El Reino Nuevo: Akenatón y el Culto Atonista

ANTIGUO EGIPTO 4: El Reino Nuevo (Parte 1) Reunificación y Reforma

La siguiente historia tiene lugar entre el año 1550 ac y el 1295 ac

Reino Nuevo Egipcio (1550-1070 ac), época tebana [D. 18-19-20]

Tras la victoria de Kamose sobre los hicsos, su sucesor, Amosis I, pudo reunificar todo Egipto en un solo país, como antaño. Este hecho daría lugar a la Dinastía XVIII. Amosis sabía que los invasores asiáticos podían volver, así que no se conformó con reforzar las fronteras. Fue a por ellos a Asia, a la zona del Levante y comenzó a tomar algunas ciudades. Una de ellas fue Saruhen, en la actual Gaza, y siguió subiendo hacia Canaán y Siria. Sus sucesores, Amenofis I/Amenhotep y Tutmosis I extendieron las fronteras como nunca ningún faraón lo había hecho jamás. Tutmosis I está considerado como uno de los más grandes faraones de la historia de Egipto, pues el cabrón llegó hasta el Eufrates, a tomar por culo de su zona de confort y pudiendo saludar a una Babilonia en decadencia.

Como los nubios habían ayudado a los hicsos, el faraón decidió tomar su capital, Kerma. Cogieron a muchos de ellos y les llevaron a Egipto para que asimilaran su cultura. Muchos de ellos fueron educados junto a los hijos del faraón, vistieron ropas y tuvieron nombres egipcios. Una vez adoctrinados, les devolvían a Nubia para ocupar cargos de poder en su favor.

El culto al dios Amón creció mucho y se expandió por todo el país, mientras que Seth fue considerado un villano. ¿Por qué? Porque Seth fue adoptado por los hicsos como su dios, ya que era un dios del delta, y los tebanos del sur prefirieron convertirle en malvado e imponer a su dios Amón. A partir de aquí la clase sacerdotal adoradora de este dios iría ganando cada vez más importancia y poder.

La economía y el comercio mejoró un huevo. Algo normal cuando conquistas tierras nuevas. De la zona de Nubia sacaban oro, piedra y diorita, con la que hacían esculturas. El incienso lo sacaban de Punt, en la actual Somalia, muy necesario para sus rituales, al igual que la mirra. También pillaban ébano, marfil o pieles de pantera o leopardo. De la península del Sinaí sacaban cobre y piedras preciosas como la turquesa; mientras que del desierto oriental sacaban más oro, pórfido y alabastro.

Karnak, una ciudad frente a la capital, en Tebas, la actual Luxor, se convirtió en la necrópolis oficial del nuevo imperio bajo el reinado de este Tutmosis I. Y también fundó el famoso Valle de los Reyes, lugar que serviría de tumba para más de 60 faraones posteriores. Ya no habría más pirámides; decidieron que era mejor ser inhumados en hipogeos excavados en laderas. ¿Y quién hacía esto? Pues currantes, para los que construyeron poblados como Deir el-Medina, el mejor conocido por la buena conservación de los restos. Allí vivían, apelotonaos, y en su tiempo libre, cada diez días, se hacían sus propias minipirámides de barro cocido fuera de la ciudad para enterrarse.

A la muerte de Tutmosis I, la mejor situada para heredar el trono era su hija Hatshepsut, pues todos sus hermanos varones la habían palmado. Ser niño en aquella época era, nunca mejor dicho, la muerte. Su padre quería que ella reinase, pero hubo una conjura palaciega encabezada por el poderoso chaty Ineni, que consiguió sentar en el trono a Tutmosis II, nacido de una esposa secundaria. Tras esto, y en contra de su voluntad, Hatshepsut se convirtió en su Gran Esposa Real.

Su orgullo estaba jodido, pero no se iba a dejar avasallar. La futura faraona comenzaría a rodearse de adeptos a su causa, en especial entre el clero de Amón, a los que construiría en sus templos de Karnak obeliscos gigantescos y la llamada Capilla Roja. No se sabe bien cómo murió Tutmosis II, pero no duró mucho en el trono. No tuvieron varones por lo que la crisis sucesoria se reabrió. El chaty Ineni, más fiel al clero de Osiris, propuso a Tutmosis III, salido del chocho de una simple concubina. Hatshepsut dijo que por sus cojones y ella misma asumió la regencia dando la patada a Ineni y elevando a sus fieles a los más altos cargos. Tutmosis III y su tía-madrastra reinaron juntos, aunque Hatshepsut era la que cortaba el bacalao. Con ella, Egipto tuvo uno de los reinados más prósperos de su historia.

De esta época destaca El Templo de Hatshepsut, cerca de Tebas. Los mejores arquitectos de la época llenaron el lugar de columnas y vegetación, y tardaron más de 15 años en acabarlo. Y la tía también mandó construir muchos obeliscos en su honor, como propaganda para legitimar su trono. No se sabe bien cómo los levantaron, pero se cree que fue así.

