La siguiente historia tiene lugar, entre el año 751 y el 814
Francia Medieval 2 – Los Carolingios – El Imperio de Carlomagno
PIPINO EL BREVE (751-768)
En el anterior episodio vimos cómo el mayordomo de palacio Pipino el Breve había logrado ser coronado rey del Reino de los Francos tras expulsar al último rey merovingio en el año 751. Con él dio comienzo la dinastía carolingia.
En esos años el Papa Esteban II estaba acojonado por el avance de la tribu de los lombardos, quienes habían logrado conquistar todo el norte de Italia. Pidió ayuda al emperador Constantino V, pero las relaciones entre la Iglesia de Roma y el Imperio Bizantino no pasaban por sus mejores momentos. ¿Recordáis todo el tema de la Iconoclasia y la destrucción de símbolos e iconos por parte de la dinastía isáurica? Pues eso. Esteban decidió entonces pedir ayuda a los francos.
Fue hacia el año 756 cuando las tropas francas de Pipino vencieron a los lombardos de Astolfo y les reclamaron los territorios del antiguo Exarcado de Rávena, que pasó a manos del papado en los conocidos Estados Pontificios. Aquí empieza una gran amistad entre los reyes francos y los Papas.
Pipino se metió de leches contra los sajones del norte, conquistó la Septimania del Emirato de Córdoba aliado con los visigodos de la zona, y finalmente, en el año 768, logró hacerse con el ducado independiente de Aquitania tras conquistar Burdeos. El reino estaba otra vez unido pero… justo la palmó ese año. Y como venía siendo costumbre, tocaba repartir el territorio entre sus hijos: Carlomán, y Carlos I, Carolus Magnus, mejor conocido como Carlomagno.
CARLOMAGNO. Primeras campañas (768-790)
Año 768, el reino había sido repartido de esta forma tan extraña entre los dos hermanos, quienes ya desde el principio no se llevaron del todo bien. Sobre todo cuando empezó una rebelión en Aquitania y Carlomán pasó de ayudar a su hermano, como estipulaban las leyes. Parecía que iba a haber hostias, pero por suerte en el 771 murió Carlomán y Carlomagno pudo gobernar en solitario durante casi 50 años.
La familia del fallecido huyó por los Alpes hasta Pavía, capital del reino lombardo, donde fueron acogidos por su rey Desiderio, y éste trató que el papa Adriano I nombrara a los hijos del muerto nuevos reyes francos. Curiosamente, una de las hijas del lombardo era la esposa de Carlomagno, Desiderata, y éste la repudió y aquí empezaron las hostilidades a saco contra los lombardos.
Tras cruzar los peligrosos Alpes y casi morir despeñado, Carlitos logró sitiar la ciudad de Pavía, donde se refugiaba Desiderio, y se hizo coronar con la Corona de Hierro, que usaban los reyes lombardos, y luego simbolizaría el poder del Sacro Imperio. Carlomagno tomó el control de media Italia en el año 774, y más chulo que un ocho, entró en Roma con toda la peña diciendo que querían un hijo suyo o cosas así, y se le nombró protector de los estados papales y del cristianismo en general. Esta alianza le granjeó prestigio y legitimidad. Ahora una de sus misiones sería expandir la fe cristiana por el mundo. O al menos Europa.
Por aquel tiempo se casó con Hildegarda, con quien tuvo 4 hijos varones y 5 mujeres. Aparte tuvo un montón más con otras tías, concubinas sobre todo. No estaba mal visto en la época. Eso sí, Carlomagno fue un tío muy preocupado por la educación de todos sus vástagos, y también por la suya propia. Tenía gran elocuencia, buen humor y aprendió varios idiomas. Para promocionar la cultura y el arte fundó la Escuela Palatina con grandes sabios de la época, como su biógrafo Eginardo o Alcuino de York, su principal enlace diplomático con Britania. A él le debemos la Biblia de Alcuino, de gran importancia pues unificó los diferentes estilos caligráficos de todo el imperio.
Su hijo Pipino sería nombrado rey menor de Italia, mientras que el hermano de éste, Luis I el Piadoso, lo fue de Aquitania. El hijo mayor, Carlos el Joven, quien defendía las fronteras de los bretones, era el que iba a heredar todo, pero ya veréis que no.
