad. Su daimio les había expulsado por alguna movida, y estos samuráis sin dueño se convertían en mercenarios o en bandidos, y sus tropelías provocaron muchos problemas sociales.

También había unos tipos llamados Shinobis, popularmente conocidos como ninjas. Se trataba de mercenarios entrenados para la guerra sigilosa, y se dedicaban a asesinar, envenenar, espiar o sabotear instalaciones enemigas. Su auge llegaría durante el periodo Sengoku, ya lo veremos en los siguientes vídeos.

Finalmente, también existía un problema de lealtad. Los daimios empezaron a perder confianza en estos shogunes títeres y en sus regentes Hojo. Al igual que los gobernadores del periodo Heian, estos Hojo eran nepotistas, soberbios, poco autocríticos e incapaces de ejercer poder sobre los señores feudales que decidían no pagar tantos impuestos. 

Y llegamos al año 1331, año en el que empieza la Guerra Genko (1331-1333). Este conflicto destruyó el shogunato de Kamakura. Y no fueron los samuráis los que se rebelaron, qué va. Resulta que el emperador Go-Daigo aprovechó la debilidad del shogun y los suyos, y lanzó un ataque contra Kamakura, esperando recuperar su autoridad imperial.

Atacó Kamakura, pero fue traicionado y el emperador se tuvo que refugiar junto con sus monjes guerreros en el castillo de Kasagiyama, situado cerca de Kioto. El ejército del shogun logró capturarle y lo exiliaron a las islas Oki. Después de eso, el shogunato impuso como emperador a Kogon.

El hijo de Go-Daigo, el príncipe Moriyoshi o Morinaga, siguió con la Guerra Genko contra el shogunato, junto con su aliado samurai Kusunoki Masashige. En 1333 su padre Go-Daigo fue rescatado de las islas Oki y todos juntos organizaron un ejército.

El regente Hojo envió contra ellos a su general Ashikaga Takauji, del clan Ashikaga, una rama menor de los Minamoto. Sin embargo, ocurrió algo inesperado. Takauji se pasó al bando del emperador Go-Daigo.

Mientras tanto, las tropas fieles al emperador defendían el castillo de Akasaka de las tropas del shogunato. Y todo parecía ir bien, pero los asaltantes descubrieron el canal subterráneo que abastecía el lugar, y les cortaron el grifo.

Aunque poco después, Masashige obtuvo una gran victoria en su asedio a la fortaleza de Chihaya, situada en el monte Kongo, en la provincia de Kawachi. Los imperiales tiraban a los asaltantes troncos, piedras, aceite hirviendo y todo lo que pillaban, y tras muchos días de lucha, lograron que muchos fieles al shogunato desertaran por agotamiento.

Uno de estos que desertó fue Nitta Yoshisada, una figura clave en la caída del shogunato Kamakura. El tipo se cabreó con los Hojo y decidió ir a saco contra ellos. Comenzó una serie de campañas exitosas y logró llegar hasta la ciudad de Kamakura, la cual conquistó en 1333.

Con esta conquista, los Hojo y los Minamoto fueron expulsados del poder y se acabó el periodo Kamakura. El emperador Go-Daigo volvió a Kioto, y empezó sus tejemanejes para fortalecer su posición, y así comenzó un periodo de 3 años conocido como la Restauración Kenmu (1333-1336).

El problema fue que Ashikaga Takauji vio que el emperador no estaba solucionando nada y decidió rebelarse contra él. En 1336, Go-Daigo fue llevado a Kamakura por el samurái y allí ejecutó a su hijo, el príncipe Moriyoshi. Tras eso, Takauji se unió a señores feudales descontentos y todos juntos vencieron a los clanes leales al emperador, dirigidos por Nitta Yoshisada, en la Batalla de Minatogawa y conquistaron Kioto. Una vez con el poder total, Ashikaga Takauji nombró emperador títere al príncipe Yutahito, o emperador Komyo.

Lo que pasa, es que Go-Daigo huyó de allí y se estableció en una ciudad un poco más al sur, en Yoshino. Aquí comenzó el conflicto de las dos Cortes: la del norte, pro-shogunato, y la del sur, pro-emperadores.

Éste fue el comiendo de una larguísima guerra civil entre estas dos cortes que duró 56 años. Esas fueron las Guerras Nanbokucho. Mientras las dos cortes se daban de leches, Ashikaga Takauji se puso cómodo en Kioto y obtuvo el título de shogun en 1338, con lo que dio comienzo el Shogunato Ashikaga. Su historia la veremos en el próximo vídeo de Historia del Japón Feudal.