PLATÓN
Un alumno de Sócrates fue un ateniense llamado Aristocles, que más tarde sería conocido como Platón (el de espalda ancha). Estaba muy decepcionado con la política de los 30 Tiranos, pero cuando cayó y la nueva democracia condenó a muerte a su maestro Sócrates le hizo cagarse en todo. Platón acabó en Sicilia en la corte del rey Dionisio I de Siracusa y estuvo a punto de ser vendido como esclavo a Egipto, pero le salvaron y le dieron mucha pasta, con eso fundó una escuela filosófica llamada la Academia.
Para Platón existían dos mundos: uno inteligible, el mundo de las ideas, solo alcanzable por medio de la razón, donde las cosas se muestran como realmente son; y uno sensible, con cosas que podemos ver a través de los sentidos, copias imperfectas del mundo de las ideas. Este pensamiento es conocido como Idealismo Platónico. Un ejemplo. Sabemos qué es un perro y qué no a pesar de que hay muchas variedades, porque todos comparten la característica de “canicidad”. Para Platón todos tenemos en mente la idea de perro ideal, su forma pura, que está en ese mundo de las ideas.
Lo mismo pasa con el cuerpo y alma. Para Platón, el ser humano estaba compuesto por un Alma eterna e inmaterial y por su prisión, un Cuerpo, material y corruptible. Y la unión entre ambas se producía de forma accidental.
La cosa es, ¿cómo podemos conocer la verdad de las cosas? A través de la abstracción. ¿Y qué coño es eso? Bueno, Platón dice que el alma, antes de quedar atrapada en el cuerpo, ya conoce todas las ideas porque ha estado en ese plano de la existencia antes, pero que olvida todo cuando nacemos. A través de un proceso llamado Reminiscencia, que requiere del uso de la razón, las personas comenzamos a recordar esas ideas en las constantes del mundo sensible.
Platón explica que para conocer las ideas hay que ascender a través de 4 categorías de conocimiento. La imaginación (Eikasia) y la Creencia (Pistis) se sustentan en la realidad sensible, por lo que ese saber no es demasiado fiable. Estas dos categorías forman lo que llamó la Opinión (Doxa). Una vez atravesamos el umbral de los dos mundos tenemos el Razonamiento (Dianoia), que nos permite conocer algunas ideas, como las relacionadas con las matemáticas. Ya se considera un nivel de conocimiento superior, pero el nivel máximo de conocimiento se da con la Intuición (Noesis), solo posible de alcanzar a través de la dialéctica. Estos dos niveles son el Conocimiento verdadero o ciencia (Episteme).
La fuerza que lleva a este conocimiento de lo suprasensible es el Amor. El amor platónico que se dice, que no es más que la forma más absoluta de amor, no a nada físico ni material, sino de lo metafísico, de la idea pura del bien. Y este Bien va a ser la idea suprema del mundo de las ideas, que rige a todas las demás, por eso es tan importante.
Platón intenta explicar todo esto a través del Mito de la Caverna. Dice que los humanos vivimos en ese mundo sensible, de apariencias, donde solo vemos las sombras de figuras proyectadas sobre una pared y las interpretamos como la realidad auténtica. Pero solo es una sombra de lo real. La única forma de conocer verdaderamente las cosas es salir al exterior de la caverna, donde ese Bien supremo es representado por el Sol. Platón añadía que lo más seguro es que esa revelación nos volviese locos.
Con esto Platón justificaba los cambios del mundo sensible, donde todo es relativo y hasta los sentidos podían engañarnos, mientras que lo eterno e inmutable era el mundo de las ideas. La pregunta ahora es, ¿de dónde ha salido la materia? ¿Quién ha creado el mundo? Para Platón existía una especie de dios hacedor, moldeador de materia, el llamado Demiurgo. Lo que hacía era coger materia primigenia del universo y tratar de hacer copias de las ideas, aunque no le salían perfectas nunca.
