ANTIGUO EGIPTO 3: El Reino Medio, la reunificación y la invasión de los hicsos
La siguiente historia tiene lugar entre el año 2250 ac y el 1550 ac
La crisis política surgida a partir de la quinta dinastía se agravó durante el reinado de Pepi II. Las grandes concesiones de los faraones al clero y el incremento de poder de los nomarcas debilitaron las instituciones de Egipto. Toda la riqueza del país se consumían en improductivos cultos funerarios y el país estaba estancado de cojones. Dejaron las pirámides y muchos de estos reyes se tuvieron que conformar con mastabas e hipogeos, que eran como cámaras subterráneas. También destacan algunos cenotafios en Abidos, tumbas sin muerto. Y a estos problemas hay que añadirle una muy grave sequía. Los próximos faraones se enfrentarían con estos problemas y a otros nuevos, como una invasión de asiáticos extranjeros que conquistaría gran parte de su reino.
Primer Periodo Intermedio (2190-2052 ac) [D. 7-9]
De esta época destacan algunas obras literarias como Historia del campesino elocuente o Lamentaciones de Ipuur/Ipuwer, que narra el pesimismo de la nobleza, concretamente de príncipe Ipu, por la desaparición del añorado ‘viejo orden’. De hecho, uno de sus pasajes describe a la perfección cómo de loca se había vuelto la situación en aquella época: “El rey ha sido expulsado por los miserables… Los mendigos se han convertido en dueños de los tesoros… Los ricos están de luto, los pobres de fiesta… En cada ciudad se dice: expulsemos a los poderosos que están entre nosotros”.
Los faraones de las Dinastías VII y VIII reinaron en Menfis. No se sabe mucho de ellos, aunque se cree que para poder reinar tuvieron que pactar con los líderes revolucionarios. El último rey de Menfis fue Neferirkara II, tras el cual, Jety I/Actoes, nomarca de la ciudad de Heracleópolis, dio un golpe de estado que le mandó a comer arena. Con él comenzó la Dinastía IX y consiguió cierta estabilidad en el Bajo y Medio Egipto, que más o menos mantendría durante la Dinastía X.
Casi al mismo tiempo, en el Alto Egipto, pasó algo parecido. Los nomarcas de la ciudad de Tebas, actualmente llamada Luxor, establecieron su hegemonía en todo el territorio con la Dinastía XI. Durante este tiempo los gobernantes de Tebas y de Heracleópolis mantuvieron luchas constantes con la intención de controlar todo Egipto. Un poco como Larsa e Isín en Mesopotamia.
Finalmente, alrededor del 2040 ac, a mediados de la Decimoprimera dinastía, el rey Mentuhotep II de Tebas conquistó la ciudad de Heracleópolis y consiguió, por fin, volver a unificar el país en uno solo, y es este hecho lo que da origen al Reino Medio Egipcio.
La sociedad estaba cambiando, y con ella la religión. Osiris, antes un mero dios relacionado con prácticas funerarias, se convirtió en la divinidad más popular. Ya no era un dios relacionado con la realeza, sino que las clases medias podían enterrarse y rezarle por una vida eterna. Era más cercano al hombre, pues sufría y tenía sus mierdas, no como Ra, que como dios solar lo veían muy lejano. También dioses tebanos como Montu, dios guerrero, y Amón se hicieron un hueco en el Top10 de dioses nacionales debido a la conquista de Tebas sobre el norte. Poco a poco, a través del sincretismo típico de la religión egipcia, Amón y Ra se fusionaron en Amón-Ra, y varios templos fueron construidos en su honor, como el de Karnak, junto a Tebas, y el de Tanis.
Reino Egipcio Medio (2050-1750 ac), época tebana [D. 9-12]
Mentuhotep II había logrado lo que parecía imposible: unificar todo el estado egipcio con la conquista de Heracleópolis, sin embargo, sus problemas solo acababan de empezar. Los nomarcas de muchas de las regiones seguían teniendo bastante poder, y muchos pasaban del tebano como de la mierda. Es por ello por lo que Mentuhotep tuvo que intervenir en muchos de estos nomos para dar la patada a los gobernadores rebeldes y reemplazarlos por gente de su confianza. Sometió así a la famosa Heracleópolis y a la vecina Heliópolis, antiguo centro religioso. Sin embargo, en algunos nomos, a pesar de ser fieles al nuevo faraón, sólo pudo establecer un sistema pseudo-feudal, sin un control central directo.