Parece que la faraona tuvo un affair con su arquitecto favorito, Senenmut. Hasta parece que alguien dibujó un grafiti guarro sobre esta relación. Parece que su única hija, Neferura, fue fruto de esta relación, y con ella esperaba constituir una nueva dinastía de faraonas. Pero en apenas un año de diferencia, ambos murieron, y esto hizo que Hatshepsut se retirase del cargo con un bajón importante, a favor de Tutmosis III, cada vez más ansioso por el poder. No conforme con quitarse a su tía de en medio, a su muerte borró su nombre de todos los monumentos y edificios que pudo, para que la historia se olvidara de ella.

A Tutmosis III le tocó una época chunga en lo que a política exterior se refiere. El reino hurrita de Mitanni estaba en su punto álgido, y aliado con la Confederación de Estados Sirios, que dejaron de pegarle tributos, tuvieron un rifirrafe en la Batalla de Meggido (1454 ac), en Canaan, donde los egipcios realizaron un ataque sorpresa al príncipe de Kadesh después de una travesía por un angosto desfiladero. También sometió a Chipre y a Cilicia. Durante su reinado, Egipto alcanzó su máxima expansión territorial. De esta época destaca el complejo de templos funerarios de Deir el-Bahari, frente a Tebas, donde destaca el monumental templo de la reina Hatshepsut. También en esta zona se celebraba una gran festividad conocida como Fiesta de Opet, celebrada anualmente en la temporada de crecida del Nilo. Consistía en una procesión con la estatua de Amón que salía del Templo de Amón de Karnak hasta el de Tebas, a 3 kilómetros, a través de la avenida de las esfinges o directamente por el río. La fiesta duraba entre 12 y 27 días y había bailes y un montón de mierdas del estilo.  

 para rendir culto a Amón-Ra en la que se sacrificaban multitud de animales como ofrendas para que la población pudiese ganarse el favor del dios y que las cosechas volverán a salir, también le llevaban grano… Al final, básicamente, todo eso se lo quedaba el templo.

Durante el reinado de Amenofis II/Amenhotep, hubo más guerra con Mittani y también contra los Hititas, reinos con los que se disputaba continuamente el control del Levante. Bajo el reinado de Tutmosis IV parece que comenzó un periodo de paz y alianzas basadas en matrimonios concertados con estos reinos, e incluso con Babilonia. Este monarca construyó un huevo de templos, especialmente dedicados al culto solar de Ra para intentar contrarrestar el monopolio que los sacerdotes de Amón tenían en la capital de Tebas desde tiempos de Hatshepsut. Este clero que había vuelto tremendamente poderoso por todas las riquezas que poseía. Otra de las cosas que hizo fue desenterrar la Gran Esfinge, que llevaba siglos olvidada y cubierta de arena y restaurarla. 

Amenofis III se convirtió en el Tío Gilito de aquella época. Era el monarca más rico del mundo. Fue la época más prospera de toda la historia de Egipto, y sus 40 años de reinado dieron para mucho. Se cree que la que de verdad gobernaba era su esposa, la reina Tiy, mientras él se iba a pasear por el lago de Malkata, donde se hizo un palacio, iba a visitar a las jóvenes nuevas que llegaban a su harén o se iba de cacería a matar leones. Entre sus construcciones más famosas destacan el templo de Luxor y los colosos de Memnon, construidos para fardar de ser un dios en la tierra. Al otro lado del río, en Karnak, estaba el templo de Amón-Ra y sus sacerdotes, rivalizando con su poder. Hacia el final de su reinado implanta un culto nuevo al sol, el de Atón, el disco solar, como claro oponente al ya comentado monopolio de Amón. Aquí comenzarían unas tensiones internas que se volverían más violentas con su sucesor: Amenhotep/Amenofis IV, mejor conocido como Akenatón.

Cuando Amenhotep IV/Amenofis IV (1353-1336) llegó al poder decidió cambiar algunas cosas. Para empezar, su nombre, que pasó a ser Akenatón, que significa servidor de Atón. Finalmente proclamó al dios Atón como el dios más chachi-guay, el más fuckin boss de todos ellos, imponiéndole sobre todo el país y relegando y persiguiendo el culto a otros como Amón. Seguramente no era partidario de dar tanto poder al clero, y de ahí su movida. Fue una especie de caza de brujas, en la que se destruyeron templos e imágenes de otros dioses, e inclusos e borraron sus nombres de muchos lugares. Se cree que fue el primer intento monoteísta del mundo, aunque algunos egiptólogos no están demasiado seguros de eso, ya que parece que sí que se permitían otros cultos secundarios. Se habla de Henoteísmo, es decir, desplazar a un dios principal por otro. Otra cosa que se decía de Akenatón era que, con lo cabezabuque que era, podía ser un alien, él y su familia; aunque lo más probable es que se debiera a tanto incesto. Este periodo relacionado con el culto de Atón es conocido como Cisma Amarniense o Periodo de Amarna.

