Las Guerras Turco-Venecianas hasta Lepanto

La siguiente historia tiene lugar entre el año 1457 y el 1600 d.C.

ITALIA MODERNA 5: LAS GUERRAS TURCO-VENECIANAS hasta Lepanto

Tras conocer las historias de los Medici y los Borgia durante el Renacimiento italiano, ahora nos toca seguir avanzado por la Edad Moderna para saber qué ocurrió en Italia durante los siglos 16, 17 y 18.

LAS PRIMERAS GUERRAS TURCO-VENECIANAS (1457-1600)

Nos toca volver a Venecia. La última vez que hablé de ella nos quedamos a mediados del siglo 15, por 1457, con el Renacimiento empezando a tope y con esta república marítima en la cúspide de su poder.

Controlaban el Véneto y parte de Lombardía, así como varias zonas de la costa dálmata y territorios en el Egeo como Eubea (conocida en aquel momento como el Reino de Negroponte) y la isla de Creta.

Como ya conté, en 1453 el Imperio Bizantino cayó bajo el poder de los turcos otomanos, y ahora sólo quedaban remanentes en la península del Peloponeso, o la Morea, como se llamaba entonces.

En un principio, tanto turcos como venecianos no se llevaban mal, pues eran socios comerciales. Venecia era el intermediario comercial de los turcos con occidente. Sin embargo, ahora, sin el estado tapón que suponía Bizancio, empezaron los problemas. Y es que los otomanos no parecían tener ninguna gana de detener su avance por los Balcanes y por el Mar Egeo.  

Entre 1463 y 1479 se produjo la 1ª Guerra turco-veneciana. Según un historiador griego, esta guerra estalló porque los venecianos se negaron a entregar a los turcos un esclavo albanés huido, aunque existen dudas sobre la veracidad de este hecho.

El caso es que los otomanos empezaron atacando la ciudad de Naupacto, conocida en la época como Lepanto, y luego conquistaron la ciudad de Argos.

Ante este ataque, el papa Pío II formó una liga contra ellos, con Venecia, con el rey de Hungría Matías Corvino, rebeldes griegos y la Liga de Lezhë (lezche), un conjunto de señores feudales albaneses liderados por Jorge Castriota, mejor conocido como Skanderbeg.

La primera fase de la guerra se centró en la Morea y el Egeo, y tras muchos tiras y aflojas, los otomanos fueron ganando terreno. De hecho, en 1470, Negroponte fue tomada por las tropas de Mehmed II.

La segunda fase de la guerra tuvo lugar por la zona de Albania, cuyas fuerzas resistían acaudilladas por Skanderbeg. Aunque resistieron muy bien, llegó una epidemia de malaria y jodió todas sus fuerzas.

Otros que aguantaron fueron diferentes guarniciones venecianas en suelo albanés, como la de Shkodra, o Escútari, al mando de Antonio Loredan. La exitosa defensa de esta ciudad en 1474 convirtió a Loredan en un héroe de guerra.

Sin embargo, tras 15 años de guerra, los venecianos no podían más y se rindieron. En la Paz de Constantinopla, de 1479, los otomanos se quedaron con Morea, Albania y Epiro, y además Venecia cedió a los turcos Negroponte y la isla de Lemnos.

Aunque de lo malo malo, Venecia logró hacerse con el control del Reino de Chipre en 1489, cuando su reina, Caterina Cornaro, cedió todos sus derechos, pues no le quedaba descendencia viva.

Ahora con la paz con los turcos, en 1482, la Venecia del dogo Giovanni Mocenigo se alió con el papa Sixto IV y su sobrino Girolamo Riario (señor de Ímola y Forlí) para conquistar el Ducado de Ferrara de Hércules I de Este en la llamada Guerra de Ferrara, o Guerra de la Sal.

Este nombre le viene porque parece que el detonante fue que los Este empezaron a comerciar con la sal de las salinas de Comacchio (komakio), y eso entraba en conflicto con el monopolio salístico de Venecia.

En la Batalla de Campomorto, de 1482, las tropas papales dirigidas por el condotiero Roberto Malatesta se enfrentaron al ejército del rey de Nápoles Fernando I y a su hijo Alfonso II, duque de Calabria. El bando papal salió victorioso.

Cuando Venecia logró poner en jaque la ciudad de Ferrara, el papa les pidió que paraban. Se dio cuenta de que si Venecia conquistaba Ferrara obtendría la hegemonía del norte de Italia, algo que incomodaba a los Estados Pontificios.

Este conflicto acabó con la Paz de Bagnolo, de 1484. Se levantó el asedio de Ferrara, pero Venecia se quedó con algunas zonas del valle del Po. Esto supuso la mayor extensión de la República de Venencia. Dicen que el papa Sixto IV murió poco después del disgusto.