Este faraón reformó además la administración y relanzó expediciones a Nubia, con la intención de restablecer de nuevo las rutas comerciales y la explotación minera. Además se preocupó de reforzar las fronteras del norte, para impedir asaltos de los pueblos nómadas asiáticos.
Los dioses de Tebas comenzaron a ser promocionados por todo Egipto y alzados como dioses nacionales. En especial fueron tres: Amón, deidad del aire que acabaría fusionándose con Ra, dios del sol, Mut, diosa madre de la creación, y Jonsu, dios lunar protector de los enfermos. Destaca en esta época los Textos de los Sarcófagos, que eran como los Textos de las Pirámides pero más organizados y sin pirámides. En esta época ya no hacen tantas, y las que hacen son casi todas en ladrillo para abaratar.
La Dinastía XI acabó con una crisis sucesoria. El chaty del último faraón, Amenemhat, se impuso tras derrotar a otro pretendiente al trono y se constituye la Dinastía XII. Amenemhat I/Amenemes trasladó la capital de Tebas a Ityauy, en el Egipto Medio. Reforzó el centralismo monárquico, rebajó el poder de la nobleza y el clero y dio la patada a los nomarcas que le parecían más tocapelotas. Sin embargo, su mayor problema lo tenía dentro del palacio, pues murió asesinado presuntamente por una conspiración de su harén. Su hijo Sesostris I/Senusert, que era corregente, se vengó y la línea dinástica no se interrumpió. Esto se narra en una obra literaria egipcia muy conocida, llamada El Relato de Sinuhé. En este cuento, Sinuhé, un sirviente de Sesostris que, en plena campaña contra los libios, cuenta cómo viaja para avisarle de que su padre había sido asesinado, y por el camino se entera de que el asesino era un príncipe de la casa real. Avergonzado por no haber podido descubrir el complot se va al país de Retenu, Siria, y allí se hace bastante popular. Finalmente vuelve a Egipto y el faraón le recibe muy bien y le prepara una tumba de la hostia para que viva para siempre.
Sesostris I fue un rey muy guerrero, y tras sus campañas contra los libios bajó a Nubia, y llegó hasta la tercera catarata. Tomo minas de oro, cobre, alabastro y diorita y estableció guarniciones militares permanentes, como la fortaleza de Buhen. Sus sucesores someterían aún más a los nubios. Pero aparte de esto, también destacaron en sus intentos por mejorar la agricultura, añadiendo artilugios nuevos como el cigoñal o shaduf. Algo consiguieron con los años, ya que los cultivos de trigo, lino y vid alcanzaron un gran desarrollo, así como la explotación pesquera. El granero de Egipto fue la zona de El Fayum, con grandes construcciones en la capital de este territorio, Cocodrilópolis, llamada así porque el lugar estaba plagado de ellos. Destaca un ambicioso proyecto de irrigación con diques y esclusas para el drenaje en el lago Moeris, todo muy currao. Esta obra es atribuida a Sesostris II y fue acabada por Amenemhat III. Fue este último quien se hizo un gran complejo funerario en Hawara conocido como El Laberinto y levantó dos estatuas gigantes junto a un canal.
El comercio también fue importante durante esta Dinastía XII, especialmente con la isla de Creta, que producía una cerámica que volvía locos a los egipcios. De Biblos, en el actual Líbano, pillaban toda la madera que podían, que la zona estaba llena de cedros. Aunque eso sí, en un momento dado, no se sabe bien por qué, Sesostris III decidió atacarles y les hizo vasallos del reino egipcio, y lo mismo hizo con los nubios. Otros amigos fueron los somalíes del País de Punt, productor de incienso, cuyos intercambios se realizaban a través del Mar Rojo. Al Sesostris III este le preocupaban mucho las fronteras, estaba obsesionado. Por ello construyó multitud de fortalezas. Una de ellas es la Fortaleza de Buhen, en Nubia, adelantada a su tiempo porque parece de la edad media.