Su Gran Esposa Real fue Nefertiti, hija del chaty Ay. Se piensa que esta mujer tuvo gran importancia en la política, e incluso que llegó a ser corregente con su marido. Vivían en el Palacio del Deslumbramiento de Atón, en la actual Malkata, frente a Tebas, que había construido su predecesor. Además también se construyó un templo solar. Estos templos fueron algo nuevo. Mientras que los de Amón eran oscuros y reservados, los de Atón fueron construidos abiertos, sin tejado, para que el mismo dios, el sol, entrase en ellos. Pero Akenatón abandonó todo eso y decidió comenzar de cero con una nueva capital, que pasó a ser. Aketatón (act Amarna / Horizonte de Atón), una ciudad fundada por él mismo en el Egipto Medio. No tardó una mierda en construirla, y destaca el Pequeño Templo de Atón, con unos pilonos enormes a la entrada y tres amplios patios de adoración.

Su reinado fue bastante caótico. El tipo era un fanático religioso, y estaba más interesado en su dios Atón que en reinar para su pueblo. Tampoco quería intermediarios, por ello mandó al clero a tomar por el culo, y con sus riquezas confiscadas construyó la nueva capital y diversos templos. Pero esta cisma amarniense no hizo que, a nivel individual, la gente dejara de rendir culto a Min para tener buenas cosechas o a Osiris para que les protegiera de la muerte. La gente pasaba del culo de Atón, por lo que tras la muerte de Akenatón, su culto murió con él y la gente se volvió a Tebas.

Por otra parte, el Reino de Hatti, los hititas, formaron un ejército bastante tocho para hacer frente a sus vecinos mitanos, asirios y sirios. Supiluliuma I conquistó Cilicia, a los mitanos y muchos pequeños reinos como Amurru, Kadesh y Ugarit, vasallos de Egipto, aprovechando la debilidad del reino debido a Akenatón, que seguía a sus movidas.

Tras él le sucede Semenejkara, un tipo que no se sabe bien qué relación tuvo pero que da igual porque duró dos años. Una teoría dice que podría ser Nefertiti y otra que es el mismo Akenatón. Tras él iba a reinar su hijo, un tal Tutankatón, pero era todavía muy pequeño para ello, así que al mando de Egipto se puso el chaty Ay.

Ay gobernó durante esta regencia hasta que Tutankatón pudo por fin gobernar y, en alianza con el clero de Amón a quienes devolvió su antiguo poder, cambió su nombre al de Tutankamón. Con esto acaba el culto al dios Atón, que tanto caos y fractura social había producido. Reinó muy poquitos años, pues la diñó con 18 años, y mientras tanto su chaty Ay administró Egipto y Horemheb el ejército. Se casó con su hermanastra Anjesenamón y parece que se fueron de Ajetatón, que acabaría despoblada poco después. Tebas fue de nuevo la capital, donde mandó reconstruir los templos de Amón que habían sido destruidos.

No fue un faraón notable, pero lo que le hizo famoso fueron varios factores. Al ser poco relevante, le enterraron en una cámara de serie B del Valle de los Reyes, un poco apartada, lo que hizo que los asaltatumbas no le encontrasen y fuese una de las pocas momias con todas sus riquezas intactas, así como documentos importantísimos para saber qué ocurrió en aquel tiempo. Además cuando Howard Carter y su equipo encontró su tumba en 1922, pasaron algunas cosas raras. Muchos de los integrantes de aquel equipo fueron muriendo en extrañas circunstancias. La maldición de Tutankamón, la llaman. Todo esto desató una fiebre de egiptomanía por todo el mundo. Además, desde octubre de 2015 hay noticias de que los egiptólogos creen haber descubierto una cámara secreta en su tumba. ¿Estará Nefertiti enterrada allí? Misterio. De momento.

En aquellos años parece que hubo una epidemia de malaria que acabó con la vida de mucha peña, entre ellos Tutankamón. Otros dicen que fue aplastado por un carro de combate. Sea como fuere, tras su muerte, Ay tomó el poder de faraón. Este chaty padre de Nefertiti y abuelo de Anjesenamón, a quien desposó para legitimar su ascenso, siempre había sido un alto funcionario con muchísimo poder. Debido a su edad, no tardó mucho en morir y ser enterrado en el Valle de los Monos.

Le sucedió Horemheb, el general de los ejércitos egipcios. Se casó con la hija de Ay y tras eso intentó borrar los nombres de Akenatón, Tutankamón y Ay de la historia. Gobernó con mucha mano dura, intentando recomponer el país que Akenatón había dejado medio destrozado. Fue su visir quien le sucedió, adoptando el nombre de Ramsés I y dando origen a la Dinastía XIX.