Por cierto, este Giovanni Mocenigo es el dogo que muere envenenado en Assassin’s Creed II. Le sucedió en el cargo Marco Barbarigo, que duró un año, y después llegó su hermano Agostino Barbarigo, en 1486.

Durante el dogado de Agostino Barbarigo se construyó la imponente Torre dell’Orologio, o Torre del Reloj de la Plaza de San Marcos. También se ampliaron los astilleros de la ciudad con el Arsenale Nuovissimo, con fundiciones, armerías y molinos para elaborar pólvora.

En esa época, el Arte Renacentista fue llegando a Venecia, donde se creó una escuela propia, con artistas como Giovanni Bellini o Giorgione.

En 1494, Agostino Barbarigo se alió con otros estados italianos para expulsar al rey de Francia Carlos VIII, que había decidido intentar invadir la península en la 1ª Guerra Italiana. Tras la Batalla de Fornovo, de 1495, los franceses se retiraron.

Tanto del arte renacentista como de estas primeras guerras italianas ya hablé en estos videos anteriores. Aquí os los dejo.

En 1499 comenzó la 2ª Guerra turco-veneciana, cuando el sultán otomano Bayezid II fue a saco contra la República de Venecia.

La primera gran batalla fue la Batalla de Zonchio, de 1499, una de las primeras batallas navales en las que los cañones empezaron a marcar la diferencia. Se enfrentaron el almirante veneciano Antonio Grimani (futuro dogo) y el corsario turco Kemal Reis, tío paterno del famoso cartógrafo Piri Reis.

Los venecianos fueron derrotados y perdieron su importante base en Lepanto. Esta ciudad se intentó recuperar en la Batalla de Modona, de 1500, pero no hubo manera y perdieron, además de Lepanto, las ciudades de Modona y Corona.

Agostino Barbarigo pidió entonces ayuda a España, y una nueva flota hispano-veneciana comandada por Gonzalo Fernández de Córdoba, es decir, el Gran Capitán, logró tomar la ciudad de Cefalonia, que Venecia retendría hasta 1797.

Sin embargo, Venecia, agotada, firmó un armisticio en 1502, perdiendo Lepanto, Modona, Corona y Durazzo, en la costa albanesa. Sólo conservó Ítaca y Cefalonia.

Durante estos años de guerra, a Venecia le había salido competencia en Italia. Recordemos que esta gente se había hecho rica gracias a producir sedas, brocados, joyas, orfebrería de alta calidad, vidrio, armaduras… eran unos cracks en todo lo artesanal. Sin embargo, algunos estados de la Romaña les estaban quitando cuota de mercado, así que los venecianos, dirigidos por su dogo Leonardo Loredan, aprovechando la muerte del papa Alejandro VI en 1503 (ya sabéis, Rodrigo Borgia), comenzaron a atacar la zona para intentar conquistar algo.

El territorio romañón era técnicamente parte de los Estados Pontificios, y el papa-guerrero Julio II y otros estados vecinos como el Sacro Imperio, Francia o España formaron la Liga de Cambrai en 1508 para combatir a Venecia. Aquí comenzó la Guerra de la Liga de Cambrai.

Fueron 8 años de guerra en los que hubo multitud de cambios de bandos. Un lío de cojones que ya expliqué en un capítulo anterior. En resumen, que Venecia, al mando de Leonardo Loredan, terminó ganando la guerra, y recuperó parte de sus dominios continentales. Aunque quedó tocadísima y ya no se expandió más. 

Además, la Batalla naval de Diu, de 1509, ocurrida en la India entre Portugal y los otomanos y mamelucos, dio a los portugueses el dominio sobre el Océano Índico. Esto les permitió controlar y monopolizar la ruta marítima de las especias, lo que jodería enormemente muchos negocios venecianos, que llevaban siglos forrándose comprando especias en el Egipto mameluco y revendiéndolas por toda Europa.

También, que la Monarquía Hispánica estableciera una ruta comercial con América agravó aún más todos estos problemas.

Por cierto, ¿conocéis el origen de la palabra gueto? Bueno, pues en 1516, hubo una llegada masiva de inmigrantes judíos procedentes de España, y los venecianos los relegaron a vivir en la parte más degradada de la ciudad, barrio que llamaron borgeto, que significa “barrio pequeño”. Ahora llamamos gueto a cualquier barrio con cierta segregación.

En los años siguientes Francia y España se dieron de leches por toda Italia. El dogo Andrea Gritti gobernó 15 años intentando no meterse en más movidas y declarándose neutral. Al final, España se hizo con el control de Nápoles y también con Milán, y pocos estados italianos quedaron fuera del control español.