Cuando morimos, el alma se libera de esa prisión material llamada cuerpo. Platón entendía la muerte como algo bueno, como llegar a conocer lo real, mientras que veía a la vida sensible como una preparación. En su mito del carro alado, Platón compara el alma humana con un carro tirado por dos caballos y conducidos por un auriga. Uno de los caballos representa la parte concupiscible y otro la irascible, y el auriga representa a la razón, y su labor es conducir a los dos corceles, cada uno yendo a su puta bola, hacia la iluminación. ¿Cómo? Pues haciendo que cada parte actúen mediante su virtud. A esta armonía entre las 3 partes Platón la llamó Justicia.
Probablemente la obra más célebre de Platón fue La República. En ella cuenta que la virtud del estado y de las personas es actuar conforme a la naturaleza y los principios de justicia. Platón ideó una organización social en base a nuestra parte predominante, y para ello creó 3 estamentos, que coinciden con las partes del alma: los gobernantes, que gobiernan con sabiduría (racional); los guardianes, que defienden al Estado con valor (irascible); y los productores, comerciantes y campesinos, cuya templanza es clave para evitar que los primeros estamentos se olviden de sus funciones (concupiscible). Su idea de política era bastante totalitaria: clases fijas, buena educación sólo para la 1º clase, el arte prohibido y también la familia. Los hijos pasaban a ser parte del estado. Así veía el mundo.
También decía que la mejor forma de gobierno es la Aristocrática o la Monarquía, el gobierno de los mejores, los más preparados e inteligentes. Pero si el gobernante gobernaba mal se podía caer en la timocracia, o gobierno del honor y valor, dominado por la clase militar; luego esto podía degenerar en una oligarquía, basada en la riqueza. Era una minoría ambiciosa quien gobernaba; A Platón no le gustaba nada esto y decía que el mal menor era la democracia, en la que cualquiera puede legislar y mandar, lo que acabaría en desorden. Para cerrar este ciclo, finalmente llegaría la tiranía, que transformaría el caos de la democracia en orden otra vez, pero prescindiendo de las leyes y de la libertad de la gente.
ARISTÓTELES
Aristóteles nació en Estagira en el año 384 a.C. en una familia de médicos macedonios. Con 17 años se mudó a Atenas y fue alumno en la Academia de Platón. En aquellos años el mundo griego comenzó a levantarse contra los Macedonios, que se estaban haciendo poderosos, así que Aristóteles decidió viajar a lugares más tranquilos, como Mitilene, en Lesbos, donde realizó grandes investigaciones en el ámbito biológico y zoológico. Allí comenzó a elaborar una clasificación de la flora y fauna a través de sus características. Para ello creó el 1º sistema formal de la lógica: el silogismo. Y también creó 10 categorías para clasificar el ser de todo.
En el 343 a.C. el rey macedonio Filipo II le invitó a hacerse cargo de la educación de su hijo Alejandro Magno; y casi una década después volvió a Atenas y fundó su escuela, el Liceo, en una casita en el bosque. Sus alumnos fueron llamados los Peripatéticos, porque Aristóteles daba clase paseando. Tocó muchos temas: habló de política, de ética, de metafísica y también de poética. El primer libro que te dan para aprender de guión de cine es el de McKee, pero el segundo es la Poética de Aristóteles.
Aristóteles estuvo muy influenciado por las ideas de Platón, su maestro, pero se alejó de él en muchos aspectos. Mientras que su maestro fue influenciado por las ideas abstractas de las mates, Aristóteles era de padres médicos, su enfoque era más observacional, más biológico. Él sí se fiaba de los sentidos, y que con ellos se podía llegar a esa esencia eterna e inmutable de las cosas. Y por supuesto, no es algo innato que luego recordamos como decía Platón, sino que depende de nuestra experiencia.
Es lo que se llama la Tábula rasa. Cuando nacemos somos una pizarra en blanco y a través de los sentidos vamos aprendiendo. A medida que vemos ejemplos de las cosas, como del bien, vamos aprendiendo en qué consiste el concepto de Justicia.