La última gobernante fue Neferusobek y tras ella llegó la débil Dinastía XIII, que fue incapaz de mantener bajo su control toda la extensión del Egipto Medio y algunas regiones se independizaron. Otra vez volvió la fragmentación.
Segundo Periodo Intermedio (1800-1550 ac) [D. 13-17]
Durante esta época tuvieron lugar cuatro dinastías y media, aunque la mayor parte de ellas fueron coetáneas, fueron sucediéndose a la vez, ya que el poder no estuvo bajo un único faraón. La Dinastía XIII era débil, carecían de autoridad, y apenas pudieron fundar un linaje. Sus mandatos apenas llegaban al lustro y muchos de ellos eran militares o extranjeros usurpadores.
Como ya he dicho, algunas regiones se liberaron del control centralista de Sobekhotep IV, de la Dinastía XIII, como la región de Xois, en la zona pantanosa del delta occidental, que constituyó tras una rebelión la Dinastía XIV (1700-1600). De este reino apenas se sabe una mierda, pero se cree que sus soberanos podían tener origen cananaeo. Por otro lado, más al este del delta surgió otro reino fundado por Nehesy el negro o el nubio, con capital en Avaris, y probablemente también de origen semita. (1720 ac).
Pero esta Dinastía XIV sería conquistada por un grupo de invasores llamados los Hicsos, dirigidos por Salitis, fundador de la Dinastía XV. Esto tuvo lugar alrededor del 1720 ac y tomaron el control del territorio de Avaris. Esta gente llegó incluso a tomar Menfis. Realmente, esta invasión no ocurrió de la noche a la mañana. Llevaban allí afincados hacía varias generaciones. Con las olas migratorias de pueblos semitas de Levante o de Mesopotamia, esta población asiática fue ganando influencia en la zona. Pero culturalmente estaban menos avanzados y, cuando tomaron el poder, mantuvieron el sistema organizativo egipcio, incluso a los mismos funcionarios y dioses. Realmente eran egipcios. Extendieron novedades en el arte bélico por toda la zona, como carros de guerra, arcos compuestos, alfanjes y armaduras de escamas. La khopesh era una espada curva de bronce muy popular de origen cananeo parece. Se cree que fue a partir de aquí cuando empezaron a desarrollar los carros tirados por caballos. Las condecoraciones se hacían con los collares de moscas. Cuantas más moscas, más valiente eras.
Mientras el norte era invadido por los Hicsos y los nubios ocupaban el área sur del Alto Egipto, surgió en Tebas algunos gobernadores locales que aprovecharon el vacío de poder del caído gobierno de Itytauy y formaron una nueva dinastía de faraones, la Dinastía XVI. No duró demasiado, pues fue tomada por los hicsos poco después, que se habían aliado con los soberanos de Nubia para debilitarles. Los primeros ejemplos del Libro de los Muertos pertenecen a esta época, quizás por la necesidad de los tebanos de hacer nuevas compilaciones de textos para sus rituales funerarios, pues lo tenían jodido para acceder a los archivos de Menfis, tomada por los invasores. No era un libro en sí, como en la película de La Momia, sino que generalmente eran textos escritos en las paredes de las cámaras funerarias o de los sarcófagos, aunque también en papiros y sudarios. En estos textos se describían una serie de sortilegios mágicos para ayudar al difunto en su viaje por el inframundo, Duat, y para superar el Juicio de Osiris.
Retomando la historia, los tebanos no iban a permitir esta conquista hicsa mientras eran obligados a pagarles tributos, y decidieron levantarse en armas y ponerse a tomar el control del sur, fundando Intef V la Dinastía XVII. Fue esta dinastía la que se puso farruca contra el invasor hicso en una cruenta guerra de liberación. Primero echaron a los nubios de su capital, Buhen, antiguamente egipcia. Fueron los últimos reyes, Taa II y el valeroso Kamose, quienes consiguieron la expulsión definitiva de los hicsos, liderados por Apofis. Su victoria y toma del norte de Egipto dio comienzo al Imperio Nuevo Egipcio, el periodo de máximo esplendor de esta civilización.