Entre 1537 y 1540 tuvo lugar la 3ª Guerra turco-veneciana. Esta guerra comenzó porque Francisco I de Francia se alió con el sultán otomano Solimán el Magnífico para que le ayudara a arrebatar Italia de las garras de su archienemigo el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio.

El turco asedió la colonia veneciana de Corfú en 1537, en el mar Adriático, y al año siguiente ocurrió la Batalla de Préveza. Aquí se enfrentaron la flota veneciana y española al mando del genovés Andrea Doria… contra Jeiredín Barbarroja, almirante de la flota turca y virrey de Argel. Los turcos ganaron de forma aplastante.

El papa Pablo III le echó la bronca al rey francés y le dijo que o dejaba de hacer pactos con los otomanos o le excomulgaba. Francisco I le hizo caso y se unió a la liga cristiana para frenar el avance turco.

Tras el Sitio de Castelnuovo de 1539, los turcos obtuvieron una victoria pírrica contra los españoles, y la Venecia del dogo Pietro Lando firmó una capitulación en la que perdieron más territorios de ultramar. Gracias a esto, los turcos obtuvieron la supremacía en el Mediterráneo Oriental.

Estas guerras continuas hicieron decrecer a la población veneciana. A mediados del siglo 16 apenas había remeros para manejar las galeras de guerra, por lo que tuvieron que contratar a dálmatas, cretenses o griegos. Eran marineros libres a los que pagaban un sueldo, pero las dificultades llegaron a tal punto que, para mantener las tripulaciones, los venecianos instauraron el servicio militar obligatorio y hasta encadenaron a los remeros.

La 4ª Guerra turco-veneciana, o Guerra de Chipre, tuvo lugar de 1570 a 1573. El conflicto comenzó cuando el sultán Selim II decidió invadir la isla de Chipre, en poder de los venecianos. La capital Nicosia cayó rápidamente, y la última ciudad, Famagusta, cayó al año siguiente. Gran parte de sus habitantes fueron masacrados, y de los capturados, las mujeres y los niños fueron vendidos como esclavos. Los turcos mataron incluso a los cerdos, considerados impuros por el islam.

Venecia quería luchar por su preciada isla, y obtuvo el apoyo de la Liga Santa, una coalición de estados cristianos formados por el papa, España, Génova, Saboya, los caballeros de Malta, el Gran Ducado de Toscana y otros estados italianos como Parma y Urbino.

En este contexto ocurrió la famosa Batalla de Lepanto, de 1571, en la cual, la flota cristiana destruyó a la otomana. En esta batalla combatieron personajes como Juan de Austria, mediohermano del rey Felipe II de España, junto con Álvaro de Bazán, Sebastiano Venier, futuro dogo, Agostino Barbarigo, quien fue mortalmente herido, o Juan Andrea Doria, sobrino de Andrea Doria.  

También en esta batalla luchó un joven Miguel de Cervantes, quien más tarde sería famoso por escribir El Quijote, la obra más destacada de la literatura española. 

Gracias a esta victoria, se reforzó la hegemonía cristiana en el Mediterráneo Occidental, dominado sobre todo por España. Mientras que el Mediterráneo Oriental quedó en manos otomanas.

La victoria fue la leche, pero la alegría no duró mucho. Los otomanos reconstruyeron sus fuerzas navales y tras varias batallas más lograron que Venecia se rindiera en 1573 y les cediera Chipre y 300.000 ducados como indemnización.

Las últimas dos décadas del siglo 16 fueron más o menos pacíficas para Venecia. El dogo Pascual Cicogna es famoso por haber reconstruido el Puente de Rialto en piedra, diseño de Antonio da Ponte, y es el que podemos ver actualmente.

En 1577 Andrea Palladio construyó la Iglesia del Redentor, en la isla de la Guidecca, al sur de Venecia.

El famoso pintor veneciano Tiziano murió por estas fechas, haciendo destacar más a Tintoretto, representante del estilo manierista y cuyo arte ya entroncaba con el barroco. Lo dicho, si queréis saber más del arte renacentista id a estos vídeos de aquí.

EL SIGLO DE LOS GENOVESES (1528-1600)

Ahora pasemos a la República de Génova, que controlaba toda la costa de Liguria y la isla de Córcega. En el último capítulo relacionado con Génova nos quedamos por la época de Andrea Doria. Este tipo fue un importante almirante de la flota Genovesa desde 1512. Primero se enfrentó a los franceses que habían invadido Génova en aquel tiempo, quienes tenían una guarnición en la fortaleza de la Briglia, a la entrada del puerto genovés. Doria logró destruirla y poco a poco fue recuperando Génova.