Para Aristóteles esa esencia se llama Sustancia Primera (ousía). Pero las cosas también tienen Accidentes, los rasgos que forman la apariencia de las cosas. Lo no esencial, vamos. Esas pequeñas diferencias entre una misma cosa. ¿Y de qué está hecha esa Sustancia? Aristóteles habla de 4 causas para poder explicar la existencia de todo. Una causa material (¿de qué está hecho algo?); y una causa formal (¿qué forma tiene? Sería lo que define a esa cosa, lo que te convierte en un ser único) Estas dos causas explicarían las cosas estáticas (Hilemorfismo). Para él, el cuerpo es nuestra materia y el alma nuestra forma, porque es lo que nos define. Además el alma es una entelequia, porque no cambia (no tiene potencialidad) y es un fin en sí misma, ya es perfecta. Pero eso sí, lo que no es es inmortal.
Luego habla de dos causas más, relacionadas con el movimiento: una causa eficiente (¿cómo existe algo? ¿qué puede llegar a ser?); y una causa final (¿para qué sirve? Para Aristóteles todo tiene una finalidad) (Teleología). Sobre el movimiento habla del Acto, lo que es algo actualmente; y la Potencia, las posibilidades que puede llegar a ser potencialmente. Por ejemplo, una semilla será en potencia un árbol. La cuestión siempre será… ¿quién permite o mueve estos cambios?
Aristóteles hablaba de Dios, pero no como un ente creador, sino como una inteligencia, el Primer Motor o Motor Inmóvil, y luego diversas inteligencias inferiores, que eran las encargadas de mover las 55 esferas que rodeaban a la Tierra. Para él, la Tierra era el centro de todo. A eso se le llamó Geocentrismo. El caso es que ese motor inmóvil sería la causa primera de todos los cambios accidentales del mundo sensible.
Pasemos ahora a lo que dice de la Ética. Aristóteles define la vida humana como una cadena de fines. Cuando una persona completa una meta, eso le lleva a querer otra, y así siempre. Sin embargo, sí que hay un fin último: la Felicidad (Eudaimon). La ética para Aristóteles va a ser eso, la búsqueda de esa felicidad. Esta no va a ser ni el dinero, ni el honor, ni los placeres inmediatos, porque dependen de otros. La única cosa que podemos hacer por nosotros mismos es razonar, ser sabios y racionales. Hay que saber combinar sabiamente la contemplación, los bienes externos y la virtud.
Además añade que para ser virtuosos tenemos que habituarnos a hacer el bien, y también dejar de pensar tanto en el yo y pensar más en el nosotros, en toda la gente, en el Bien Común. Ese es el camino a la felicidad, un mundo donde todos somos felices. Bueno, también es cierto que Aristóteles defendía la esclavitud y consideraba a la mujer inferior al hombre.
El caso es que dice que somos seres que necesitamos crear lazos sociales. Es de esto de donde este filósofo va a construir su idea de Política. Para él, el Estado es necesario para que la gente pueda vivir bien. Y aquí la clave es la Justicia, cuyo fin es ordenar la vida social. Decía que la mejor forma de gobierno eran la monarquía (poder ejecutivo), la aristocracia (poder judicial) y la politeia, una especie de timocracia republicana (poder legislativo), todas a la vez; en contraposición de la tiranía, la oligarquía y la democracia, que siempre tiraba hacia la demagogia, que eran caca porque no gobernaban para todos sino para sus intereses ideológicos. Su forma de gobierno favorita era la Politeia, una mezcla entre la democracia y la oligarquía.
A la muerte de Alejandro Magno después de haber conquistado medio mundo, el sentimiento anti-macedonio se hizo cada vez más fuerte en Atenas y Aristóteles tuvo que pirarse cagando leches de allí en el 323 a.C., y vivió en la Calcis hasta su muerte.