Tras todo esto, su siguiente objetivo fue Sajonia, por las zonas de Renania y Westfalia, donde las tribus de los sajones parecían tener ganas de mandanga. Eran muy opuestos a abandonar sus creencias paganas, y Carlomagno se presentó allí y les quemó el Irminsul, un árbol sagrado que adoraban. Se lió pardísima y estuvieron como 30 años dándose de leches de forma muy muy gore.
Durante una de estas campañas llegaron los embajadores musulmanes de Zaragoza y Barcelona a pedir ayuda al franco contra el emir Abderramán I. Carlomagno fue para Hispania para echarle una mano, pero cuando llega el tipo se ve que cambió de opinión y no le dejó entrar en la ciudad. El franco intentó asediar Zaragoza, pero no pudo y del cabreo arrasó Pamplona y se tuvo que pirar. Pero aquí llega lo jodido, y es que volviendo a casita por un desfiladero, le atacaron los vascones por la retaguardia en la mítica Batalla de Roncesvalles (778), en la cual murió su famoso general Roldán. De este hecho saldría una de las más famosas epopeyas francesas del medievo: El Cantar de Roldán.
Este fracaso fue aprovechado por los sajones de Viduquindo, y por el duque de Benevento, para empezar a comerle territorio. Y es que durante la Batalla de Suntel del 782, el ejército carolingio fue rodeado por los sajones y aniquilado prácticamente por completo. Carlomagno, hasta los huevos, se presentó allí y tras varias batallas decapitó a mogollón de cabecillas rebeldes en la llamada Masacre de Verden (783). Christopher Lee sale en un videoclip haciendo de Carlomagno y hablando de esta movida. Abajo os dejo el enlace.
La guerra continuó por dos años más, destacando el asalto de Wittekindsberg, pero al final Viduquindo acabó rindiéndose e incluso bautizándose. A partir de ahí, los demás sajones irían haciendo lo mismo, sobre todo cuando se creó el obispado de Bremen, ciudad que se convirtió en el centro de la cristianización de Europa del Norte.
Las siguientes campañas serían dirigidas contra los bretones de Armórica, contra los lombardos del ducado de Benevento y también contra los bávaros. Baviera llevaba un tiempo siendo un reino vasallo de los francos, y allí mandaba una dinastía de duques llamada Agilolfinga. Tasilón III se ve que ya estaba harto de depender de los francos, así que traicionó a Carlomagno y éste le dio de leches. El bávaro acabó en una prisión de por vida.
CARLOMAGNO. Aquisgrán y feudalismo (790-796)
Hacia el 790 Carlomagno creó una nueva capital desde la que gobernarlos a todos: Aquisgrán, o Aachen en alemán, o Aix-la-Chapelle en francés, situada justo en la frontera entre Alemania, Bélgica y Países Bajos, la cual sería la Roma de la nueva edad. Aunque eso sí, se quedó un poco como la Constantinopla de Aliexpress.
El palacio constaba de una enorme sala de audiencias, o aula regia, con una torre donde se custodiaba el tesoro y un recinto que servía de alojamiento de monarca. Al lado se encontraba la capilla palatina, de forma octogonal y de estilo romano-bizantino. La construcción estaba rodeada por bellos jardines y también por una especie de spa de aguas termales, que debía ser lo típico de la zona. A Carlomagno le encantaba echarse unos largos en esas piscinas, sólo o con sus amigotes; al parecer odiaba sentirse solo. Aparte de esta, también restauró la Catedral de Saint Denis en París y levantó cientos de palacios e iglesias más.
Desde aquí se empezó a organizar el Reino Franco carolingio, pero no penséis que la administración era la hostia. Al parecer todo era muy rudimentario y confuso. El rey era la autoridad máxima, y el cargo de mayordomo desapareció, obviamente; Carlomagno no era gilipollas. La domus regia, o entorno del monarca, estaba compuesto por el Conde Palatino, que presidía el tribunal real; el Camerarius, quien custodiaba el Tesoro; el Chambelán, que se ocupaba de todo lo relacionado con el servicio personal del emperador; el Archicapellán, que era el jefe de los servicios religiosos de palacio; y el Canciller, encargado de escribir, dictar y llevar el papeleo del reino, siempre en latín. Dos veces al año, primavera y otoño, se redactaban las capitulares tras sendos cónclaves, y a partir de ello se organizaría el reino.