En 1522, ahora el que tomó Génova fue el emperador Carlos, que dominaba España y el Sacro Imperio. Andrea Doria se pasó al bando francés contra los españoles, pero al enterarse de varias conspiraciones de los gabachos en su contra, decidió ponerse al servicio del poderoso emperador Carlos.

En 1528, España dejó a los genoveses a su bola a cambio de que les prestaran dinero para sus campañas en Italia, y fue así como Génova se convirtió en el prestamista oficial del Imperio Español, algo que llenaría de riquezas a esta pequeña república. Los genoveses prestaban dinero, barcos, armas, transporte y un montón de cosas más, y estos préstamos eran devueltos con la plata y el oro sacado de América.

En 1527, Francisco I rey de Francia tomó de nuevo Génova, pero Andrea Doria logró expulsarle al año siguiente. Los genoveses quisieron nombrar a Doria como su dux, pero este lo rechazó, aceptando a cambio el título de Padre de la Patria. Por su parte, el emperador Carlos le nombró almirante mayor, gran canciller del Reino, Príncipe de Melfi y marqués de Tursi. Y también le cedió el Toisón de Oro, la insignia de una de las órdenes de caballería más prestigiosas de Europa.

Doria pasó prácticamente el resto de su vida combatiendo junto con los hispanos en batallas navales por el mediterráneo oriental contra los otomanos. Uno de sus mayores enemigos fue el corsario turco Barbarroja.

¿Ahora bien? ¿Qué pasó con la República de Génova ahora que volvía a ser independiente tras todos estos años de sometimiento por diferentes potencias?

Doria implantó una serie de reformas políticas para reforzar el gobierno de la república. Creó el Gran Consejo, compuesto por 400 personas influyentes de Génova. Estos eran los encargados de elegir al dux mediante sorteo con bolas de oro, y cuando quedaban seis candidatos se hacía mediante voto. Ahora el mandato del dux no era vitalicio, sino que duraba solo dos años, es decir, que era bienal.

También se creó un Consejo Menor. Estaba formado por 100 nobles. Estos elegían a los diferentes oficiales, que venían a ser como ministros.  

Mientras tanto, el Senado quedó encargado de la administración de Justicia. También elaboraban leyes que tenían que ser aprobadas por el Consejo Menor.

También estaban los cinco síndicos supremos, encargados de que el dux y los demás políticos respetaran las leyes. Estos tenían mucho poder.

En 1591 se ordenó al arquitecto Andrea Ceresola construir un nuevo Palacio Ducal para ubicar todas estas instituciones. Siglo y medio después fue destruido por un incendio y luego ya construirían en palacio que existe actualmente, y que ahora es un museo.

En estas instituciones solo podían formar parte los alberghi, los miembros de las casas nobles, y se dejó a artesanos, mercaderes y otros grupos sociales fuera del poder político. De todas formas, las familias de mercaderes y artesanos más poderosas fueron ennoblecidas, y pasaron a rivalizar con la antigua nobleza de la ciudad.

En 1547, Andrea Doria se enfrentó a un golpe de Estado conocido como la Conspiración de los Fieschi (fieski), aunque el líder de la movida, Giovanni Luigi Fieschi se cayó al mar con armadura y acabó ahogado. Al año siguiente un noble llamado Julio Cybo intentó otro golpe de estado, que también fracasó. Andrea Doria hizo más reformas para estabilizar la república y murió en 1560.

Por 1566, los otomanos arrebataron la isla griega de Quíos a los genoveses, lo que fue un duro golpe para su comercio. Aun así, la república siguió floreciendo bajo el auspicio de la Monarquía Hispánica, y muchos banqueros se hicieron de oro y fueron levantando palacetes por la calle de Strada Nuova.

Las cuatro familias más importantes fueron los Fieschi, que controlaban la Iglesia; los Doria, que controlaban la actividad marítima; y finalmente los Spínola y los Grimaldi, que basaban su poder en los numerosos feudos que poseían. También poseían negocios bancarios, y rivalizaron con familias banqueras alemanas como los Fugger o los Welser.

Otra cosa no, pero por la ciudad había todo el día fiestas y lujosos festivales.

La flota genovesa siguió siendo tremendamente poderosa, y se dedicó a defender el Mediterráneo Occidental del ataque de piratas berberiscos y corsarios otomanos. La cosa se relajó bastante tras la victoria de los españoles en la Batalla de Lepanto, de 1571.

Sin embargo, este “siglo de los genoveses” pronto comenzó a decaer debido a la incapacidad de la corona española, metida en multitud de conflictos, de devolver los prestamos. Pronto lo veremos.