LOS HELENÍSTICOS: EPICÚREOS, ESTOICOS Y ESCÉPTICOS
Tras la muerte del Magno llega la época helenística, una época de crisis para el pensamiento, de ruptura de los valores tradicionales griegos. La democracia ateniense se apagaba, y con ello mucha de su libertad, mientras la autoridad macedonia se hacía cada vez más fuerte. Hubo muchas guerras entre los diádocos, los sucesores de Alejandro, pero muchas ciudades prosperaron como hacía siglos que no lo hacían. Algunas fueron Alejandría en Egipto, controlado por la Dinastía Ptolemaica; y más tarde el Reino de Pérgamo y Antioquía, la capital del Imperio Seléucida fundada por Seleuco I en honor a su padre Antíoco.
El director del Liceo, Estratón de Lampsaco, se trasladó a Alejandría a dirigir una nueva institución llamada Museo, un lugar dedicado a las musas para almacenar todo el conocimiento del mundo. Tenía una famosa biblioteca, y también un zoo, un jardín botánico y hasta un observatorio astronómico. Ese lugar sirvió de reunión a científicos de todo el mundo helenístico, e incluso de más allá, para compartir conocimientos. Y el avance en matemáticas (Hiparco de Nicea, Euclides), astronomía (Aristarco), geografía (Eratóstenes), ciencias (Arquímedes) o medicina (Herófilo) fue brutal. Con todo esto la filosofía se volvió más práctica, más cercana al hombre. Una especie de manual de vida para alcanzar la felicidad y el conocimiento.
En estos años vivió Diógenes de Sínope, de quien ya hable en el episodio anterior, cuya filosofía, la cínica, provenía de antiguos discípulos de Sócrates que llevaron su pensamiento hasta el extremo. Proponían alcanzar la felicidad despreciando toda convención social, todo lo material, todo conocimiento y evitando caer esclavos de los placeres. Vivir sin ningún objetivo, básicamente.
En el año 306, un tipo llamado Epicuro fundó una escuela en las afueras de Atenas, La Escuela del Jardín, llamada tradicionalmente. Epicuro trataba de llegar a la felicidad, ¿y como llegar a ella? Pues a través de la ausencia de preocupaciones (ataraxia), especialmente sin el miedo a la muerte; y a través del placer (hedoné, de ahí hedonismo), regido por la prudencia, sin excesos. Ese es el fin humano, vivir una vida tranquila, placentera, sabia, llena de amigos y moderada. Hay tres tipos de placer según el epicureísmo: el placer natural y necesario (comer y beber); el natural pero no necesario (manjares y sexo); y el no natural ni necesario (dinero y poder), y estos no deben ser buscados nunca, y para eso está la prudencia, porque es probable que eso nos cause problemas.
Pocos años después surgió en Chipre una escuela de pensamiento llamada Estoica, creada por un tal Zenón de Citio, que había sido discípulo de Diógenes. Para este filósofo, la ética escondía el camino para que el hombre pudiese alcanzar la felicidad. Al contrario que los epicúreos, creían en el destino, y la felicidad consistía en aceptar ese destino, incluyendo la muerte. Y también decían que ante las pasiones había que ser apático, pasar de esa mierda. Había que ser duros, estoicos, impetérritos. Esta filosofía sería tan popular que llegaría incluso a la Antigua Roma, con pensadores como Séneca o Marco Aurelio, que llegaría a ser Emperador.
Pirrón de Elis fue un tipo que acompañó a Alejandro Magno en sus viajes, y aprendió mucha nueva cultura de los bárbaros, como llamaban los griegos a todo lo que no fuera griego. A su vuelta fundó una filosofía conocida como Escéptica. El escepticismo decía que la felicidad no estaba en la verdad. También que no valía la pena turbarse por nada, y en eso se parecían mucho a los estoicos, pero a diferencia de estos, y esta era su principal crítica, estos justificaban esta apatía en que nada era real, la verdad no existía.
En el siglo II a.C. toda la filosofía griega parecía agotada, y llegó una corriente llamada eclecticismo que lo que hacía era quedarse con lo mejor de todas ellas. Ya no era lo mismo, no había originalidad, era como ver un remake tras otro. Era una época con pocas ganas de innovar. El mundo tendría que esperar más de medio milenio para que llegase un pensador con ideas nuevas: San Agustín de Hipona.