El vasto territorio franco pertenecía al rey, y estaba dividido en condados. En esta época habría unos 600, cada uno gobernado por un conde que gestionaba el lugar. Varios condados juntos podían estar administrados por un gobernador, como un duque. Y finalmente estaban las marcas, regiones fronterizas de defensa complicada, por lo que tenían alta presencia militar y estaban gobernadas por un marqués.
Una figura importante de la época fue el de los Missi Dominici, que eran básicamente un laico y un clérigo que hacían llegar la voluntad de soberano a las provincias, y se fijaban en si se cumplía la voluntad del rey. Eran los ojos del monarca, inspectores.
Las relaciones entre el rey y esta nobleza eran de vasallaje a través de la encomendación, o commendatio. Los nobles juraban fidelidad al soberano y gobernaban en su nombre los territorios asignados de forma no hereditaria, aunque en la práctica las cosas eran muy diferentes. A su vez, los nobles establecían con la gente sobre la que gobernaban un pacto de dependencia mutua. Les daban tierras para que las trabajaran y les dieran una parte, el diezmo, y ellos se encargaban del mantenimiento y de protegerles de los posibles peligros. Pero sin esclavitud, todo era una relación entre hombres libres. Para los pagos se creó una moneda nueva, la libra carolingia de plata, aparte del denario.
No existía un ejército permanente, y eran los mismos condes quienes hacían llamamiento a las armas entre los pobladores de su territorio. Lo que más destacaba era la infantería, pero con Carlomagno se fue empezando a potenciar la caballería. Lo que no hizo fue desarrollar una buena flota, y eso fue un error, pues los vikingos estaban a punto de llegar. En fin, que poco a poco todo esto iría dando lugar al Sistema Feudal.
CARLOMAGNO. Emperador (796-814)
Mientras Carlomagno dejaba bonita Aquisgrán, su hijo Pipino se puso a luchar contra un poderoso enemigo: el Kaganato de los Ávaros. Por el nombre parece que se cagaban de miedo, pero no, se cagaban en ti y en tus muertos. Estas gentes eran unas tribus provenientes de las estepas kazajas o de porai que se habían asentado por el Danubio para dedicarse al pillaje y a matar a saco. Su cuartel general era una fortaleza en forma de anillo conocida como ring. Tras su conquista en el año 796, los francos lograron un botín de la hostia, de todo lo que habían saqueado los cabrones estos.
El otro hijo, Luis, se dedicó a tomar el noreste de Hispania, y conquistó primero Gerona y también, en el año 801, la ciudad de Barcelona. Gracias a esta conquista, los francos consolidaron el llamado limes hispanicus, o Marca Hispánica, o Gotia, y la Marca Navarra, que servirían de frontera contra los musulmanes.
En el 799 ocurrió un hecho insólito en Roma. El papa León III fue arrestado por los nobles romanos, pero logró escapar y llegar hasta Paderborn para reunirse con Carlomagno. Éste fue a Roma a poner orden y tras una asamblea logró reinstaurarle como papa.
El día 25 de diciembre del año 800, durante la misa de Navidad en la Basílica de San Pedro del Vaticano, Carlomagno fue coronado por este León III como “emperador de los romanos” y principal gobernante de occidente, de ahí que se le suela llamar Padre de Europa. Para ellos el cristianismo de Roma era el verdadero heredero del imperio romano, no como esos del este, los bizantinos, cuyos dogmas tenían algunas diferencias, y encima gobernaba Irene, una mujer, habrase visto. Allí el nuevo emperador era aclamado primero por el pueblo y luego ratificado por el patriarca, y aquí se hizo al revés. Carlomagno tuvo que postrarse ante el papa, algo humillante en cierta medida, como si tuviera que responder ante él. Esta extraña relación daría lugar a futuros conflictos.
En los siguientes años Carlomagno se enfrentó a bohemios, checos y finalmente a los daneses del rey Godofredo, quien quería dominar toda Germania.
Su hijo Pipino murió en el año 810 y Carlos el Joven en el 811. Tres años después, de los disgustos supongo, el que acabó muriendo fue el propio emperador Carlomagno, y el azar había querido que sólo quedase un hijo legítimo con el que repartir el imperio: Luis I el Piadoso, mejor conocido como Ludovico Pío. Aunque sin hermanos con los que luchar, su vida iba a convertirse en un infierno. Vienen los malditos vikingos.